MIÉRCOLES 9 DE JULIO
DEL 2014.-
Pocos estrenos,
pensando en las finales del mundial de fútbol en Brasil y en el supertanque
“Transformers, la era de la extinción”.
“TRANSFORMERS, LA ERA
DE LA EXTINCIÓN”
De Michael Bay. Con
Mark Wahlberg, Nicola Peltz, Jack Reynor, Stanley Tucci, entre otros. Música de
Steve Jablonsky y Hans Zimmer. Duración: 2 hs 47 minutos.
BUENA. LA PANTALLA
SE NOS CAE ENCIMA
Este cuarto film sobre
los “Transformers”, que empezaron siendo unos autitos raros que podían
“transformarse” en gigantes y terminaron por destruir la ciudad de Chicago,
llegan como los grandes enemigos de los “ciudadanos americanos” y, en segundo
término, de la Tierra. Perseguidos por el FBI y la CIA, están escondidos por
las tierras norteamericanas mientras un “malvado” diseñador de los KSI (Stanley
Tucci) ha desarmado el cerebro de los alienígenas creando sus propios “bichos
metálicos” como Galvatron.
Se trata de un
argumento lineal. Los hechos se van sucediendo a medida de que el guionista
necesitó darle una vuelta de tuerca al guión y generar otra explosión de
efectos visuales hasta llegar a un final que tuvo varios finales antes. La base
no es la historia (dos inventores: uno, un granjero sin recursos, y el otro, un
millonario, y, en el medio, los “transformers” buenos y malos) sino los
fabulosos efectos en pantallas gigantescas que pocos cines porteños tienen en
capital y sí existen fuera de la ciudad, al mejor estilo Disneyworld. Solo en
esas salas se podrá apreciar el 3D filmado con tomas que realmente nos congelan
en las butacas, nos petrifican por la vehemencia de explosivos, astillas,
cercanía con los transformers y con los principales actores. En este sentido,
la realización de Michael Bay, quien también dirigió el film anterior, es
impecable: sabe cómo ubicar a Mark Wahlberg en un primer plano que parece que
se nos cae encima. De esto se trata la película: de que sintamos de que todo
se nos cae encima.
El tema, como en tantas
otras oportunidades, pasa por la debilidad del guión, que el espectador menos
avezado podrá darse cuenta. Un granjero, encarnado por el gran actor Mark
Wahlberg, encuentra en su perdido granero de Texas a un “auto raro” que resulta
ser “Optimus Prime”, el “capo” de los transformers prácticamente aniquilados.
La CIA y el FBI le están detrás y el monstruo metálico, ayudado por el
granjero, se convertirá en su salvavidas. Por supuesto, no será en una sola
oportunidad sino a lo largo de las casi tres horas de la película, en luchas
mano a mano con los “malvados transformers”, las escuadrillas de platos
voladores “succionadoras”, y otras divinuras de la tecnología que nos hacen
abrir los ojos pero nos llenan de interrogantes.
Un aspecto más que
interesante es la fotografía del film por sus planos largos de las zonas más
áridas de Texas así como el diseño de arte que ha debido tener en cuenta hasta
requechos de metal en detalles que asombran al espectador más interesado en
estos aspectos.
Lo menos destacable es la sucesión de secuencias dejando interrogantes y personajes
literalmente perdidos: de una tremenda acción vamos a una secuela pacífica, de
reunión de los Transformers en algún lugar del Gran Cañón o de los paisajes
creados por las Rocallosas (van desde Alaska hasta la Antártida). Por qué están
ahí? Cómo llegaron? A la planta creadora de monstruos de Stanley Tucci. Quedan
muchas preguntas sin responder pero, en forma inmediata, tenemos otra
superacción y entramos en la vorágine del 3D y los efectos de una persecución
feroz, del destripamiento mutuo de transformers (escenas de violencia feroz)
para luego detenernos en un personaje o un paisaje casi bucólico. Para colmo de
los desaguisados del guión, se cuelan frases que no debemos dejar pasar: “Hay
que salvar a los ciudadanos americanos”, “ya los ayudamos mucho (frase de los
transformers), basta ya”, y otras por el estilo que el poderío del Norte se
muestra por algo. Nada es porque sí aunque sea un producto cinematográfico.
Toda película nos regala subtemas para analizar.
Y, como curiosidad
“socioeconómica”, está el paso de las luchas desde Chicago hasta Hong Kong
(China es una de las compradoras de los bonos de deuda de los Estados Unidos).
¿Qué se nos querrá decir? En principio, sabemos que el film es un éxito en
China y que empieza a “conquistarse” ese mercado para Hollywood. Pero la ciudad
queda destruida…
Por supuesto, primero
está el entretenimiento que nos propone y, en este sentido, es coherente que
“Transformers, la era…” sea primera en taquilla en casi todo el mundo. Si luego
de ser apabullados en la butaca por las gigantescas pantallas y los efectos
logrados nos queda un resquicio de recuperación, nos daremos cuenta de que
muchos personajes quedaron sin desarrollar, que otros desaparecieron sin
decirnos “chau” y que hemos vivido casi tres horas de extrema agitación visual.
Valió por su extensión dado el precio de la entrada. Nada más.
Elsa Bragato
JUEVES 10 DE JULIO DEL
2014.-
LA MEJOR OFERTA
De Giuseppe Tornatore.
Con Geoffrey Rush, Jim Sturgess, Sylvia Hocks, Donald Sutherland, entre otros.
Música de Ennio Morricone. Duración: 131 minutos.
