JUEVES 3 DE OCTUBRE DEL 2013.-
Hay nueve estrenos, de los cuales cinco
son films nacionales. “20.000 besos”, de Sebastián de Caro (a quien
conocimos mucho por “Todos contra Juan” junto a Gastón Pauls), nos narra la
vida de un treinteañero en crisis, un volver a vivir, con buenos diálogos y
alguna escena de sexo. Es un relato bueno y un buen comienzo para De Caro como
director. “De martes a martes”, de Gustavo Triviño, nos trae la vida del
barrio y su protagonista, a cargo de Pablo Pinto (“Gigante”), bien planteadas,
un joven que sueña dejar el maltrato de su jefe (Alejandro Awada) para poner un
gimnasio. Ve algo que lo perturba y da la impresión de que ese mundo soñado
podría desmoronarse. Sólido relato. “Starlet” es un film “indie” norteamericano,
o sea independiente y de bajo presupuesto, de Sean Baker, que protagonizan Dree
Hemingway, de la dinastía del gran escritor, y la octogenaria Besedka Jonson,
una revelación. La vida de dos mujeres que encuentran una incipiente amistad,
el mundo femenino desde los dos extremos de la vida. Buena. “Imágenes
paganas” es “una ópera rock en formato documental, sobre Federico Moura, de
“Virus”, de Sergio Cuyo Costantini. Un documental bien realizado que interesa
especialmente a los seguidores de Moura y de Virus, buenos informes. “Cassandra”
es de Inés de Oliveira Cézar, con Alan Pauls y Agustina Muñoz, un docu-ficción
sobre el comienzo periodístico de una egresada en letras cuya primera nota es
el Impenetrable, el Chaco. Tiene una fotografía excelente, poética, y cabalga
entre el documental y la ficción, esta última gana muchas veces al documental,
y luego se fusionan. Es previsible pero tiene a su favor una muy buena
realización. Atrapa la historia a pesar de sus vaivenes.
LA PELÍCULA DE LA SEMANA
ELYSIUM
De Neill Blomkamp. Con Matt Damon, Jodie Foster,
William Fichtner, Diego Luna, Alice Braga, Emma Tremblay, Wagner Moura, entre
otros. Música de Ryan Amon. Duración: 107 minutos.
EXCELENTE. PROVOCADORA DENUNCIA CONTRA LAS
CORPORACIONES
A Neill Blomkamp lo conocimos en
“Distrito 9”, film de ciencia ficción que nos hizo pensar sobre las
desigualdades sociales, la enorme pobreza que nos rodea y que crece, aunque
allí hubiere feos extraterrestres. Ahora regresa con “Elysium”, otro film de
ciencia ficción que tiene muchos visos de realidad y una aguda crítica al
sistema social de los Estados Unidos, de los “ricos” del mundo y la necesidad
de contar, vaya coincidencia!!!! con el Shutdown de USA, con un sistema de
salud igualitario. La tierra es una
gran aldea en ruinas, el pillaje, la muerte, la falta de higiene y de medicina,
producen miles de muertes. Los ricos no están: han abandonado el planeta y
crearon una plataforma cósmica llamada “Elysium” que, en la mitología griega,
significa algo así como “el paraíso dentro del inframundo”, el lugar donde la
vida es placentera en todo sentido, donde el sistema de sanidad es especial,
único, regido por una mujer sin escrúpulos a cargo de la siempre solvente Jodie
Foster. En la tierra quedan los luchadores como Max, que interpreta Matt
Damond, y tres latinos en diferentes personajes de envergadura: Diego Luna,
de México, y los brasileños Walter Moura y Alice Braga. Los ricos tienen un
nexo en la tierra, Krueger, soldado asesino a sueldo que cumple con las órdenes
más deleznables. Una radiación mortal pone a Max (Damond) en una situación
límite para viajar como fuere a Elysium, vedado para los terráqueos pobres, y
conseguir que el sistema de salud sea para todos.
Esta anécdota es el hilo conductor de
una serie de secuencias de fuerte impacto visual como la renovación del físico
extenuado de Max al clavarle en sus huesos estructuras robóticas que lo harán
más fuerte y colocarle en el cerebelo un disco rígido que toma información de
una computadora base de Elysium. Conocer cómo se ingresa a ese paraíso es la
salvación de los habitantes de la aldea global.
