JUEVES 5 DE ENERO DEL 2017.-
Con nueve estrenos de buen nivel se inicia el año en novedades
fílmicas en todo el país. Entre ellas, la animación “Sing, ¡ven y canta!”. De
Garth Jennings, que nos cuenta la vida del koala “Buster Moon”. El usuario
Castillero, de FilmAffinity, España, le puso 9 puntos sobre 10 y dijo lo
siguiente: “Para mí la mejor película de
animación de los últimos años...... y sí, tú también sonreirás sin querer
cuando empiece a sonar la canción que te gusta”.
PASAJEROS
De Morten Tyldum. Con
Jennifer Lawrence, Chris Pratt, Michael Sheen, Andy García, Vince Foster, entre
otros. Música de Thomas Newman, Fotografía de Rodrigo Prieto. Duración: 116
minutos.
BUENA. CHIQUILINADAS EN
EL COSMOS
Cuesta creer que este
film de ciencia ficción y romance haya sido filmada por el director noruego
Morten Tyldum, el mismo de la notable “El código enigma”. Ni siquiera la
oscarizada Jennifer Lawrence logra superar la medianía de un guion que termina
siendo en una catástrofe de romanticismo sensiblero.
La calificación de
“buena” es por la producción y lo que se ve en pantalla: la fotografía de
Rodrigo Prieto, el mismo de films notables como “Argo” y “El lobo de Wall
Street”. El cosmos, tal como lo pinta Prieto, es de una maravillosa
espectacularidad. Hay una belleza extrema al ubicar una pileta de natación
dentro de la estilizada nave espacial sobre una ventana que da a la Vía Láctea.
Superlativa belleza espacial. De ahí en más, todo irá haciendo agua de a poco.
La película comienza
mostrando la nave espacial con piloto automático y va hacia el planeta Homestead
II trasladando a seres humanos que se mantienen con vida bajo hibernación: 252
miembros de tripulación y 5000 humanos voluntarios. Son unos 40 minutos de
éxtasis espacial. Hasta que un meteorito produce una falla y se despierta “Jim
Preston” (el bonito Chris Pratt). Aquí comienza la consabida historia del
hombre solo en una isla, ahora en el cosmos. La soledad carcome al bueno de
“Jim” y encuentra refugio en los tragos del barman “Arthur” (Michael Sheen), un
seudohumano “armado” sobre un robot. De alguna manera, que no queremos contar,
aparece “Aurora Lane” (Jennifer Lawrence) y la ciencia ficción propuesta pasa a
ser una historia de amor edulcorada, con enojos, celos, sexo, cócteles, y hasta
pedido de casamiento. Muy en el fondo queda el buen mensaje de cuidar la tierra
y su ecosistema. Son 90 años de viaje por lo que surge inevitablemente el tema
de la finitud de la existencia y de cómo vivir este “rato” de vida que se tiene.
El guion desbarranca
abruptamente. Jennifer Lawrence compone a una chica caprichosa y tonta, muy
lejos de sus notables papeles, mientras que Chris Pratt (Jurassic World, Los
siete magníficos) no tiene fuerza dramática alguna. Visualmente, es un gran espectáculo.
A nivel historia, tiene muchos momentos de supina tontería.
Elsa Bragato
HASTA EL ULTIMO HOMBRE
(HACKSAW RIDGE)
De Mel Gibson. Con Andrew Garfield, Vince Vaughn, Hugo Weaving, Teresa
Palmer, Sam Worthington, entre otros. Música: Rupert
Gregson-Williams. Fotografía: Simon Duggan. Duración: l3l minutos.
