PANTALLAZOS (CRÍTICAS DE BRAGATO Y PIERRE)

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jueves, 16 de abril de 2015

"BIG EYES", "MIS DÍAS FELICES" Y "SE LEVANTA EL VIENTO", LO MEJOR DEL JUEVES 16



JUEVES 16 DE ABRIL DEL 2015.-

Siete estrenos aparecen en la cartelera de cine porteña y en salas de interior. A último momento se agregó “El poder de la cruz”, de Johnathan M. Gun con Mira Sorvino que narra un segmento de la vida de 12 almas y la relación con la Cruz de Jesús. El milagro, la desazón, la Fe, temas que hacen a la vida misma de las personas, están tratados de una manera liviana. Sin difusión suficiente, el film, que puede interesarle a quienes son católicos o bien la Fe los conmueve, debió estrenarse en otro contexto o en muestras temáticas. “La parte ausente”, del hondureño Galel Maidana afincado en nuestro país, tiene a Celeste Cid (una de las actrices del año por sus apariciones en cine y tevé y un rostro singular que tolera todos los planos) y Alberto Ajaka como protagonistas. La película fue presentada en el ultimo festival de cine de Mar del Plata. Es un film noir, en un futuro apocalíptico (distópico) donde Buenos Aires aparece como no la querríamos ver. Un promisorio intento. “El reino de los monos”, de Disneynature, es un gran documental sobre la vida de una mona muy hábil y su hijo chimpancé, teniendo como entorno las ruinas de las selvas del sur de Asia. Los peligros que acechan al pequeño, la reacción de la madre, el entorno por momentos muy difícil, y el sobrevivir, son los temas comunes a estos documentales que tienen un público cautivo. Finalmente “Terror en el bosque”, del cubano Eduardo Sánchez, film norteamericano que renueva los clishés del género para placer de sus seguidores. Infaltable en la cartelera porteña, un “must” entre las propuestas semanales.

BIG EYES

De Tim Burton. Con Amy Adams, Christopher Waltz, Hrysten Ritter, Danny Huston, Terence Stamp, entre otros. Música de Danny Elfman. Duración: 106 minutos.

MUY BUENA. BIOPIC LUMINOSA DE LA MANO DE BURTON

El talento de Tim Burton puede, con esta biopic sobre la vida de la pintora norteamericana Margaret Keane, afrontar el riesgo de apartarse de su peculiar estilo de creación y manejar una narración clásica como “Big Eyes”, con sarcasmo, aire de comedia, y notables actuaciones, llevándonos a finales del 50 y comienzos de los 60 a San Francisco. Época de plena ebullición intelectual, no exenta de hippismo, de explosión de artistas, “Ojos grandes” nos introduce en la vida de la pintora Margaret Keane sometida a manos de su esposo, creadora de los niños desvalidos con grandes ojos, remarcados, asombrosos e inquisidores.

Amy Adams, ganadora del Golden Globe por esta labor (la actriz de “Una semana con Marilyn”), y Christopher Waltz, el austríaco ganador de dos premios Oscar, protagonizan la película de Burton, que nos cuenta cómo el segundo esposo de la pintora, Keane, robó la firma de su mujer en los cuadros ganando fortunas con el trabajo de la pintora. La hija de Margaret, fruto de un primer matrimonio (tema que queda sin explicación), la pequeña Krysten Ritter, asiste al engaño tramado por su siniestro padrastro. El trabajo de Adams es estupendo, creíble, ayudado por un rostro de belleza poco común. Waltz, una vez más, asombra por su enormidad actoral.

Tim Burton trabaja el film desde la luminosidad fotográfica, aunque se trate de un drama profundo, plagando el guión de alusiones pictóricas como Leonardo, Pissarro, Kandinsky. El entorno es San Francisco, locación ideal para esta efervescencia artística, con el jazz, las calles ondulantes mágicas, los bares poblados de bohemios y buscadores de arte. Calles que suben y bajan como los estados de ánimo de las almas de sus habitantes. Una perfecta conjunción.

Las locaciones son puntos importantes para la narración: San Francisco es el eje del arte, pero la paz está en Hawaii, mientras que, en Honolulu, Margaret se casa con Walter.

El robo se descubre, Margaret va a juicio contra su marido, y logra recuperar su propio nombre. Es aquí donde Tim Burton hace un paso de comedia dentro del drama con una alocada y lograda actuación de Waltz frente a un juez y un jurado, exacerbando la actuación del austríaco hasta llegar a un climax de locura.

La banda sonora pertenece a Danny Elfman quien, desde hace tres décadas, acompaña a Tim Burton en sus películas. Como siempre, eficaz en los momentos musicales incidentales como en el leit-motiv logrado para la película.

Ni oscuro ni extraño como en “Corpsy”, ni fantasioso como en “Alicia en el país de las maravillas”, Burton nos entrega una comedia hecha y derecha sin fisuras, un acrílico luminoso sobre la artista Margaret Keane. Más que disfrutable.

