JUEVES 27 DE JUNIO DEL 2013.-
Hay solo dos estrenos en
soporte fílmico.
RITMO PERFECTO
De
Jason Moore, sobre el libro de Mickey Rapkin. Con Anna Kendrick, Anna Camp,
Skylar Astin, John Bejamín Hickey, entre otros. Música de Christophe Beck y
Mark Kilian. Duración: 112 minutos.
BUENA. MUSICALES DE VALÍA CON
POBRE GUIÓN
Musicales
bien coreografiados, voces estupendas, caracterizan esta película cuyo elenco
coral lo encabeza Anna Kendrick, la
coprotagonista de Amor sin Escalas, el film que rodara junto al afamado George
Clooney por el que fue nominada a los Oscars. Y es por esta actuación de
Kendrick y por la calidad de los
musicales que la calificamos como buena dado que, por el guión, debería ser
mala. Pobre, sin una línea argumental
desarrollada, tiene parlamentos demasiados esquemáticos y clishés que
sirven para sostener, solamente, las secuencias musicales.
Anna
Kendrick es una joven adolescente que ingresa a la universidad donde trabaja su
padre y se suma al grupo coral The Bellas opuestas a los masculinos
Treblemakers. Se trata en un certamen intercolegial de coros a capella cuya
final se lleva a cabo en el Lincoln Center de New York, por lo que podemos
presumir que la casa de estudios está en esa ciudad. No hay referencias de locaciones, salvo la que indicamos.
De
principio a fin, los jóvenes se reclutan en diferentes grupos para el concierto
final y, en el mientras tanto, hay interesantes versiones musicales rapeadas y
otras melódicas. No hay nada más que
pueda interesarnos o llamarnos la atención. Anna Kendrick es una joven de larga experiencia en el teatro
musical y solo por eso se entiende que haya aceptado este rol. En
definitiva, un buen film para ver por cable.
Elsa Bragato
ANTES DE LA MEDIANOCHE
De Richard Linklater. Con
Ethan Hawke, Julie Delby, Seamus Davey-Fitzpatrick, Jennifer y Charlotte Prior,
Walter Lassally, entre otros. Música de Graham Reynolds. Duración: 108 minutos.
EXCELENTE. UNA SAGA DE AMOR
MEMORABLE
Tercera
película, y tal vez la última de la comedia dramática qeue Jesse y Celina iniciaron a los 20 años en “Antes del amanecer” (1995), se reencontraron a los 30 en “Antes del anochecer” (2004) y 9 años
después en este film “Antes de la
medianoche”, enfrentando el pasado, el presente y el futuro del matrimonio.
El
guión pertenece al director Richard Linklater y la pareja protagónica, Hawke y
Delpy, y está ambientado en Mesenia, Grecia, donde un escritor expatriado,
Patrick (Walter Lassally), invita y aloja a Jesse y Celine junto a sus pequeñas
mellizas (Jennifer y Charlotte Prior). Jesse, antes, despidió a su hijo (fruto
de su primer matrimonio, el que confiesa en la segunda película), en el
Aeropuerto de Kalamata, quien regresa a Chicago con su madre.
En
esta oportunidad, la pareja disfrutará, gracias al amigo, de una noche en un
hotel lujoso con la finalidad de distenderse y recuperar el romanticismo, sin
la preocupación por las hijas ni los problemas laborales cotidianos.
Y
es aquí, antes de la medianoche, donde
la pareja vuelve a tener esos diálogos que nos retratan, que nos recuerdan
hechos vividos, que nos suenan en el
alma como reales y cercanos a cada uno de nosotros. Celine está cansada de
ser la musa inspiradora de su marido y éste siente la necesidad de estar cerca
de su hijo mayor por los problemas que tiene en su país natal.
La
pareja enfrenta un cierto desgaste que, como en las anteriores oportunidades,
va a resolver con sus diálogos, ejes
de esta trilogía, tan cercanos a
nosotros, como dijimos, y tan medulares como cotidianos. La verdad de estos diálogos es el secreto de
estas realizaciones de Linklater y de las notables actuaciones de Ethan
Hawke y de la también directora y actriz Julie Delpy. Caminan sin rumbo y dialogan, se dicen verdades tremendas, fuertes,
románticas, que emocionan, que nos tocan de lleno, sin filosofías baratas sino con la misma espontaneidad diaria en la que
uno puede sentirse absolutamente reflejado. Resulta un film entrañable,
emotivo, profundo, disfrutable ciento por ciento, que nos recuerda a “Escenas de
la vida conyugal”, del genial Ingmar Bergman, con las diferencias filosóficas
del caso.
Carlos Pierre