JUEVES 23 DE DICIEMBRE DEL 2021.-
MATRIX: RESURRECCIONES
De Lana Wachowski. Con Keanu Reeves, Carrie-Anne Moss, Neil Patrick Harris, Jonathan Groff, entre otros. Fotogr<afía de John Toll y Daniele Massaccesi. Música de Johnny Klimek y Tom Tykwer. Duración: 148 minutos.
XXX-HISTORIA DE AMOR EN DOS PLANOS
De las dos directoras iniciales, las hermanas transgénero Wachowski, solo Lana retomó la saga de Matrix que nos enfrenta al futuro de la inteligencia artificial como dominante de la sociedad humana. La cuarta película tiene en Keanu Reeves a su protagonista viviendo en San Francisco, luego de ser el exitoso creador de un videojuego con elementos autobiográficos.
El film transita por momentos de muchos diálogos entre “Net” (Reeves), una revisión necesaria para quienes por primera vez ven una película “Matrix”. Esta dialéctica es también un planteo filosófico sobre el libre albedrío y el determinismo. En este sentido, por sobre los efectos especiales que nos sumergen en planos virtuales, se considera que la idea de la saga es la más filosófica que existe en el mundo del cine por su complejidad ideológica que, sin embargo, la ciencia logra reducir a dos pastillas: la azul y la roja, a elección. Es también un planteo de una “libertad condicional”. Se es libre pero hay una limitación que está en la finitud de todo lo que existe y la poco tangible posibilidad de sobrevivir en el plano virtual, al menos para la mayoría de los mortales.
Enfrentarse al mundo virtual que el mismo “Net” ha creado tampoco es fácil para él, porque allí hay amigos y enemigos y los enfrentamientos no tardarán en llegar así como un inesperado e inspirado encuentro. Porque, a decir verdad, esta cuarta película es una historia de amor que se resuelve en dos planos: el real y el virtual entre “Net” (Reeves) y “Trinity” (Carrie-Anne Moss).
Sin dar detalles que puedan spoilear, Lana Wachowski intenta pasar la famosa “cuarta pared” cuando enfrenta al protagonista con un representante de la Warner Bros y la intención de filmar un cuarto film. Mientras advierte al comienzo que la tecnología puede transformarnos en “artificiales” pero sin inteligencia libre. Compleja, atractiva, reflexiva, es esta cuarta entrega de MAtrix.
Elsa Bragato
LA SOMBRA DEL GATO
De José Cicala. Guion de José M. Cicala, Griselda Sánchez y Gustavo Lencina. Fotografía de Martín Nico. Montaje de juan Mansueto. Arte de José María Cicala. Con Maite Lanata, Guillermo Zapata,Danny Trejo, Mónica Antonópulos, Miguel Angel Solá, Rita Cortese, Griselda Sánchez, Luis Machín, Roberto Peloni, Candelaria Molfese. Duración: 87 minutos.
XXX-EXTRAVAGANCIA EN UN RELATO BIEN ACTUADO
José Cicala encara una interesante propuesta con “La sombra del Gato”, generando atmósferas envolventes, que van desde lo bucólico hasta el rojo-sangre. Pendula entre el bien y el mal con la participación directa de la fotografía y del arte que se transforman en esenciales protagonistas.
La joven “Emma” (Maite Lanata) vive en el campo con su padre, “Gato” (Guillermo Zapata) y su “Sombra”, el incomparable Daniel Trejo. Y se escapa para conocer a su madre, Celia (Mónica Antonópulos). Gato y Sombra salen a buscarla enfrentándose a un pasado oscuro, marcado por el patriarca de la familia (un excelente Miguel Angel Solá) y aquella juvenil Celia que lo enamoró.
Los climas generados son muy atractivos, aunque sean abruptos que van desde el barro que pisa alegremente Emma en la casa paterna hasta la mansión materna donde la aparente elegancia encierra prácticas sangrientas. Este movimiento del guion es manejado por Cicala con maestría: fluye con naturalidad aun dentro del cambio brusco de atmósferas.
A pesar de estos aciertos técnicos, falta un denominador común que amalgame tantos aspectos diferentes. Por un lado, está la vida de Emma con su padre, Gato, y por otro su madre, Celia, con su familia dedicada a prácticas oscurantistas. Es como ver dos films distintos en una sola película cuya única unión es la joven Emma-Maite Lanata. Esta cierta extravagancia del guion le confiere un matiz diferente, es cierto, pero no olvidemos que menos es más siempre.
Elsa Bragato
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