La importancia de este film radica en
que el personaje de Max y sus seguidores (Diego Luna, Walter Moura, Alice Braga
y la pequeña Emma Tremblay) sostienen hasta el final la lucha por la
igualdad social, especialmente en el aspecto de la salud, a partir de la
radiación que ha afectado a Max. El realizador no baja la guardia en su relato
que es estremecedor de principio a fin y, a pesar del cuentito, nos obliga a
pensar que, en el 2154, es probable que la tierra haya sido devastada por los
poderosos y los seres humanos que queden sean rehenes de un grupo de
corporaciones. Una mirada al pasado nos ubica inmediatamente en la Edad Media,
en los señores feudales y en los “burgueses” que empezaban a surgir en las
colinas de los castillos.
Neill Blomkamp no nos pide permiso para
denunciar el acoso de las corporaciones. Nacido en Sudáfrica, radicado en
Canadá, es coherente en este relato con las injusticias sociales que ha visto
en Africa, donde las corporaciones médicas europeas experimentan con las
poblaciones, por ejemplo. Y es coherente que se aferre a un cine de ciencia
ficción, con impronta similar a la de Distrito 9, ahondando en la catástrofe de
la Humanidad que no es tan lejana. El poder de los pueblos todavía debe hacerse
sentir. Un cuentito que atraerá a los más jóvenes con una dosis brutal de
crítica social para los adultos. Excelente combinación, con fotografía, música,
trabajo de sonido, y actuaciones, impecables. Provocador y creíble.
Elsa Bragato
LA PELÍCULA ARGENTINA DE LA SEMANA
ROMPER EL HUEVO
Guión y dirección: Roberto Maiocco. Con Hugo Varela,
Conrado Valenzuela, Agatha Fresco, Tony Lestingi, entre otros. Música de Martín
Bianchedi. Duración: 92 minutos.
MUY BUENA. FÁBULA SOBRE LA ADOPCIÓN Y LOS EXTREMOS DE
LA VIDA
Roberto Maioco no solo es médico y
músico sino también sensible director de films “indie” con grandes elencos. Los
problemas sociales del país están presentes en sus guiones y siempre acierta en
la elección del protagonista. En este caso, le da la oportunidad del
protagónico a un gran actor y músico como Hugo Varela, a quien reconocemos como
notable humorista y luthier. Aquí asombra por su ductilidad y por ese humor no
convencional con el que enfrenta las diferentes secuencias.
El tema medular es el de la adopción
que, en la Argentina, tarda años en concretarse llenando de frustración a las
parejas que desean ser padres. Coincidentemente es el caso del realizador
Maiocco, quien no consiguió adoptar pero sí, luego de años de tratamientos, que
su esposa tuviese a su hija Margarita, semanas antes del estreno del film.
Maiocco tiene una mirada tierna y hasta
con humor sobre el círculo de la vida, que está encarnada en ese niño de 12
años que llega al hogar del protagonista en una situación límite por una
enfermedad terminal. Resulta risueña y atrapante la dualidad vital que se
establece entre el niño (Conrado Valenzuela) y Hugo Varela. La vida estalla,
“rompe el huevo”, en ese pequeño que es la esperanza, mientras el personaje
principal se prepara para una muerte digna.
Destacamos la presencia de Hugo Varela:
su impronta es fantástica. Al principio, surge como un “ogro” delgado y alto,
quijotesco, una “triste figura” que se torna tierna y más humana tratando de
estrechar lazos con la llegada del hijo que no esperaba. La tardía adopción que
tiene a casi 3000 chicos esperando un hogar.
Es una fábula real pero mágica también.
Hay pasajes donde lo absurdo aparece de la mano de Maiocco en sus personajes,
provoca sonrisas y una incontenible piedad por ese protagonista a quien parecen
“tocarle todas”.
La música campea por todo el film,
apoyando y creando ambientes, que incluye el Largo de un concierto para oboe
del compositor barroco Marcello, coincidiendo con los conocimientos musicales
del realizador. El milagro de la vida, al que asiste por su profesión
diariamente Roberto Maiocco, se produce en este film por sobre las pérdidas y
el sufrimiento. Romper el huevo, salir del cascarón y la vida que recomienza…
Emotivo film con una realización clásica, sin afectaciones tecnológicas.
