JUEVES 6 DE OCTUBRE DEL 2016.-
Siete films, en principio, se anuncian para este jueves. Entre ellos,
el búlgaro “La lección”, de Kristina Grozeva y Petar Valchana, con críticas
dispares, y la muy elogiada argentina “El invierno”, de Emiliano Torres, que viene
de obtener el Premio Especial del Jurado y Mejor Fotografía en el festival de
San Sebastián y los premios al Mejor Actor y de la Crítica en el festival de
cine de Biarritz.
UN TRAIDOR ENTRE
NOSOTROS
De Susanna White. Con
Ewan McGregor, Stellan Skarsgard, Damian Lewis, Naomi Harris, entre otros.
Música de Marcelo Zarvos. Duración, 107 minutos. Reino Unido.
BUENA. OTRA DE ESPÍAS
Si esta película está
basada en una novela del afamado John le Carré, no hay riesgo de equivocarse y
apostar a un vértigo visual que transita por distintas ciudades. En una isla
caribeña, en Marruecos, y en Europa, en Londres, París, Berna, Moscú, los Alpes
franceses, variedad visual-fotográfica importante.
Una joven pareja
británica, interpretada por Ewan MacGregor y Naomi Harris, se va de vacaciones
a Antigua, isla del Caribe, conociendo a un millonario ruso, a cargo de Stellan
Skarsgard, quien asegura pertenecer a la mafia rusa y conocer cómo blanquear
dinero en su país. “Perry” y “Gail” participan junto al ruso “Dima” de una dislocada
fiesta en donde este último les pide asilo político en Inglaterra a cambio de desenmascarar
a los mafiosos rusos y británicos. Pero, al mismo tiempo, quiere protección
para su familia y estar alejado de la contraofensiva de los servicios secretos ingleses.
La pareja británica y
el nuevo amigo inician un raid peligroso por Europa, huyendo y tratando de contactar
a los del momento, ávidos de poder y dinero, y sin escrúpulos.
Entre los actores
sobresale la actuación de Stellan Skarsgard como “Dima”, dejando un peldaño más
abajo a “Perry”, a cargo de Ewan MacGregor, a quien esta vez el rol no le
permite mayor lucimiento: un profesor de literatura muy flemático. Skarsgard se
roba la película con una actuación desenfadada. Por su parte, Naomí Harris se
destaca por su belleza afro estilizada.
El guión está basado en
el libro homónimo del británico John le Carré, seudónimo de David John Moore
Cornwell, de 84 años, novelista de policiales que ha sido llevado al cine en
varias oportunidades, por ejemplo, en “El topo”, que protagonizó Gary Oldman. Y
se nota cierto relato esquemático producto del género literario trasladado al
guión cinematográfico. La música del brasileño Marcelo Zarvos, a su vez, es
machacona pero acompaña las secuencias vertiginosas de la película de la
inglesa Susanna White, directora de la televisión británica que no logra
alcanzar vuelo aunque entretiene con mano firme en secuencias de fuerte ritmo.
Oficio hay. Es una más de espías y
mafiosos, entretenida y visualmente atrapante, que cumple con las expectativas
de las novelas de Le Carré: simplicidad y eficacia.
Carlos Pierre
LA ULTIMA FIESTA
Guión y dirección Pablo
José Meza. Con Nico Vázquez, Alan Sabbagh, Benjamín Amadeo, Eva de Dominici,
Roberto Carnaghi, entre otros. Música, Jader Cardoso, Leo Henkin.
REGULAR. ESCATOLOGÍA
NACIONAL
Una comodidad supina
tanto en la conformación del elenco actoral, el trillado guión como en la
realización misma de esta película pasatista, escatológica y liviana, es lo que
trae Pablo José Meza.
Los tres protagonistas son
estereotipos mejor logrados en la saga norteamericana “Qué pasó ayer”. Nico
Vázquez como “Alan” resulta hiperacelerado y audaz mientras que Alan Sabbagh como “Dante” representa a un judío triste y
apocado, y Benjamín Amadeo como “Pedro” se muestra alocado y tonto. La
inclusión de Eva de Dominici es esa cuota femenina supersensual que el cine
argentino solo sabe explotar en actos sexuales.
Desde el comienzo, el
relato propuesto vira hacia la comedia escatológica y morbosa: el padre (Roberto
Carnaghi) de uno de los tres ya adolescentes es un sexópata que se gratifica
mirando pornografía, durante una fiesta de los tres amigos en su niñez. Ya
grandecitos, están “Alan”, “Dante” y “Pedro ” conservando las mismas actitudes familiares.
