JUEVES 9 DE MARZO DEL
2017.-
Varias películas llegan
a las pantallas nacionales. Entre ellas, tres biopics y films nacionales,
algunos con nula difusión lo cual es de lamentar. También se ofrece en el Malba
el excelente documental “Lea y Mira dejan su huella”, de Poli Martínez
Kaplún, quien entrevistó a dos sobrevivientes judías del campo de exterminio
Auschwitz. Ambas viven en el país y cuentan cómo fueron llevadas a diferentes
campos de concentración, cómo sobrevivieron a los horrores y el profundo dolor
de perder a sus seres queridos, cómo llegaron al país. Más que valioso
documental que recomendamos. Ver horarios de programación en el Malba.
“Ley primera” es una buena ficción de Diego Rafecas, quien nos relata la vida de dos
hermanos con vidas diferentes: nacidos en la comunidad Qom, uno de ellos va a
vivir a los Estados Unidos. Como curiosidad, los diálogos son en lengua Qom de
los Tobas y en inglés.
“El silencio” es un film del venezolano Arturo Castro Godoy, radicado en nuestro país,
quien analiza, a través de la historia de una pareja de adolescentes que tienen
un hijo, las relaciones padres-hijos y la búsqueda de la identidad a cualquier
edad. Es una narración intensa y profunda.
JACKIE
De Pablo Larraín. Guión
Noah Oppenheim. Con Natalie Portman, Peter Sarsgaard, Greta Gerwig, Billy
Crudup, John Hurt, entre otros. Música de Mica Levi. Duración: 95 minutos.
Coproducción Estados Unidos – Chile.
XXXXX – LOS KENNEDY A ESCENA
El realizador chileno
Pablo Larraín eligió a Natalie Portman como su “Jackie”, una elección valiosa,
acertada, dado que la actriz había demostrado con creces su esmerada elaboración
de los personajes. Su carrera de Psicología en Harvard le permitió hasta
alcanzar el Oscar por El cisne negro. Otro acierto del realizador chileno fue
tomar solo el fatídico 22 de noviembre de 1963, el momento exacto en que el
presidente John F. Kennedy fue asesinado en Dallas, y la semana subsiguiente del
magnicidio que dejó a la primera dama sin corona y sin marido en segundos. Luchando
con el dolor, la profunda lucha para recuperar su fe, consolando a sus pequeños
hijos y definiendo y defendiendo a ultranza el legado histórico del asesinado
presidente, esa Jackie de ese día de noviembre se transformó en un hito
histórico.
El acierto mayor, o lo
más logrado, es el clima sin sensiblería ni condescendencia que Pablo Larraín
pone sobre el drama que vivió la ex primera
dama. En su hogar, la Casa Blanca, todo empezó a cambiar con rapidez, y Larraín
tuvo el tino de marcarlo en secuencias fuertes, lúcidas, creíbles. Es que el
director chileno es un profundo conocedor de estas situaciones extremas, como
demostró en “Neruda” y en otros films, donde el entorno es oscuro y cruel,
donde la vida no vale nada y los personajes-protagonistas se vuelven “targets”
para las mafias enquistadas en el poder.
Natalie Portman asumió
el difícil personaje de “Jackie” con profundidad, logrando verosimilitud en sus
gestos y su forma de hablar, con la colaboración de la dirección de arte
(vestuario, maquillaje). A partir de eso, Portman trabajó su frágil contextura física, poniendo énfasis en
la refinada educación que tuvo Jacqueline Kennedy, dama de modales delicados y fría
amabilidad. Pero también de gran fortaleza. Las secuencias posteriores al
magnicidio nos muestran sus fluidos contactos con Robert Kennedy (Peter
Sarsgaard), sus paseos solitarios con el sacerdote que fue su consejero
espiritual así como la única entrevista que concedió, basándose en su firme
convicción de que la prensa no siempre decía la verdad. Hay que recordar que
“Jackie” había sido reportera gráfica y conocía el medio periodístico.