EXCELENTE. OBRA CUMBRE
DE MEL GIBSON
Después de diez años en
los que los escándalos de violencia, el alcoholismo, el antisemitismo, lo
mantuvieron alejado del cine, el australiano Mel Gibson mantiene intactas sus
creencias cristianas, su personal y aferrado manejo del espíritu antibelicista
que lo nutre. Como muestras de este notable talento para crear la
ficción-realidad, basten mencionar “La pasión de Cristo” y “Corazón Valiente”. Regresa
con toda su creatividad en “Hasta el último hombre”, basado en la vida de Desmond
Doss encarnado por el actor Arthur Garfield, biopic plena de heroísmo y fe inquebrantables que
surge de la segunda guerra mundial, específicamente en la batalla de Okinawa, risco
empinado en cuyo interior estuvieron atrincheradas las tropas de Japón.
El fiim puede dividirse
en tres partes: la primera, retrata la niñez de nuestro héroe, Desmond Doss, su
vida difícil en Virginia con un padre alcohólico que había combatido en la
primera guerra mundial llevándose todos los honores. Hombre brutal que volcaba
el horror de lo vivido en su esposa y sus dos hijos. Desmond tomó un arma para
matarlo el día de una brutal agresión a su madre, y esto lo marcó para siempre,
prometiéndose que jamás volvería a empuñar una. Como adolescente, con la segunda
guerra ya en curso, donó sangre enamorándose de la enfermera que luego sería su
esposa. Este amor y el dolor de la guerra lo llevaron a recibirse de médico
(este hecho es el único no detallado por Mel Gibson).
La segunda parte es su
alistamiento en el ejército para combatir pero sin portar arma. Quería salvar
vidas con coraje y medicina. La actitud de no querer “matar al enemigo” le
generó agresiones de los otros combatientes y superiores, siendo tildado como
cobarde y sometido a un juicio marcial.
La tercera parte, ya
liberado, se desarrolla en el frente de batalla. Mel Gibson muestra sin tapujos
el horror de la guerra. El batallón de nuestro héroe rdebía tomar un risco muy
empinado, en cuya extendida cima estaban apostados los japoneses, obstinados en
la lucha ante la cercanía de la derrota. La ascensión de esa suerte de
acantilado le permite a Mel Gibson mostrar la brutalidad de la guerra, las
mutilaciones, la muerte de los soldados. Por un lado, los norteamericanos
tratando de encontrar a los pertrechados y escondidos japoneses, y por el otro,
las fantasmagóricas irrupciones japonesas. Luchas cuerpo a cuerpo, lanzallamas,
ametralladoras, en apabullantes secuencias. Desmondo Doss logró salvar a 75
soldados heridos, sin armas, arriesgando su propia vida.
Estamos ante un film
ejemplar, de postproducción, montaje, edición, de altísimo nivel, con fotografía
de Simon Duggan estremecedora e imponente. Nacido en Nueva Zelanda, se amoldó
al trabajo de Gibson destacando los storyboards de las batallas que el director
realizó para esta película. Duggan explicó que las escenas de batallas se
dividieron en tres secciones: el asalto al risco, la utilización del color en
la fotografía, decolorándola, o bien, en una tercera etapa, virándola al blanco
y negro. Asimismo, Gibson retomó la misma técnica que en “La pasión de Cristo”
al teñir el rostro del protagonista con agua y tinte de sangre. Los “shots” o
fotografías de cada escena se hicieron muy puntualmente para lograr dramatismo
y realismo al mismo tiempo.
Por sobre la técnica y
el sentido estético de Mel Gibson y de su fotógrafo Duggan, la película
emociona profundamente, sobresalta, perturba por el realismo logrado,
trasuntando –y esto es lo curioso y maravilloso a la vez- un altísimo grado de
espiritualidad y de heroísmo. El horror que Mel Gibson nos muestra es para que
se tome conciencia de lo contrario: no más guerras. Añadimos que Desmond Doss,
héroe real del film, fue el primer “objetor conciencia” (quien se niega,
especialmente en el servicio militar, a realizar acciones por sus convicciones
religiosas) en recibir la Medalla de Honor del Congreso norteamericano
(recordemos a Muhamad Alí, quien se negó a pelear en Vietnam, siendo
encarcelado).
