JUEVES 13 DE MARZO DEL 2014.-
Hay siete estrenos. “Need for Speed”, de Disney, dirigida
por Scott Waugh, está basada en los videojuegos de Electronic Arts. “La segunda muerte”, de Santiago Gómez
Calvete, nos presenta el primer largometraje del director, dentro del género
del terror. Y “El infierno”, de Luis
Estrada, es un film mexicano de 2010, del género policial, que se estrenó en su
país de origen antes del Bicentenario de la Independencia de México. Llega con
bastante retraso a nuestra cartelera.
LOS DOS MEJORES
FILMS DE LA SEMANA
1.-
BALADA DE UN
HOMBRE COMÚN
Dirección, guión, producción y montaje de Ethan y Joel
Coen. Con Oscar Isaac, Carey Mulligan, Justin Timbrlake, Robin Bartlett, entre
otros. Música de Marcus Mumford con inclusión de música de Mozart, Beethoven y
Schumann. Duración: 104 minutos.
EXCELENTE. OTRA NARRACIÓN INSUPERABLE DE LOS COEN
Con el sello de los hermanos
Coen, este film nos describe la vida de un cantante de música folk, recreando
el estilo de vida previa a la eclosión de los 60 del Greenwich Village
neoyorquino, y basándose en la vida real De Llewyn Davis a partir de su disco “The
Mayor of Macdougal Street”. Una semana en su vida, triste y divertida a la vez,
que transcurre entre ese barrio y Chicago, recorriendo con desesperación un
itinerario musical en espera de la redención, bajo el rigor del invierno del
Norte.
Pocos realizadores podrían
haber creado a este personaje entre omnipotente y mínúsculo a la vez, que busca
el reconocimiento para su ignorada música chocando con la negativa cruel de los
sellos discográficos.
Oscar Isaac (portorriqueño)
compone a “Llewyn Davis”, de una manera superlativa lo que nos habla de la
dirección de actores de los Coen, siempre al borde de la excelencia misma. Y es
el propio Isaac quien interpreta los temas musicales, poniéndose en la piel del
cantautor.
Lejos de ser una biopic, la
historia se presenta como un emble agrisado de aquel movimiento folk que fuera
común en los clubes y bares neoyorquinos, sin trascender o alcanzar
popularidad, y es también un elogiable tributo a los realizadores de ese estilo
músical popular, a veces socarrón, otras tristón, sin caer nunca en el
“malditismo”, ni en el melodrana, pero sacando de la galera mágica de los Coen
los sueños y las querencias de esos artistas cuyos nombres ni se recuerdan.
En los 60, la modestia todavía
era común en la vida de todo el mundo, no había lujos ni tecnología para la
inmensa mayoría, y, en New York, se estaba a merced de un invierno rígido que
atentaba contra la vida de estos menesterosos cantantes folks, a veces
compartiendo un mísero cuarto, pero siempre perdidos en la indiferencia de la
gran ciudad.
Contrarrestando la palidez de
una vida y el brutal desamparo, los Coen le brindan a la historia una cierta
gracia irónica que nos sacude la tristeza a través de algunos personajes como
el gato rubión, un tibio hálito de compañerismo. No hay duda alguna de que esta
generación de cantantes folks está borrada de los almanaques y solo logró
consagración con Bob Dylan, el compañero de Joan Báez en aquella época, y aún
vigente.
De comienzo a fin estamos
frente a un film inteligente, emotivo, perfecto en su narración y en la
dirección actoral. La mano de los Coen siguen siendo vectoras de una
cinematografía excelsa (recordar “El hombre que nunca estuvo”, “Temple de
acero” entre otros films). El disfrute está en la calidad de la realización,
tarda en llegar pero se sale con el alma satisfecha.
Carlos Pierre
2.-
ELLA (HER)
De Spike Jonze. Con Joaquín Phoenix, Amy Adams, Rooney
Mara, Olivia Wilde y la voz en off de Scarlett Johansson. Música de Arcade
Fire. Duración: 126 minutos.
EXCELENTE. MARAVILLOSA
HISTORIA SOBRE EL AMOR
Spike Jonze es el rubio
director de “Being John Malcovich” donde mostró su capacidad creativa y logró
un gran éxito (en su vida privada fue el esposo de Sofia Coppola). En “Her”,
“Ella”, nos lleva a un mundo que algunos califican de ciencia ficción pero lo
sentimos muy cercano en el tiempo porque la necesidad del amor, de mitigar la
soledad, es el pan corriente de las sociedades modernas. Eligió a un gran actor
que alguna vez quiso retirarse del cine y no pudo, Joaquín Phoenix, notable en
la composición de personajes a los que dota de una sensibilidad que impacta en
la audiencia. En el rol de Theodore, Phoenix recurre a todas sus emociones más
profundas y no hay gesto en su rostro que no denote lo que siente. El personaje
que interpreta responde cartas a pedido de familiares, de amigos, de esposos,
de novios, en una gran oficina. Su entretenimiento son las supermodernas WI que
generan hologramas en el cuarto. La “invención” de una realidad lo acerca a la
realidad que no vive aún Teodoro. Separado, sin superar el divorcio, Theodore
sucumbe a una moda: las relaciones sentimentales con sistemas operativos. Un
programa le proporciona la voz de una mujer, Samantha, con la que comparte sus
días y hasta sus relaciones íntimas. El amor que destilan sus cartas por un
momento le permite vivir algo parecido. Pero en definitiva ese personaje no es
real, surge de una computadora.