El film, apoyado en la
música incidental de Mica Levi y la dramática fotografía de Stéphane Fontaine,
tiene secuencias memorables: la recreación del 22 de noviembre en el auto
descapotado, el vestido de color rosa que quedó manchado con la sangre de su
marido, como su rostro y sus manos, el paisaje agónico y gélido de los paseos
con su sacerdote y el sepelio del presidente. Son retratos de notable maestría
cinematográfica en los que Pablo Larraín, así como su heroína Natalie Portman,
conforman una dupla estupenda para una biografía histórica que aún no se había
llevado al cine, salvo en alguna secuencia de “JKF” de Oliver Stone.
Carlos Pierre
EN LO PROFUNDO DEL BOSQUE
Guión y dirección Patricia Rozema.
Con Ellen Page, Evan Rachel Wood, Max Minghella, Callum Keith Rennie, Michael
Eklund, entre otros. Música de Max Richter. Duración: 101 minutos.
XXXXX – TERROR FEMINISTA
La realizadora
canadiense Patricia Rozema, basándose en la novela de Jane Hegland, enfocó el
tema de la supervivencia ante un desastre apocalíptico con una mirada femenina
y familiar. Ubicó la historia en un bosque de Carolina del Norte, muy alejado
de la civilización.
Dos hermanas
adolescentes sienten ese cataclismo emocional cuando un apagón, que se prolonga
un año, cambiará la rutina apacible. Nadie sAbe qué pasó. Envueltas en el miedo
y la desinformación, enfrentan la incomunicación (no tienen TV, internet) y los
víveres empiezan a faltar porque la pequeña aldea aledaña ha quedado desierta.
La curiosidad de esta
película es que, desde la realizadora y la novelista hasta las dos
protagonistas, dejan de lado la figura masculina. Los varones aparecen solo
para concretar una violación. El tono apocalíptico va creciendo tanto para el
espectador como para las protagonistas que deben luchar a brazo partido contra
las adversidades que van surgiendo dentro de una catástrofe ambiental cuyo
origen se desconoce.
Patricia Rozema aplicó
su vasta experiencia en la televisión para conferirle al film agilidad y
suspenso. Su capacidad como realizadora está altamente comprobada por los
capítulos que dirigió en la famosa serie “Mozart in the Jungle 2016”, por
mencionar solo uno de sus trabajos. El mundo desolador, las mujeres solas y
asoladas por el entorno, obligan a pensar en algo más que lo físico: es la
soledad femenina frente a un mundo marcadamente masculino. Y esto nos permite
afirmar que hay una reivindicación de la mujer, sustentada por las estupendas
actuaciones de Ellen Page y Even Rachel Wood. El terror y la desesperación de
las protagonistas conmueven destacándose que Rozema los administra con destreza
y hasta elegancia. Es un film de género diferente y atractivo.
Carlos Pierre
KONG: LA ISLA CALAVERA
De Jordan Vogt-Roberts. Con Tom Hiddleston, Brie Larson, Toby Kebbell,
Jason Mitchell, Samuel L. Jackson, Tom Wilkinson, Corey Hawkins, John Goodman,
John C., Reilly, entre otros. Música de Henry Jackman. Duración: 118 minutos.
XXXXX – INICIO DE UNA SAGA
“King Kong” quedó en el
recuerdo como aquel gigante gorila que se enamoraba de una frágil rubia y,
subido al Empire State de New York, era ametrallado hasta morir. Y allí se
terminó todo. La astucia de los estudios cinematográficos de Hollywood reviven
con “Kong: la isla calavera” la historia del gorila histórico mostrándolo en un
ambiente natural, una isla perdida en el Pacífico. A partir de ahora hay
“derecho” a una saga. Veamos por qué.
El film de Jordan
Vogt-Roberts se remonta a la Segunda Guerra Mundial, a la caída de aviones en
una isla y a la supervivencia de uno de los aviadores. De allí se pasa a los
años 70 en Vietnam, en plena guerra de los Estados Unidos y los vietnamitas
(culminó en 1975). Un grupo de soldados terminan con su misión, están al mando
de “Preston Packard” (Samuel L. Jackson). El descubrimiento satelital de una
extraña isla en el Pacífico alerta a estudiosos para organizar una exploración
encabezados por “Bill Randa” (John Goodman) mientras el comandante Packard es
llamado con su grupo para llegar a la isla.
