JUEVES 13 DE FEBRERO DEL
2013.-
Hay
seis estrenos de cine. Entre ellos, las argentinas “Rodencia y el diente de la princesa”, de David Bisbano,
coproducción nacional y peruana que ganó el premio a la mejor película infantil
en BAFICI 2013, es una apuesta más que digna en 3D al buen cine animado
latinoamericano. “Los desechables”, de
Nicolás Savignone, se ofrece en Arte Cinema, sobre la violencia femenina. Un
director con buen futuro.
LA HISTORIA DE LA SEMANA
PHILOMENA
De Stephen Frears. Con Judi
Dench, Steve Coogan, Bárbara Jefford, Ruth McCabe, entre otros. Música de
Alexandre Desplat. Duración: 98 minutos.
MUY BUENA. PEQUEÑA GRAN
HISTORIA
Este
film, Philomena, nominado a los Oscar, nos cuenta un hecho real: Philomena Lee quedó embarazada en su
adolescencia, 1952, su familia la abandonó por vergüenza y la envió a un
convento irlandés, en Roscrea. Su hijo Anthony fue vendido a una familia desconocida
norteamericana. Philomena nunca abandonó la idea de reencontrar a su hijo y,
con el tiempo, se contactó con un periodista, ex agente de la BBC, Martin Sixsmith, quien había trabajado
también en el gobierno del premier Tony Blair. A partir de este contacto,
Philomena inició la búsqueda de su hijo.
La
película de Stephen Frears tiene numerosos
aciertos. El principal, es contarnos
una historia de vida, de ésas que en el cine se llaman “pequeñas”, con
fruición por el relato contando con las actuaciones de Judi Dench y Steve
Coogan. El realizador logró marcar claramente
la diferencia de personalidades de ambos: ella sencilla y devota, con los
pies en la tierra, y el periodista como un hombre culto, cínico y ateo. Mala
confraternidad que van superando a lo largo de la narración. Y he aquí otros de
los “quid” de este film.
La
historia se basa en el libro del propio Martin Sisxmith titulado “The lost
child of Philomena Lee”, que tuvo enorme repercusión. Las locaciones elegidas
fueron Irlanda y Washington. Como clásico melodrama, la película trasciende
esos límites y se transforma en una búsqueda esencial que gana en altura
dramática, emocional. La tristeza y la alegría, el ímpetu y la desazón, son
ingredientes que movilizan profundamente a lo largo del film. E incluye una
crítica a las monjas del convento irlandés del Sagrado Corazón de Jesús. El
film narrando este caso real ha tenido consecuencias más que gratas en tiempos
en que la Iglesia Católica ha resuelto tomar el toro por las astas: la
verdadera Philomena Lee y el actor Steve Coogan se reunieron con el Papa
Francisco. Buen augurio para tantas madres a las que se les ha arrebatado los
hijos estando en entidades eclesiásticas como la mencionada.
Recomendamos
esta película. Es de esas historias que el cine nos regala de vez en cuando
donde la realidad y la emoción nos golpean el corazón.
Carlos Pierre
EL REGRESO DE UN CLÁSICO
ROMEO Y JULIETA
De Carlo Carlei, basado en
los textos de William Shakespeare, con guión de Julian FEllowes. Con Douglas
Booth, Haille Steinfeld, Paul Giamatti, Ed Westwick, Christian Cooke, Laura
Morante, entre otros. Coproducción ítalonorteamericana. Música de Abel
Korzeniowski. Duración: 118 minutos.
BUENA. “REBOOT” DEL CLÁSICO
DE SHAKESPEARE DE ESPLENDOR VISUAL
Esta
nueva adaptación del clásico de William Shakespeare, Romeo y Julieta, cuenta
con un deliberado aggiornamiento: la propuesta es menos teatral y tiene muchos
exteriores, lográndose la impronta cinematográfica. Esto la acerca a las
generaciones de los más jóvenes, sin acartonamiento de ningún tipo.
El
guión de Julian Fellowes no se
apartó de la riqueza literaria de Shakespeare que fluye en cada secuencia. La
música de Abel Korzeniowski evitó el
período de Elizabeth Primera, y buscó cánones actuales, incluso para la famosa
escena del baile en la casa de los Capuletos.