Carlos Pierre

SE LEVANTA EL VIENTO

Animación de Hayno Miyasaki sobre la vida de Jiro Horikoshi. Música de Joe Hisaishi. Duración: 126 minutos.

EXCELENTE. ADIÓS SUBLIME DEL MAESTRO DE LA ANIMACIÓN

Genio de la animación, el maestro Hayno Miyasaki terminó este film en el 2013 y a los 74 años acaba de anunciar su retiro, instando a los jóvenes a seguir dibujando a mano fuera del uso de la computación. “Se levanta el viento” es una obra maestra por la calidad de sus dibujos, por los movimientos ondulantes y perfectos que logra Miyasaki en la construcción de paisajes y ese “viento”  que hasta se puede “palpar” con la mirada, el mismo que amaba Paul Valery y que dio lugar al título del film: “Se levanta el viento, debemos intentar vivir” decía el rebelde poeta francés.

Nos cuenta la vida de Jiro Horikoshi, su ilusión de volar, sus ensueños, y su capacidad para crear en la fábrica Mitsubishi los aviones de guerra (“prototipo 12” o “Zero”) que se usaron en el ataque a Pearl Harbor, generando el ingreso de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial (7 de diciembre de 1941), con la consiguiente mirada negativa del realizador. Miyasaki, autor del guión también, relaciona a Jiro con el maestro Gianni Caproni, uno de los grandes ingenieros aeronáuticos italianos, y con otros personajes que son producto de la imaginación de Jiro pero que le sirven a Miyasaki para dar su opinión sobre los nazis y la guerra, en especial la ciudad de Dessau, el lugar visitado por Jiro donde existía una notable escuela de arquitectura (Bauhaus).

Las hojas en el viento, los barriletes, son motivos de creación para Jiro que todo lo convierte en aviones a través de su poderosa imaginación. Miyasaki no olvida el entorno japonés, y con maestría suprema nos muestra un terremoto, incendios, y desastres naturales que vive Jiro Horikoshi, así como su propio entorno familiar, junto a su hermana, y la dulce esposa, enferma de tuberculosis.

Es inmensa la altura alcanzada por Miyasaki en cualquiera de las vetas narrativas que propone: la paisajística, la onírica, la naturalista y la romántica. En esta última, sublima la relación amorosa de la pareja subrayando aspectos maravillosos de toda relación humana como la solidaridad, el amor, el respeto profundo mutuo. La música tiene especial importancia para Miyasaki: música clásica, una mención a Schubert, son toques de extrema elegancia intelectual.

La vida en familia, la guerra, los estudios, el amor, los desastres naturales, la vida cotidiana, todo está reflejado en “Se levanta el viento”, una carta de despedida del autor de “El viaje de Chihiro”, sublimando los valores humanos, recalcando con sobriedad y fuerza la relación hombre-naturaleza y el respeto por el prójimo. Excelencia pura. Un film de colección para grandes y chicos.

Elsa Bragato

MIS DÍAS FELICES

De Marion Vernoux. Con Fanny Ardant, Laurent Lafitte, Patrick Chesnais, entre otros. Duración: 94 minutos.

BUENA. EL DISCRETO ENCANTO DE ARDANT

El tema no es nuevo, al menos en la última década donde se ha tratado el despertar del amor en geriátricos y, en general, en la tercera edad. Un film estupendo, en tono de comedia, es “El exótico hotel Marigold”. Lejos de este elenco coral, la francesa Marion Vernoux toma a Fanny Ardant como el eje narrativo y a dos hombres, el joven Laurent Lafitte y el reconocido Patrick Chesnais. Una mujer profesional se jubila y se encuentra con mucho tiempo libre. Asiste a un club de abuelos para aprender desde computación hasta cerámica, pero allí encuentra algo más: el amor de un joven maestro que trastoca su vida.

Nada es nuevo. La mujer madura que se enamora de un joven, o éste de una mujer adulta, la capacidad para amar intacta y la conmoción de las almas envueltas en este sinuoso camino de amor y de engaño no premeditado. Fanny Ardant lleva adelante el peso del film y se desnuda a los 66 años, puede acceder a los requerimientos del hombre más joven y enfrentar conmovedoramente a su marido (Patrick Chesnais). Es aquí donde la película logra superar la medianía de un guión previsible. Fanny Ardant lo hace posible (estuvo nominada a los Cesar por este rol), mientras que Patrick Chesnais asume el papel del marido con la altura que le da su formación intelectual (la intelectualidad es lo que marca la diferencia en este guión). Algo de culpa, superación por la razón, la aceptación de una caída y cierta voluntad para volver a empezar: sin gritos a la italiana, pero con desesperación en tono menor a la francesa. Si bien es “más de lo mismo”, uno termina por enamorarse de la película, por sentir empatía con la historia y sus personajes: “Caroline” (Ardant) nos resulta familiar.

Elsa Bragato