JUEVES 8 DE MAYO DEL 2014.-
Hay siete estrenos de los cuales tres son nacionales. Para
nuestro gusto, demasiados productos nacionales que, frente a la catarata de
películas extranjeras, pierden taquilla notablemente en esta ciudad. “Escuela de sordos”, de Ada Frontini,
es un documental sobre una escuela para chicos sordos, presentado en el
Marfici. Hay charlas con los alumnos hablando en el lenguaje de señas, otras
secuencias son subtituladas, teniendo a favor que el espectador llega a
comprender sin necesidad de subtitulado el habla de quienes no la tienen. “Mujeres con pelotas”, de Ginber
Gentile y Gabriel Balanovsky, es un documental que surge de las chicas que en
la Villa 21 porteña encuentran en el fútbol una forma de mejorar sus vidas. Es
el segundo documental deportivo, luego de “El otro Maradona”, que aborda esta
temática. Encontramos una baja en la presentación de los documentales basados
en algunas secuencias del deporte en sí y en reportajes. La cuestión pasa por
cómo se narra la historia a fin de que sea diferente, sin negarle por ello el
valor testimonial. Finalmente está el docu-ficción “Un día gris, un día azul, igual al mar”, coproducción
argentino-española, que nos cuenta la vida de una joven de un suburbio de
Granada, su amor por su amiga Sheila, y el entorno hostil en el que habita
desafiando las normas de su comunidad. Es otro documental más, si bien resulta
interesante por el lugar donde se desarrolla la historia. De los tres
documentales de la semana, éste es más elaborado a nivel narración y
fotografía. En general, todos los documentales que se están viendo tocan temas
muy interesantes que, vaya uno a saber por qué, no los toman los guionistas y
realizadores de largometrajes donde bien podrían desarrollar las historias con
parejas protagónicas, por ejemplo, desde la ficción misma. El tema, insistimos,
es la realización que, salvo raras excepciones, no terminan de superar lo ya
conocido y, hasta en algunos casos, se tornan más elementales en su
realización.
SILENCIO DEL MÁS ALLÁ
De John Pogue. Con Jared Harris, Sam
Claflin, Olivia Cooke, entre otros. Mùsica de Lucas Vidal. Duración: 93
minutos.
REGULAR. EL REGRESO DE LOS FANTASMAS
La historia se ubica en 1970, en la ciudad de Oxford,
Inglaterra, donde un profesor insta a sus alumnos a comprobar lo sobrenatural,
o bien la sobrecarga de energía negativa que genera la aparición de fantasmas y
de hechos considerados paranormales cuando son productos de mentes enfermas. El
descubrimiento de una de las pacientes del profesor Coupland (Jared Harris) en
un cuarto inicia una intensa curiosidad que pondrá a prueba los nervios del
elenco y del espectador.
En el caso de un género tan transitado, que tiene un público
cautivo, el quid de las películas pasan en el “cómo”, es decir, en cómo se
realizan o se encaran sus respectivas narraciones y en los climas que el
director genera tanto en la filmación como en la postproducción con los efectos
especiales. En este caso, “Silencio del más allá” tiene a su favor una
fotografía lograda. Esto ayuda a mantener en vilo a la audiencia y a que los
sustos se sucedan con una tecnología de avanzada que impacta. Fuera de los
elementos apuntados en la realización, son films que no ameritan un comentario
más extenso porque los actores cumplen sus roles, o sea hay una buena dirección
actoral, y la tecnología ayuda a que se esté frente a un producto digno dentro de lo buscado. Es para los
fanáticos del género, y está todo dicho.
Elsa Bragato
MUJERES AL ATAQUE!
De Nick Cassavetes. Con Cameron Díaz,
Leslie Mann, Kate Upton, Don Johnson, Nikolaj Coster-Waldau. Entre otros.
Música de Aaron Zigman. Duración: 109 minutos.
REGULAR. COMEDIA HECHA A LOS APURONES
Llama la atención que un director como Nick Cassavetes, capaz
de realizar en el 2002 la dramática e intensa historia “John Q” con Denzel
Washington, arremeta con una historia remanida que incluye “bloopers” en su
realización: la amante (Cameron Díaz como Carly), ya cuarentona larga, descubre
que su novio (Nikolaj Coster-Waldau como Mark) está casado (Leslie Mann como
Kate) y es además un donjuán empedernido. Las dos mujeres se unen forzadamente
(Carly no quiere pero Kate es insistente y padece de una histeria chillona
insoportable) y le van tendiendo trampas a Mark que no titubea en hacerle
firmar papeles a su esposa mientras va transfiriendo fondos a Las Bahamas y
creando “empresas fantasmas” a nombre de ella. Hay que reconocer que todo esto
tiene un tufillo actual para los argentinos por el caso de una modelo y de su
gastador marido, hoy divorciados y él, en la cárcel. Así que nada nos
sorprende. Ni siquiera que las dos viajen a Las Bahamas y lo descubran con una
impactante jovencita (Kate Upton como Amber) a orillas de la playa.
Descubren todo mientras la pimpante Kate es la protagonista
de una secuencia insólita por lo desprolija: un plano largo la muestra sentada
a orillas del mar, ella se levanta, deja a Mark y se va a caminar, mientras en
la secuencia siguiente hay varios metros de distancia entre el lugar que deja y
la orilla. Y Mark desaparece de la narración como por arte de magia. Recién lo
veremos en New York. ¿Nunca se dio cuenta de que su mujer y su ex amante lo
espiaban entre arbustos de hoteles llenos de turistas que no se asombraro al
verlas surgir entre los arbustos con largavistas?