Douglas
Booth compone a Romeo y Hailee Steinfeld a Julieta, muy jóvenes tal como los
imaginó y creó Shakespeare. Dos locos de amor, atrevidos, tristes destinatarios
de la rivalidad de dos familias de Verona. Como siempre, se destaca la labor de
Paul Giamatti como Fray Lorenzo, artífice de intrigas y brebajes, según los
conocimientos de la época.
A
diferencia de otras versiones (la versión de Leonardo Castellani de 1954 con Laurence Harvey y Susan Shentall,
la versión de Franco Zeffirelli de
1968 con Leonard Whiting y la argentina
Olivia Hussey, la versión de Baz
Luhrmann de 1996 con Leonardo Di Caprio y Claire Danes), el director Carlo
Carlei contempla la magnificencia y la amplitud de los palacios de las dos
familias en pugna. Sin menoscabar las versiones mencionadas, Carlei logró un
planteo escenográfico más contundente, con una fotografía espléndida y sólida
de David Tattersall. Resulta ocioso explayarnos sobre los caracteres de otros
personajes notables como Teobaldo y Mercucio, Benvolio y el ama de Julieta. La
famosa escena del balcón y la secuencia del final trágico de la pareja son de
una riqueza visual conmovedora. La opción para el lector es simple: si se
quiere una versión teatral, ésta no es la película. Si, en cambio, buscamos
emocionarnos con los dos amantes inmortales, tendremos dos horas de intensidad
y belleza, además de releer con el corazón un texto insoslayable.
Acotamos que hay una deliberada puesta a
favor de los jóvenes donde el erotismo
no aparece porque no fue la base del amor narrado por Shakespeare sino la
espontánea ebullición del amor entre los jóvenes. Véala.
Carlos Pierre
LA VUELTA MÁS ESPERADA
ROBOCOP
De José Padilha. Con Joel
Kinnaman, Gary Oldman, Michael Keaton, Samuel L. Jackson, Jennifer Connally,
Will Smith, William Hurt, entre otros. Música de Pedro Bromfman. Duración: 118
minutos.
MUY BUENA. SÁTIRA
INTELIGENTE CON NUEVO ROBOCOP
José
Padilha es el excelente director de Tropa de Elite, film brasileño que le abrió
las puertas de Hollywood, y que recomendamos ver. Para reversionar “Robocop” de
Paul Verhoeven de 1987, se unió a un buen equipo de guionistas (Zetumer,
Neumeier, Miner) que lograron un Robocop humanizado, y, especialmente, afecto a
su familia y a su pequeño hijo. La historia se ubica en 2028 si bien no hay una
visión futurista y, a veces, incómoda para el espectador. Samuel L. Jackson
abre el film como el conductor de tevé Pat Novak, que, a través de
impresionantes y gigantescas holografías en el estudio, puntualiza el papel de
“vector de la paz” en el mundo de los Estados Unidos al plagar a los países con
robots que “controlan” que haya paz y liquidan sin piedad a aquel ciudadano que
no está registrado como tal. La primera muestra es Teherán, oh casualidad. La
ironía se desprende no solo del guión sino de la actuación de Jackson que
esboza una de esas sonrisas que nos hace pensar que no cree justamente lo que
está diciendo.
Alex
Murphy es el personaje principal, a cargo del nórdico Joel Kinnarman, un
policía que es herido brutalmente en un atentado y que, para salvarle la vida,
es trasladado a la empresa Omnicorp, cuyo dueño es Raymond Sellars, avejentado
Michael Keaton (el Batman de Tim Burton, visitó nuestro país en la década del
80). El científico que genera estos robots es el doctor Norton, que encarna el
siempre magnífico Gary Oldman (inolvidable Beethoven de “La amada inmortal”). La
nueva versión de Robocop es espeluznante para el espectador: al policía Murphy
solo le han quedado el cerebro, el rostro, una mano, su tráquea y los pulmones
y corazón. Y esto se ve a través de la nueva tecnología, y resulta impactante.
La
historia se centra luego entre la lucha entre el bien y el mal, entre los
científicos escrupulosos y los empresarios que no lo son. Entre una esposa que
quiere que su marido viva como sea y un niño que espera a su padre tenga cuerpo
humano o de metal. Por sobre esta historia, que es la preocupación del nuevo
Robocop, está el tema de la paz mundial a manos de los Estados Unidos, narrada
con ironía poco usual y con una actuación breve pero riquísima de Samuel L.
