JUEVES 11 DE JUNIO DEL 2015.-
Nueve estrenos para todos los gustos llegan a la cartelera de cine del
país. Entre ellos, el documental argentino-canadiense “Los adioses”, de Carole
Lagarniere, destacada documentalista de Québec, quien relata la vida en una
casa destinada a quienes están por morir, la desazón de los que quedan, y ese
último hálito de vida que transcurre en paz, con morfina y con el afecto de
quienes los despiden. Delicado tema que duele profundamente aunque la muerte
forme parte de la vida. “Beatles”, de Peter Flinth, film noruego basado en el bestseller
de Lars Saabye Christensen, relata la vida de cuatro jóvenes en pleno auge de
Los Beatles, en los 60, y la influencia de aquel movimiento que significó más
que la música: libertad, hippismo, y revolución social. Los cuatro
protagonistas encarnan la “no banda”, aunque la música sea el gran acicate que
tienen, y las interrelaciones sociales a temprana edad. Nostálgico y muy bien
fotografiado. “La calle de las pianistas”, de Mariano Nante, que cerró el
último Bafici en el teatro Colón, es un muy interesante documental, especial
para músicos, tomando como base la Rue Bosquet de la ciudad de Bruselas donde,
coincidentemente, viven Karin Lechner y su hija Natasha Binder, herederas de la
familia Tiempo, y tienen como vecina nada menos que a la gran Martha Argerich.
Meter una cámara en la vida íntima de una familia de mujeres concertistas es el
gran logro de Nante, retratar sus minirencillas cotidianas y disfrutar de ensayos
y conciertos. Argerich solo aparece una vez así que no es el centro del
documental. Vale la pena este film porque muestra la otra cara de los músicos,
la vida familiar que lleva la impronta de los pentagramas y que, aún con la
normalidad de cualquier ser humano, la hace esencialmente distinta a cualquier
otra vida. Más que disfrutable.
JURASSIC WORLD en 2 Y 3D
De Colin Trevorrow, producción de Steven Spielberg. Con Chris Ptratt, Bryce D. Howard,
entre otros. Música de Michael Giacchino. Duración: 124 minutos.
BUENA. DESMADRE DE
SAURIOS
Con claras
reminiscencias a la primera película Jurassic Park, de 1993, llega la cuarta
con notable artillería de efectos especiales, servidos abundantemente para
entretenimiento máximo del espectador. El gran parque temático de la isla de
Nubar ahora es descomunal y los ingenieros genéticos trabajaron intensamente
para crear un nuevo saurio, el más temible, llamado Indominus Rey. Con esto se
asegura la visita masiva de turistas, se acrecientan los riesgos para todos y se
muestra el sentido comercial de los parques de diversiones de todo tipo.
Nada falta aquí, ni el subtema
romántico ni el poderío militar norteamericano cuando los gigantescos bichos
hacen de las suyas, que nunca son cositas livianas… Devoran, masacran, un
desmadre “sáurico” para mantener en vilo al espectador con la complicidad de
Michael Giacchino que sabe bien cómo apuntalar sus acordes para que el público
se estremezca.
El espíritu pochoclero
y la diversión plagada de sustos están en su esplendor y está bien para el
entretenimiento fuerte, teniendo en cuenta que es para mayores de 13 años. La
crítica solo puede ver que hay una narración coherente, sostenida, y una
inversión de ésas que dan tanto escalofríos como los saurios: más de 200
millones de dólares, incluyendo marketing. Efectos especiales notables, el ojo
de Spielberg siguiendo desde su casa las tomas y secuencias y un film para
saltar de la butaca con emociones impactantes.
Elsa Bragato
LA SALADA
De Juan Martín Hsu. Con Ignacio Huang, Chang Sun Kim, Mimí Ardú,
Paloma Contreras, entre otros. Duración: 92 minutos.
BUENA. LA NUEVA ARGENTINA EN INTERESANTE RETRATO
Juan Martín Hsu nació en Buenos Aires, en el seno de una familia taiwanesa.
Conoce muy bien el tema de la insersión social, las trabas que las sociedades
más abiertas como la nuestra pueden poner y tener, y echó mano de tres
historias definidas que va entrelazando, teniendo como marco “La feria de La
Salada”, ese megacomercio donde todo se consigue a bajo precio y que tantas
críticas recibe por diferentes motivos. Algunos protagonistas son muy
reconocidos por todos: Ignacio Huang es
el chino de “Un cuento chino” y Chang Sun Kim, el oriental de “Graduados”,
quien trabaja con su hija, Yunseon Kim.