Demasiada tontería para ejemplificar que las mujeres son
capaces de descubrir a sus maridos en sus faltas. Y que no es necesario
esconderse detrás de una planta de Plaza San Martín con largavistas para ver si
ingresa o no al Apart Hotel ubicado en Retiro. Ridículo. Los gritos de la
aniñada Kate nos dan idea de mujeres con alarmante infantilismo. Cameron Díaz,
por su parte, es una de las mejores comediantes de Hollywood, y aquí muestra su
solvencia “de taquito” tanto como su botox. Tampoco resulta creíble la
secuencia donde se reúne con su papá, papel a cargo de Don Johnson (ex de
Melanie Griffith y de Barbra Streisand, entre otras), en un bar para parejas.
El diálogo no es propio de padre e hija sino más bien de amigotes con trampas.
Solo las vistas aéreas de Manhattan y del Central Park consuelan en algo el
tiempo que se pierde porque no hay esmero fotográfico para mostrarnos a la
ciudad de New York. Comedia chata e histérica, para ver por cable y no gastar
ni un pesito en la entrada.
Elsa Bragato
LA LEY DEL MÁS FUERTE
De Scott Cooper. Con Christian Bale, Casey Affleck, Woody
Harrelson, Willem Defoe, Zoe Saldana, Forest Whitaker, Sam Sheppard, entre
otros. Música de Dickon Hinchliffe. Duración: 116 minutos.
MUY BUENA. INTENSO DRAMA SOCIAL CON
NOTABLES ACTUACIONES
Si antes fue Vietnam, ahora es Irak: Las guerras han
devastado a la sociedad norteamericana en
muchos de sus sectores sociales, especialmente los más pobres, que los
hay y en cantidad. Scott Cooper, el mismo realizador de “Loco corazón” que llevó
al Oscar a Jeff Bridges, encara un intenso drama social al ubicar su historia
en el seno de una familia donde solo hay una mujer, la compañera del
protagonista, un padre moribundo y un tío. Dos hermanos, el que regresa de la
guerra de Irak (Cassey Affleck) y el que trabaja en una acería a punto de
cerrar contra todos los tremendos desafíos que el destino le pone en el camino,
personaje a cargo de un notable, otra vez, Christian Bale (su trabajo en
“American Hustle” fue demoledor).
Las malas condiciones de vida en Rust Belt y los avatares del
destino los vinculan a mafiosos y malvivientes. Willem Defoe y Woody Harrelson
conmueven con sus “malos”. En el caso de Harrelson, tiene, para nosotros, un
antecedente notable en “Asesinos por naturaleza” de Oliver Stone (1994). A la
misma altura están Forest Whitaker, Sam Sheppard y Zoe Saldana, indicando una
excelente dirección actoral de Cooper así como la generación de climas densos y
oscuros, con el subrayado de la música de Dickon Hinchliffe.
Lazos de sangre, pasiones intensas, al límite, explican el
título en inglés “Out of the furnace”, o sea fuera del “horno”, ése que es
gigante donde se derriten los metales en las acerías. El horno aquí es el hogar
y, más aún, la vida misma, y, por sobre todo, una sociedad que es blanco y
negro, que fabrica antagonismos brutales entre guerras, millonarios y
“homeless”. Es la otra cara del capitalismo del buen estilo de vida que vemos
en”Mujeres al ataque!”. “La ley del más fuerte” es un brutal retrato de una
realidad que existe. Valiente, sin grises.
Elsa Bragato
LA GRAN NOTICIA
Guión y dirección de Lionel Baier.
Con Valerie Donzelli, Michel Vuillermoz, Patrick Lapp, Francisco Belard,
Jean-Stephane Bron, entre otros. Música de George Gershwin. Duración: 84
minutos.
BUENA. REVOLUCIÓN, LIBERTAD Y TRABAJO
EN ATRACTIVA COMBINACIÓN
El 25 de abril de 1974 se produjo “la revolución de los
claveles” en Portugal provocando la caída de la dictadura salazarista. Este
hecho aparta de la investigación inicial a dos periodistas afamados de la Radio
Suisse Romande, quienes debían averiguar en qué consistía la ayuda de Suiza a
Portugal. La revolución los suma como seguidores. Todos llevan un clavel como
símbolo de la libertad. Y la alegría llega con festejos de toda índole, con
libertad sexual generalizada, a través de un tono de comedia bizarro y
divertido, aún con el trasfondo sociopolítico que da inicio a la historia.
Lionel Baier, guionista y realizador, hizo una atractiva
combinación de road-movie, comedia disparatada (screwball comedy) y drama
histórico abordando el caso particular de la militante feminista y del veterano
reportero para luego transformarlo en una historia con profundidad histórica a
través de una revolución sin apartarse de cierto aire zumbón e irónico sobre la
“ayuda suiza”.
Entre el drama y la historia, la roadmovie encabezada por una
camioneta Volkswagen, y el despertar a la libertad de Portugal, transcurre un
relato atractivo, ágil, divertido en el que no falta el retrato de las
relaciones humanos en el trabajo. Más que interesante.
Carlos Pierre