Carlos Pierre
LA PELÍCULA SOBRE LO PARANORMAL DE LA SEMANA
FENÓMENOS PARANORMALES 2
De John Poliquin y los Vicious Brothers. Con Richard
Harmon, Jen Rogerson, Dylan Playfair, Leanne Lapp, entre otros. Música de
Quynne Alana Paxa. Duración: 97 minutos.
BUENA. REALIZACIÓN ATRAPANTE SOBRE UN TEMA CONOCIDO
Inteligente y aterradora vuelta de
tuerca a los fenómenos paranormales, una intensa filmación con cámara en mano,
celulares, webcams, y nuevas tecnologías, que devienen en un film atrapante
donde los fantasmas aparecen en la segunda y tercera parte provocando tremendos
sustos.
Un estudiante de cine (Richard Harmon)
está obstinado hasta la médula en la búsqueda del paradero del actor Sean
Rogerson (él mismo lo interpreta), desaparecido hace ya 10 años.
El rastreo se inicia cuando un
misterioso administrador de un blog aparece con el nombre de “La muerte te
espera 666”, donde puede ver a ese actor de TV todavía vivo, si bien un
pantallazo lo muestra deteriorado.
Decide ir con su equipo de cine hasta el manicomio donde se indica que
fue filmado lo que vio. Además, el estudiante de cine es un realizador de
películas truculentas y bizarras.
El guión esgrime una suerte de realidad
confrontada con una ficción que no es tal. Habrá que llegar al final de esta
hora y media de narración audiovisual, nerviosa y movediza, para desgranar
varias vueltas más de tuerca.
Las secuencias en este asilo abandonado,
enfermizo, fatal, van in crescendo y la variedad de planos de las cámaras se
entrecruzan produciendo una filmación alucinada del protagonista, intrépido
hasta el final, entre sangre y apariciones. Falsas puertas, huidas, fantasmas,
pueblan el film que obliga a atarse literalmente a la butaca. ¿Alguien se salva, incluyendo a la platea?
Atrapante, interesante, dentro del género.
Carlos Pierre
EL CINE ITALIANO COMO SORPRESA SEMANAL
BELLA ADDORMENTATA
De Marco Bellocchio. Con Toni Servillo, Isabelle
Huppert, Alba Rohrwacher, Michele Riondino, entre otros. Música de Carlos
Crivelli. Duración: 116 minutos.
BUENA. UN CASO REAL QUE ESTREMECE
Con guión del propio Bellocchio, se
estampa en la ciudad de Udine, en el frío invierno del 2009 (zona histórica del
“Friuli italiano”, bien al Norteste de la península itálica) el caso real de
Eluana Englaro, fallecida después de 17 años de permanecer en estado
vegetativo.
El caso conmovió a toda Italia, con la
pasión y la antinomia de religiosidad y ateísmo que tienen los peninsulares, y
puso sobre el tapete el tema de la eutanasia y la necesidad o no de mantener
con vida artificial a pacientes que no superarán su estado comatoso.
En primer término, la imagen captada por
Bellocchio de los enfermos en coma, concretamente esta “bella addormentata”,
una mujer postrada de aspecto marmóleo, es de una belleza y un impacto visual
que emociona y subyuga.
En otro aspecto, cabe cuestionar la
ambivalencia de la propuesta, ya que conviven en el film varias historias
conmovedoras y ligadas al valor de la vida y, en contraste, la depresión y el
coqueteo existencial con el suicidio. Todas ficciones elaboradas con la
maestría de Bellocchio pero que le restan fuerza al caso emblemático de Eluana
Englaro. Al abrir como en abanico tantas historias, la trama principal decae en
vigor y el resultado es más frágil y menos contundente.
Isabelle Huppert, musa de Bresson,
interprea a una actriz francesa (ella misma) como una madre devota que
sacrifica su vida y su destino para cuidar a su hija en estado de coma. Sin
embargo, los galardones de los festivales recayeron para Toni Servillo y Maya
Sansa.
Comentario aparte merece la fotografía
de Daniele Cipri y el sonido también, por demás elocuente en las duras escenas
tanto en estrados políticos como en manifestaciones de fe en las calles de
Udine. El sello “Bellocchio” está, si bien en este caso con menor intensidad.
Carlos Pierre