Hay
siete estrenos comerciales este jueves. “Las
crónicas del miedo 2”, de Simon Barret, Jason Eisener y Gareth Evans,
mejora la primera película pero no deja de ser otro festival de horror, con
cámara en mano y archivo, al estilo de “The Blair witch Project”, más de lo
mismo, un tanto mejorado. En el caso de “Amenaza
roja”, de Dan Bradley”, estamos frente a otra de guerra norteamericana que
ha cambiado el enemigo: en este caso son los norcoreanos, de acuerdo al nuevo
orden geopolítico. Un grupo de jóvenes hará frente a esta invasión a USA con
una consigna que es de temer y frecuente: “Crearemos el caos” para vencer al
enemigo. Recordamos el film homónimo de 1984, al que solo se le cambió la
nacionalidad del enemigo nacional. Acción y adrenalina con ausencia de famosos.
En el caso de “One direction, Así
somos”, estamos frente a un documental que atraerá a las fanáticas del
grupo juvenil británico creado en el 2010 y que se presenta en el 2014 en
nuestro país, con localidades agotadas. Sus vidas, sus carreras, la gira, los
viajes. Para fans, nada más. La nacional “Quiero
morir en tus brazos”, de Víctor Jorge Ruiz (su cuarto largometraje,
recordar “Flores amarillas en la ventana” de 1996), reúne a Roberto Vallejos y
Melina Petriella en los protagónicos, está filmada en Esquel y en el lugar
natal del director, Alto Río Senguer, incluyendo a lugareños como actores. Hace
foco en tres momentos históricos: el
derrocamiento de Perón, los 70 y el neoliberalismo de los 90. Nos habla sobre
el éxito de un hombre y la pérdida, por buscarlo, de sus afectos más
entrañables. Por momentos, es un policial también. Bien filmada.
También se inicia la semana del Festival de Cine "Nueva Mirada" para niños, con entrada gratuita, en el cine Gaumont.
LAS MEJORES PELÍCULAS DE LA SEMANA
Son dos, Reality y Declaración de vida
REALITY
De Matteo Garrone. Con Aniello Arena, Loredana Simioli,
Nano Paone, Graziella Marina, Nello Iorio. Música de Alexandre Desplat.
Duración: 115 minutos.
MUY BUENA. HONDURA EN UNA COMEDIA DRAMÁTICA CON
ANÁLISIS DE LA REALIDAD Y LA TEVÉ
Matteo Garrone abordó un tema social en
el sur de Italia con “Gomorra”, del 2008, donde mostró crudamente el flagelo de
la mafia y el tráfico de drogas, pero en “Reality”, sin apartarse de los
conflictos sociales, entra en el tono de la comedia dramática al desnudar otra
trama de los famosos formatos llamados “realities”. Su protagonista es Luciano
(Aniello Arena) quien se anota, a instancia de su familia, en este tipo de
ficción televisiva, acudiendo a los estudios Cinecittá en Roma.
“Luciano” vive bien en Nápoles, tiene una
pescadería, un buen matrimonio con “María” (Loredana Simioli), está inmerso en
la realidad napolitana espontánea y terrenal. Sin embargo, el sueño de ingresar
al reality se convierte en una pesadilla en su vida por lo que comienza a
maquinar extrañas ideas, que ya ingresó, que está viviendo en “un reality”, y
llevado por este ensueño va regalando todas sus pertenencias. Para él, lo único
factible en su vida es ingresar a ese show televisivo de cualquier manera y
cree que así lo logrará o bien que ya es parte del mismo por sus actitudes
insólitas.
Garrone repite afortunadamente esa manera
tan escenográfica de mostrar sus historias con una ampulosidad impactante, con
un manejo deliberado de secuencias donde los planos largos están realizados de
manera tal que el espectador se siente apabullado por semejante fotografía. Como ejemplo, en el comienzo se muestra un
casamiento y aparecen altivos caballos blancos tirando de una carroza nupcial,
con gran soporte musical del compositor Alexandre Desplat.
Hay que destacar la maestría del
realizador al presentar, secuencia tras secuencia, la transformación del
protagonista en pos de un sueño irrealizable porque, de ese casting, ha sido
rechazado. Y el contraste que ofrece entre la realidad descarnada napolitana y
la inmersión paulatina y creciente en su sueño de pertenecer a la fábula
televisiva.
La denuncia de este film de Matteo
Garrone está justamente en las fantasías irrealizables que movilizan los medios
audiovisuales, el trastorno de la personalidad que generan, siempre con ironía
y un tono sostenido de comedia. Agregamos que esta película ganó el Gran Premio
del Jurado en el festival de Cannes 2012 y también, ese mismo año, el David de
Donatello a la mejor fotografía, de Marco Onorato, que hemos destacado, entre
otras distinciones. El gran peso del film recae en el protagonista, un hombre
común a quien un recurso televisivo trastoca su vida, sus sueños, su
personalidad. Muy interesante.
Carlos Pierre
DECLARACIÓN DE VIDA
De Valérie Donzetti. Con Valerie Donzetti, Jeremie
Elkaim, Elina Lowensohn, entre otros. Música clásica. Duración: 100 minutos.
Apta para mayores de 16 años.
