JUEVES 27 DE ABRIL DEL
2017.-
Cerca de nueve estrenos
se anuncian este jueves. Entre ellos, varios documentales nacionales, a saber:
1.-XXXXX-Todo
sobre el asado, documental de Gastón Duprat y Mariano Cohn (“El
candidato), que se presentó en el Festival de San Sebastián. Para quienes aún
quieren comer carne a la “argentina”, este docu les encantará dado que se
muestra desde el inicio la preparación de este plato, entre salvaje y delicado,
típico de nuestro país.
2.- XXXXX-Trabajadores de la Danza, de
Julia Martínez Heimann y Konstantina Bousmpoura. Pormenoriza la formación de la
Compañía Nacional de Danza Contemporánea, a dos días del Día Internacional de
la Danza, el 29 de abril, fecha determinada por la Unesco desde 1982 en memoria
de Jean George Noverre, creador del Ballet Moderno. La idea es concientizar
sobre una actividad artística que está requiriendo, desde el 2014, la Ley
Nacional de Danza Contemporánea, para salvaguardar los derechos de todos los que
se involucran en el ballet, tanto los bailarines como quienes están detrás de
escena.
3.- XXXXX-Una
historia de madres, de Ernesto Gut. Es un documental necesario, que
recoge interesantes entrevistas sobre el comienzo de las Madres de Plaza de
Mayo (han merecido una obra de teatro en Francia) que se produjo en diciembre
de 1977, para reclamar la aparición con vida de sus hijos, maridos y nietos,
búsqueda que continúa hasta hoy.
4.-XXXXX- La
promesa, de Terry George. La historia se ubica en 1920, luego de la
primera guerra mundial y del genocidio armenio. Tienen un elenco importante
formado por Chrstian Bale, Charlotte Le Bon, Jean Reno, James Cromwell, entre
otros. Si bien la primera impresión es positiva, cae en el melodrama
rápidamente: un trío amoroso entre un reportero de una famosa agencia de
noticias internacional y una bella armenia. Siempre hay intenciones honestas en
este tipo de producciones, pero no siempre se logra el objetivo de conmover,
como sucede en este caso.
PERSONAL SHOPPER
Guión y dirección
Olivier Assayas. Con
Kristen Stewart, Lars Eidinger, Sigrid Bouaziz, Anders Danielsen Lie, Ty Olwin,
entre otros. Fotografía de Yorick Lesaux. Edición
de Marion Monnier. Duración 105 minutos.
XXXXX- FANTASMAS EN PARÍS
Olivier Assayas, de
vastísima filmografía, ama el mundo fantasmagórico y, en Personal Shopper,
decidió ser más explícito y usar efectos visuales que den idea bien clara de
esas almas en objetos que se mueven, así como indagar qué ocurre en la mente, cuáles
son los demonios que la habitan, qué miedos, ansiedades y neurosis, se tienen.
En ese mar de
introspección, la belleza de París y sus altas casas de moda, transcurre una
narración que confunde, despista pero atrapa. Kristen Stewart compone a
“Maureen”, una joven estadounidense que se gana la vida como asistente de
compras de una celebrity, encargándose de renovar su vestuario. Recorre tiendas
de lujo, guiada por un muy buen gusto, en medio de un “status” social vacío. Surge
un universo de elementos que juegan en contra de la introspección que Assayas
promete. Ésta reside en la cualidad psíquica de Maureen cuyo hermano gemelo
falleció. Ese espíritu no la abandona y, con mirada baja, busca a ese ser con
quien compartió tantos sentimientos. En la mensajería de Apple encuentra cierta
materialización. Assayas contrapone el mundo de la tecnología hasta el
narcisismo de las selfies con la espiritualidad compulsiva de un personaje que
tiene el alma presa por el recuerdo o una presencia. Kristen Stewart ha crecido
notablemente como actriz, y lleva sobre sí el peso de esta historia casi como
un unipersonal. Ciertamente, el mérito de Assayas está en tener al espectador
sobre ascuas, confundirlo, sumirlo en la belleza de los escaparates parisinos
mientras la tribulación de Maureen es el desconcierto y la desesperación espiritual
que acicatea la curiosidad y la inquietud.
En esta oposición está el
logro de Olivier Assayas, generando dudas, perturbación, con cierto derroche en
la dirección actoral que desmerece por momentos la performance de la actriz. No
obstante, hay una muy interesante valoración del psiquismo, transformándose en
un singular film del notable director francés.
Carlos Pierre
LA POSESIÓN
De Alastair Orr. Con Caryln Burchell, Gustav Gerdener,
Sharni Vinson, Steven John Ward, Zino Ventura. Basada en la novella “From a
house on Willow Street” de Cathy Kelly. Música de Andries
Smith. Duración: 90 minutos.
