JUEVES 23 DE OCTUBRE
DEL 2014.-
Hay seis estrenos de
los cuales dos son nacionales. Entre éstos, “Barroco”, de Estanislao Buisel,
que se estrena en una sala alternativa, fuera del circuito comercial. Entre las
cuatro extranjeras, está “Max en Dinoterra”, animación de Jerry Ching, creador
de la saga del león Max.
El hecho notable es el
relanzamiento, a 40 años de su estreno, de “La Mary”, film antológico de
Daniel Tinayre, con Susana Giménez y Carlos Monzón, que dio origen a una de las
parejas más tormentosas de la farándula en la vida real.
POLVO DE ESTRELLAS
De David Cronenberg.
Guión de Bruce Wagner. Con Julianne Moore, Mía Wasikowska, Robert Pattinson, John
Cusack, Sarah Gadon, Olivia Williams, entre otros. Música de Howard Shore.
Duración: 111 minutos.
BUENA. EL “PATIO DE
ATRÁS” DE HOLLYWOOD
La obsesión por la fama
en la meca del cine es el eje argumental de este nuevo film del gran David
Cronenberg (“Una historia violenta”) en el que surge un ácido entretejido de
humor negro, sarcasmo, y profundamente corrosivo dentro de una familia de
Hollywood.
Film coral, Cronenberg
desnuda la trastienda de la “ciudad del cine” con personajes “out of order”,
locos o enloquecidos, como el terapeuta de moda que compone John Cusack, quien
escribe best-sellers de autoayuda, mientras atiende a una actriz venida a
menos, a cargo de Julianne Moore (obtuvo el premio a la mejor actriz en el
festival de Cannes). O el chofer de limusina, encarnado por Robert Pattinson,
alejado de los vampiros, que aspira a ser escritor. Su relación con la hija de
una familia de esquiva fama y acuciada por los fantasmas de los recuerdos,
recién salida del psiquiátrico, agrega una cuota de perturbación en la gama de
personajes surgidos de Cronenberg y Wagner.
El drama estrictamente
familiar se trasciende a sí mismo con la incorporación de esta galería de
pequeños monstruos humanos, llenos de carencias, mediocres y acuciados por ser
lo que no son y como sea, obligando a muy buenos cruces actorales,
especialmente de Julianne Moore. Cronenberg resulta siempre inquietante, fuerte,
y sin cortapisas. Si bien no es el mejor de sus títulos, es un film que atrapa.
Carlos Pierre
UN AMOR EN TIEMPOS DE
SELFIES
Guiòn y dirección de
Emilio Tamer. Codirección de Federico Finkielstain. Con Martín Bossi, Carlos
Balá, Graciela Borges, María Zamarbide, Manuel Wirtz, Roberto Carnaghi, Luis
Rubio, entre otros. Música de Mauel Wirzt.
BUENA. DEBUT ROMÁNTICO
PARA MARTÍN BOSSI
El éxito más que
merecido de Martín Bossi en el teatro bajo la dirección de Emilio Tamer llevó a
cierto apresuramiento para lanzarlo en el cine con un protagónico en un film
cuyo guión tiene ciertos “colaterales” que no convencen.
Si bien ya había
compuesto un interesante papel en “Viudas”, de Marcos Carnevale, junto a
Graciela Borges, Bossi encara su primer papel y, junto a él, lo hace la sugestiva
y promisoria María Zamarbide, dueña de un rostro especial. Lo secundan sus
compañeros de teatro Manuel Wirzt y “Carna” (impresionante en la composición de
Javier Portales en la obra teatral).
Es una comedia
romántica, basada en un actor del “under” que dicta clases y una alumna,
representante de un medio de comunicación masiva; el amor entra en crisis y
llega a las redes sociales, tema que Bossi aborda en “Big Bang Show”. Y surge la
cuestión que no convence: se echa mano a personajes mediáticos para redondear
este hecho, desde Marcelo Polino a los productores de Showmatch, con lo cual la
premisa inicial pierde fuerza y entra en declive narrativo.