Contundente regreso de
Mel Gibson quien mantiene intactas sus virtudes cinematográficas y sus
convicciones, resiliente de sus propios errores a los que trasmutó en arte
cinematográfico.
Carlos Pierre
AQUARIUS
Guión y dirección
Kleber Mendonsa Filho.Con Sonia Braga, Jeff Rosick, Irandhir Santos, Maeve
Jinkings, Julia Bernat, Carla Ribas, entre otros. Fotografía de Pedro Sotero y
Fabricio Tadeu. Duración: 140 minutos. Presenta Zeta Films.
MUY BUENA. RESCATE DE
UNA GRAN ACTRIZ
Este film viene
precedido por múltiples premios: Cannes, Lima, y Mar del Plata, entre otros.
Este segundo producto de Kleber Mendonsa Filho, luego de “Sonidos vecinos”,
tiene muchos puntos para destacar pero el principal es el rescate de la gran
actriz Sonia Braga, relegada por muchos años a la televisión. Añadimos la
temática del realizador que construye un film bien brasileño, con modernismo
despiadado, fluctuando entre el “status quo” y progreso en una sociedad marcada
por la política y el desencanto.
“Clara” (una descomunal
Sonia Braga), ex crítica de Recife, vive retirada en un edificio particular,
Aquarius, construido en la década de 40 sobre la avenida elegante Boa Viagem,
bordeada por el océano. Un importante promotor llega con aires renovadores de
Los Estados Unidos (impecable Humberto Carrao como “Diego”) sobre el edificio,
comprándole a los habitantes las propiedades. “Clara” se niega a vender el
suyo, quedando como la única habitante de “Aquarius”, que recibirá todo tipo de
“aprietes”.
El film se divide en 3
capítulos: “Los cabellos de Clara”, renegridos, base de su historia personal. El segundo es “Los
amores”: su viudez, sus encuentros fortuitos, y el tercero, “El cáncer”, que sufrió
y superó con la amputación de una mama.
La impertérrita
resistencia al creciente avasallamiento de la empresa, está salpicada con la
vida muy rica y musical de la sociedad brasileña. En sí, el nudo de este drama
es la negación de “Clara” a abandonar su departamento, acosada por operarios
que remodelan Aquarius y un fuerte simbolismo en las termitas, algo que el
lector deberá descubrir. Se establece un dueto actoral entre Sonia Braga y el
joven Humberto Carrao que lleva a vivencias de otros niveles, adultos vs.
Jóvenes, avances del progreso por sobre la historia personal y social, y, en
ello, la síntesis del sentimiento colectivo del brasileño. Acecho y
avasallamiento versus resistencia. Hay un detalle que obra en contra del film,
y es su duración: 140 minutos que incluyen secuencias que pudieron obviarse.
Entre los atributos del
film, basado en un aguafuerte de las contradiciones sociales del Brasil, debe
destacarse que no impera ningún aire panfletario. Tal vez, como contrapartida,
hay mucho ruido con la falta de algunas de las nueces prometidas: Sonia Braga
carga con el peso de la historia, pasando ésta a ser casi secundaria. Es, por
cierto, una actuación monumental que atrapa y subyuga, a pesar de las termitas
y personajes que forman un elenco coral pero que se desvanecen ante la impronta
actoral de la actriz brasileña.
Carlos Pierre
POR QUÉ ÉL?
De John Harburg. Con Bryan Cranston, James
Franco, Zoey Deutch, Megan Mullally. Griffin Gluck, Andrew Rannels, entre otros. Música de Theodore Shapiro-
Duración: 111 minutos. Presenta Fox.
