JUEVES 4 DE SETIEMBRE
DEL 2014.-
Hay ocho estrenos
fílmicos, de diversos géneros. “El ardor” es una coproducción de
Argentina, México y Brasil, dirigida por Pablo Fendrik (argentino), que fue
presentada en Cannes por su protagonista Gael García Bernal, y coproductor
junto a Diego Luna a través de la empresa “Canana”. Es una buena película con
altibajos narrativos sobre la deforestación, la lucha de los lugareños por
sobrevivir ante la llegada de los mercenarios, con momentos de buena fotografía
(selva misionera y parte del norte del Río Paraná). Recordemos que Diego Luna y
Gael García Bernal surgieron hace unos 14 años aproximadamente como la nueva
generación actoral de México.
“Hércules” de Brett Ratner, con Dwayne Johnson, es otra pochoclera para quienes
gusten de los tanques cuyos efectos especiales son la esencia. Los
“supercinemas” y la tecnología de punta valen más que el guión semihistórico.
“Locos por las
nueces”, de Peter Lepermiotic, es un film de
animación que renueva las apuestas para los chiquitos. Pueden gustarnos más o
menos que otros films de animación pero, en definitiva, son los pequeños
quienes le darán o no su apoyo.
“Mujer lobo”, de Tamar Garateguy ofrece un muestrario feroz de sexo y violencia que
surge en la línea B de subterráneos capitalinos. Garateguy fue codirectora de
una muy buena película “off”, por llamarla de alguna manera, titulada “Upa”
(título abreviado), luego dirigió “Pompeya” y ahora nos muestras las “garras
femeninas” en “Mujer lobo”, un producto de género filmado en blanco y negro que
tiene logros por secuencias con climas bien logrados y hace agua en otros.
Profusión de sexo que nos puede hacer pensar en un film XXX pueden incomodar al
cinéfilo avezado, por ejemplo, en los films de Federico Fellini.
Y justamente “Qué
extraño llamarse Federico”, de Ettore Scola, gran amigo de Federico Fellini
es otro estreno. Nos cuenta anécdotas del director fallecido, incluye
backstages no conocidos de Fellini, y es
una documental estupendo, fantástico, para los amantes del cine y para quienes
deseen conocer quién fue el realizador que innovó de los ’50 para adelante la
manera de contar en el cine. No se lo pierda.
“Seré millones”, de Omar Neri, Fernando Krichman y Mónica Simoncini, entre otros, nos
cuenta en un docu-ficción, el robo de los 10 millones de dólares al BANADE por
parte de un grupo pequeño de guerrilleros en 1972. El film es atractivo en su
realización, presentando las audiciones a los noveles actores para interpretar
a los directores, quienes realizaron el asalto. Surgen planos del banco,
recuerdos de militancia, las familias que los apoyaron, y el reencuentro de
tres de ellos en el edificio del ex BANADE. Hay honestidad en el relato, es una
buena realización, solo nos preguntamos si el contenido narrativo es
adecuado a los tiempos violentos que se viven o, dicho de otra manera, si es
políticamente correcto.
SI DECIDO QUEDARME
De R. J. Butler. Con
Chloé Grace Moretz, Mirelle Enos, Stacy Keach, James Backley, entre otros.
Música de Heitor Pereira. Duración: 106 minutos.
BUENA. REGRESO DEL
SUPERROMANTICISMO
Es realmente curioso que
un film superromántico, con todos los clishés del género, aún los lacrimógenos
al extremo, recurra a una protagonista que ejecute el violoncello, que ame al
gran violoncellista Yo Yo Ma y al compositor Beethoven y que espere el llamado
de la famosa escuela de música Juilliard, de New York. Ingredientes novedosos
que no deben atar al violoncello a la sensiblería sino a sus grandes
instrumentistas de todos los tiempos.
Cholé Moretz tiene tan
solo 17 años y ya es una pequeña gran actriz a quien vimos, por ejemplo, en “La
invención de Hugo”, de Martin Scorsese, o bien en “carrie”, sumando unas 50
películas. Rostro agraciado, perfecto, y soltura en su actuación, presencia
escénica y convicción frente a las cámaras, acentúan su muy buena performance
en esta película que tiene sus “bemoles” pero que las adolescentes no deben
dejar de ver porque hay muy pocos films dedicados a ese segmento de edad,
con florecientes noviazgos, con rock y música clásica, con familias bien
construidas y con hechos trágicos que nos desmoronan y nos enfrentan a la vida
real, la que ocurre fuera del enorme cobijo que es el hogar paterno.
