JUEVES 23 DE JUNIO DEL 2011.-
Hay cinco estrenos, uno de ellos posiblemente se exhiba en DVD, El Amor de Robert, que vamos a comentar.
ABALLAY, EL HOMBRE SIN MIEDO
De Fernando Spiner. Con Pablo Cedrón, Claudio Rissi, Moro ANghileri, Luis Ziembrowski, Gabriel Goity, Horacio Fontova, entre otros. Duración: 100 minutos.
BUENA. LA HORA SEÑALADA DEL MALO Y EL VENGADOR, UN WESTERN GAUCHESCO BIEN REALIZADO QUE INCLUYE RIÑAS DE GALLOS DESAGRADABLES
Aballay, de Fernando Spiner, es una rareza dentro de la cinematografía nacional. Un western gauchesco, que continúa la línea gauchesca y no de western que supimos tener con obras memorables que van desde El Cura Gaucho hasta la Guerra Gaucha pasando por el cine de Leonardo Favio. El hecho de defender un producto con excelente fotografía, cuidada escenografía, y paisajes no nos debe impedir ver que el producto es solo para un determinado público muy cinéfilo o seguidor del cine nacional de ciertas características y que no es un producto masivo. Y esta consideración es al margen de cualquier excelencia técnica y actoral que tenga el film.
Fernando Spiner surge de las filas de la televisión como un notable realizador (lo conocimos como director de programas de canal 13). Su lanzamiento al cine no hizo más que confirmar su capacidad para la narración audiovisual en gran escala. El elenco de Aballay confirma un excelente casting, Pablo Cedrón con recursos mínimos demuestra su gran altura actoral, y así con cada uno de los elegidos para el elenco. La ubicación de la historia en Amaicha del Valle en la provincia de Tucumán le da esa justa pátina de polvo, caminos sinuosos, exactos a los que conocimos del Oeste norteamericano.
La historia se centra en la venganza de un niño que ve cómo matan a su padre. El rostro del asesino se clavará en su memoria. Y el tiempo enfrentará al homicida con el huérfano.
Sin embargo, el comienzo del film no nos produjo ningún agrado: desde la riña de gallos, prohibida, e innecesaria muestra de brutalidad aunque haya existido y subsista: el cuchillazo sobre el pescuezo de un gallo herido, brutal, certero, hasta una borrachera en una pulpería, nos pusieron en alerta. Ya en plena narración, las escenas no nos convencieron, parecían demasiado armadas, se les veía la entretela. Y esa entretela subsistió porque no pudimos creernos la historia tal como se nos presentó. Siempre notábamos o un supuesto, para nosotros, armado en estudio, o una prolijidad extrema en medio de caseríos tan limpitos como empolvados de manera sutil, hechos para la fotografía. No obstante, y a pesar de esta entretela, la actuación de los protagonistas iba creciendo de manera notable al punto de opacar otros aspectos como los apuntados.
Nadie pone en duda la excelencia en la dirección de Spiner ni en los actores. Pero no podemos dejar de señalar que hay reminiscencias importantes a Leonardo Favio y que la historia no resulta creíble en su totalidad, aunque nos hable de la venganza, del dolor, del precio a pagar por un asesinato. Tal como fue contada. Estas cosas también hay que decirlas cuando se hace un comentario de cine aunque no guste escribirlas y tampoco sea del agrado de quienes hicieron el film. Nuestro interior y los alrededores de la ciudad de Buenos Aires fueron tan crueles como el Oeste americano, tan pobres como lo que vimos en los films, y la ley del más fuerte fue una constante. Es cierto. Sin embargo, la pulcritud extrema en parajes polvorientos le restó credibilidad a Aballay. No así la mayoría de las actuaciones. Nos gustó Pablo Cedrón.
Elsa Bragato
8 MINUTOS ANTES DE MORIR (Source Code)
De Duncan Jones. Con Jake Gyllenhaal, Michelle Monaghan, Vera Farmiga, entre otros. Música de Chris Bacon. Duración: 90 minutos.