“La última fiesta” es
la que organiza “Alan” para levantarle el ánimo a “Dante”, quien acaba de
separarse. Es una reunión muy clandestina en la que el director da rienda
suelta a entuertos escatológicos, al límite de lo porno, que desbordan
cualquier atisbo de sentido común y de gracia. Apretadas sexuales, inmundicias
corporales, son algunos de los sustentos de las secuencias, ya vistas en películas
pasatistas de sobrado mal gusto. Aquí no hay ingenio, hay excesos de todo tipo,
debiéndose destacar un aspecto desconocido de la bella Eva de Dominici, quien
surge como una “vamp” sin reparos a la hora de desnudarse ante cámaras.
Ni los fuegos
artificiales del final ni un esforzado dinamismo en la acción logran salvar
esta película deseando que sea la última fiesta que aparezca en nuestro cine.
Muy lejos está de “Porky’s”.
Carlos Pierre
ARMONÍAS DEL CAOS
Guión, encuadre y
dirección Mauro López. Con Lorenzo Quinteros, Carlos Echevarría, Sergio
Pangaro, , María Laura Belmonte, Lautaro Puchia, entre otros. Música de Javier
Góngora. Duración, 83 minutos
BUENA. CLAROSCURO DE
INACCIÓN Y VIOLENCIA
En un ambiente familiar
y claustrofóbico con un tiempo moroso y
un espacio ajustado a la lentitud (solo dos ambientes) surgen los protagonistas
con preponderante lasitud mientras un reloj sobreimpreso en la pantalla va
marcando las horas de un día en el que supuestamente transcurre esta historia
un tanto extraña.
Lorenzo Quinteros
encarna a un padre solitario y hermético, encerrado en una oscura y morbosa
fantasía sexual. Carlos Echevarría está a cargo del papel del hijo, casado en
la ficción con el rol de María Laura Belmonte, embarazada. Todos un cumplen con
un ritual familiar, doméstico.
Este ritual doméstico
se ve interrumpido cuando un ladrón, muy jovencito, se mete en la casa y, tras
un forcejeo del que prácticamente no se ve nada, salvo escuchar gritos e
insultos, el anciano logra encerrarlo y
desbaratar los planes del asalto. Al llegar su hijo, se les plantea un dilema
quasi existencial: matar al pequeño ladrón o llamar a la policía. El joven, que
será padre primerizo, tiene en sus manos el poder de dar vida y de quitarla. He
aquí la cuestión que permite abrir un abanico de situaciones exasperantes: vida
o muerte entre cuatro paredes.
El espectador debe
echar mano a su paciencia, aceptar la morosidad de la cámara que es muy
detallista hasta convertirse en perturbadora. No se pone en duda la solidez de
Lorenzo Quinteros, tampoco del resto del elenco, pero el clima es excesivamente
claustrofóbico y los personajes, aunque ajustados al guión y a la dirección
actoral, dan más impresión de estar muertos que vivos: inacción y violencia,
aunque resulte una oposición, a través de una narración que requiere estoica
paciencia para resultar atrapante.
En la conferencia de
prensa con el director y los actores, Mauro López relató que un asalto sufrido
lo llevó a pergeñar esta historia, más dramática en la ficción. El resultado es
este claroscuro de lentitud y fatalidad, de incertidumbre y morosidad que altera
la paciencia.
Carlos Pierre
MISS PEREGRINE Y LOS
NIÑOS PECULIARES
De Tim Burton. Con Asa
Butterfield, Eva Green, Samuel J. Jackson, Terence Stamp, Judi Dench, Ella
Purnell, entre otros. Música de Matthew Margeson, Mike Higham. Fotografía de
Bruno Delbonnel. Duración: 127 minutos.
BUENA. TIM BURTON
CREATIVO Y PERDIDO A LA VEZ
Con gran vuelo
creativo, un dejo de “El gran pez” y mucho de “El cadáver de la novia” y del
fantástico “Sweeney Todd”, Tim Burton regresa con una obra en la que hay
esplendor y algunas caídas en el guión que llaman la atención. Basándose en el
libro de Ransom Riggs (literato contemporáneo con mucha imaginación basándose,
muchas veces, en fotografías), Burton reconstruye la narración de “Mis
Peregrine…” para el cine a la manera de “Harry Potter” o bien de los “X-Men”.
Estos niños tienen características especiales tales como encender el fuego con
las manos, no quemarse al tocar ollas con agua hirviendo, volar, proyectar sus
pensamientos en una pantalla, o bien ser portadores de una fuerza descomunal a
pesar de la corta edad o de petrificar al más descuidado.
