JUEVES 20 DE JUNIO DEL 2013.
Hay cuatro estrenos que incluyen, además de las dos
críticas, “Monsters University” y “Bárbara”, film alemán de Christian petzold.
GUERRA Mundial Z – 3D
De Marc Forster. Con Brad Pitt, Mireille Enos, Fabrizio
Zacharee Guido, entre otros. Basda en el libro del inglés Max Brooks. Música de
Marco Beltrami y el grupo inglés MUSE. Duración: 116 minutos.
MUY BUENA. SUSPENSO AL POR MAYOR EN UNA RENOVADA HISTORIA
Desde que George Romero inventó a
los zombies, no solo sus películas tomaron a estos seres muertos que reviven y
son feroces sino diferentes cinematografías. De las mejores películas han sido
“Exterminio” 1 y 2, por ejemplo. En el caso de “Guerra Mundial Z”, o “guerra zombie”,
estamos frente a un guión que le da una buena
vuelta de tuerca y remoza la invasión zombie desde un lado que empieza a
ser común en el mundo global: las
pandemias virósicas. Hay algunos puntales
sociopolíticos que destacamos: la transmisión de los virus a través de los
vuelos internacionales (la gripe aviar, el cólera, la gripa A son algunos de los
últimos ejemplos que nos azotan), la salvación –cuestionable- de algunos
elegidos en inmensos portaviones de la ÓTAN que invaden el Atlántico Norte y el
Sur (llamativo y real), la elección de un niño sudamericano como “salvado” y es
la primera vez que ocurre en los films de catástrofes terráqueas, y la elección
de Corea del Sur como país-laboratorio. Esto no es al azar. La industria de
Hollywood suele ubicar la acción de muchos de sus guiones en países donde hay
bases norteamericanas o bien se inician buenas relaciones comerciales desde
China hasta los países árabes(Syriana). Esta vez le tocó a Corea del Sur que
estuvo y sigue estando sobre el tapete por el belicismo de Corea del Norte, más
que sabido a través de las noticias diarias y la fracasada guerra de Vietnam. Además de menciones sobre Israel que van a
llamar la atención. El film se rodó en Malta, Budapest, Escocia y Londres.
Técnicamente el film resulta
impecable por la acción y el suspenso que se vive a pocos minutos de iniciarse y las secuencias con grandes movimientos de
masas. La fotografía es un gran logro en este caso por la diversidad de
tomas y la agilidad del montaje-edición. Es impactante la acción que se realiza
en el avión que transporta el agente “Gerry Lane” junto a una colega israelí a
tierras coreanas. A tener en cuenta! Marc Forster, el realizador, tiene títulos
en su haber como “Monster’s ball”, gran película, pero ésta era la primera superproducción por lo que debió afrontar no
pocos problemas durante la filmación. Tuvo la ayuda de Brad Pitt para quien
también es un debut en estas lides tan específicas.
En cuanto a la propuesta en sí,
tiene los gags típicos de las películas de zombies pero como “clishés” y para
desanudar en algo la tensión del espectador. Y estos personajes están tratados
con la fiereza que tienen como rasgo distintivo pero sin primeros planos, en la
mayoría de los casos, por lo que no es
un film sangriento sino de tremendo suspenso. Tampoco se buscó “lo gore”
sino el planteo de una pandemia, diferente en este caso, que viene siendo
frecuente en la última década. Hay un mensaje al respecto y no está demás.
Brad Pitt cumple con una muy
buena actuación, creíble, y la dota de esa cuota de comicidad en los momentos
culminantes que nos llevan a aplaudir al protagonista convertido en héroe. Para
eso fue contratado, además! Nos entretuvo de principio a fin. Es para pasar un
momento de suspenso muy bien realizado, dejando de lado alguna cosita poco
comprensible del guión en el traslado de sus personajes de una ciudad a otra.
La pasamos por alto. Lo demás es impecable dentro del género, más de lo mismo
pero muy bien realizado.
Elsa Bragato
LA PASIÓN DE MICHELANGELO
De Esteban Larraín. Con Sebastián Ayala, Patricio Contreras,
Aníbal Reyna, entre otros. Música de Ricardo Santander. Duración: 98 minutos.
Chile.
BUENA. LA RELIGIOSIDAD POPULAR EN TIEMPOS DEL DICTADOR
PINOCHET
Esteban Larraín es un joven
realizador chileno de 38 años que encara su filmografía en el plano político y
social, con algunos rasgos lejanos del buen cine español. Éste es su segundo
largometraje (el primero fue “Alicia en el país” sobre una niña boliviana que busca
trabajo en Chile). “La pasión de Michelangelo” no trata sobre el afamado
Buonarrotti sino un caso real de un
joven llamado Miguel Angel, adolescente huérfano de la localidad chilena de
Peñablanca, que moviliza en los 80 a la prensa chilena y al pueblo por sus
visiones con la Virgen María en plena dictadura de Pinochet.
La Iglesia trasandina envía a un
sacerdote jesuita, que encarna Patricio Contreras, para investigar al joven. El
jesuita arrastra una crisis de fe. Prima facie, le cree a este adolescente, de
aspecto aniñado, quien toma un vuelo de popularidad incontrolable, practica
curaciones, sufre los estigmas de Jesús. Sin embargo, Pinochet y sus secuaces
le prohíben a la Iglesia el culto a la Virgen en Peñablanca, dado que Miguel
Angel se ha convertido en un agitador de masas peligroso para los fines de la
dictadura. Abandonado, Miguel Angel es humillado, como el propio Jesús, y sufre
la pasión con rasgos evangélicos.
La filmación se realizó en Villa
Alemana, en Chile, en medio de un paisaje rústico y campesino, que nos remite a
las tierras de Cristo. La música incidental de Ricardo Santander tiene una
característica especial: el sonido de un violoncello agonizante como leit motiv
que acompaña con desgarro el sufrimiento del protagonista.
Es un buen film que logra un
relato bíblico, en sus fundamentos, en Sudamérica, y plantea aspectos sociales
y políticos siempre candentes en nuestras tierras: la Fe y el descreimiento en
pugna, las necesidades de una y otra para las políticas de los dictadores sangrientos
locales, con buenas actuaciones y una avanzada solidez narrativa.
Carlos Pierre