MUY BUENA. FÍSICA CUÁNTICA EN UN FILM DE INTENSO SUSPENSO, INTELIGENTE RELATO
Así es, Duncan Jones, el hijo de David Bowie vuelva al cine con un thriller de inusitado suspenso, que retoma una premisa científica: el cerebro vive aún, después de muertos, unos 8 minutos más. El capitán Stevens se encuentra en un tren que va a llegar a Chicago y explotará. Desde un centro científico estatal, una bella mujer y un impiadoso investigador se contactan con él que está, ahora, en un cubículo intentando desatar algo, moviéndose con enormes dificultades. Recibe órdenes y vuelve a ese cuerpo que es reconocido por una viajante como el capitán Stevens.
El secreto del relato está en ese ida y vuelta que no “tiempo”, no va hacia el pasado sino hacia su propio presente, el que está en esa oficina de investigación y donde recibe órdenes. Por eso es física cuántica (muy compleja de explicar mínimamente y de comprender también). Este ida y vuelta le permite al protagonista conocer más detalles de lo que debe hacer para evitar la explosión del tren cada vez que regresa al cuerpo del capitán Stevens.
También nos muestra la frialdad y la crueldad de muchos métodos científicos para lograr que un cerebro, de un cuerpo muerto, esté trabajando. Hay sofisticación tecnológica, de todo tipo, que es real y está mostrada con credibilidad. Esto existe, el tema era cómo narrarlo en el cine y no caben dudas de que Duncan Jones lo logró.
El “source code” del título en el inglés se refiere a la matriz que genera esta posibilidad de volver al cerebro y luego tomar el cuerpo del capitán en el tren, donde tiene pocos minutos, siempre menos de 8, para encontrar al terrorista y desactivar la bomba. Entonces, el ritmo del film es frenético, ágil, y exige una buena atención del espectador que no se aburrirá jamás. Hay excelencia en la filmación, la ciudad de Chicago es mostrada desde distintos planos estupendos, y no hay dudas de que el suspenso se apodera de toda la audiencia. Es un film inteligente. Y hay pocos así. El final nos muestra la crudeza de ciertas investigaciones.
Elsa Bragato
EL LABERINTO
De Johnb Cameron Mitchell. Con Nicole Kidman, Aaron Eckhart, Sandra Oh, Dianne Weist, Miles Teller, entre otros. Música de Anton Sanko. Duración: 91 minutos.
MUY BUENA. TRANSITAR EL DOLOR SIN CAER EN EL MELODRAMA. FILM INTELIGENTE, PROFUNDO
En inglés el film se llama “Rabbit Hole”, o sea “madrigiuera”, “conejera”. Y este título tiene estrecha relación con el “el laberinto” (título en castellano) espiritual que recorre una pareja para superar el duelo por la muerte de su hijo en un accidente automovilístico frente al hogar.
El argumento está armado sobre premisas científicas de S. Hawking sobre la existencia de la virtualidad y la posibilidad de encontrar en ese otro plano la felicidad que en éste no tenemos. Pero no hay ni viajes al pasado ni al futuro ni al presente virtual, solo la comprensión de que es posible, y de esta manera, alcanzar un atisbo de resignación.
No es un film ni sensiblero ni oportunista ni triste. Es un film reflexivo y profundo sin caer en el melodrama. Hay que destacar además que la historia está basada en una obra de teatro de David Lindsay-Abaire; sin embargo, la adaptación cinematográfica fue realizada por el autor por lo cual (como ocurrió con Sweeny Todd y su autor S.Sondheim) vemos secuencias de cine y no sketchs con reminiscencias teatrales. Esto es de destacar.
El tema parece muy difícil de tolerar para el espectador: padres que perdieron a su hijo. No obstante, uno se enfrenta a una realidad sin golpes bajos, no se ve la muerte de nadie, solo el transcurrir de la pareja que forman Becca y Howie y los intentos cotidianos por superar la ausencia del hijo, la depresión que jamás bordea el límite de la tragedia, los intentos de superación con grupos de autoayuda, la confianza del marido en que éstos funcionarán y la intuición femenina de Becca de que algo más es posible para volver a ser feliz. En ese “algo más” reside “el laberinto” o “rabbit hole” que no podemos desentrañar porque es el motor argumental.
