JUEVES 7 DE MARZO DEL 2013.
Hay seis estrenos, que
incluyen dos nacionales. “Los días” de Ezequiel Yanco, es un buen documental
sobre dos hermanas gemelas, sencillo, silente, que augura buen material del
realizador.
HITCHCOCK
De Sacha Gervari. Con Anthony
Hopkins, Hellen Mirren, Scarlett Johansson, Danny Huston, Toni Collette, entre
otros. Música de Danny Elfman. Duración: 98 minutos.
REGULAR. SUPERFICIAL COMEDIA
SOBRE EL FILM “PSICOSIS” DE HITCHCOCK
No
es una biopic de Alfred Hitchcock sino la
historia del proceso de filmación de “Psicosis”(1959), según el libro que
dio origen al guión, “Alfred Hitchcock
and the making of Psycho”, 1990 de Stephen Rebello. Es un film entretenido y superficial, periférico, una película para pasar el rato
sin tener en cuenta a ningún personaje. Ni Anthony Hopkins, metido en un
fastidioso maquillaje con rellenos, ni Hellen Mirren, logran lucir sus
talentos. Aquí dicen parlamentos,
diálogos, como quien lee el diario en voz alta. ¿Oficio? Sin duda, con notable
falta de dirección actoral.
Está
bien armadito el story board: Anthony Hopkins abre el film como lo hacía el
gran Hitchcock en sus memorables series de televisión en blanco y negro y lo
cierra de la misma forma. El proceso de “Psycho” o “Psicosis” es el resto.
En
un momento de su vida, el gran Alfred no tuvo el apoyo de la Paramount y se
creyó que el guión elegido para “Psycho” iba a ser un fracaso. Su mujer, Alma
Reville, encarnada por Hellen Mirren, era su mano derecha en guión, en
filmación, su verdadera asistente. Y se sobrepuso a los flirteos (no ahondados
en el film y el “quid” de los problemas del realizador) de su marido manteniendo
un romance efímero con el guionista Whitfield
Cook (su libro Extraños en el tren fue filmado por Hitchcock), aquí a cargo
de Danny Huston.
Hitchcock
aparece como un hombre con el padecimiento de la obesidad, asexuado, amorfo
incluso en su capacidad de decidir, que mella la relación con Alma, pero de la
que depende hasta para dar una opinión a sus elencos.
La
película se realizó gracias a su mujer, que suplantó a su marido aún en la
filmación. Y fue un éxito que reverdeció los laureles del director. La secuencia que impacta y que pensamos que
debe haber sido real es la del baño de la entrañable Janet Leight,
personificada por una desconocida Scarlett Johansson, en la que es el mismo
Hitichcock quien empuña el cuchillo mientras ordena la toma y se acerca
amenazante a la actriz que estalla en alaridos. No hay nada más para
destacar.
Sí,
en cambio, es justo decir que el make-up de Anthony Hopkins es desparejo, y,
por momentos, se nota tanto el “entramado” de su máscara que se hace muy poco
creíble. Las poses de Hopkins ante cámara mirando hacia arriba son excesivas y
no retratan en nada el espíritu del personaje.
Así,
entre make-up “rápidos” y las ganas de hacer algo sobre Hitchcock que atraiga
al público, se llega al final del film. Es entretenido, insistimos, y
pochoclero. Lástima que Toni Colette, gran actriz australiana, pase sin pena ni
gloria, y que no se disfrute de los personajes que rodearon al maestro del
terror. Todo está hecho en función del
entretenimiento fácil. Válido pero engañoso. Como película, su narración es
deficiente; como producto es atractivo por el tema, funcionará. Periférico
relato sobre Hitchcock.
Elsa Bragato
LAS EDADES DEL AMOR
De Giovanni Veronesi. Con Robert De Niro, Monica Bellucci, Riccardo
Scamarcio, Carlo Verdone, Vittorio Emanuele Propizio, entre otros. Música de
Paolo Buonvino. Duración: 127.
