PANTALLAZOS (CRÍTICAS DE BRAGATO Y PIERRE)

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jueves, 8 de junio de 2017

"LOS GANADORES", "LA MOMIA", "EL BAR", "DULCES SUEÑOS", ESTRENOS DEL JUEVES 8 DE JUNIO DEL 2017



JUEVES 8 DE JUNIO DEL 2017.-
Pocos estrenos que incluyen el supertanque “La Momia” y la nueva producción de Alex de la Iglesia titulada “El bar” así como el último regalo del complejo y lírico director italiano Marco Bellocchio. Hay varios documentales y ficción nacional que llegan a las salas sin el paso previo de la mirada crítica. Veamos:
1.- “Dulces sueños”, de Marco Bellocchio, basado en la novela autobiográfica de Massimo Gramellini. Está protagonizada por la actriz argentina Berenice Bejo (El artista), y solo la sutileza narrativa de Bellocchio hace posible que este intenso melodrama nos deje una marca en el corazón. Muy buena.
2.- “La soñada”, de Alejo Domínguez. Film rodado en La Cumbre sobre una escritora bloqueada psíquicamente. Está protagonizada por Romina Ricci, Cristina Alberó, Iván González, entre otros. La idea del guion es la capacidad de cada uno de nosotros para superar los mandatos familiares. Buena.
3.- “Historias breves 14”. El INCAA presentó este largometraje basado en documentales de jóvenes cineastas ganadores del concurso de la entidad para este compilado. Los directores fueron Gisela Benenzon, Diego Briano, Gabriel Lembergier, Cinthia V. Konopacki, Alejandro Gamio, Mariana Waisntein y Nicolás Stefanazzi. Interesante.
NdR: la primera película del género se estrenó en 1995.-
4.- “El crimen de las salinas”, de Lucas Distéfano, es un documental basado en el trágico hecho ocurrido en el pequeño pueblo cordobés en el 2005. Las entrevistas a vecinos que conocieron al hombre de 77 años asesinado por su joven esposa aportan datos que obligan a un replanteo del caso. Bueno.