A nivel técnico, nada
hay que reprochar. San Telmo es el marco de esta historia de amor y se lo
aprecia a través de una cuidada fotografía. Hay una buena dirección actoral de
la que hacen gala quienes son realmente actores, pero este nivel decae cuando
se incluyen los personajes mediáticos que están acostumbrados a moverse frente
a cámaras de tevé y no de cine. Disfrutable.
Carlos Pierre
ANNABELLE
De John Leonetti. Con
Annabelle Wellis, Ward Borton, Alfre Woodard, entre otros. Música de Joseph
Bishara. Duración: 98 minutos.
BUENA. PRECUELA DE LA
“MUÑECA MALDITA”
En el 2013 se vio la
excelente “El conjuro” de James Wan, donde nos contó la historia de la muñeca
“Annabelle”, poseída, que obligó, en 1970 y de acuerdo a algunos hechos reales,
a que Ed y Lorraine Warren, reconocidos parapsicólogos, tomaran el caso y hoy
la mantengan encerrada en una vitrina del Museo del Ocultismo, en Connectitud,
USA.
El realizador Leonetti,
director de fotografía de “El conjuro” (James Chan es productor de esta
precuela), trabajó la idea de alguien comprara la muñeca maldita “Annabelle”
antes de que llegara al hogar que dio origen a “El conjuro”. En este caso, el
matrimonio compuesto por Mía y John espera el primer hijo y el marido desea
complacer a su esposa, adoradora de las muñecas, regalándole la conocida
“Raggedy Ran” llamada Annabelle (como curiosidad, es el nombre real de la
actriz que encarna a “Mía”). Obviamente, las consecuencias serán tremendas,
sangrientas, entre “El exorcismo” y un toque de “El bebé de Rosemarie”. La
narración es sostenida, mantiene en vilo al espectador, y el final, aunque
previsible, es un alivio deseado para tanta adrenalina acumulada desde la
butaca.
Hay varios elementos interesantes
dentro de un film bien estructurado y de bajo presupuesto: la fotografía, la
música que subraya los momentos de tensión, el trabajo del sonido, los efectos
especiales. Recordemos también que John Leonetti fue el fotógrafo de “Chucky,
el muñeco maldito” de 1991 y tiene, entre otros títulos propios, “El efecto
mariposa”. Una auténtica “spin-off” para disfrutar del terror… aunque sea la
hermanita menor de “El conjuro”.
NdeR: “Raggedy Ran” es
una marca de muñecas de trapo que surgió en 1915 de la mano de un ilustrador,
para luego ser fabricada en escala, con gran éxito de ventas en los Estados
Unidos.
Elsa Bragato
EL ÚLTIMO AMOR
De Sandra Nettelbeck.
Con Michael Caine, Clemence Poesy, Justin Kirk, Michele Goddet, entre otros.
Música de Hans Zimmer. Duración: 116 minutos.
BUENA. SOBERBIO MICHAEL
CAINE EN MEDIOCRE CLISHÉ
Michael Caine está a
sus anchas en este film cuyo eje es un hombre de su edad, ochentoso, digno, a
quien la vida pone en el camino a una joven, Pauline (Clemence Poesy), con
quien de a poco se permite soñar con una segunda oportunidad, tras su repentina
viudez. Pero tiene hijos codiciosos que regresan cargados de reproches. Una
vuelta de tuerca de la vida y del guión enfrenta a padre e hijo en una
situación inesperada y será allí donde todos los clishés asomen y, a pesar de
ellos, uno siga disfrutando de este notable actor, entrañable y enorme.
París, con su magia
mítica, y este gran actor inglés nos subyugan desde el comienzo. Sus gestos,
sus modulaciones, su dolor y su alegría, manejados con flemática argucia, nos
llevan casi de las narices a través de un personaje que trasciende la
mediocridad del guión, o al menos su previsibilidad.
Nada hace mella en
Michael Caine quien se ajusta a un personaje pero lo transmuta en una lección
de actuación, “comiéndose” literalmente la película. Solo por Caine vale la
pena ir al cine.
Elsa Bragato