MUY BUENA. LA ESCUELA
ITALIANA RETOMA SU TRADICIÓN
“Manuale d’amore 3” o bien “Las edades
del amor” es la recuperación del buen cine italiano, aquél de trípticos
memorables como “Matrimonio all’ italiana”, por ejemplo, entre otros. La falta de una buena distribución del cine de Italia
hace que no conozcamos mucho más a sus actores y actrices en su mayoría pero
que, en esta película de Giovanni Veronesi, muestran tal carisma que uno siente
que son amigos frecuentes de la pantalla.
Es una película entretenida, bien
realizada, plagada del humor itálico y sus exageraciones, tan nuestras también. Además es una producción de los herederos de De
Laurentiis, Luigi y Aurelio, primos hermanos, que, entre otras actividades,
manejan una productora cinematográfica. Y se nota la mano familiar en el concepto narrativo: el film no apunta a
hacernos razonar sobre difíciles cuestiones sino a divertirnos con momentos de
la vida que pueden ocurrir. El pragmatismo de los romanos se cuela en esta
película de Veronesi.
“Cupido”,
a cargo del joven Vittorio Emanuele Propizio, es el enganche del tríptico,
sutil, sin exagerar la división entre las historias. La primera parte nos habla del amor en la juventud, y está
protagonizada por Riccardo Scamarcio, Valeria Solarino y Laura Chiatti. El amor
joven que puede sucumbir ante la tentación de la belleza. La segunda historia es divertidísima y la
encarna un fantástico Carlo Verdone, hombre maduro que comete una infidelidad
con consecuencias tragicómicas. Lo acompaña Donatella Finocchiaro como la
tercera en discordia que se las trae.
Finalmente,
llegamos al momento de Robert De Niro
con Monica Bellucci en una historia previsible pero que hace bien, que nos
recuerda que el amor entre una joven y un hombre maduro es posible y que, si
bien conocemos el final, es el que anhelamos ver y sentir en el corazón. Robert
De Niro, a quien vemos seguido en la pantalla, compone a un Adrián conmovedor,
sin las muecas que suele hacer cuando encarna a sus villanos neoyorquinos.
Habla italiano y este hecho produce gran empatía con el espectador. Aunque el
papel no sea de gran envergadura, De Niro le confiere una entidad, una
carnadura, que lo transforma en un gran trabajo actoral.
Previsible,
simpática, hilarante, esta película nos reencuentra con algo que nos pertenece,
que sentimos familiar. Y salir del cine con una sonrisa, en tiempos de
monstruos y efectos especiales, no es poca cosa. Será una película menor? Puede ser, pero hace bien y está muy bien realizada
y actuada. Nadie olvidará a Carlo Verdone ni a este Robert De Niro.
Elsa Bragato
MAMÁ
De Andrés Muschietti, con
producción de Guillermo del Toro. Con Jessica Chastain, Nikolaj Coster-Waldau,
Isabelle Melisse, Megan Charpentier, entre otros. Música de Fernando Velázquez.
Duración: 100 minutos.
MUY BUENA. ESTREMECEDOR
RELATO SOBRE EL ABANDONO DE LOS HIJOS
Este
film, “Mamá”, es de gran excelencia a pesar de algunos baches narrativos (personajes
que quedan sueltos). La intensidad
dramática, el suspenso sin el común “gore”, la emotividad que genera y plantea,
la relación entre madres e hijos, hacen que este film de horror sea fuera
de lo común, atrapante en sus 100 minutos de duración que parecen un poco más.
Alguien
mata a una mujer madre de dos niñas, las estupendas Isabelle Melisse y Megan
Charpentier en los roles de Lilly, la menor, y Victoria, la mayor. El padre las
lleva a una cabaña perdida en el bosque luego de un accidente. Pasan cinco años
y son encontradas por la búsqueda incesante de su tío, protagonizado por Nikolaj
Coster-Waldau quien compone al padre y al tío respectivamente de las menores.