“Mia” está apasionada
por el violoncello; su padre, un ex famoso roquero, apoya su decisión de
ingresar a la prestigiosa Juilliard, mientras que su madre es la perfecta
compinche y sostén de la familia. Papel especial tiene el pequeño Jacob Davies
como hermano menor que ama el punk. En el secundario aparece “Adam” (Jamie
Backley, joven actor británico), amado por las chicas, líder de una banda
roquera, que solo tiene ojos para Mia. El despertar del amor con la timidez de
la edad, la música, y un viaje con su familia transforman en un caos la vida de
Mia con consecuencias que no contamos. He aquí la segunda parte del film donde
se recurre a efectos ya vistos: brutal accidente que la deja en coma, Mia
recorre los pasillos del hospital sin ser vista, asiste a su propia operación,
y otros hechos que dejamos que descubra el espectador. Nos recuerda mucho al
film “Ojalá fuera cierto” (tuvo diferentes títulos en castellano) que
protagonizaron Mark Ruffalo y Reese Witherspoon.
Nos gustó a pesar de los
clishés, es una película que nos remite al romanticismo de todos los tiempos,
bastante ausente de las pantallas internacionales. Nos gustó porque pone en un
buen lugar la pasión musical, tan sanadora para el espíritu, y porque además le
da un valor esencial al núcleo social elemental que es la familia. Y el amor,
presente en su más puro estado. Para las adolescentes.
Elsa Bragato
UN VIAJE DE DIEZ METROS
De Lasse Hallström. Con
Helen Mirren, Om Pun, Manish Dayal, Charlotte Le Bon, entre otros. Música de A.
R. Rahman. Duración: 122 minutos.
MUY BUENA. UNA DELICIA
DE COMEDIA
Son varios los
ingredientes que toma el gran realizador Lasse Hallstron nórdico (recordemos su
romántica e inolvidable “Chocolate”, con Juliette Binoche, Judy Dench y Johnny
Depp) para llevar a la pantalla la novela de Richard C. Morais. Juega a los
opuestos, los personifica y los “gratifica” con una realización impecable,
realzada por el maravilloso paisaje de la aldea Saint- Antonin-Noble-Val de la
Francia meridional, pintoresco, con edificaciones de piedra, y la vida apacible
y soñada que ofrece.
Dos culturas se
contraponen y finalmente se potencian: la cocina hindú y la cocina francesa,
los refinados condimentos orientales y el proverbial gusto galo. La familia
hindú viene de perder su restorán en su país y se instala en el paradisíaco
valle francés donde ya hay, a pocos metros de la vieja casa que restauran para
recomenzar la actividad, un hotel con excelente cocina, dirigido por Helen
Mirren, que ostenta una “estrella” en la exclusiva guía Michelin, nada menos.
Charlotte Le Bon, modelo
y actriz canadiente, encarna a la asistente de Helen Mirren, en un papel –
“Madame Mallory” - donde ésta puede desplegar su femineidad, su refinamiento
muy “british”, sus cualidades para hablar francés a la perfección, y su notable
capacidad actoral. Manish Dayal(norteamericano) compone al cocinero hindú
mientras que su padre está a cargo del actor Om Pun.
Los cuatro protagonistas
se destacan estupendamente, Hallstrom respeta la novela que da origen al guión
y Steven Spielberg, como productor, junto a Oprah Winfrey (ex notable
conductora de tv, hoy a cargo de su propio canal de televisión) da rienda
suelta a su visión sólida sobre qué hace a un film atractivo. Hay derroche de
secuencias fotográficas estupendas, hay un manejo de gustos y sabores de
extracción oriental y europea que enganchan al espectador desde “su estómago”.
Y, en definitiva, el film se transforma en un delicioso relato que no deja de
lado el amor, ni las idas y vueltas que la vida suele dar. Los 10 metros del
título aluden a la distancia entre un restorán y el otro. Para disfrutar a
pleno!
Carlos Pierre