JUEVES 6 DE MARZO
Hay
siete estrenos de cine. Entre ellos, “Escuela
de vampiros”, de Mark Waters, un pálido intento de imitar a los vampiros de
“Crepúsculo”. Película mediocre; “En la
casa”, de Francois Ozon, otra comedia negra que tiene seguidores por los
notables climas que crea el gran director francés; “El verano siguiente” es el documental
de la semana sobre el proceso creativo del nuevo CD de la banda “No te va a
gustar”.
“300: EL ORIGEN DE UN
IMPERIO” 3 D
De
Noarn Murro. Con Sullivan Stapleton, Eva Green, Rodrigo Santoro, Lena Headey,
Hans Mathesoon, Callan Mulvey, entre otros. Música de Junkie XL. Duración: 102
minutos.
BUENA. BUEN PACKAGING PARA
DUDOSA HISTORIA
Esta
segunda parte de “300” con dirección de Noarn Murro, contando con la
participación en la producción de Zack Snyder que fuera el director de “300”, atenta
contra la historia antigua, en especial, contra las Guerras Médicas (Persia vs
Grecia, 499 AC hasta 449 AC) al ubicar a héroes y heroínas en diferentes
espacios a los que tuvieron en la realidad, según los historiadores del período
Helénico. Confusión adrede de personajes
y hechos que no benefician el relato audiovisual.
La
profusión de efectos especiales al mejor estilo cómic inaugurado por la
anterior, “300”, es rítmica: cada tantos minutos, se produce una refriega donde
volvemos a ver gotas de sangre sobre el lente de la cámara, un slow que fue
aplaudido en la primera y que ya resulta un recurso abusivo.
La
historia cuenta los hechos supuestos (dada la confusión por alteración de datos
históricos) luego de la derrota de Leónidas (rey de Esparta muerto en combate
en Termópilas durante la segunda guerra médica). “Temístocles” (Sullivan
Stapleton), héroe de la primera guerra médica y general ateniense, se enfrenta
a las fuerzas persas y a la viuda del rey de Persia (él ha sido el asesino de
Darío, rey de Persia, según esta versión sobre la Primera Guerra Médica), Artemisia
(Eva Green), con quien mantiene una suerte de “sexo salvaje” en una secuencia
extensa, como gancho inesperado. No es que los griegos no tuviesen sexo,
simplemente es una escena burda porque existe solo para darle sentido al guión.
Aunque se esté en el subgénero “fantasía histórica”.
La
aparición de Rodrigo Santoro en el rol de Jerjes I, Rey de Persia es insólita:
emerge de un manantial transformado física y mentalmente, y nos recuerda a
Flavio Mendoza en su performance de “Waters in arts” durante el reciente verano
de Villa Carlos Paz. Excesiva fantasía para la vestimenta de la época, un rey
pelado vestido con traje de luces.
La
reiteración de las luchas con los mismos efectos torna aburrido al film hacia
la mitad de la narración. El guión ha sido escrito en función de una historia
que no tuvo a esos héroes en la realidad, “Gorgo” (Lena Headey) –viuda de
Leónidas- fue una importante mujer política de Esparta pero no encabezó ninguna
batalla como se muestra. Podría ser lo de menos a la hora de disfrutar de este
entretenimiento. Sin embargo, hoy en día la difusión de historias, que atrapan
en especial a los más jóvenes, con semejantes cambios de los datos históricos es
una amenaza cultural que no se puede pasar por alto. Y en esto debemos ser muy
claros, precisos: no es la historia lo que se ve sino un entretenimiento,
reiterativo, con personajes que atrapan pero que no tuvieron, en especial los
roles femeninos, esos lugares en la historia real.
No
se discute la excelencia técnica (más allá de las repeticiones para que nos
quede bien grabado el trabajo de computación en postproducción), ni la
presentación del film que es apabullante ni la riqueza de matices en la
fotografía, como tampoco el “look” de los personajes aunque resulte
extravagante. Pero ponemos en tela de juicio este tipo de guiones donde la
verdad pasa a un segundo plano. Para
entretenerse. Más de lo mismo en 3D estilo cómic.
Elsa Bragato
TRAS LA PUERTA
De István Szabó. Con Helen
Mirren, Martina Gedeck, Károly Eperjes, entre otros. Música: Robert Shumann.
Duración: 97 minutos.
REGULAR. INTRIGANTE Y OSCURO
RELATO
Dos
mujeres aisladas, una la patrona (la alemana Martina Gedeck), y la otra, su
empleada doméstica (Helen Mirren), que entablan una relación amistosa poderosa,
inefable, en contraste con sus diferencias culturales, sociales y emocionales,
más allá de la relación ama-sirviente.
Situada
en la Hungría de posguerra, en la mitad del siglo XX, esta novela de Magda
Szabó muestra las sombras reinantes de la desconfianza, resabios de una
contienda mundial sangrienta, plena de horrores.
István
Szabó, realizador más que reconocido (ganador de un Oscar), imprime su estilo
de innegable influencia de la Europa Central. E intenta fluir, entre el rigor
del frío y la nieve, una rústica belleza a través de una Helen Mirren que
barre, que aparta la nieve de la casa de los patrones, que le pone garra a su
rol. Todo gira entre la patrona y su empleada doméstica. La primera es una
escritora refinada que busca reconocimiento en su país. La otra, ensimismada,
desconcertante, se maneja como una autómata inaccesible que oculta su pasado
detrás de la puerta de su casa. Nadie ha tenido acceso a su intimidad. Salvo
los privilegiados espectadores que sabemos lo que cría y a quiénes esconde. Y
es allí donde se escurre su pasado. Con esta manera de ser en la que hay mucho
autoritarismo implícito, la criada irrumpe en la vida del ama hasta imponer su
presencia a través de una comida o un halago.