“Jacke” (Asa
Butterfield, el niño de “La invención de Hugo Cabret”), de 16 años, tiene mucha
relación con su abuelo “Abe”(magnífico Terence Stamp), presiente que algo malo
le sucede y corre a verlo sin suerte: el abuelo está agonizando y le habla de
los “Holes”, de los “monstruos” y del 3 de setiembre de 1943, plena Segunda
Guerra Mundial, en Gales. Esta tragedia anima a “Jake” a iniciar la travesía a
Gales en la que está acompañado por su padre quien desconoce los pensamientos
de su hijo y mucho menos que puede ver otras dimensiones, las de los “Holes” o
“monstruos vacíos” (literalmente: agujeros).
“Miss Peregrine” (Eva
Green) lo recibe, es una suerte de “Mary Poppins” del terror que puede
transformarse en pájaro. La presencia del malvado “Barron”, personaje de Samuel
L. Jackson, desenfadado y horripilante, cambia el rumbo del palacio de Gales
donde estas criaturas diferentes pueden vivir en un tiempo diferente, creado
por “Miss Peregrine”: el tiempo está detenido en 1943, “quid” de la historia
que no podemos revelar.
Burton crea una
historia fantástica, desbordante en situaciones que la vuelven una comedia de
terror más que un film de género. Se notan los guiños a sus propios films, está
su impronta, ese gusto especial por lo raro, lo inadmisible, como una
“suculenta” mesa de ojos de niños para el hambriento “Barron” y sus secuaces.
Sin embargo, hay falta de solidez en algunos aspectos de la narración como el
montaje brusco así como personajes que se pierden, que quedan sin desarrollar,
varios desaprovechados como la excelente Judi Dench, algunos reapareciendo sin
mucha explicación, de pronto, en una elipsis narrativa cuanto menos llamativa
en un realizador de esta estirpe. Es una película excéntrica, y está bien
porque se trata de Burton, basada en una historia que tiene puntos en común con
muchas sagas pero aquí con la impronta del realizador, que se diluye en varias
secuencias tal vez por la complejidad de los personajes y los vericuetos que
traspasan. El comienzo estilo “El gran pez” queda perdido.
Elsa Bragato
LA NOCHE DEL
LOBO
Guión y
dirección de Diego Schipani, con producción de Saula Benavente y el propio
Schipani. Con Tom Middleton, Nahuel Mutti, Willi Lemos, Silvina Acosta, Deby
Wachtel, Iván Moschner. Música: “Emisor”. Duración 72 minutos.
REGULAR.
DESCUBRIENDO LA NOCHE PORTEÑA
El director Diego Shipani escrudiña el
mundo homosexual, desconocido para quienes no lo son, la búsqueda de amor
casual en las noches porteñas, los códigos homosexuales, los levantes, las
discotecas de ambiente, los lugares de prostitución masculina, las calles de
los travestis, el amor entre hombres.
Nahuel Mutti compone a “Pablo” quien se
pelea con su joven novio, “Ulises” a cargo de Tom Middleton, y lo echa de la
casa. “Ulises” roba dinero y un arma y “Pablo” sale a buscarlo en los lugares
que solo conocen y frecuentan los homosexuales, mientras “Pablo” intenta tener
un techo y saciar sus ansias de sexo. La búsqueda da frutos pero no los
esperados y “Ulises” regresa al departamento de “Pablo” para tener una noche de
sexo brutal.
El guión es más que esquemático, no hay
desarrollo de personajes sino actuaciones sin profundidad, con excepción de
Willy Lemos en su rol de “Louela” quien resulta creíble.
En el caso de Nahuel Mutti, sabe
enfrentar las cámaras aunque no dote a su personaje de algo más que una
caracterización, igual que Tom Middleton y su “Ulises”. Schipani busca un
público determinado aunque no cae en el cine XXX cuidando las escenas de sexo y
masturbación; se detiene a mostrar con su cámara un mundo desconocido para
quien no es homosexual, a fotografiarlo y no ha redescubrirlo. El condimento
fuerte es la noche de violento sexo entre “Pablo” y “Ulises”, gemidos,
movimientos pélvicos fuertes, caracterizan esta secuencia que genera
incomodidad.
Falta
profundidad resultando un paseo liviano sobre el amor de una pareja homosexual
que se quiebra y un mundo marginal donde se busca sexo promiscuo. La narración
no sorprende.
Elsa Bragato