JUEVES 20 DE FEBRERO DEL
2014.-
Hay
ocho estrenos de cine este jueves. Entre ellas, “Las aventuras de Peabody y Sherman”, animación de Rob Minkoff con
el protagonismo del “perro más inteligente del mundo”. Y las tres nacionales “De trapito a bachiller”, de Javier di
Pasquo, documental sobre la vida de un joven que limpia autos y logra terminar
el secundario; “Errata”, de Iván
Vescovo, ficción con buena idea argumental, y “La Paz”, de Santiago Loza, nueva ficción del talentoso director
cordobés.
“RAREZA” DEL
CINE ITALIANO
LA GRANDE BELLEZZA
De Paolo Sorrentino. Con Tino
Servillo, Carlo Verdone, Sabrina Ferilli, gAlatea Ranzi, Giorgio Pasotti, entre
otros. Música de Lele Marchitelli. Duración: 142 minutos.
MUY BUENA. FRESCO ALUCINANTE
DE ROMA
“La
grande belleza” nos da esa visión de la Roma eterna y decadente en un estrato
social acomodado, pleno de desencanto y cinismo, y nos remite al glorioso
blanco y negro y, en especial, a la mítica “Dolce vita” de Federico Fellini.
Paolo Sorrentino, realizador napolitano, expone un fresco alucinante de Roma y le agrega esa pátina entre intelectual
y sofisticada que conocimos en los films de Michelangelo Antonioni.
Con
una honestidad intelectual ineludible, Sorrentino en ésta, su sexta película,
explica que se orientó en el cine de vanguardia de su país, y, específicamente,
en los dos realizadores mencionados.
Jed
Gambardella (Toni Servillo) es el protagonista que, desde su magnífica terraza,
que da al Coliseo, se transforma en el observador de las luces y sombras de la
ciudad. Periodista y escritor frustrado, autor de un libro con el que ganó un
premio, se asoma a la Roma de las fiestas, donde hay brillos y, a la vez,
desencantos amargos. Nos muestra las antinomias más dolorosas de la gran ciudad
que van desde lo profano hasta lo místico. Oropeles y miserias, Sorrentino se
vale de una fotografía monumental (Luca Gigazzi), de una edición compleja y
ardua (Cristiano Travagliosi) y de la música de Michele Marchitelli, donde hay
una mezcla sabia de acentos religiosos y otros profanos, incluyendo composiciones
de los clásicos como la célebre y encantadora sinfonía de Georges Bizet, plena
de melancolía.
Es
una obra minuciosa y actual sobre un tópico que siempre atrajo a los
realizadores italianos: Roma, la ciudad eterna. Acaba de ganar el BAFTA como
mejor película en idioma no inglés y está nominada en el mismo rubro a los
Oscars. No nos sorprende, nos deslumbra por la ampulosidad fotográfica. No
llega fácilmente al corazón pero nos renueva este contrato tácito del cine con
la “cittá eterna”. De todas maneras, es más para fans del cine italiano de los
60 aunque el público en general disfrutará de muchas secuencias espléndidas.
Carlos Pierre
LA PELÍCULA DE LA SEMANA
NEBRASKA
De Alexander Payne. Con Bruce
Dern, Will Forte, June Squibb, entre otros. Música de Mark Orton. Duración: 114
minutos.
EXCELENTE. UNA JOYA EMOTIVA Y
BELLA
Los
argentinos casi nos quedamos sin ver Nebraska (nominada a los Oscars como mejor
película y en varios rubros más) por una disposición de los distribuidores. La presión
de los críticos logró que podamos disfrutar de esta joya en blanco y negro de
Alexander Payne, el mismo realizador de “Entre copas” (entre otros films) donde
mostró su enorme talento para desentrañar las relaciones humanas con una
dirección de actores que deslumbró. Nebraska tiene esos dones tan particulares
de Payne.
Un
anciano, encarnado por Bruce Dern (nominado a los Oscars), recibe una engañosa
publicidad donde se indica que ha ganado un millón de dólares. Y emprende un
larguísimo viaje a pie desde Montana hasta Nebraska. Su mujer (notable June
Squibb) piensa que debe internarlo, su hijo mayor otro tanto. La cuestión
reside en el menor (Will Forte) que, de pronto, decide acompañar a su padre en
esta travesía. No es una travesía más. En ella, el hijo descubrirá su relación
filial, se acercará al brillo escaso de la mirada de su padre, comprenderá que,
a determinada edad, la necesidad de objetivos de vida son esenciales para
subsistir.
Nebraska
es mucho más que esta maravillosa pintura de relación padre e hijo. Es una
película que no busca la ampulosidad fotográfica sino la narración en blanco y negro sencilla, clara, precisa. No hay
hechos extraordinarios sino la vida ordinaria, cotidiana, de una familia con
problemas comunes: el anciano ha tenido algún amor clandestino, la mujer no
deja de tener sus pies en la tierra sin mucha comprensión sobre la necesidad de
su marido, el hijo mayor hace la suya.