Como una parábola perfecta, Hsu abre y cierra el film con una práctica
de golf de Kim (Sr Kim), quien alquila un local en La Salada, siendo atendido y
traducido por su hija. Ignacio Huang, en el papel de “Huang”, es un coreano que
llega sin familia y que solo tiene contacto telefónico con su madre. Este
personaje encarna la soledad existencial de quienes sufren el desarraigo bucando
con desesperación echar raíces en la nueva tierra. También aparece el boliviano
traído por su tío, Nicolás Mateo, trabajador y temeroso de las nuevas
experiencias. Hay una interesante interrelación entre los personajes, obligados
a vivir situaciones que no soñaban pero que enfrentan con gallardía.
El amor, los planes familiares de casamientos de sus hijos, las
culturas cerradas viviendo en tierras lejanas, son plasmadas muy correctamente
por Juan Martín Hsu.
La realidad que se muestra es la que no queremos ver. Es lo que se
vive en nuestro país desde hace dos décadas, esa otra cara que existe, plena de
seres (la nueva inmigración) que intentan sobrevivir a pesar de los mismos
argentinos. ¿Somos en verdad tan abiertos como creemos o xenófobos? ¿Hay
explotación de inmigrantes o tan solo es un grupo de vivillos a espaldas de
todos? Sin tocar picos de dramatismo, tal vez con excesiva lentitud en algunos
tramos por una fotografía muy detallista, la película es una ficción lograda,
con muy buenas actuaciones. Para ver.
Elsa Bragato
CASTORES, LA INVASIÓN DEL FIN DEL MUNDO
Documental de Pablo Chehebar y Nicolás Iacouzzi, directores y
productores de Metiche Films. Duración: 89 minutos.
BUENO. LA BIODIVERSIDAD EN PELIGRO
Tierra del Fuego es un lugar bellísimo con una ciudad de casas bajas,
techos de dos aguas, y un gran cartel que indica “Fin del mundo”. Allí termina
el continente y es la ciudad más austral del planeta. En 1946, miembros de la
Armada trajeron 20 parejas de castores desde Canadá. Ideales para ese paisaje
de montañas entre marrones y blancas, lagos en los conos de volcanes, y
callecitas ondulantes. Fue una tratativa comercial que implicó el traslado de
los animales bajo condiciones especiales para su sobrevivencia en el largo
vuelo. Los castores fueron el “gancho” de los franceses para “piratear” parte
de las tierras de Canadá. Apreciaron su piel. Y esta razón comercial los trajo
a las costas americanas. Se pensó lo mismo para nuestro sur. Pero la cuestión se
desmadró. La reproducción de estos animales, notables ingenieros hídricos
(construyen puentes desviando el curso de los ríos que no son destruidos ni por
tormentas ni crecidas), nunca fue controlada y hoy hay más castores que
habitantes en Tierra del Fuego. Y tan hábiles son que lograron cruzar el
Estrecho de Magallanes y llegar al continente, incluyendo las tierras chilenas.
Los documentalistas buscaron diferentes opiniones sobre qué hacer con
estos animales. Se crearon restoranes con carne de castor, se los mata para
hacer tapados de piel, pero ellos continúan con una reproducción que el ser
humano no logra controlar. Entre las opiniones que más pesan están las que hablan del “exterminio” de los castores
mientras que otros científicos y conocedores de la zona sostienen la teoría del
control de la natalidad mediante anticonceptivos, como se ha hecho en otros
países. Las dos caras del problema conviven: por un lado, los animalitos tienen
sus fanáticos, cerros con su nombre, hombres vestidos de castor que se pasean
por la ciudad invitando a tours, y la contrapartida está en el fastidio de
mucho que solo buscan matarlos. Aquella peregrina idea de traerlos resultó naif
y perniciosa para la biodiversidad de la zona. Matarlos no parece lo mejor ni
lo más humano. El interrogante está así como la belleza de nuestra isla (o
parte de ella dado que es compartida con Chile). Buena fotografía y pocos
castores, salvo en el final. En síntesis, la codicia humana burlada por la
naturaleza. Interesante.
Elsa Bragato
BOLISHOPPING
De Pablo Stigliani. Con Arturo
Goetz, Juan Carlos Aduviri, Olivia Torres y Rafael Feerro, entre otros. Música
de Patricio Alvarado. Duración: 88 minutos.
MUY BUENA. TEXTILES EN LA MIRA
Es una grata sorpresa esta película de Pablo Stigliani sobre la explotación
de los hermanos bolivianos en talleres clandestinos. Se centra en el “capanga”
Marcos quien arregla con la policía (Rafael Ferro casi condenado a este rol),
con las grandes marcas de ropa, con los contrabandistas de personas, de manera
de mantener su producción. Llega un matrimonio con una pequeña, marido y mujer
no aceptan fácilmente las condiciones indignantes de vida que Marcos les
ofrece: un cuarto con paredes de telgopor, la prohibición de que la niña viste
el taller, la prohibición de salir, la falta de pagos. Hasta que se produce un
desencadenante, muy bien buscado por el guionista y realizador: la pequeña se
enferma.