Un
pequeño gran elenco, la diestra mano de un gran realizador, y un guión basado
en una novela reconocida, no logran cristalizar en un film atrapante. Las causas
son muchas: o faltó dirección actoral para manejar la relación entre ambas
mujeres tan diferentes o bien hay una excesiva crudeza en las secuencias que
obra como algo tajante dado que nadie puede acceder más allá de lo que ve. Esta
lejanía impuesta por una determinada realización impide obviamente que el
espectador logre empatía con alguno de los personajes. Se los intenta
comprender, se los racionaliza, pero todo queda allí. Lejanas, los dos
personajes se mueven en mundos que se chocan y que dejan entrever subtemas muy
interesantes apenas esbozados.
Aunque
así fuse concebida la ficción cinematográfica, el hecho de que el espectador no
logre traspasar esa invisible muralla destruye cualquier tipo de relación.
Lejana, fría, The door obra de la misma manera con la audiencia. Podemos decir
que detrás de cualquier puerta se cuecen habas. La cuestión es llegar a saber
de qué tipo. No es el caso de este film, intrigante y sin sabor definido.
Carlos Pierre
LUNA EN LEO
De Juan Pablo Martínez. Con
Ismael Serrano y Carla Pandolfi. Música de Federico Travi. Duración: 71
minutos.
REGULAR. DOS A QUERERSE
Juan
Pablo Martínez dirigió este film, “Luna en Leo” (los anteriores fueron el
documental sobre Aníbal Troilo “Los guardianes del Angel”, “Desmadre”) siendo
el segundo con Ismael Serrano, cantautor español, protagonista de su anterior
trabajo “El hombre que corría tras el viento”.
La
idea es buena aunque se ha visto en el cine hasta hace muy poco (“Antes de la
madrugada” y la insuperable “Interview” de Steve Buscemi). En el caso de
Martínez, dos jóvenes se citan e intentan superar los escollos de la timidez a
lo largo de una noche. Para bien o para mal, se gustan, no se lo dicen, charlan
animadamente, visitan a amigos, una larga madrugada que tiene relación con el
horóscopo (Leo consigue trabajo para hacer el horóscopo en un diario) dado sus
nombres, Luna y Leo. Según los astrólogos, la luna en leo produce una
emotividad a flor de piel, los nativos con luna en Leo difícilmente oculten lo
que sienten y lo expresan vivamente.
No
es lo que ocurre en el film. Los dos protagonistas se entregan a charlas,
trabajadas con medios planos, durante los 71 minutos de la película. Con las
palabras ocultan las ganas de besarse, de abrazarse, se estudian como dos
rivales (aunque sin violencia) en un ring-side. Del futuro trabajo de él nadie
volverá a hablar y tiene estrecha relación con el título, bien buscado. Falta
la empatía de “Antes de la medianoche”, por ejemplo, o la profundidad de
“Interview”. El desarrollo de los diálogos es absolutamente trivial.
El
trabajo en medio plano de principio a fin le quita fuerza a la historia
haciéndola televisiva, si bien tanto Ismael Serrano (debutó como actor en un
film boliviano en el 2003 y luego trabajó, como indicamos al comienzo, con Juan
Pablo Martínez) como Carla Pandolfi tienen frescura, la falta de una historia
que los enmarque y que les dé carnadura es tal que el film termina por aburrir.
Es un ensayo llevado al cine sobre un diálogo entre “dos a quererse” en esta
parte del mundo. Debió superarse lo ya conocido.
Elsa Bragato
MIKA, MI GUERRA DE ESPAÑA
De Fito Pochat y Javier
Olivera. Música de Alfonso Herrera. Duración: 77 minutos.
MUY BUENA. INTERESANTE
DOCUMENTAL SOBRE UNA ARGENTINA LUCHADORA
La
historia de Mika Etchebehere, nacida en Moises Ville, Santa Fe, y su marido,
Hipólito Etchebere, resulta atrapante y un verdadero descubrimiento. Se trata
de los tíos abuelos de Fito Pochat quien nos comentó, en una entrevista del
2013, que se había enterado de este tema familiar, un secreto del que casi no
se podía hablar, a través de parientes que están radicados en España, donde
había salido un libro, hasta entonces desconocido en nuestro país.
Mika
era odontóloga, y marxista junto con su marido Hipólito. Se sintieron atraídos
por Europa y sus luchas pre Segunda Guerra Mundial y, luego de ahorrar
dificultosamente dinero para el viaje, se trasladaron. Al poco tiempo de estar,
descubrieron la lucha de la izquierda más dura en Barcelona y hasta allí se
dirigieron. Hipólito formó parte, igual que Mika, de las luchas armadas contra
Franco. Y murió en la primera gran batalla durante la Guerra Civil española. La
férrea voluntad y el temperamento especial de Mika la transformaron en la
“capitana”. Esta mujer hasta participó en el mayo francés de los 60. Hay
dos entrevistas fantásticas de la época, que valen el oro del mundo. Un
documental de enorme valor histórico dado que la figura de Mika se agranda a
niveles como la alcanzada por el Che Guevara, sin difusión hasta ahora, en el
exterior.
Elsa Bragato