El film enternece, emociona,
esa voz que lo acompaña a reuniones, a picnics con sus amigos de oficina, que
participa de su intimidad, se vuelve algo rutinario, común incluso para el
espectador.
El clima creado por Spike
Jonze es un hallazgo: cálido, colores vivos, amplios ventanales, nos dan una
idea de la vida en una gran ciudad y de la soledad de sus habitantes. En el
caso de Theodore nos acerca a otra realidad: la falta de comunicación real,
tangible, la falta de compromiso con alguien de carne y hueso por temor a otro
fracaso, los sueños vividos como tales y lejos del día a día. ¿Cómo bajar a la
tierra y esperar que también aquí ocurra algo similar? He aquí el “quid” del
guión. Acotamos que Amy Adams es nuevamente elegida como compañera de rubro,
lejos de la voluptuosa mujer que encarnó en “Escándalo americano” y que Spike
Jonze tuvo participación en otro film nominado a los Oscars, “El lobo de Wall
Street”.
La película obtuvo el Oscar al
mejor guión original y estuvo nominada a mejor película. Le faltaron otras
nominaciones, pero lo logrado nos da idea de la grandeza de esta película que
nos conmueve profundamente y nos hace pensar en nosotros mismos, en nuestras
soledades, en la rutina cotidiana, y en el amor que todos necesitamos. No se la
pierda.
Elsa Bragato
LA NOVEDAD DE
MARTÍN SCORSESE
LA TERCERA ORILLA
De Celina Murga, presentada por Martín Scorsese. Con
Alián Devetac, Daniel Veronese, Gaby Ferrero, Irina Wetzel, Dylan Agostini Vandrbosch,
Tomás Omacini. Duración: 92 minutos.
MUY BUENA. PADRES AUSENTES, HIJOS DESOLADOS
La entrerriana Celina Murga
irrumpió en el cine con “Ana y los otros”, “Una semana solos” y “Escuela
normal”, perfilándose como una de las nuevas y buenas directoras nacionales. Fue
becada por la Rolex Mentor and Protege Arts Iniciative, tomando contacto con
Martín Scorsese, nada menos, que auspicia este film, muy elogiado en el último
festival de Berlín.
Son varios los abributos que
tiene esta cuarte entrega de Murga: el manejo de cámaras, el clima creado en la
narración, la ausencia de un subrayado en los caracteres de los personajes, la
dirección de la trama, resaltados por Scorsese. Los dos protagonistas debutan
como actores: el novel Alián Develac como el hijo mayor de 17 años, proveniente
de un hogar desunido por su papá (Daniel Veronese, el conocido autor y director
teatral) porque lleva una doble vida.
Este padre, médico exitoso en
una pequeña ciudad entrerriana, dueño de un laboratorio y de un campo, todo lo soluciona
con el dinero que le da a su ex pareja, se preocupa por solventar los gastos de
la casa abandonada, sin pensar en el odio que alimenta en su hijo mayor. El
“quid” del film.
Con ausencia de música
incidental, salvo la música que cantan los jóvenes en los bailes y en el día
del cumpleaños número 15 de una hermana del protagonista. Éste danza un vals,
en ausencia de su padre, interpretado pr la mítica orquesta de Juan D’Arienzo.
El clima va in crescendo, es
imprevisible, algo se percibe como una bomba a punto de estallar en medio de la
atmósfera pueblerina.
Pocos diálogos, clima denso e
intenso, muestran a una Celina Murga compenetrada en los dramas de los pequeños
y de los adolescentes, un mundo tan especial que maneja con perfección. Muy
buena realización.
Carlos Pierre
LO ESOTÉRICO YA
VISTO
LA HERENCIA DEL
DIABLO
De Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett. Con Allison
Miller, Zach Gilford, Sam Anderson, entre otros. Duración: 89 minutos.
REGULAR. UN “DEJÁ VÚ” ANGUSTIANTE
“El bebé de Rosemary” fue la
primera película que nos habló de la gestación de un hijo de Satanás. Había
entonces una narración densa, sin fisuras. En el caso de “La herencia del
diablo” se aggiornó la técnica: cámara en mano, de las supuestamente
familiares, narrando todos los acontecimientos de una pareja que contrae
matrimonio, Zach y Samantha. Un raro viaje de bodas, y una maldición. Todo
previsible salvo algunos sustos.
Hay que destacar que la cámara
en mano, a veces un tanto molesta para el espectador, retrata la vida de los recién
casados en detalle y nos avisa de cada paso de los protagonistas como del
mismísmo diablo. Sabemos lo que pasará.
Es la novedad del film en el
que uno encuentra numerosos “dejá vú”, será aquel film, será este otro… Nada
nuevo bajo el sol. Gritos, un niño que nace en condiciones sangrientas, una
madre que va enloqueciendo a lo largo de la gestación. Y un joven padre que no
sabe lo que le espera.
La concepción de un film con
cámara en mano no es novedosa, por cierto, pero sí para la recreación de esta
historia que ya vimos, si bien las anteriores tuvieron otro perfil
cinematográfico. Los “anticristos” están gestándose y nadie sabe dónde nacerá
el siguiente.
Más de lo mismo, solo para
fans del género. No nos pareció una película significativa ni aún dentro de su
género.
Elsa Bragato