JUEVES 7 DE ABRIL DE 2016.-
Trece películas se incorporan a la cartelera del país. Entre ellas, “Arreo”,
documental de Tato Moreno sobre los gauchos nómades de Mendoza, los Parada; “Guaraní”,
de Luis Zorraquín, historia de un paraguayo que viene a Buenos Aires para
llevarse a su hija a su país. No quiere que su nieto nazca aquí. “Juana a
las 12”, de Martín Shanly fue la revelación del BAFICI 2014. Es una
coproducción con Austria y nos habla de la vida de una joven y sus avatares en
un colegio religioso; “El lugar del miedo”, de Ernesto Aguilar, es un
film de género de este avezado realizador que maneja muy bien la narración
audiovisual y “No hay tierra sin mal”, de Belén Bianco, que nos retrata
la vida en la ciudad de Posadas, la diferencia de clases, muchas veces con
cámara estática con el fin de generar en el espectador la morosidad de la vida
en el interior, frente a determinadas circunstancias. Entre las extranjeras, “Los
exiliados románticos”, de Jonás Trueba, de España, muestra la vida de tres
jóvenes en una agradable road movie.
MANDARINAS (TANGERINES)
Escrita y dirigida por Zaza Urushadze. Música de
Níaz Diasamidze. Duración: 87 minutos. Estonia, 2013.-
MUY BUENA. ENTRE MANDARINAS Y ATAÚDES
El
trabajo narrativo de Zaza Urushadze trasciende el casi minimalismo con el que
desarrolla esta historia de opuestos, donde la paz se quiebra por la guerra,
eterna sinrazón. La brutalidad estalla en una provincia de Georgia que busca la
independencia de los serbios. Corre el año 1990, Ivo, un agricultor de
mandarinas, decide quedarse a pesar del horror desatado y levanta la cosecha de
mandarinas que aún ha quedado en pie. Lo ayuda su amigo Margus. Deben ser
rápidos para poder escapar de los serbios.
Todo
cambia cuando dos heridos caen a su puerta, un georgiano y un serbio. Enemigos
entre sí que reciben los primeros auxilios de mano de los georgianos. La guerra
estalla afuera. Pero dentro de ese rústico hogar se desata otra: el
enfrentamiento, el duelo verbal del serbio y del georgiano.
El
trabajo de Urushadze es notable: va de lo áspero y rural, de una tensión
inicial a la distensión saludable y civilizada, busca que sea estable, que sea
efectiva pero se topa con dos personajes que lo obligan a ahondar en lo
opuesto. El entorno es la guerra, pero no se percibe. En cambio, dentro de la
casa está el combate, el enfrentamiento. Duro, difícil. Esto sirve para
plantearse fuertes contrastes: vida y muerte, cajones de fruta y ataúdes,
georgianos y serbios.
Blas
Pascal afirmaba: “Por qué me matáis, porque vivís del otro lado del río…”.
Síntesis perfecta de este pequeño gran film, nominado a los premios Oscar como
mejor película extranjera.
A
diferencia de otras películas bélicas, en “Mandarinas” está la guerra que cada
soldado tiene en sí mismo, personal con consecuencias que solo vive cada
soldado. Sin efectos sangrientos, con una mirada aleccionadora y real,
Urushadze encuentra un relato profundamente humano en medio del horror que los
pueblos no buscan y, en cambio, padecen. ¿Mandarinas? Una aromática metáfora
que el espectador debe desentrañar… No se la pierda.
Carlos Pierre
LEJOS DE ELLA
Guión y dirección de Jía Zhang-Ke. Con Zhao Tao,
Jinsheng Zhang Yi, entre otros. Música de Yoshihiro Hanno. Duración: 131
minutos. China, Cannes 2015.-
MUY BUENA.
Según
el mismo realizador chino Jia Zhang-Ke, su objetivo fue contar cómo el
consumismo prevalece sobre los sentimientos, las familias, aún en la China
actual, país que uno imagina con una sociedad con tintes más socialistas, a
pesar de su febril industrialización.