He aquí donde comienza otra película, con intensidad y carnadura de
los personajes, envueltos en un drama para el que no hay dilaciones. Hay que
salvar a la criatura. Encerrados, obligados a vivir en otro cuarto aún peor que
el anterior, la pareja de bolivianos buscará alguna solución y “Marcos” verá
peligrar su taller aunque detrás está la “mafia” que también sacará provecho de
su mal momento.
Resulta muy interesante el relato propuesto por Stigliani, hay un muy
buen manejo de actores, buen timing, y una fotografía realista que no es bella
porque los lugares no lo son pero que sí es fiel retrato de las condiciones de
vida de los explotados. Es también la otra cara de nuestra sociedad actual con
la “nueva inmigración” Para ver.
Elsa Bragato
LEOPARDI, EL JOVEN FABULOSO
De Mario Martone. Con Elio Germano, Pío Del Prete, Michele Riondino,
entre otros. Música de Sasha Ring. Duración: 143 minutos.
BUENA. BIOPIC DE ÉPOCA SOBRE UN GRAN POETA
En épocas de dinosaurios redivivos, de efectos especiales que asustan
y deslumbran a la vez, hacer un film de época es toda una rareza. Más aún
estrenarla. Nos hemos desacostumbrados a la reconstrucción histórica
tradicional y “Leopardi…” surge entonces como una rareza poética y nostálgica
que no viene nada mal. Más aún cuando se retrata la vida de uno de los más
grandes poetas italianos, Giacomo Leopardi, un erudito de su época, de sensibilidad
extrema, enfermo de raquitismo y con una deformación ósea en la espalda, que
falleció de cólera a los 38 años. De estirpe noble, junto a sus dos hermanos,
vivió bajo la severa disciplina del estudio en la biblioteca de su “palazzo”, y
la mirada de su padre. Su madre, austera y seca, está casi ausente de la vida
de este hombre que prácticamente no conoció el amor aunque lo buscó en sus
versos cargados de lirismo y profundidad filosófica.
El film fue presentado en la última Mostra de Venecia, alabada por la
crítica como una “biopic de calidad”. La fotografía es un deleite, así como la
actuación de Elio Germano como “Leopardi”, admirado por la elite culta de su
país, a la que pronto le daría la espalda por sus ideales libertarios. La voz
en off con poemas, la mención de sus “Opúsculos morales”, son pinceladas del
notable talento del escritor. Aletargan el relato biográfico si bien aportan
belleza auditiva y espiritual.Es un fresco sobre una realidad del siglo XIX.
Sin embargo, carece de hondura en los personajes, demasiado lineales o
ajustados al texto, dejándole el protagonismo a Elio Germano, quien sí
profundiza en el alma del gran poeta y erudito aunque el director deja en manos
del actor el drama que vive limitándose a fotografiarlo y no a “hincar” la
cámara. Se nos cuenta una biografía en forma rápida, con belleza fotográfica
innegable, pero falta ese “pathos” que la historia ameritaba.
Elsa Bragato
EL OTRO LADO DEL ÉXITO
De Olivier Assayas. Con Juliette Binoche, Kristen Stewart, Chloé Grace
Moretz. Duración: 124 minutos. Apta para mayores de 13 años.
BUENA. BINOCHE EN OTRO GRAN PAPEL
Olivier Assayas es uno de los grandes del cine francés actual. Y
retoma, porque el tema no es desconocido, el paso de los años para una actriz
que fuese famosa, y que ahora debe aceptar el rol de segunda en una obra que
estrenó como primera figura joven. El cine y el teatro se han encargado de este
tema que hace a la condición humana en cualquier profesión u oficio. Juliette
Binoche encarna a esta cuarentona que enfrenta una decisión difícil pero no
imposible, asediada por su asistente, la muy eficiente Kristen Steward alejada
de la picadora de carne hollywoodense, y la ascendente Chloé Grace Moretz de
tan solo 18 años, su alter ego. Un espejo, el reflejo del rostro del ayer,
aunque suene raro decirlo sobre Binoche, y los Alpes suizos, permiten a la
estrella francesa trabajar con sus recursos emotivos y su notable sensibilidad
siendo el eje y el centro absoluto de este drama. Es el gran secreto de esta
película: la protagonista, en un doble juego en el tiempo, imprimiéndole
matices propios a un tema conocido. Assayas buscó en Binoche la intimidad del
drama femenino, personal, y lo logra por la calidad histriónica de la
protagonista. Reconozcamos que, muchas veces, los actores salvan la rutina de
un guión, al que los Alpes le prestan poco y nada. Pero digamos también que
está Assayas con su cámara para trabajar con inteligencia en el alma de tres
mujeres. Tarea nada fácil.
Elsa Bragato