LOS GANADORES
Documental de Néstor Frenkel. Duración: 78 minutos.
XXXXX- PEQUEÑOS MOMENTOS DE AUTOGLORIA
Néstor Frenkel tiene una reconocida trayectoria como documentalista, baste recordar “Construcción de una ciudad”. En este caso, se sintió atraído por el mundo de los premios que superan muchísimo al conocido Martín Fierro de APTRA. En cada localidad del país hay algún premio que reúne a gente de diversas localidades. Así surgen personajes muy bizarros, muy conocidos, como también tiernos, queribles. A falta del “gaucho capitalino”, la generación de un premio para los oyentes o los que quieran sumarse a esa noche de asado y baile es siempre bienvenida.
En definitiva, es un ensayo sociológico profundo. Qué se busca con esos premios que muchas veces son “autopremios”? Nada más y nada menos que vivir una noche de felicidad inmensa, irrepetible, de amistad, de reencuentros con pares, dándole una patada a la monótona rutina. Muchos de estos ganadores se transforman a su vez en generadores de otros premios. Es una rueda: “te invito, pagás la incripción, te premio y nos reunimos en un lugar lindo alguna vez en el año, mientras vos hacés lo mismo con otro premio que inventés”.
Frenkel basa el documental en dos “ganadores”. Ostentan medallas, plaquetas, estatuillas, nombres pomposos, y sonríen. Se la creen, son felices. Le ganan por mucho a la apatía y a la depresión.
El documental es muy interesante. Nos deja un final abierto y algunos datos que no se dan y que tal vez, de conocerse, le quitarían la mística a esa larga lista de premios que inunda todo el país para la radio y la televisión locales, y los amigos de la vida. Eso sí, sin jurados y, por lo general, quienes asisten a la cena son todos ganadores.
Elsa Bragato
LA MOMIA
De Alex Kurtzman. Con Tom Cruise, Russell Crowe, Annabelle Wallis, Sofía Boutella, Jake Johnson, entre otros. Música de Brian Tyler. Fotografía de Ben Seresin. Duración: 110 minutos.
XXXXX-BUENA. ESPECTACULARIDAD SIN SUSTENTO
Guerras actuales, historia egipcia, zombies, malvados de pura cepa, se combinan en este “reboot” de la saga “La momia”, que tuvo tres films en 1999, 2001 y 2008. Tom Cruise encabeza este reparto como Nick Morton, buscador de tesoros históricos que viaja a Irak, en plena guerra. Lo acompaña su amigo “Veil” (Johnson) en medio de furiosos bombardeos y tiroteos.
Tras una verdadera catástrofe de bombas, ambos caen al borde de un precipicio que se abre repentinamente dejando al descubierto una tumba milenaria. No sabemos de dónde aparece la antropóloga Jenny (la rubia Wallis), quien descubre que es una prisión mortuoria más que una tumba honorífica, desencadenándose todos los hechos más insólitos, inesperados, sombríos y hasta jocosos que nos podamos imaginar. Hay tanto para mostrar y demostrar que se cuelan errores de postproducción como el hecho de bajar los tres solos a ese enorme hoyo y que Jenny pida “luces” no se sabe a quién y se enciendan parrillas con focos gigantescos. Más allá de esto, se echa mano a la historia egipcia dándole alguna “rosca” a los nombres: la enterrada viva es la princesa Ahmanet (la sensual Sofía Boutella), nombre que provendría de “Ahmose”, princesa de una de las dinastías egipcias. Y los noticieros de la época hablan del “proyecto Crossrail” (extenso subte que debe ser inaugurado este año en Londres) cuyas excavaciones permitieron encontrar un cementerio con tumbas de los cruzados. En verdad, estos trabajos preparatorios para el nuevo “subway” hallaron de todo, en más de ocho capas de civilizaciones, desde cementerios romanos hasta patines modernos.
La mezcla de épocas, de maldades que encabeza el doctor H. Jekyll a cargo de Russell Crowe, con tumbas acuáticas, otras en tierra firme, zombies monstruosos, producen una mezcla muy confusa que entretiene, esto no se puede negar. La princesa revive tras un aparatoso accidente aéreo, muy bien realizado por los efectos especiales, en el que el protagonista se convertirá en un hombre de dos mundos. Extraño, insólito, pero permite que se desarrolle la historia de manera real aun cuando tiene visos de espiritismo, por darle una denominación.
Saga hay para rato. Las confrontaciones actuales sirven como base para que el inquieto y aventurero Morton recorra tierras orientales y trate de recuperar los grandes tesoros de la humanidad, aún a riesgo de que algún espíritu maligno haga de las suyas en su cuerpo. De alguna manera, logrará superar estos graves momentos, con la ayuda fantástica de la espectacularidad que ofrecen los efectos especiales. Como sea, Tom Cruise intenta que el rol de Morton le salga bien. Lo logra por momentos, en otros su escaso histrionismo le juega muy malas pasadas. El tema es oscuro y con un sutil erotismo que le da una pátina de adultez. No obstante, entretiene.
Elsa Bragato
EL BAR
Guion y dirección Álex de la Iglesia. Con Blanca Suárez, Mario Casas, Secun de la Rosa, Carmen Machi, Jaime Ordóñez, Terele Pávez, Joaquín Climent, Alejandro Awada, entre otros. Música, Carlos Riera y Joan Valent. Duración, 102 minutos.
XXXXX- SÁLVESE QUIEN PUEDA!
Alex de la Iglesia es un maestro en cruzar el thriller y el humor negro en medio de un clima de intriga y confusión. Su estilo enérgico y provocador, ampuloso y desmañado, arranca temprano, por la mañana, en la barra de un bar un día cualquiera. Unos cuantos clientes y desconocidos son atendidos por la dueña y un camarero, y, entre cafés, churros y mixtos, se pone en marcha la rutina cotidiana de oficinistas y ocasionales pasajeros, víctimas de un repentino estupor cuando dos de los clientes reciban certeros disparos que los mata instantáneamente. El alerta está. Si se sale, se corre el riesgo de perder la vida por lo que deciden quedarse encerrados en el bar. Entonces comienza el plato fuerte de De la Iglesia: mostrar las miserias humanas, el egoísmo, la violencia, el sálvese quien pueda. Para los memoriosos, el encierro y la vileza humana estuvieron retratados en 1962 por Luis Buñuel en su memorable El Ángel Exterminador. ¿Coincidencia?
Sin embargo, la tensión inicial empieza a tornarse endeble al avanzar el film a través de secuencias altisonantes y de pésimo gusto, notándose la costura forzada con el solo fin de asustar al espectador sin sutileza alguna. De a poco, se desentraña el por qué de tan tensa situación, quedando un solo y sucio camino para salvarse. He aquí la mejor chance narrativa que tiene Alex de la Iglesia para mostrar hasta qué punto el egoísmo humano hace de las suyas.
El realizador trabaja con piloto automático en un terreno que le es más que conocido. Y está muy lejos de su recordada Balada Triste de Trompeta. Los actores hacen lo que pueden para salvarse tanto del mal que los aqueja en la ficción como de la endeblez del guión. El argentino Alejandro Awada cumple con un pequeño papel en el comienzo por lo que pronto desaparece de este histérico y desmedido mundo propuesto por Álex de la Iglesia, salvándose de una catástrofe artística y humana.
Carlos Pierre