JUEVES 10
DE DICIEMBRE DEL 2015.-
Hay seis
estrenos entre los que se destaca el género del terror con dos películas; una
de ellas es “LOS HIJOS DEL DIABLO”, de Corin Hardy film irlandés que
hace estremecer. Un empleado inglés en enviado a Irlanda a investigar un
antiguo bosque, considerado “maldito” o bien un lugar sagrado que no admite
otras presencias que las “propias”, fantasmas muy crueles. Un muy buen logrado
clima de terror a partir de la media hora de comenzado el film, que fue una de
las revelaciones del último Sundance Festival.
“FRENTE
AL MAR”, de Angelina Jolie. Con
Angelina Jolie y Brad Pitt, entre otros. El famoso matrimonio de Hollywood
vuelve a reunirse en esta película que dirige Angelina Jolie Pitt, tal su doble
apellido actual, en su tercera realización. Un matrimonio en crisis va a pasar
una temporada en un lugar apacible de Francia en los 70. La inercia narrativa
que propone Jolie solo produce algún que otro sobresalto por el “voyeurismo” o
las cachetadas que se propina la pareja. Jolie pareciera asumir el lineamiento
del cine francés sesentista donde las trilogías o el desparpajo sexual fueron
la “novedad”, como en “La felicidad” o en “Jules et Jim”, sin llegar a ninguna
reflexión existencial que sí tenían aquellas propuestas. Latoso film, un
traspié artístico para los Jolie-Pitt.
Elsa
Bragato
UN TANGO
MÁS
Documental
de German Kral. Música de Luis Borda, Sexteto Mayor, Gerd Baumann. Duración: 84
minutos.
MUY BUENO.
HISTORIA DE AMOR EN 2 POR 4
Juan
Carlos Copes (84) y María Nieves Rego (81) conforman una de las parejas de
tango más famosas del mundo. Junto a la música ciudadana tejieron una verdadera
historia de amor entre cortadas.
Copes y
María Nieves se conocieron en una milonga de Buenos Aires. Entonces ella era
una chiquilina de 14 años y èl apenas despuntaba los 17. Se eligieron, se
flecharon y bailaron juntos durante casi 50 años. Se amaron y se odiaron, se
separaron y volvieron a bailar juntos. Los dos artistas cuentan su historia a
un grupo de bailarines y coreógrafos porteños, que ilustraron con sus bailes
los momentos más bellos y los más dramáticos de sus vidas. La narración de
Germán Kral incluye actuaciones del inolvidable dúo a lo largo de sus viajes y
espectáculos.
Maria
Nieves, con mayor protagonismo, relata que, en los comienzos, Juan Carlos era
un “carrito” o sea, en la jerga de los bailarines, era un lento y pesado
bailarín, mientras que ella, de chica, con sus espléndidas piernas delgadas
bailaba hasta con una escoba, grácil, ligera. Los sábados y domingos los dos
iban a las milongas de Villa Crespo, al Club Atlanta, siendo muy pobres.
Soñaban con ser Gene Kelly y Cid Charisse, en aquella antológica “Cantando bajo
la lluvia”. La vida los fue llevando a los teatros de Corrientes, luego a
Broadway, formaron parte del exitoso “Tango Argentino” de los 80, Caño 14,
Japón, el mundo entero.
El amor
los dividió. Un día María Nieves se enteró que su amor, Juan Carlos, se había
casado y tenía ya hijos. Y vino el dolor y la frustración y la separación.
Es un
documental dramático y vital, fuertes y diferentes personalidades, se amaron y
odiaron de la misma manera, pero hubo un amor que los trascendió y ése fue al
tango. Juntos o separados, en el 2X4 encontraron la razón para amarse y decirse
adiós para siempre. Más que recomendable.
Carlos
Pierre
EL ME
LLAMÓ MALALA
De David
Guggenheim. Documental sobre Malala Yousafzai, la joven de 18 años que obtuvo
el premio Nobel de la Paz en el 2014.-
BUENO. UNA
HISTORIA EJEMPLAR
Hace tres
años, Malala Yousafzai, hoy de 18 años, sufrió un atentado talibán: un
guerrillero se acercó al ómnibus escolar y preguntó quién era Malala, le apuntó
a quemarropa y le disparó al cráneo. Hirió a dos amigas de Malala, pero a ella
la dejó en coma. Las partículas de la bala se le incrustraron en todo el
cerebro por lo que la niña debió ser internada, operada, sometida a
rehabilitación hasta el día de hoy, habiendo perdido la movilidad del lado
izquierdo del rostro y también la audición.
“Malala”
es el nombre de una guerrera paquistaní que
enardeció a sus tropas cuando se enfrentaban a los ingleses, pero un
inglés le disparó matándola en el campo de batalla. Cuando nació, su padre se
conmovió ante su primera hija y le puso ese nombre que, sin duda, marcaría su
destino. Su padre es docente, tenía una escuela y luchaba por la educación de
las niñas, de las mujeres. Continuaba la labor de su padre que era un gran
orador, apuntando a la formación de las mujeres. Cuando llegan los talibanes al
Valle de Swat, se imponen medidas muy severas: las niñas, las mujeres, no
tendrán derecho a la formación escolar. Era tarde, Malala seguía las clases de
su padre, era ya bloggera de la BBC bajo el seudónimo de Gul Makal, y tenía
ideas de liberación y elevación para la mujer de los países orientales. Le
costó un atentado.
Desde
entonces, Malala y su padre (Ziauddin Yousafzal) han recorrido el mundo,
ofreciendo discursos, conferencias, ante las más encumbradas personalidades de
la cultura internacional hasta lograr el reconocimiento como Premio Nobel de la
Paz en el 2014. El documental genera una duda: el jurado de los Nobel indica
que el ganador fue un equipo de científicos, y Malala señala que no le importa
el premio sino el amor de la gente a la que le habla.