China
cambió vertiginosamente en los últimos 20 años. Superó a la Corea del Sur de
los 90. Zhang-Ke (“Naturaleza muerta”) recurre a tres momentos cruciales en la
vida de una pareja. En 1999, viven en un país que empieza a abrirse a
Occidente. Fruto de esta unión hace un hijo al que llaman “Dólar”, porque en
esa moneda extranjera el padre de familia encuentra el futuro. Esta primera
parte es festiva, es el comienzo de una nueva era. Ya en el 2014, el matrimonio
vive las consecuencias de una euforia fatua. Surge el melodrama familiar. Padre
e hijo están en Shanghai, ciudad capitalista. Sin embargo, “Dólar” no olvida
totalmente su país natal, sus costumbres y menos aún a su madre. Éste es el
“quid” del relato, con un acertado título en castellano. “Dólar” está lejos de
ella, de su tierra, de su madre.
Ya
en el futuro, en el 2025, padre e hijo están viviendo en Australia, y el idioma
chino es un recuerdo. El inconciente hace de las suyas. Es tal vez el momento
menos logrado del film, pero marca la deshumanización alcanzada por quienes
apostaron sus vidas solo al dinero.
Se
trata, en definitiva, de una historia grandilocuente en tiempo y espacio, plena
de sabiduría y excelencia narrativa, aún con sus altibajos finales. La
evolución de China está muy bien retratada a través de una visión panorámica
del país, inmenso y misterioso al mismo tiempo. Con mano maestra, Jia Zhang-Ke
reúne pasado, presente y futuro deslumbrando con su tratamiento. Surge aquel
“Go west” (Pet Shop Boys, británicos), el “ve a Occidente” como crítica a la
pérdida de los propios valores en pos de virtudes y vicios del capitalismo. La
esencia es lo que debe prevalecer. Gratificante.
Carlos Pierre
YO VI AL DIABLO
De Kevin Greutert. Con Isla Fisher, Anson Mount, Jim
Parsons, Eva Longoria, entre otros. Música de Anton Sanko. Duración: 82
minutos.
REGULAR. ¿Y EL DIABLO…?
Con
extensa experiencia en la edición de las cinco primeras entregas de “El juego
del miedo”, Kevin Greutert muestra su manejo en la compaginación, pero se
olvidó de la sorpresa, del terror que un film de género debe tener. En “Yo vi
al diablo”, no hay ni sobresaltos ni sustos que obliguen a aferrarse a la
butaca. La falla es indudablemente del guión, laxo, apático, sin garra. Las
escenas de pánico son cansinas y la aparición del “encapuchado”, que debería
ser el eje de esta historia de supuesto terror, es ridícula. No da.
En
el comienzo, un tremendo accidente automovilístico que sufre “Eveleigh” (Isla
Fisher) le deja profundas huellas psicológicas. Casada con “David” (Anson
Mount), deciden tener un hijo y se mudan a una casa en un viñedo de California,
zona tranquila y bella. Inesperadamente para la pareja, aparecen tibios amagos
sobrenaturales que no quiebran la letanía narrativa. Una vuelta de tuerca en la
trama produce el thriller, el horror, que se espera. Tardíamente, una
dilatación de la acción que atenta con la historia planteada.
Cabe
preguntarse si las previsibles consecuencias de un accidente son las “visiones”
del título en inglés, más cercano a la verdad de “Julia” que “yo vi al diablo”,
porque éste no está. Un encapuchado, la sombra de un ser diabólico
–supuestamente- no son suficientes para justificar un guión y mucho menos
llevarlo al largometraje.
Rescatamos
el aporte de la música incidental de Anton Sanko y la belleza de la geografía
oeste de los Estados Unidos. Pero no salvan este acto fallido de Kevin
Greutert.
Carlos Pierre
LONDRES BAJO FUEGO
De Babak Najafi. Con Gerard Butler, Morgan Freeman, Aaron
Eckhart, entre otros. Música de Trevor Morris. Duración; 110 minutos.
REGULAR. PATRIOTERISMO ABSURDO
Babaj
Najafi nació en Irán y trabaja en televisión desde la década del 90. No es la
primera vez que se lanza a la pantalla grande. Hay consecuencias: los dos
medios audiovisuales por excelencia son esencialmente diferentes en sus
espacios y tiempos. Y se nota en “Londres bajo fuego”. Es bueno como telefilm,
malo como largometraje.