MUY BUENA. EL AMOR Y LA LUCHA POR LA VIDA DE UN HIJO
Valerie Donzetti es una joven con larga
trayectoria en el cine y el teatro francés que decidió contar su propia
experiencia de vida junto a su marido, el actor Jeremie Elkaim, y el largo
proceso de sufrimiento como padres para salvar a su pequeño hijo al que se le
había diagnosticado un raro cáncer cerebral (tumor rabdoide, de altísima
agresividad, que se desarrolla en la infancia y se produce en partes blandas
como el cerebro).
Lejos de quedarse en la triste historia
del pequeño, Donzetti cuenta su historia de amor con Jeremie, aquí
personificando a “Julieta” y “Romeo”, como claro ejemplo (aunque consabido y
algo ramplón) del amor que se tuvieron como marido y mujer. Desde los comienzos
hasta las tribulaciones en el hospital público francés, al que está dedicado el
film así como a “Gabriel”. La detección del tumor, los síntomas del recién
nacido, los análisis y chequeos, la operación, la cirugía, el postquirúrgico,
son contados desde un lugar diferente, que es el rasgo distintivo del film: no
hay lugar para la lágrima sino para la vida misma. Esto lo explica muy bien el
título en francés cuya traducción literal es “La guerra está declarada”. Una
vez que se conoce al enemigo, “Romeo” y “Julieta” viven paso a paso, con
desesperación, con locura, el proceso de su pequeño hijo. Pero se
desestructuran y se permiten reuniones con los amigos, sonreir y confiar. La
madre, más realista y sabiendo que había esperanzas. El padre más sumergido en
el temor a lo peor dado el tremendo diagnóstico médico.
Es en este discurrir narrativo tan
especial donde el film de Valerie Donzetti se hace único, especial, diferente:
quiebra, desestructura, al mismísimo dolor, le pone vida a la vida de la
pareja. Y la película no pierde ritmo ni pasión ni hondura. El drama está, pero
la vida también. O se entregan al drama y la lágrima o renacen cada día, a
pesar de las idas y venidas de la pareja, de sus quebrantos, de sus separaciones,
de su objetivo de estar juntos hasta el final.
Lejos de ser una película lacrimógena, se
trata de una propuesta optimista y con una narración que nos recuerda a la
“nouvella vague” en algunos momentos, una escuela que sigue dejando huella en
el cine francés contemporáneo. Muy interesante, fuerte. Una lección de vida y
de guerra contra el pesimismo y la enfermedad.
Elsa Bragato
LA COMEDIA BARATONGA DE LA SEMANA
¿QUIÉN *&$% SON LOS MILLER?
De Rawson Marshall Thurber. Con Jennifer Aniston, Jason
Sudeikis, Emma Roberts, Will Poulter, entre otros. Música de Ludwig Goransson y
Theodore Shapiro. Duración: 110 minutos.
REGULAR. APOLOGÍA DE LA DROGA DE PRINCIPIO A FIN
No se sabe qué calificación ponerle a
este desaguisado donde Thurber nos cuenta la vida de un pobre tipo, David
(Jason Sudeikis) que vende drogas aún de adulto porque no sabe cómo ganarse la
vida de manera decente, al servicio de un malvado en Denver, y su unión
temporal con una stripper que interpreta Jennifer Aniston (en bruca caída
profesional) además de dos hijos ficticios, marginales a su manera, el virgen e
ingenuo Kenny (Poulter) y la sin techo “Casey” (Roberts). El tema es ir a
buscar un cargamento enorme de droga a México pero, para no dar qué pensar a la
policía aduanera, se “disfrazan” de “familia Miller”.
En estas andanzas se toparán con un
matrimonio típico norteamericano, que odia la droga, el marido pertenece a la
DEA, y tiene frustraciones sexuales. Más de lo mismo, con pizca de escatología
y chistes burdos. La sonrisa sale sin poca naturalidad del espectador que se ha
visto inundado por imágenes congeladas de distintas formas de presentación de
la marihuana. La virginidad del adolescente pelirrojo es un tema que da para
algunas secuencias poco felices como la picadura de una araña en uno de sus
testículos y las fotografías de los mismos, hinchados a punto de reventar, o
bien el frustrado robo de las llaves del camión del matrimonio formal que
termina con el inicio de una reunión de “swingers” que no llega a más.Solo para
que uno se ría con semejante y notable ocurrencia.
Ahora bien, el film es un éxito en los
Estados Unidos, es una comedieta para pasar el rato, también es cierto. Nos
hace ruido la apología de la droga por más que la DEA tenga su minuto de acción
en contra de los dealers y los malos vayan a prisión. Pero tanto en el comienzo
como en el final, la marihuana ocupa un lugar esencial en el film. Si
bien no se ven fumatas, hay una burla a la autoridad que persigue a los
dealers muy clara y no se entiende bien si éste es el objetivo del film o bien
si es una excusa. Por el final, es el objetivo.
Recordamos que a Jason Sudeikis lo
conocimos mejor en “Qué pasó ayer?” pero mientras allí funcionó la alocada
aventura de una despedida de soltero, droga incluida, en “¿Quién c.. son los
Miller?” la cuestión es diversa, el chiste es fácil, los gags son conocidos, y
no hay un guión sólido que pueda explicarnos qué pasa con los Miller y por qué
uno de los jóvenes, que tiene familia, se les acopla sin que asome preocupación
de sus padres. Es raro. Para gastar en una diversión que, según se sea, puede
traerle consecuencias…
Elsa Bragato