XXXXX – TERROR DESDE SUDÁFRICA
Toda una curiosidad:
desde Sudáfrica llega “La posesión”, basada en el libro “From a house on Willow
Street”. En esa calle, habitan un matrimonio cuyo marido es un contrabandista
de diamantes (la obtención de diamantes llevan a la esclavización de africanos por
parte de compañías europeas; como ejemplo está el film “Diamantes de sangre”) y
la hija, millonaria heredera. Un grupo de jóvenes deciden raptarla para pedir
rescate, pero no será tan simple a pesar de que la joven los advertirá: hay un
espíritu satánico campeando. Es decir, se esconde algo macabro en esa casa y en
sus habitantes. Seres asesinados, fantasmas que vomitan sangre, sótano lúgubre.
Alastair Orr nos cuenta una historia de género con todos sus clishés, sus gags,
pero esto no quita tensión ni perturbación al espectador. Se genera un clima de
terror, con los consabidos sustos de cortes de luz, gritos, aullidos, y
apariciones espantosas, y la conversión de cada joven en un monstruo. Que
obliga a atarse a la butaca. Algo de “El exorcismo” en todas sus versiones y de
todos los clásicos del terror está presente en este film que, sin ser sobresaliente,
cumple con su cometido: asusta y cómo.
Lo gore, lo
desagradable, agregan su horrible cuota mientras la joven heredera desarrolla
una fuerza brutal que hace levitar a sus captores hasta asfixiarlos. Su rostro
es otro terror más: un ser de ultratumba surcado por negras venas. Para un
target bien definido: los adolescentes que aman este género. Impacto visual
importante.
Elsa Bragato
EL ÍDOLO
De Hany Abu-Assad. Con
Tawfeek Barhom, Kais Attalah, Hiba Attalah, entre otros. Música de HAbib
Shehadeh Hanna. Duración: 98 minutos. Nominada a los Premios Oscar como Mejor
película extranjera. Palestina
XXXXX - BELLA HISTORIA DE TESÓN
Basada en hechos
reales, el director palestino Hany Abu-Assad toma la historia del pequeño
“Mohammed Assaf” desde su niñez (un espectacular niño llamado Kais Attalah)
hasta su consagración en el ciclo “Arab Idol”, la versión egipcia del “Got
Talent” americano y europeo, es decir, en sus diferentes versiones. Pero
Muhammad vive en Palestina y cumplir con sus sueños, ayudado por su hermana y
dos amigos más, es algo casi imposible. Ser músicos, cantar, está reducido al
canto en las mezquitas de este pequeño con voz sobresaliente. Aún con el paso
del tiempo y una serie de sufrimientos familiares, continúa soñando con ir a El
Cairo y participar del famoso concurso. Nada es fácil. Vive en Palestina, no
tiene Visa para Egipto, y sus compañeros de culto consideran su vocación como
un pecado por lo que es perseguido.
Es una narración
emotiva, con pinceladas fuertes del entorno familiar y social del pequeño y
luego adolescente Muhammad, la pobreza casi extrema, la falta de recursos, la
perseverancia de ese grupo de chicos de hacer música en casamientos y fiestas
para ganar algo de dinero. Encuentran en sus padres mucha comprensión pero no
es la que existe a nivel social.
El sueño de Muhammad,
que encanta con su voz cantando las melodías orientales con singular afinación,
poco a poco se convierte en el de la comunidad en la que vive. No le falta
nada, salvo cumplir con su sueño.
La narración mantiene
un ritmo más que atractivo, atrapa al espectador, emociona, duele en algunas
secuencias, arranca lágrimas en otras. Hay parlamentos sublimes como, por
ejemplo, cuando Muhammad dice: “Las aspiraciones son iguales, comunes a todos
los pueblos, pero no nos damos cuenta”, o el latiguillo que repite con su
hermana en una situación lìmite: “Seremos grandes y cambiaremos el mundo”.
Suspenso, emoción,
ritmo, y una sentida humanidad en estos niños inteligentes que tienen sueños
como cualquier otro chico del mundo, le dan al film de Abu-Assad hondura
existencial.
Elsa Bragato
MÍO O DE NADIE
De Denise Di Novi. Con
Rosario Dawson, Katherine Heigl, Cheryl Ladd, entre otros. Música de Toby Chu.
Duración: 95 minutos.
XXXXX - VENGANZA FEMENINA
La venganza femenina es
un tema recurrente, especialmente entre los hombres. Siempre se afirma que lo
mejor es no tener el despecho de una ex, novia, amante o esposa. En el caso de
“Mío o de nadie”, el título en castellano explicita la historia que se va a
ver. Funciona como un thriller para televisión, un telefilm. Pero… funciona.
Una bella mujer,
encarnada por Katherine Heigl, recientemente divorciada, no acepta a la nueva
compañera de su ex marido, la estupenda afroamericana Rosario Dawson, y mucho
menos que se haga cargo de su pequeña hija durante algunos días. Los celos van
creciendo y también el ritmo narrativo que incursiona directamente en el
thriller “gore”, se despista hacia el sexo virtual en escasa dosis (por
suerte), y termina como una tragedia shakespeareana.
A pesar de la moralina
y de los clishés, el film atrapa por su buena narración, sin pausa. La
actuación de George Stults como el ex marido que no sabe a quién creerle, es
buena si bien no llega a ningún climax histriónico. La pequeña Isabella Kai
Rice compone a la hija del ex matrimonio que debe afrontar los celos de su
madre mientras se adapta a la nueva esposa de su papá.