Alexander
Payne nos regala un retrato de familia conmovedor, sutil, más asentado en los
diálogos breves que en los parlamentos exagerados, busca esa frase cotidiana
que lo dice todo en los labios de un anciano, o la mirada triste del hijo que
comprende que ya no queda mucho tiempo para recomponer la relación con su padre.
La vida tiene finitud y, en la ancianidad, es palpable. Ese hijo lo ve. Payne
ha hecho cine, tan simple y complicado como eso, ha extraído de sus actores los
mejores recursos para que expresen melancolía, obstinación y humor (la
secuencia del “generador” es sublime). El marco es el glorioso blanco y negro
que parece haber sido creado para esta película. Algo del lejano Oeste, algo de
la Norteamérica actual, y una estupenda comprensión de las divisiones
generacionales. Una joya para coleccionar.
Elsa Bragato
LA POCHOCLERA SEMANAL
POMPEII (LA FURIA DEL VOLCÁN) EN 3D
De
Paul W.S. Anderson. Con Kit Harrington, Emily Browning, Carrie-Anne Moss,
Adewale Akinnueye-Abgaje, Jared Harris y Kiefer Sutherland, entre otros. Música
de Clinton Shorter. Duración: 105 minutos.
REGULAR. LOS ROMANOS EN TELA
DE JUICIO…
Paul
W. S. Anderson, de vasta notoriedad por “Resident Evil” en las cuatro
versiones, como guionista y productor también, encaró “Pompeii” como
espectáculo visual más que social. Pompeya fue una ciudad muy especial en la
cultura romana. Pero aquí es un fabuloso show para entretenerse con la más alta
tecnología. No mucho más.
El
film se puede dividir en dos partes:
la de acción y aventuras en el año 79 DC donde un esclavo (Kit Harington, el
mismo actor de Game of Thrones) es llevado de Londres a Pompeya por los
conquistadores romanos (las ruinas romanas quedan por toda Inglaterra). El
esclavo deviene en gladiador y junto a su amigo (Adewale Akinnueye-Agbaje) debe
luchar contra el yugo romano de un emperador corrupto (Kiefer Sutherland). Las
secuencias de luchas son poderosas y tienen el aditamento de las artes
marciales. En la segunda parte, la furia desatada en Pompeya por el volcán
Vesubio es un plato fuerte que entra en la categoría de “catástrofe”.
Recordemos que el 24 de agosto del 79 DC, en pleno verano meridional, la lava
arrasó con la ciudad. El film muestra esta explosión volcánica feroz, a través
de proyectiles de fuego, rocas y lava que el Vesubio lanzó sobre habitantes y
ciudad. Historia de amor incluida, “Pompeii” es una película de neto
entretenimiento con algunas consideraciones históricas un tanto “sui generis”.
Veamos: el guión tiene una intencionalidad
extraña, hasta ahora, desde el punto de vista histórico favoreciendo el
poderío de los celtas. Ambas culturas fueron poderosas pero, sin duda, la romana
fue decisiva para la cultura occidental no solo por las conquistas en sí sino
por la cultura en todos sus aspectos que legó. Los celtas tuvieron sus
virtudes, nadie lo pone en duda, pero poner en tela de juicio la capacidad de
los romanos nos parece una exageración
que falsea la historia. En esto debemos reconocer la mano del realizador
que ha trabajado siempre en guiones de videojuegos donde se simplifican
historias, personajes, y se busca el
impacto por sobre la verdad. Destacamos que se haya mantenido el nombre de
la ciudad en latín, Pompeii, una
rareza para un film que intenta desbaratar la historia de los romanos. Para
comer pochoclos y distraer la vista… Nada más.
Carlos Pierre
EL TERROR SEMANAL
EXTRAÑAS APARICIONES 2
De
Tom Elkins. Con Chad Michael Murray,. Emily Alyn Lind, bigail Spencer, Kette
Sackhoff, entre otros. Musica de Michael Wandmacher. Duración: 101 minutos.
REGULAR. MÁS DE LO MISMO
“Extrañas
apariciones 2” le da una vuelta de tuerca al film anterior. En este caso es una
niña (Emily Alyn Lind) quien recibe la vista de los fantasmas. La locación es
Georgia, en Estados Unidos, un sitio especial y bellamente arbolado donde está
la casa recién alquilada de sus padres. Buscan sosiego… Los fantasmas se hacen
presenten y la calma se destruye. Lo curioso (si es que lo es…) reside en que
la pequeña no se asusta. Espectros de habitantes del lugar en 1850, trataron de
escapar a la esclavitud de entonces. Hay una vuelta a un tema en boga: la
esclavitud de los negros en la Norteamérica pre Guerra de Secesión.
Fantasmas
del siglo XIX, un niña como imán, terror en los padres, la casa recién
alquilada, son los ingredientes de esta película que produce un “dejá vú”
importante. Todo fue visto antes, todo es previsible, aunque los sustos siempre
son tales y logran el efecto buscado en el espectador. Nada de razonamiento, solo estimulación de los sentidos. Para fans
del género.
Carlos Pierre