Y, a pesar de las reticencias de su mujer, Annabel (una Jessica Chastain de
pelo corto y negro), las lleva a su hogar. Nada es fácil: las criaturas se
criaron solas y tienen actitudes extrañas, de animales, se arrastran, están
llenas de moretones, visten harapos. La necesidad de un psicólogo, que sabe de
qué se trata esa casa abandonada, es imperiosa.
Aquí se mezcla un poco la narración y no
queda en claro el tema de la madre de las pequeñas. Si será esa presencia que se arrastra como una
cabellera por el suelo o bien es una mancha de humedad negra muy rara en una
pared, o es la madre de una pequeña fallecida trágicamente en 1877. Sin
embargo, como la historia se centra en el presente de las niñas y su aceptación
en el hogar de los tíos incluída la extraña, amenazante y feroz presencia de la
“mama”, este bache importante narrativo se olvida y reaparece solo en el final
(no se analiza el tema de la madre de las niñas ni tampoco la espanto
desaparición del padre).
La
intensidad dramática del film hace honor a la capacidad narrativa del
realizador argentino Andrés Muschietti
quien había hecho un corto de 3 minutos sobre este tema y a un futuro notable.
Lo vio Guillermo del Toro, autor mexicano que trabaja en Europa y Hollywood, y
lo lanzó como director de esta película. La
mano de Del Toro está presente, la reconocerán quienes vieron “El laberinto del
fauno”, que tiene un final atroz por lo schockeante con una niña en el
centro de la escena. El tema de los
chicos y la relación con la madre sigue siendo esencial para Del Toro que vio
en el corto de Muschietti el mejor material para esta película.
“Mama”
es una experiencia que hay que vivir para los que aman el género del terror y
para quienes deseen ver un muy buen film, a pesar de los problemas narrativos
que mencionamos. Todo se diluye ante la
espectacularidad del trabajo del sonido, la música incidental de Fernando
Velázquez, y el clima generado por la postproducción sumándole actuaciones que
llaman la atención: las pequeñas Melisse y Charpentier.
Hay secuencias estremecedoras, que
conmueven porque van más allá del horror: nos conmueven como seres humanos. Y nos revelan la profunda unión de los hijos con las
madres. En este caso, la mayor, Victoria, es quien tiene en claro que esa
“mama” no es la que ella necesita, mientras que la pequeña Lilly es quien se
rebela ante el mundo humano y solo desea
la caricia que le falta desde que nació. Es infrecuente que un film de terror busque los resortes psicológicos
de los personajes para hacernos comprender sus actitudes. Y es otro logro
de la película que calificamos de algo
más que muy buena por sobre cualquier otra cuestión narrativa que, como
dijimos, quedan planteadas pero
superadas al mismo tiempo por la realización.
Hay un subtema muy interesante, en medio
del terror y del horror: el abandono de los hijos. Para pensar, aunque estemos
dentro del género del terror.
Complejidad, intensidad dramática,
profunda psicología de personajes, espectacular trabajo en el sonido que hará
saltar al espectador de la butaca, banda sonora adecuada a la narración,
actuaciones excelentes. Nos estrujó el corazón.
Elsa Bragato
OZ, EL PODEROSO, EN 3D
De Sam Raimi. Con James
France, Mila Kunis, Michelle Williams, Rachel Weisz, entre otros. Inspirada en
la novela de Fran BAum. Música de Danny Elfman. Duración: 130 minutos.