La
reunión de los líderes del mundo para despedir al premier británico que
falleció en circunstancias extrañas es el blanco perfecto para que los
terroristas “liquiden” al resto de líderes mundiales. Londres cae bajo el fuego
enemigo, los efectos especiales están y, junto con los cachets de Butler,
Freeman y Eckhart, deben ser lo más caro del presupuesto de esta película.
Los
edificios más importantes de la bella Londres caen bajo el fuego enemigo. Lo
curioso es que el presidente de los Estados Unidos está preocupado y es quien,
junto a un poderoso agente encarnado por Gerard Butler, deciden el destino de
la salvación de la capital del ex Imperio Británico.
Curioso,
porque no hay autoridad inglesa alguna que tome las riendas del desastre
apocalíptico desatado. “Mike Banning”(Gerard Butler) se encarga de organizar,
en medio de situaciones claustrofóbicas y acompañado nada menos que por el
presidente de los Estados Unidos, el salvataje.
Si
se busca entretenimiento fácil, es decir, ver los destellos de los efectos
especiales, siempre bien logrados, la película pasa. Si se quiere ver algo más,
es decir, un complot internacional con buen desarrollo narrativo, se está en
problemas. Es un film del montón que bien pudo no hacerse. No aporta nada. Solo
diálogos consabidos y una situación política inaceptable. Si viviera todavía la
brutal Margaret Tatcher, Babak Najafi tendría que dar explicaciones políticas
sobre este guión donde solo existe el poderío norteamericano en detrimento de
sus potencias amigas. Desde todo punto de vista, un caso raro…
Elsa Bragato
DE AHORA Y PARA SIEMPRE (FREEHELD)
De Peter Sollett. Con Julianne Moore, Ellen Page,
Michael Shannon, Steve Carell, entre otros. Música de Hans Zimmer y Johnny Man.
Duración: 103 minutos.
BUENA. LUCHA POR LOS DERECHOS
El
caso de la policía Laurel Hester (Julianne Moore) de New York llegó a los
estrados judiciales y a las páginas de todos los diarios del mundo: divorciada,
encontró en una joven colega, “Stacie Andree” (la gran pequeña Ellen Page,
inolvidable “Juno”) al amor de su vida. Un documental corto sobre la vida de
ambas logró, en el 2007, el ansiado Oscar. Con Peter Sollett llega al cine en
un film que es empático, amable, pleno de cariño hacia los personajes pero con
poca pasión narrativa. Se cuenta la historia de ambas mujeres de manera
detallada hasta llegar al cáncer declarado de “Laurel” y su lucha para que su
compañera de vida logre heredarla.
Feroz
batalla campal, con Steve Carell en el papel de autoridad máxima de un jurado
de recalcitrantes conservadores de moral deficiente, sin conformar su
estereotipada actuación. Sin embargo, fuera de roles más o menos cumplidos con
oficio, se muestra la descarnada batalla judicial frente a una mujer moribunda
y su pareja. Julianne Moore y Ellen Page construyen hitos exitosos en sus
carreras. Page tiene un lucimiento menor aunque efectivo. Moore sobresale y
conmueve en el final.
Desde
este punto de vista, el film sale airoso. Se ahorran escenas perturbadoras y se
va al meollo: la relación de dos que se quieren enfrentando la hipocresía
social. No hablamos del siglo XIX ni del XX sino de éste, el XXI, donde
debieran dejarse de lado las moralinas simplemente porque no tienen más lugar
en las sociedades actuales. Pero subsisten. Y, si bien Laurel Hester pudo
partir en paz porque logró su objetivo, está bien claro que la modernidad
actual aún carece de una profunda ética y está plagada de prejuicios.
Interesante historia sin pretender ganar ningún premio más que el del
espectador gratificado.
Elsa Bragato
LA GUARDERÍA
De Virginia Croatto. Documental. Rodada en Argentina y Cuba. Música de Nicolás
Sorín. Duración: 80 minutos.
