JUEVES 20 DE JULIO DEL
2017.-
Pocas películas llegan
esta semana a los cines nacionales. Entre ellas, las siguientes:
SIERANEVADA
Guion y dirección
Cristi Puiu. Con Mimi Branescu, Bogdan Dumitrache, Judit State, Dana Dogaru,
Sorin Medeleni, Ana Ciontea, Rolando Matsangos, Simona Ghita, Tatiana Ikei,
entre otros. Duración: 173 minutos. Rumania-Francia-Macedonia-Croacia-Bosnia.
XXXXX.- LADRILLAZO DESDE LA PANTALLA
El realizador rumano
Cristi Puiu, nombre descollante del pujante cine de su país (recordemos “La
noche del señor Lazarescu”) regresa con “Sieranevada, una reunión familiar”. Si
antes consiguió palmas, aplausos, por sus planteos narrativos, en esta
oportunidad, la extensa y ardua reunión familiar propuesta es un peso pesado
que se cae encima de nosotros desde la pantalla.
Cuesta entender el
objetivo de Puiu al dilatar, ex profeso, una historia que podría haberse
reducido a dos horas y con generosidad. El comienzo tiene un plano secuencia de
quince minutos donde una mujer, nerviosa y expectante, aguarda la llegada de su
esposo. Nervios que pudieron ser un acicate para el interés pero que se diluye
rápidamente con una larguísima secuencia en el interior de un automóvil, donde
una pareja charla sobre la nada misma. Introducción anodina y fría como la
nieve que rodea a los protagonistas.
La reunión familiar se
produce en el interior de una casa mal dispuesta en sus ambientes. Asistiremos
a un clan conflictivo, que espera al cura para rendirle último tributo al padre
difunto. Esa demora del sacerdote permite la introducción de una suerte de
vodevil donde la entrada y salida de personajes está muy lejos de un desarrollo
de los mismos, los diálogos se basan en banalidades y la grieta entre la
herencia comunista y los atentados islamistas se presenta como insalvable.
Film pretensioso y
aburrido derrapa a la hora y no hay justificación temática para la tremenda
duración del mismo. La calificación de
“bueno” a esta película se fundamenta en que presenta un mundo globalizado
versus un pasado que subsiste en la forma de un comunismo a ultranza. Sin negar
el valor de los primeros planos escorzados, de tomas secuencias, y de sólidas
actuaciones aunque sus “decires” no nos dejen nada. Para fans de Duiu.
Carlos Pierre
LA NOVIA (THE BRIDE)
Guión y dirección
Svyatoslav Podgavevskiv. Con Vyacheslav Chepurchenko, Aleksandra Rebenok, Igor
Khripunov, Valeriva Dmitrieva, entre otros. Música de Jesper Hansen. Duración: 91
minutos. Rusia.
XXXXX – DIABLOS DEL PASADO
Difícil emprendimiento
narrativo encaró con “La novia” el realizador ruso Svyatoslav Podgavskiv.
Primero tomó, a modo de génesis, un cuento popular llamado “El dedo” de un
místico del siglo XVI, situándolo a mediados del siglo XIX y la época actual,
emparentándolo además con el cine de Hollywood. El film está doblado al inglés
para una mejor distribución internacional.
La leyenda de la novia
está plasmada con todos los lugares comunes de este género: cámara espasmódica,
personajes circunspectos, niños tenebrosos, en un entorno distópico por los
años y con un infaltable viento que trastoca y lleva al horror.
La propuesta del guion
no deja de ser original: el bisabuelo de uno de los protagonistas, en el siglo
XIX, tomaba fotos postmortem, fotografiaba a los muertos porque suponía que los
mantenía vivos, eternos. Es el caso de esta novia, ataviada con vestidos
antiguos, un anillo viejísimo, determinante en la conexión diabólica y la
incógnita sobre su virginidad.
Todos estos elementos
en el planteo inicial sorprenden y parecen bien encauzados. Sin embargo, la
historia presenta saltos temporales, una sumisión irrestricta al cine actual
del terror comercial, forzando desenlaces, por lo que desbarranca sin remedio.
Dado que la realización
es correcta lo calificamos con tres cruces, bueno: el clima está logrado, un
bosque amenazante, interiores detenidos en el tiempo y buenas actuaciones. La
cuestión es el conjunto de todos estos elementos. Queda como moraleja que es
mejor no mirar los álbumes de los abuelos ni desentrañar rostros del pasado…
Carlos Pierre
TRANSFORMERS: EL ÚLTIMO
CABALLERO
De Michael Bay. Con Mark Wahlberg, Anthony Hopkins,
Josh Duhamel, Stanley Tucci, Laura Haddock. Música de Steve
Jablonsky. Edición de Barton, Gerstel, Neil-Fisher, Regouga, Sanger y Wimmer. Duración:
149 minutos.
XXXXX – SEVERO MENJUNJE
En esta quinta entrega
de la saga Transformers no hay una idea válida y sólida como aquella primera
película de hace una década. Entonces fueron autos que se transformaban en
gigantes y luchaban siempre por el bien contra algún malvado. Con el
transcurrir de los años, los Transformers se fueron a la luna, y se generó una
historia que se fue de las manos del equipo de guionistas de entonces y de
ahora.
La historia comienza en
el año 543, se ubica en la leyenda del rey Arturo, para luego aparecer en un
submarino y también por los aires. No se entiende por qué en uno y otro caso se
cambia tan abruptamente de entorno. Las luchas entre seres de carne y hueso y
androides de metal pierden coherencia. Optimus Prime no está, y el guion avanza
sobre la idea de los Alienígenas como
origen de estos monstruos de hierro (¿no estaban acaso en el lado oscuro de la
luna?). Como siempre, el mundo está en vilo y habrá que rastrear el pasado para
encontrar esa lanza especial que pueda salvarlo.
Estridencias de todo
tipo sobresaltan pero no atrapan. Marc Wahlberg interpreta por segunda vez esta
saga, el gran Anthony Hopkins tiene una moderada presencia como un Lord inglés,
y la bella Laura Haddock reemplaza a otras bellas de las anteriores películas. Es
un menjunje severo, extenso, con pobreza de diálogos y situaciones harto
conocidas: luchas coreografiadas por computación, muertes, y un sinsentido
generalizado que no se sabe si se quiso tomar en broma o ridiculizar a los
Transformers o la cuestión se la tomaron en serio, lo cual sería un desatino
profesional de consecuencias más que previsibles: aburrimiento del espectador.
Eso sí, dura menos que la anterior, algo que se agradece.
Elsa Bragato