BUENA. EL MAGO DE OZ EN BUSCA
DE SU DOROTHY
Tres segmentos narrativos tiene esta precuela de la memorable “El Mago de Oz”,
de 1939, interpretada por una jovencísima Judy Garland: se inicia con una secuencia de títulos de apertura muy original, a
manera de introducción al relato en blanco y negro y en aquella vieja pantalla
cuadrada. La otra, ya a puro color,
fotografiada en Panavisión como nudo de la historia que esta vez nos cuenta Sam
Raimi (la última “Spiderman” y la serie “Spartacus”), que nos ubica en la Ciudad Esmeralda a la que arriba Oscar Diggs (James Franco), luego de su
huída de Kansas en 1905, de un modesto y polvoriento circo. Allí había
desplegado toda su farsa, sus embustes y sus amoríos. Un tornado, común en los
Estados Unidos, lo deposita, mediante un
globo aerostático, en una tierra fascinante, la que mencionamos, donde
busca fama, dinero y una redención ante el mundo y también ante sí mismo.
Aquí
nos detenemos porque el realizador Sam Raimi despliega un enorme potencial
visual, efectista, alucinante, contando con el soporte de dos personajes
potentes: una muñeca de porcelana y un mono alado. Sin embargo, Diggs deberá
sortear a tres brujas: dos morochas y malas, Theodora (Mila Kunis), Evanora
(rachel Weisz) y a la bruja buena y rubia Glinda (Michelle Williams). El
entretenimiento está logrado pero decae en esta parte medular, central, a pesar
de la riqueza visual potenciada por el 3D y de que la acción sigue. En el tramo
final, revive la trama con fuegos de artificio, especialmente cuando el mago
logra liberar a un pueblo sojuzgado y a su propio corazón.
El globo aerostático es aquel que
trasladó a Dorothy (Judy Garland) hasta la Ciudad Esmeralda donde conoció al
Mago de OZ, Oscar Diggs. Todo cierra para que este film sea una verdadera
precuela.
Una
consideración especial merece la música instrumental creada por Danny Elfman,
quien elaboró una sinfonía a lo largo de todo el film, gran soporte para los
artilugios de Oz, el poderoso. Un film disfrutable, ameno, a pesar de todo.
Carlos Pierre
ANTES
De Daniel Gimelberg. Con
Nahuel Viale, Nahuel Pérez Biscayart, Carlos Portaluppi, Verónica Llinás,
Guadalupe Ocampo, entre otros. Canciones de Fito Páez y Luis Alberto Spinetta.
Duración: 94 minutos.
REGULAR. BUENA IDEA QUE CAE
EN EL TEDIO
Dos
planos bien definidos divide los tiempos de la vida de un joven común y
corriente (Nahuel Viale), un ANTES en un verano familiar con fiestas, novia,
estudios y felices 21 años, normales en cualquier muchacho. El otro plano
temporal, el DESPUÉS, surge en un invierno oscuro y triste, dos años luego de
aquella reunión, cuando está a punto de cometer un hecho que podría cambiarle
la vida de manera fatal.
Esos
dos planos temporales se entremezclan en la narración y en la vida del
protagonista, ahora muy solitaria, sin trabajo ni estudio, con el único afán de
vengarse de un estafador que trampeó a sus padres.
Daniel
Gimelberg trabaja con el protagonista de manera especial, ahondando en su vida
en la fría ciudad, con recuerdos de canciones de Spinetta o Páez. En su
psicología volcada a la venganza.
Cuesta percibir, sin embargo, un asomo
de emoción a lo largo de la narración
y este guión ameritaba algo más que mostrarnos la vida del joven en su antes y
su después. El film pide a gritos una actitud más visceral, por lo que la muy buena
idea inicial se traduce en un relato sin fuerza.
Hay
una buena fotografía de Buenos Aires y una música muy distintiva para los
porteños, con lo cual el relato tiene un buen soporte especialmente porque
“Nacho”, el protagonista, no tiene pasión ni en sus pensamientos ni en sus
acciones. Y se cae en el riesgo del
tedio. La película puede tener buena repercusión en los jóvenes, resulta
difícil imaginar una empatía con los espectadores. Si algo distingue a los
jóvenes es la pasión para lo bueno y lo errado.
Carlos Pierre