Jackson.
¿Es
conveniente acaso que el país del Norte llene el mundo de robots espías, hay
científicos que ya están pensando en este tipo de “seguridad” mundial, es ésta
la que asegura la “paz de los norteamericanos” y la guerra para el resto de la
Humanidad? El film tiene un guión inteligente y superior al de las anteriores
versiones, porque no se trata de tirar tiros porque sí ni aún con la premisa de
la paz mundial según un país. Se trata de que, por sobre todo, hay una familia.
No es poco para el “entertainment”. Le va a gustar.
Elsa Bragato
EL MELODRAMA DEL MES
UN CUENTO DE INVIERNO
De Akiva Goldsman. Con Colin
Farrell, Jessica Brown Findlay, William Hurt, Russell Crowe, Will Smith, Eva
Marie Saint, Jennifer Connelly, entre otros. Música de Hanz Zimmer, Rupert
Gregson-Wiliams y KT Tunstall. Duración: 118 minutos.
REGULAR. FANTASÍA
SOBRENATURAL PARA UN AMOR DE UN SIGLO
Ganador
del Oscar por “A beautiful man”, hacedor de “Soy leyenda”, Akiva Akerman es un
hombre de prodigiosa imaginación y de recurrente esperanza sobre el poder de la
mente, la energía cósmica y las capacidades paranormales. En “Un cuento de invierno”,
se basa en el libro del periodista Mark Helprin, de 1983, de igual título que
el film, en el que se narra una historia sobrenatural y real al mismo tiempo:
la llegada en una canasta a las orillas de New York con un bebé a fines del
siglo XIX es el comienzo de la vida de Peter Lake (Colin Farrell), que no será
precisamente un hombre de buena vida sino un ladrón de poca monta para
sobrevivir. Un demonio, Pearly Soames, encarnado por Russell Crowe, a su vez
comandado por Lucifer, un extraño Will Smith (conocedor de la imaginación de
Goldsman) lo persigue, pero un caballo blanco (Listo, de origen andaluz que
“encarna” a Athansor) se le aparece y, volando, lo salva del acoso de Soames.
Ese caballo aparecerá varias veces y es el símbolo de los milagros que en esta
oportunidad utiliza el realizador Goldsman.
La
historia se ubica en 1916 y en el presente, en New York. La historia de amor
que persigue a este inmortal Peter Lake tiene un tratamiento completo en una
primera parte de la película, contando con la actuación de William Hurt como el
padre de la joven que enamora a Peter pero que está a punto de morir por
tuberculosis, mientras que, en lo que llamamos la segunda parte, en pleno siglo
XXI, el protagonista busca con desesperación la misión de su vida, ese milagro
que lo redimirá y lo dejará morir en paz. Curiosamente, ha sobrevivido más de
un siglo…
Las
idas y vueltas entre la casa de los “Penn” (Tarrytown) donde vive la bella
Beverly a comienzos del siglo XX, y el Central Park siglo XXI neoyorquino donde
Peter – Farrell dibuja con desesperación el retrato de una joven pelirroja, confunde. El relato se hace denso. Se entiende que Lucifer sobreviva y que su
despiadada mano armada (Crowe) lleve un siglo o más sobre sus espaldas. Pero el relato cae en inverosimilitud cuando
aparece el personaje de Jennifer Connally, madre de una niña… pelirroja en
pleno siglo XXI en un camino del Central Park. Se mezcla el cuento de invierno
(relacionado con la nieve que rodea al amor entre Peter y Beverly Penn) con el
tradicional relato de la Bella Durmiente.
Es
cierto que no se le puede achacar que no haya imaginación, que no emocione en
varias secuencias, y que es muy noble el objetivo de la historia. El problema está en el guión, que no
resuelve con claridad las idas y venidas en el tiempo provocando confusión con vueltas de tuercas que alargan innecesariamente la historia. Se fuerza una búsqueda del final y esa
búsqueda la sufrimos en la plantea. El director debió saber qué final
darle!!!!!Hay gran belleza visual y un elenco poderoso. Pero el guión hace
agua. Una historia de amor desperdiciada.
Elsa Bragato