Films de hace
unos años (1998 en adelante, año de nacimiento de la protagonista) así como la
inclusión de animaciones aligeran la trama, la hacen atractiva y llevadera. La
historia deja algunos cabos sueltos como la suerte de la madre y los hermanos
de Malala. Padre e hija recorren el mundo ofreciendo conferencias. Nada se sabe
de la suerte del resto de la familia. En este sentido, el documental pierde el
hilo de la historia familiar, aunque se trate del retrato de Malala en base a
su libro “Yo soy Malala”, redactado por la periodista inglesa Christina Lamb,
resultando rutinario en el final donde no se observa una documentación valiosa
sino un liviano repaso por las actividades actuales de la Nobel de la Paz y su
papá. No obstante, es una historia muy interesante.
Elsa
Bragato
JUEGOS
DEMONÍACOS
De Petr
Jakl. Con Jennifer Armour, Alina Golovlyova, Jeremy Isabella, Paul S. Tracey,
entre otros. Tema musical de Karel Havlicek. Duración: 86 minutos. Coproducción
de Checoslovaquia y Ucrania.
REGULAR.
ENTRE EL HORROR Y EL MAREO
El “mockumentary”
o bien falso documental tiene patrones agotados hasta el cansancio. Sin
embargo, se repite la fórmula sin que tenga sustento. Es el caso de este film,
“Juegos demoníacos”, que se titula originalmente “Ghoul”. Alude a un demonio
necrófago que, según el folklore árabe, habita en lugares inhóspitos y
frecuenta los cementerios. Buen punto de partida para sumarle la hambruna de
1932 que José Stalin generó en Ucrania con el objetivo de exterminar al pueblo.
Como tercera pata de este film está la figura de Andrei Chikatilo, asesino
serial conocido como “el carnicero de Rostov” que asoló Ucrana y el Uzbekistán
soviético, siendo condenado y ejecutado en 1994.
El
realizador Petr Jalk batió bien la fórmula (tradición, Stalin, hambruna y
asesino serial) y tiró los dados. Y así filmó. Con cámara en mano o no
estabilizada que llega a marear al espectador y hasta impide ver con exactitud
detalles d elo que se ve, de tan abruptos movimientos que tienen las tomas.
Lejos de dar miedo, uno queda preguntándose qué pasó.
La
historia se basa en tres documentalistas norteamericanos que viajan a Ucrania
para investigar el canibalismo desatado en ese país a raíz de la hambruna de
1932. Como siempre, los bosques están y allí aparece la casa donde van a vivir.
Si no, no habría terror convencional. Una hierática mujer rompe la monotonía
narrativa y, sin hablar, los invita a jugar con una mesa tallada con signos y
figuras geométricas. Es el “juego diabólico” que da título en castellano. Pero
no todo queda allí, todavía tiene que aparecer el “ghoul” del título original, el
antropófago. Los documentalistas están atrapados, ese bosque es fatal para
quien lo visita.
Venimos de
la cámara no estabilizada que es manejada casi con convulsiones por Petr Jakl
en lo único que le encontramos de novedoso: marear al espectador. Y falta el
baño de sangre que llega, porque de eso se trata. La degradación de los tres
documentalistas será brutal. Digamos que se le cambió el ropaje a una historia
previsible, vista, que comenzó con alguno que otro detalle novedoso y terminó
en el “gore” sin ton ni son. Sin embargo, le reconocemos adeptos, seguidores
fieles, y, en ese público cautivo, estará el éxito o no del film.
Carlos
Pierre
LATIN
LOVER
De
Cristina Comencini. Con Virna Lisi, Francesco Scianna, Lluis Homar, Mansa
Paredes, Angela Finocchiaro, Jordi Mollá, Valeria Bruni Tedeschi, entre otros.
Duración: 104 minutos.
MUY BUENA.
REGRESO DE LA COMEDIA ITALIANA
La gran
Virna Lisi hizo su última aparición en este film de Cristina Comencini, y le
está dedicado (falleció en diciembre del 2014, en plena postproducción, a los
78 años). Con un elenco coral, Comencini trata un retrato muy fiel de las
condiciones amatorias de los italianos y las consecuencias en sus mujeres y
descendencia.
Se cuenta
la vida del actor “Saverio Crispo”, de gran fama desde los fines del cine en
blanco y negro. Cada película significó un amor y su “consecuencia”: un hijo.
Al cumplirse 10 años de su muerte, una de sus cinco mujeres, la italiana Rita (bellísima
Virna Lisi) invita a todas sus mujeres e hijos para conmemorarlo y descubrir
una placa en la plaza del lugar. Para “Rita”, es una reunión “intercontinental”
dado que Saverio tuvo mujeres hasta en los Estados Unidos.
Las
charlas entre las hermanastras son imperdibles así como sus características
psicológicas: la francesa con serios problemas de autoestima (estupenda Valeria
Bruni Tedeschi, también directora de cine), la española con un marido enamoradizo,
la más jovencita “Solveig” de origen sueco, liberal y soñadora, mientras entre
diálogos, discusiones y distribución de cuartos para las invitadas, se van
descubriendo otras “cualidades” de Saverio: tuvo cinco mujeres… y un solo
hombre, su doble (el catalán Lluis Homar) que, para colmo de males, no ha
faltado al aniversario.
Las
situaciones que se viven son tragicómicas, hay un humor muy especial que
recorre todo el film, con momentos de alegrías, de llantos, de amoríos
inexplicables, y corridas que nos recuerdan a los “vodeviles” y algo de la
recordada “Divorcio alla Italiana”. Una muy buena propuesta.
Elsa
Bragato