Para ayudar a los dos personajes principales en este viaje de resignación con aristas tan inteligentes aparecen la madre de Becca, interpretada por una maravillosa Diane Weist, que ha sufrido un dolor similar. Aquí podríamos hablar de que hay destinos que se heredan. También está la excelente actriz de origen oriental Sandra Ho, a quien vemos en series renombradas de televisión así como fue una de las actrices de la celebrada “Entre Copas”. Hay un personaje clave para este laberinto o rabbit hole que enfrenta especialmente Becca, o sea Niciole Kidmann, y es el del joven que atropelló a su hijo.
El perdón, la venganza, la resignación, la posibilidad de la fe en otros caminos de felicidad, se unen para armar un argumento que asombra por su sagacidad, su intensidad y su realismo.
Se destaca la actuación de Nicoie Kidman en un rol profundo, que le mereció nominaciones a los Golden Globe y al Oscar. También Aaron Eckhart, a quien conocimos en “Gracias por fumar”, entre otros filmes. Ambos hacen absolutamente creíbles a estos padres en busca de redención al dolor. Iinsistimos, no hay melodrama. Es una de nuestras películas elegidas de la semana.
Carlos Pierre
NO ME QUITES A MI NOVIO
De Luke Greenfield. Con Kate Hudson, John Krasinski, Ginnifer Goodwin, entre otros. Duración: 103 minutos.
REGULAR
Este film está basado en la comedia dramática “Something Borrowed” (Algo prestado) y ese algo prestado es nada menos que el novio de una de las dos íntimas amigas que se conocen desde la infancia y mantienen una fuerte amistad a pesar de abismales diferencias. Una está por casarse, la otra es tímida, apocada.
Cuando “Darcy” va a festejar los 30 años de su amiga “Rachel”, aprovecha la ocasión para “birlarle” por un rato su novio. De allí en más el film transita por todos los equívocos que ya hemos visto hasta el hartazgo, celos mutuos, cuestiones fundamentales y conocidas como elegir al hombre de su vida como desea o renunciar a él .En el medio, la mejor amiga.
Se cae en el tono mediocre y convencional de peripecias amorosas vividas en fiestas, pubs, en la playa. Nada que no conozcamos.
El punto más débil del guión es la pasividad de la amiga engañada cuando descubre el desliz de su novio. Hay alguna secuencia de explosión ante un caso de infidelidad tan grueso pero el director rápidamente se empecina por “alisar” cualquier otro clímax, más que oportuno por la situación que muestra.
Es una comedia super ligera, para digerirla fácil. No está mal para distraerse pero, como película en sí, como producto cinematográfico, deja mucho que desear. Bien por Kate Hudson que tiene mucha cintura para estos films.
Carlos Pierre
EL AMOR DE ROBERT
de Nicholas Facker. Con Martin Landau y Ellen Burstyn.
MUY BUENA. LA FELICIDAD AL FINAL DE LA VIDA A PESAR DE LA DESMEMORIA
Esta película arranca lágrimas. Hay dos estupendas actuaciones, memorables, de Martín Landau, de 82 años y productor del film, y de Ellen Burstyn, de 77, sobre la relación de un matrimonio de la cuarta edad. Uno de los dos sufre del mal de Alzheimer que aquí está tratado con tanta altura que reconforta y nos permite ver otra forma de encarar lo peor de la mejor manera hasta transformarlo en felicidad.
Las ensoñaciones, las pérdidas de memoria, están enmarcadas en una navidad que el protagonista vive como puede,
cree volver a enamorarse, pero será su mujer la que le permita transitar ese estrenado amor. Hay un clímax fuerte cuando a medicación no llega a tiempo, pero también es verosímil que esto ocurra sin entrar en la tragedia o la densidad.
Mirar la cuarta etapa de la vida, la del final, con romanticismo, alguna reminiscencia a Bergman y su Cuando huye el día, por ejemplo, es un l ogro. Nos emocionó, nos hizo reflexionar y nos sacó sonrisas de felicidad. Todo es posible.
El film lo recomendamos para los abuelos, para los hijos con padres grandes.
Elsa Bragato