La venganza es el
manjar de los dioses, así dicen, pero muchas veces se transforma en el infierno
de un grupo familiar. Esto más que conocido por todos no hace mella en esta
película previsible y ágil que no provoca una explosión de existencialismo pero
funciona, dejando un mensaje bien claro: la diferencia entre los celos normales
y la frustración de una mujer, y la psicopatía, más común de lo que se cree. La
historia se defiende muy bien.
Elsa Bragato
LOS PADECIENTES
De Nicolás Tuozzo. Basada en un libro de Gabriel
Rolón. Con Benjamín Vicuña, Eugenia Su´`arez, Pablo Rago, Angela Torres, Luis
Machín, Nicolás Francella, entre otros. Música de Sebastián Escofet. Duración:
116 minutos.
XXXXX –MÁS QUE DECEPCIONANTE
Si bien el psicólogo y
escritor Gabriel Rolón tuvo que ver con la adaptación de su tercer libro, Los
padecientes, junto al director del film, entre otros colaboradores, algo pasó
en el camino porque la narración es fragmentada, confunde, mientras se intenta
seguir el hilo de la historia.
El cuerpo de un rico
empresario es encontrado en una laguna y se culpa a su hijo quien ha tenido
brotes psicóticos, por lo que está internado. Pero para llegar a él, aparece
primero su hermana (Eugenia “La china” Suárez), en el consultorio de un famoso
psicólogo (Benjamín Vicuña), pidiéndole que lo salve de ir a la cárcel por su
condición mental.
A partir de allí,
comienza la incredulidad del espectador: la historia se enmaraña, aparecen
personajes de todo tipo y color, la cámara recorre distintos espacios
(consultorio, clínica psiquiátrica, gimnasio de boxeo, confiterías, mansiones,
entre otros) en un sinfín que confunde. La tensión generada al comienzo se
diluye rápidamente en largos parlamentos declamatorios de algunos personajes,
mientras se agiliza cuando actúan Osmar Núñez, Benjamín Vicuña, Pablo Rago, o
Luis Machín. Incluso la joven Angela Torres encarna un convincente rol de hija
de un depravado. Pero está el latiguillo de la moraleja: hay que terminar con
los violadores familiares, hoy se encontró a uno asesinado, pero quedan muchos
más…
La belleza del rostro
de Eugenia Suárez no compatibiliza con su falta de formación actoral, la
carencia de toda convicción, y resulta menos creíble cuando intenta ocupar el
personaje de una paciente de quien es su pareja en la vida real. Si alguna duda
quedaba, ésta se desmorona sobre el final por el guiño amoroso entre los dos.
Por otra parte, hay que
rescatar la narración de Tuozzo que utiliza muy bien todo tipo de tomas,
incluso las toma-secuencias, los planos subjetivos, y trabaja con el pasado y
el presente de los personajes con gran agilidad. Sin embargo, el ritmo cae
cuando el atribulado psicólogo (Vicuña) va entrevistando a los familiares del
occiso, en charlas interminables, cámara de plano y contraplano, y una
exasperante psicología barrial que va descubriendo en cuadros, en gestos, de
los integrantes del muerto.
Félix Mendelsshon es el
convidado de piedra: su maravilloso concierto para violín en mi menor, Opus 64
(1844), es el sueño del personaje de Angela Torres. Aquí nos detenemos porque
la orquesta que lo interpreta con ella como solista está doblando a la
maravillosa San Martin in The Fields. Así se descubren músicos que no mueven el
arco ni los dedos, o sea son extras, y a una Angela Torres que no sabe poner el
arco, aunque su personaje reconoce que es el secreto del sonido.
Lamentablemente, se cae
en el golpe bajo: el occiso no solo violaba a sus hijas sino que realizaba
orgías entre sus pares, por lo que los relatos de los personajes están plagados
de escenas sexuales, siendo una de las más fuertes la que protagonizan Luis Machín
como el depravado padre con su hija en la ficción, la China Suárez. En
dirección actoral, se cuidó muy poco en algunas secuencias a Nicolás Francella
quien merece otro tipo de oportunidades.
La película es desangelada.
No produce empatía. La narración es fragmentada, hay demasiada impostación y
exageraciones visuales que dificultan la comprensión, aunque sea previsible
desde el comienzo. Salta el “pivot” central: es éste, no, el asesino es el
otro, no, tampoco. Hasta que cae en el que todos hemos pensado desde el inicio
de la proyección. Para esto, se atravesó por un largo camino que quebró muchas
buenas actuaciones o al menos intento de hacerlas. Una gran decepción.
Lo peor:
1.-Pablo Rago
intentando cantar cante jondo.
2.- el doblaje de una
gran orquesta británica incluyendo a figurantes.
3.- la fragmentación
del relato
4.- la aparición de
personajes sin ton ni son (la mujer del bar, el hombre “de la noche”, el
abogado boxeador, entre otros).
5.- el golpe bajo
reiterado (orgías)
6.- la desviación del
eje de la historia
Entre otros elementos
sin conexión.
Elsa Bragato