Con ellos va una
fotógrafa y periodista, “Mason Weaver” (Brie Larson). Llegar a la isla es un
desafío mortal, en medio de tormentas eléctricas que ponen en jaque a más de
una máquina. La recepción no será pacífica: el mundo idílico de la isla, que
luego de la tormenta se descubre, se trastoca cuando aparece un furibundo
gorila que hace añicos, como si fuesen papelitos, a los helicópteros y se traga
a algunos ocupantes como caramelos. De allí en más se viven aventuras que
tienen una majestuosidad visual propia de los estudios hollywoodenses. Aguas
muy a lo “vietnam”, soldados lastimados que se meten en lagunas, y horribles
monstruos que los persiguen. En esa isla aparece como “salvador” aquel aviador
que cayó, “Hank Marlow” (John C. Reilly), que logró ubicarse como “jefe” de una
tribu temible.
El ritmo es sostenido:
aventuras, luchas entre los monstruos, el cementerio fétido, van aumentando la
tensión, en una narración que no decae pero que, si repasamos lo visto hasta
ahora en materia de efectos especiales, poco es lo que sorprende. El “gag” que
nos devuelve al viejo “King Kong” conocido es el salvataje de la fotógrafa
“Mason” que, si bien no tiene relación directa con las secuencias del film
tradicional, permite avizorar un respeto amoroso del gigante con la diminuta
figura femenina. Y secuelas…
Es un film para
entretenerse y vibrar en la butaca con los salvajes ataques de los “guirigay”.
Hay excelencia en efectos visuales, como dijimos, y la aventura está en su
apogeo, con villanos y buenos, con monstruos y seres humanos. La película es
buena pero no podemos dejar de “entrever” la postproducción técnica, una de las
mejores que hemos visto hasta ahora. Yendo un poco más allá, hay un mensaje
ecológico: no destruir el medio ambiente, respetar a los animales como personas
no humanas.
Elsa Bragato
MONSIEUR CHOCOLAT
De Roschdy Zem. Con
James Thierrée, Omar Sy, Clotilde Hesme, Olivier Gourmet, Frederic Pierrot,
entre otros. Música de Gabriel Yared. Duración: 110 minutos.
XXXXX – EMOTIVA HISTORIA DE UN CLOWN AFROCUBANO
La tercera biopic de la
semana es “Monsieur Chocolat”, basada en la biografía que el historiador e
investigador francés George Noiriel publicó en 2012 rescatando la vida de
Rafael Padilla, afrocubano nacido como esclavo en Cuba en 1868: fue uno de los
mimos más famosos de fines del siglo XIX y comienzos del XX (falleció en el
1917 en la más absoluta miseria). Por diferentes razones llegó a París en un
momento donde la “ciudad luz” era bohemia, trasnochados artistas plásticos, y
bellas mujeres prostituidas. Un gran hallazgo cinematográfico de Roschdy Zem es
la recreación del ambiente parisino, de la vida circense, de sus alegrías, de
sus profundas miserias y tristezas, a través de un personaje como “Monsieur
Chocolat” o Rafael Padilla, en el que se funden el dolor existencial y el grotesco:
era el negro que aceptaba las bofetadas de un blanco para hacer reir a los
blancos, frase con la que se define al film.
Durante 20 años,
“Monsieur Chocolat” estuvo unido al clown británico “Footitt” (George Tudor
Hall), siendo números preferidos en circos y hasta en teatros de la época. Esta
relación está muy bien protagonizada por los excelentes Omar Sy (ganador del
César por “Entouchables”) y James Thierrée como “Footitt”, en una cabal lección
actoral de ambos. Entre el drama, la comedia, la tristeza que también genera
aquellos ambientes lúgubres y pobres de los circos de antaño, el racismo y la
corrección política que significa llevar al cine esta asombrosa biografía,
transcurre una narración muy emotiva que redescubre una figura olvidada y que
solo un investigador como George Noiriel rescató del olvido en un libro, ahora
llevado al cine. Melancolía, habilidad narrativa, plasticidad actoral: valiosos
aciertos de una película que merece verse.
Elsa Bragato