BUENA. DOCUMENTAL SOBRE LOS NIÑOS EXILIADOS
Virginia
Croatto llega al largometraje con esta ópera prima, un documental sobre los
hijos de Montoneros que fueron llevados a Cuba mientras sus padres luchaban en
el país. Bien narrada, con films de la época, Croatto tiene buen pulso
narrativo que hace amena una historia poco conocida para la mayoría de los
espectadores: que 30 niños, hijos de Montoneros, pasaron sus infancias en La
Habana, en la llamada “La guardería”, a resguardo de la brutalidad de la última
dictadura militar. Dan testimonios esos hijos, hoy adultos, cómo vivieron el
exilio que no comprendían y cómo sintieron la ausencia de sus padres, que se
“acercaban” mediante cartas, videos y dibujos. Paula H. Locascio, Lucía
Zverkocourtaux, Amor Perdía, Ana. Binstock junto a Miguel y Edgardo Binstock,
Mariana Chaves Ramella, Fernanda y Ana M. Raverta, Carlos Olmedo, Mario Y¨ger,
Susana Brardinelli, Cristina Pfluger, Héctor Dragoevich, Estela Cereseto, Nora
Patrick y Hugo Fucek, ofrecieron sus relatos sobre esa niñez tan especial,
bella y triste a la vez, con tantas preguntas sobre tantas ausencias. El
regreso, el país que empezaban a conocer de grandes, recuerdos, la familia, los
que ya no estaban, son temas que surgen de declaraciones sinceras.
Si
bien al comienzo Virginia Croatto se vuelca al documental excesivamente
panfletario, termina siendo un recuerdo de infancias diferentes, interesantes.
Voces de adultos que vivieron una niñez no buscada.
Elsa Bragato
EL LIBRO DE LA SELVA en 3D
De Jon Favreau. Voces de Bill Murray, Lupita
Nyong’O, Ben Kingsley, Scarlett Johansson, Idris Elba, entre otros. Música de
John Debney. Duración: 105 minutos.
MUY BUENA. ACCIÓN Y ESPECTACULARIDAD VISUAL
El
film “El libro de la selva” que Walt Disney realizó en 1967 tiene su remake en esta
película homónima que lleva la firma del realizador Jon Favreau con la
producción de los Estudios Disney. Estamos frente a un clásico del cine de
animación, que emocionó por su historia y por la belleza de sus melodías.
Basada
en la historia que escribió Rudyard Kipling, Nobel de Literatura de origen
hindú como su protagonista, nos cuenta la historia de “Mowgli”, encarnado por
el niño Neel Stehi de 11 años, neoyorquino con la misma ascendencia que
Kipling: un niño, considerado un “cachorro humano”, que es criado en la selva
por unos lobos. Con la ayuda de un oso y de una pantera, sobrevive al acecho de
un tigre enfurecido. Fue atacado por un hombre quedándole una marca su cara por
lo que no perdona todo aquello que tenga una figura humana.
La
curiosidad es la interacción magistral del personaje encarnado por un humano,
el niño Neel, y los animales de la selva, producto de una tecnología de punta
con espectacularidad visual y notable realismo. Se trabajó con el exhaustivo e
innovador sistema de captura de movimiento de los animales, mientras que a Neel
Stehi se lo filmó en pequeños sets, por lo que su trabajo es magnífico: nunca
tuvo frente a sí a sus eventuales compañeros de diálogos o acciones sino
referencias virtuales.
Las
voces están a cargo de excelentes actores como Bill Murray componiendo al Oso
Baloo, Lupita Nyuong’O como la Mamá Loba, Ben Kingsley como la pantera
Bahgheera, Scarlett Johansson como la pitón de voz hipnotizadora o Idris Elba
como el tigre Shere Khan. Además, aparecen elefantes, monos, aves, ninguna
especie quedó fuera.
La
tecnología actual ayuda a poner sobre el tapete la emoción de determinadas
escenas así como la enseñanza que dejan, realzando el pensamiento de Rudyard
Kipling. Y así como impresiona el realismo alcanzado en los animales, tanto la
exuberancia de la selva “animada” con brillantes efectos visuales como la
música incidental colaboran para mantener la atención en una bella historia que
merecía rescatarse. “El libro de la selva” de Walt Disney cumple 50 años el año
que viene, por lo que le damos la bienvenida a esta remake de Jon Favreau,
quien la aggiornó con mucha acción. No se la pierda.
Carlos Pierre