MUY BUENA. LA
INALTERABILIDAD DEL AMOR
Giuseppe Tornatore nos
ha regalado joyas cinematográficas. “La mejor oferta” no es la excepción
sumándole la música de su amigo Ennio Morricone y la actuación protagónica de
un actor australiano como George Rush, quien logra conmovernos profundamente en
cada entrega (“El discurso del Rey”, “La ladrona de libros”, entre las
últimas).
Un aplicadísimo y
cotizado rematador de arte, “Virgil Oldman”, accede a valuar las obras de arte que hereda una joven
agorafóbica, “Claire”, a quien no ve y solo se comunica a través de una puerta.
Ella se preocupa por dejar las obras a su alcance a fin de que pueda
evaluarlas. Entre llamados telefónicos, y estas visitas a ese “palazzo” lleno
de arte, surge algo más entre el veterano hombre y la joven, hasta llegar al
amor apasionado. Un desarrollo perseverante de la narración permite que los
protagonistas vayan sucumbiendo a un mutuo magnetismo, a una enorme seducción
que termina en un pacto al que el espectador debe estar atento porque no es
el convencional. Virgil no está solo, amigos suyos se confabulan para que
esa joven sea algo más que un amor enloquecedor.
Con mano firme,
Tornatore nos mete en una historia con visos de policial, introduce personajes
extraños al estilo Fellini como la “enana” que controla con pelos y señales desde
una ventana, un personaje clave, y también reafirma la sustancia incólume
del amor, su inalterabilidad. Cuando aparece, es difícil que se vaya o que
no deje rastros.
Si bien la película es
extensa, no produce cansancio en el espectador sino que provoca magnetismo,
fascina a través de las vicisitudes de Virgil y Claire y de los personajes
secundarios por esa mixtura sabia de policial y romance, por los pequeños
desenlaces que nos aproximan a un final que no esperamos. Y ésta es la magia de
los grandes narradores, como enseñara el ensayista Enrique Anderson Imbert:
que el final no se note, que llegue. Estamos frente a una joyita del cine
actual, donde todo tiene importancia porque todo tiene el mismo nivel: la
realización en sí, las actuaciones, el guión. Algo de acartonamiento, es
verdad, pero sobrevuela la magia de la narración de Tornatore.
Carlos Pierre
BAÑEROS 4 LOS ROMPEOLAS
De Rodolfo Ledo. Con
Emilio Disi, Mariano Iúdica, Pablo Granados, Pachu Peña, Freddy Villarreal,
Karina Jelinek, Nazareno Móttola, Luciana Salazar, Gladys Florimonte, Stefanía
Xipolitakis, Daniel Aráoz, Paolo “el rockero”, Fátima Florez, entre otros.
Música de Claudio Waisgluss. Duración: 85 minutos.
SUPERFAMILIAR. ANTIGUA,
CON GAGS Y MEDIÁTICOS
A comienzos del año,
luego de casi tres décadas de su estreno, se repuso en 3D la recordada “Los
bañeros más locos del mundo” (1987), una fórmula que, en aquellos años, fue más que exitosa. Era la tercera película
de “La Brigada explosiva”, dando inicio a la nueva saga. Le siguieron
entonces “Los bañeros de la playa loca”
(1989) y “Bañeros 3: todopoderosos” ya en el 2006.
En este caso, se trata
de una fuerte apuesta de coproducción de Argentina Sono Film y Telefé con la
distribución de Buena Vista Internacional (la empresa de Disney) en 250 salas
de todo el país. La idea es continuar con la fórmula de la comedia playera y
familiar.
Fue filmada en Mar del
Plata recurriendo a un elenco famoso en la televisión actual. Un grupo de
“mediáticos actores y actrices” comandados por el supereficiente y reconocido
Emilio Disi, con la previsible intención de entretener a la familia y a los
chicos en especial. Para ello también se echó mano de los animales que viven en
el Aquarium de Mar del Plata, tales como delfines, lobos marinos, pingüinos y
hasta papagayos.
Emilio Disi compone a
un vago “perdido” que se propone salvar del robo de un balneario sin público
por parte de un malvado empresario. Y, para eso, convoca a bañeros improvisados
(Mariano Iúdica, Pachu Peña, Freddy Villarreal, Pablo Granados y Karina
Jelinek) que lucharán para impedir que allí se construya un casino.
Con gags del cine en
blanco y negro, golpes muy cercanos a los de Los Tres Chiflados, imitaciones a
cargo de Fátima Florez (¿era necesaria?) y trampas a granel, sumado a la fugaz
aparición de Luciana Salazar, estos bañeros divierten sin mayores pretensiones.
Comparar con el cine
de autor o con cualquier film extranjero en cartelera sería cruel. El objetivo de este film nacional es divertir dentro de los cánones más
convencionales del “cine familiar” nacional, cercano al de Adam Sandler sin su
desagradable escatología. No obstante consideramos que transformar en actores a
quienes son mediáticos es de una gran audacia así como rescatamos un nombre que
es una marca registrada en la comedia argentina: Emilio Disi, carrera notable
en el rubro.
Lo demás es para
pasarla bien, sin pensar en profundidades sino en gags al mejor estilo
televisión con muchos que no son actores pero se dan el gusto de “empezar una
carrera” cinematográfica (SIC). Por eso la calificamos como “superfamliar” y el
puntaje se lo dejamos al público. Nosotros nos sentimos incapaces de darle una
clasificación sin “matarla”.
Carlos Pierre