BUENA. DOS ACTORES EN
PUGNA
Sin ser una comedia
navideña, “Por qué él?” es una buena comedia con gags que pueden llegar a lo
escatológico pero súbitamente no lo son, con situaciones convencionales dentro
de un clima de irreverencia y desparpajo que llevan adelante dos grandes actores:
Bryan Cranston y James Franco. Es un “stand-off” o empate actoral o bien un
duelo entre dos generaciones actorales. Cranston y Franco se sacan chispas y
salen airosos por sobre el simple guion y las actuaciones secundarias que el
director John Harburg deja en ese lugar. Aquí deben brillar los dos varones:
uno, el padre de la novia, “Ned Flemming” (Bryan Cranston) y el otro el novio
rico e inculto, “Liard Mayhew” (James Franco).
Se mira con simpatía y
cierto reclamo social la posición del famoso “Silicon Valley” de California, de
donde surgen los nuevos genios de las “apps” y “videogames”. Casas
inteligentes, paredes de musgos que se abren, escaners para el ingreso, comida
que se ingiere con inyecciones y toilettes japoneses que hacen ruborizar, son
solo algunas de los “tips” que se muestran como ridiculeces de una generación
con capacidad de innovar a la que se acusa hábilmente de falta de formación
intelectual.
La suerte para el
espectador es que John Harburg no va más allá de lo que sus actores dicen: van
al baño, pero no muestra escatologías; hablan pornográficamente vía Skype pero
la cámara se corta cuando los genitales están por “llegar” a pantalla; las
señoras adultas se drogan, pero se ven las consecuencias y no el acto en sí. En
esto reside el pequeño hallazgo de esta comedia que transita por lugares
comunes sin desbarrancar en la grosería, que se anuncia pero no estalla.
Elsa Bragato
REINA DE KATWE
De Mira Nair. Con
Lupita Nyong’o, Madina Nalwanga, David Oyelowo, entre otros. Música de A.R. Rahman. Duración: 124 minutos.
Presenta Disney y ESPN, entre otros. Basada en la novela “The Queen of Katwe”
de Tim Crothers.
BUENA. INSPIRADORA
BIOGRAFÍA
“Reina de Katwe” es la
historia real de Phiona Mutesi, de menos de una década, oriunda en Uganda, en uno
de sus distritos más pobres. Como un milagro, nace superdotada para el ajedrez,
teniendo una singular habilidad de anticipar ocho movimientos en el tablero.
Sostenida por su madre, viuda y de nula formación, la pequeña irá dando pasos
gigantescos en lo que sí sabe que será ganadora: el juego del intelecto.
El film está concebido
como una película de deportes, hace honor al heroísmo de sus protagonistas,
cómo superan escollos, cómo se transforman en ejemplos para todo el mundo. Y
tiene un trío interpretativo de gran valor: Lupita Nyong’o (“12 años de
esclavitud”) como la esforzada mamá, la debutante Madina NAlwanga como “Phiona”
y el actor David Oyelowo (“Selma) como el coach. Desde diferentes ángulos, el
familiar y el deportivo, la madre y el coach lograron que “Phiona” haga
realidad su sueño.. Paradoja o milagro de la vida, desde esa condición de nacer
africana, marginada en una tierra infértil, llena de necesidades básicas, esta
joven fue compitiendo y triunfando en el arte del ajedrez.
Siendo un producto de
la factoría Disney, el film enfatiza las carencias de Phiona Mutesi, sin
profundizar en su psicología. No vemos cómo funciona su mente sino su mirada
sobre el tablero, lo que le resta parte de la emoción. Al quitarle ese toque de
sensibilidad, la historia se hace previsible, si bien no pierde el mérito de
aleccionar y de no discriminar entre razas, algo que hoy en día se tiene muy en
cuenta en Hollywood. Volviendo a esa carencia que aludimos, no se ve la pasión
abrumadora del pobre con ganas de ser lo que sueña sino que hay un barniz
hollywoodense que quita matices. Se destacan, por cierto, la buena fotografía y
las buenas actuaciones. Le falta el golpe al corazón.
