JUEVES
16 DE ENERO DEL 2020.-
EL
ROBO DEL SIGLO
Dirección:
Ariel Winograd. Guion: Alex Zito, Fernando Araujo. Con Guillermo Francella,
Diego Peretti, Luis Luque, Pablo Rago, Rafael Ferro, Mariano Argento, entre
otros. Fotografía: Félix Monti. Música: Darío Eskenazi. Duración: 114 minutos.
XXX-EXCESO DE
SARCASMO
Ariel
Winograd pasó de la comedia exitosa “Mamá se fue de viaje” a un intenso
policial basado en los hechos de público conocimiento ocurridos el 13 de enero
del 2006,: el robo al Banco Río de Acassuso con el liderazgo del uruguayo
Vitette (Guillermo Francella) y el plan pergeñado por Araujo (Diego Peretti),
además de la fundamental ayuda material para concretar el túnel y taladrar las
cajas fuertes a cargo de Marciano (Pablo Rago), un eficiente mecánico.
El
plan fue sincronizado y astuto y milimetrado: la banda mantuvo en vilo a una
veintena de rehenes, a centenares de policías y hasta al Grupo Halcón, logrando
fugarse a través de un túnel. Fueron muy eficaces al engañar al policía “Sileo”
(Luis Luque) y a un representante de la Justicia (Rafael Ferro), llevándose una
millonaria suma de dinero y joyas. Con el tiempo, fueron capturados,
enjuiciados, condenados y encarcelados. Al cumplirse cierta parte de la
condena, fueron liberados y, en el caso de Vitetti, se le concedió la
extradición al Uruguay donde hoy dueño de una joyería.
El
entorno histórico subyace: el “robo” de los bancos a los clientes al quedarse
con sus ahorros (decisión gubernamental) y el robo al Banco Nación de Villa
Ramallo ocurrido a fines de los 90 y conocido como la “Masacre de Ramallo”. Es
decir, una sociedad convulsionada por políticas de saqueo y los bancos como los
“malos” de la situación económica.
El
film denota un gran esfuerzo de producción, con una muy buena investigación.
Sin embargo, hay luces y sombras en la propuesta, puntos a favor y en contra.
El elenco es de consagrados: Diego Peretti, un actor fetiche de Winograd,
convence siempre, mientras que Luis Luque, Pablo Rago y Rafael Ferro son
efectivos en los roles respectivos poco desarrollados. En el caso de Guillermo
Francella, hay que lamentar la gestualidad propia de su comicidad porque
confunde: ¿thriller o comedia? Tampoco colabora la banda sonora de Darío
Eskenazi, con demasiado resabio hollywoodense. Finalmente, Winograd abusó de la
“canchereada” porteña, fuera de época a estas alturas, quitándole veracidad a
un hecho dramático.
La
película tiene figuras que enganchan. Y apunta más a una buena taquilla que a
quedar en la historia como hito policial. Winograd logra tener un cine para
todos, atractivo, con buena boletería, perdiendo su marca personal.
Carlos
Pierre
XXX-EXCESO DE
SARCASMO EN INTENSO THRILLER
Ariel
Winograd pasó de la comedia exitosa “Mamá se fue de viaje” a un intenso
policial basado en los hechos de público conocimiento ocurridos el 13 de enero
del 2006,: el robo al Banco Río de Acassuso con el liderazgo del uruguayo
Vitette (Guillermo Francella) y el plan pergeñado por Araujo (Diego Peretti),
además de la fundamental ayuda material para concretar el túnel y taladrar las
cajas fuertes a cargo de Marciano (Pablo Rago), un eficiente mecánico.
El
plan fue sincronizado y astuto y milimetrado: la banda mantuvo en vilo a una
veintena de rehenes, a centenares de policías y hasta al Grupo Halcón, logrando
fugarse a través de un túnel. Fueron muy eficaces al engañar al policía “Sileo”
(Luis Luque) y a un representante de la Justicia (Rafael Ferro), llevándose una
millonaria suma de dinero y joyas. Con el tiempo, fueron capturados,
enjuiciados, condenados y encarcelados. Al cumplirse cierta parte de la
condena, fueron liberados y, en el caso de Vitetti, se le concedió la
extradición al Uruguay donde hoy dueño de una joyería.
El
entorno histórico subyace: el “robo” de los bancos a los clientes al quedarse
con sus ahorros (decisión gubernamental) y el robo al Banco Nación de Villa
Ramallo ocurrido a fines de los 90 y conocido como la “Masacre de Ramallo”. Es
decir, una sociedad convulsionada por políticas de saqueo y los bancos como los
“malos” de la situación económica.
El
film denota un gran esfuerzo de producción, con una muy buena investigación.
Sin embargo, hay luces y sombras en la propuesta, puntos a favor y en contra.
El elenco es de consagrados: Diego Peretti, un actor fetiche de Winograd,
convence siempre, mientras que Luis Luque, Pablo Rago y Rafael Ferro son
efectivos en los roles respectivos poco desarrollados. En el caso de Guillermo
Francella, hay que lamentar la gestualidad
propia de su comicidad porque confunde: ¿thriller o comedia?. Tampoco
colabora la banda sonora de Darío Eskenazi, con demasiado resabio
hollywoodense, Finalmente, Winograd
abusó de la “canchereada” porteña, fuera de época a estas alturas, quitándole
veracidad a un hecho dramático.
La
película tiene figuras que enganchan. Y apunta más a una buena taquilla que a
quedar en la historia como hito policial. Winograd logra tener un cine para
todos, atractivo, con buena boletería, perdiendo su marca personal.
Carlos
Pierre
LA
HORA DE TU MUERTE
Guion y
dirección: Justin Dec. Con Elizabeth Lail, Anne Winters, Charlie McDermott,
entre otros. Fotografía: Maxime Alexandre. Música: Danny Bensi, Saunder
Jurriaans. Duración: 90 minutos.
XX- ABURRIMIENTO
FATAL
El terror
tecnológico poco original es lo único rescatable de “La hora de tu muerte”: sucesión
de sustos Una joven enfermera, Quinn Harris (Elizabeth Lail), descarga una
aplicación – una “app”- para su celular llamada “Countdown” que predice la hora
de la muerte. De esta manera, descubre que solo le quedan tres días de vida,
una cuenta regresiva, un “countdown” imposible de detener aunque tratará de
esquivar con desesperación el inexorable final.
Teniendo
a una “app” como protagonista del terror, el guion apabulla por su endeblez.
Son solo los minutos de ese reloj los que marcan el mayor suspenso de la
historia. Al mismo tiempo, al centrar el “miedo” en un reloj, se agotan los
recursos de terror, por lo que el resto lo hacen la actriz y su gestualidad. El
colmo del absurdo es la aparición de un personaje caricaturesco, burdo, que
inicia una persecución insólita a la atribulada Quinn quien ya tiene bastante
con su corto destino.
Exageradamente
simple, superficial, esta película aburre y desgasta aún más a los consabidos
sustos y trucos del género. En realidad, quien cuenta los minutos es el
espectador porque el aburrimiento es peor que aquello que Quinn teme en la
ficción. Y se cumple aquello de que con una buena idea solamente no se logra un
buen film en este caso. La ausencia de imaginación hizo que esta mezcla de
thriller y terror sea una real cuenta regresiva para la mediocridad. Sin duda,
Quinn y su historia se derrumban pesadamente.
Carlos
Pierre