Carlos Pierre
EL CADÁVER DE ANNA
FRITZ
Guión y dirección de
Héctor Hernández Vicens. Con Alba Ribas, Cristian Valencia, Bernat Saumell,
Albert Carbó, entre otros. Música deTolo Prats. Duración: 76 minutos
REGULAR. EXCESIVA
INMORALIDAD
Esta ópera prima del catalán
Héctor Hernández Vicens fue promocionada como un thriller minimalista,
relacionado peligrosamente al “macguffin” acuñado y utilizado por Alfred
Hitchcock, que designa una excusa argumental como motivador del desarrollo de
una historia y que, en realidad, carece de relevancia por sí misma. Está el
macguffin, pero falta el desarrollo…
Vicens nos lleva a la peor pulsión humana: la
violación de un cadáver para provocar repulsión. Vaya si lo logra porque,
aunque el guion tiene una y otra vuelta, que le dan vida, no se logra salir del
asco. La historia solo se involucra en la perversión de tres individuos,
dejando de lado el desarrollo de la protagonista, Anna Fritz (Alba Ribas): su
cadáver está en la morgue, fue una famosa y bella actriz, cuyo destino es la
cremación o un ataúd.
Junto al celador de la
morgue, Pau (Albert Carbó), dos amigos, Iván (Cristian Valencia), el malo de la
película, y Javi (Bernat Saumell), un poco menos malo, se reúnen en el hospital
munidos de cámaras fotográficas para graficar la belleza de la famosa difunta,
luego de disfrutar de largos tragos.
Desde tiempo inmemorial
se afirma que meterse con la paz de los muertos tiene consecuencias impensadas.
Estos tres hombres no son la excepción a esta regla y, al ingresar a la morgue
y violar el cadáver, se meten en un infierno del que no podrán escapar. Llama
la atención que el hospital donde está la morgue en cuestión esté
sospechosamente vacío, sin enfermos ni guardias. Dato a tener en cuenta.
Si por minimalista se
tiene en cuenta que hay solo cuatro personajes, vaya y pase que la película sea
considerada así. Sin embargo, aún con aciertos que no le encontramos, la
morbosidad explícita sin más objetivo que ella misma resulta desagradable.
Tiene una “validez cuestionable”.
A todas luces estamos
en presencia de un primer largometraje con ausencia de pathos. Apenas genera
inquietud por la morbosidad de los personajes, con secuencias sin rigor y una
pobreza franciscana para un hospital sin enfermos ni médicos. Las vueltas de
tuercas están y es lo único que se rescata de la película. Anna Fritz se
remueve en su ficcionada tumba. Y vaya cómo.
Carlos Pierre
SONATA PARA VIOLONCHELO
Guión y dirección Anna
M. Bofarull. Con Montse Germán, Jan Cornet, Juanjo Puigcorbé, Marina Salas,
Josep María Blanco, entre otros. Versión original en catalán, subtitulada al
español. Música de Gerard Pastor. Violoncellista: Lluis Charet, alumno de Pablo
Casals.
Duración: 111 minutos
BUENA. TRAGEDIA
ALREDEDOR DE UN VIOLONCHELO
La realizadora catalana
Anna M. Bofarull crea la historia de una supuesta famosa chelista, Julia
(Montse Germán), quien padece de fibromialgia, enfermedad que afecta los
brazos, principalmente la articulación de los codos, provocando constantes e
irremediables dolores. La madre de la
realizadora padeció este mal y este hecho la llevó a escribir el guion de la
película aunque como punto de partida dado que la vida de la protagonista es
diferente a la de su progenitora. Y es curioso, como ya hemos apuntado en otras
críticas, que sea el violonchelo el instrumento elegido para este drama.
El film no tiene golpes
bajos, se muestra distante, sin mayor pasión en su desarrollo. La fotografía
tiene tonos suaves y exquisitos, con un “slow” en varias secuencias que tornan
muy parsimoniosa la narración y le agrega cierto snobismo.
La vida de “Julia
Fortuny” (Montsé German) son su violonchelo y la música. Pero la fibromialga es
el tormento que se agiganta con el paso del tiempo, alejándola de la profesión
que ama. Ni siquiera sus amoríos pasajeros con un alumno y con un pianista así
como su fracasado matrimonio del que a su única hija, la animan para enfrentar
un futuro incierto. La música, la enfermedad, la hija alejada por el tremendo
ego de “Julia”, el regreso intempestivo ante la enfermedad de la madre, la
muerte de un familiar cercano, conforman un panorama dramático intenso que, aún
con tanto dolor intrínseco, no llega a conmover.
La rica literatura
musical para violoncello la obliga a afrontar el difícil concierto para
orquesta y ese instrumento solista de Antonin Dvorak, en Si Menor (Opus 104). Es
aquí donde todo realizador cinematográfico debe sortear la dificultad del actor
o actriz en cuestión para simular que ejecuta el violonchelo. La mala posición
de las manos sobre las cuerdas o cómo se tome el arco indican la preparación de
la o del protagonista resultando muchas veces en una experiencia ridícula ante
cámaras. En este caso, Boferull escabulle los planos concretos de una ejecución
con brevísimos planos cortos o con alejados planos generales.
La realizadora ha
buscado revestir la pasión musical y la enfermedad con múltiples paisajes, la
playa, el mar, la montaña, la nieve, la bella Cataluña, el contraste de la
arquitectura del pasado con la linealidad moderna de Barcelona. El “todo” conforma
una película atractiva, que no llega a emocionar y que inevitablemente nos
lleva a dos casos emblemáticos en la música: la vida y muerte de Jacqueline Du
Pré (ex esposa del director argentino israelí Daniel Barenboim), la mejor
intérprete del afamado concierto de Dvorak, y la relación madre e hija de la
genial pianista argentina Marta Argerich con su hija mayor sin que -en este
caso- medie enfermedad alguna. La narración se presenta como potente al
comienzo y se va diluyendo, pasa del fuerte óleo a la pálida acuarela.
Carlos Pierre
TERROR 5 – HISTORIAS
ENMARAÑADAS
De los hermanos
Sebastián y Federico Rotstein. Guión de Sebastián Rotstein en colaboración con
Nicolás Gueilburt. Con Rafael Ferro, Gastón Cocchiarale, Walter Cornás, Lu
Grasso, Nai Awada, Marcos Woinsky, entre otros. Música de Pablo Borghi.
Duración: 77 minutos
REGULAR.
Esta ópera prima de los
hermanos Rotstein tiene las características de toda ópera prima. Lo positivo es
el esmero con que cada escena fue elaborada . En este sentido, Sebastián
Rotstein cuenta con su “background” en la participación y adaptación de
“Vientos de agua”, de Juan José Campanella, o la serie “La casa” de Diego
Lerman, entre otras. Lo negativo es, en nuestra modesta opinión, el enmarañado
guion donde se quiso reunir la experiencia de ambos realizadores antes de
lanzarse a este primer largometraje. Falta decantación de historias que habría
redundado en mayor claridad narrativa.
El título “Terror 5” es
engañoso porque no es un film de terror sino el entrecruzamiento de 5 historias
de sexo, violencia y caos de hombres y mujeres, en medio de una tragedia urbana
en la que mueren quince personas y donde un político es acusado de ser
responsable de ello.
Estas cinco propuestas
van y vienen en medio de reclamos en la Plaza de los Dos Congresos. El efecto
buscado está logrado y, a nivel técnico, hay que destacar que la postproducción
se realizó en Argentina, Colombia y Estados Unidos. Sí lamentamos que se busque
siempre el impacto de las escenas sexuales, un “hincapié” en las sábanas
innecesario. En este sentido, hay que señalar que las escenas de sexo así como
la iglesia del lugar, el párroco vecinal y los cementerios, son elementos
ineludibles en el cine nacional.
Difícil encontrar un
protagonista, un faro que guíe al espectador en medio de tantas secuencias.
Habrá que aguardar otros films los hermanos Rotstein, fanáticos de Brian De
Palma. Nada es imposible de alcanzar…
Carlos Pierre