JUEVES 4 DE DICIEMBRE
DEL 2014.-
Hay 10 estrenos de los
más variados, terror, épica, casamientos, animaciones, e historias de vida.
“Habitares” de Marina Zeising es un
documental sobre la vida de Herta Scheurle conocida como Sonia Staber, actriz
argentina que trabajó especialmente en Alemania, llegando a conocer a Rainer
Fassbinder, dedicando su vida a la enseñanza del alemán, además del firme
propósito de volver a actuar. Es una historia pequeña, intimista, donde la
directora se da el permiso de aparecer en cámara como entrevistadora.
Interesante para estudiantes de cine.
En el caso de “Un
pasado infernal”, de Vincenzo Natali, tenemos el terror fantasmagórico con
lejano parecido a “Los otros”, muy lejos por cierto de “El conjuro” y de su spin-off
“Annabelle”, de bajo presupuesto pero de altísima efectividad. Es una sucesión
de clishés sobre un asesino serial, una suerte de “limbo” entre el cielo y la
tierra, conformando un producto que solo pueden atraer a los fanáticos del
género. Más de lo mismo.
“Paddington” está basado en la serie de cuentos sobre este oso especial que inventó
Michael Bond en 1958 (año de la fecha del primer libro). Mezcla actores de
carne y hueso con este oso cuya figura es bastante rudimentaria, dados los
efectos técnicos actuales. Simpática, atrae a los chicos de mediana edad con el
recorrido por Londres, lugar que elige el oso que decide dejar Perú para ir a
una ciudad “de sus sueños”. El film cuenta con las actuaciones de Nicole Kidman
(no es la primera vez que es protagonista de una historia para chicos), Ben
Whisawy y Hugh Bonneville, entre otros. Simpática. Buena.
“El hijo buscado” de Daniel Gagliano es la ópera prima de este realizador con el
protagónico de Rafael Ferro junto a Sofía Brito, María Ucedoy, Lali González
(trabajó en “7 cajas”, excelente film paraguayo que recomendamos). Gagliano nos
sumerge en la búsqueda que inicia un hombre por tener un hijo viajando hasta
Misiones, especialmente las Tres Fronteras (estuvieron en la mira del mismísimo
Bush hijo durante su presidencia en USA); sus deseos de paternidad encontrarán
no pocos obstáculos y seres poco amigables y mafiosos. La fotografía es
excelente, hay un gran trabajo de sonido, buena música de Carlos Páez y buenas
actuaciones (varias actrices misioneras). Es un tema de actualidad bien
realizado. Buena.
El documental “Años
de calle” de Alejandra Grinschpun resume en 73’ la vida de un grupo de
jóvenes que viven en situación de calle, la relación que establecen con la
realizadora y el equipo que la acompaña, el paso del tiempo, y los rumbos que
cada uno van tomando. Es un trabajo muy interesante que resume 10 años de
investigación, mostrando una realidad dolorosa para la que todavía se esperan
respuestas.
Una agradable sorpresa
es el documental uruguayo “El casamiento” de Aldo Garay quien, al ser
invitado a la boda de Julia, de 66 años, ex travesti, y de Ignacio, de 76,
obrero de la construcción, decidió contar la historia de la que ya había
registrado algo en el 2003. Entonces, Julia e Ignacio se habían conocido un 24
de diciembre en una famosa plaza de Montevideo y no se separaron jamás. Pasaron
los años, operación mediante (hoy Julia es transexual y no travesti), y la
pareja continuó hasta casarse. El trabajo de Garay es muy interesante y atrapa
desde la emoción y ternura al espectador, intercalando las filmaciones de hace
11 años con el casamiento actual. El cine uruguayo tiene poca producción anual
pero siempre da sorpresas: recordamos “Whiskey”, “El perro”, “El baño del Papa”
y le sumamos este documental de Garay que va al rescate de los sentimientos y
de la compleja simplicidad de la vida común. Muy bueno.
“La hermana de
Mozart” es un film francés, del 2010, sobre
el gran músico austríaco y su hermana menor. Del realizador René Féret, a lo
largo de 120 minutos nos hace un fiel retrato, entendemos, de la época.
“Nannerl” fue la hermana menor del genial compositor y una niña prodigio.
“Nannerl” era una eximia violinista y acompañaba a su hermano en las giras
familiares que el patriarca Leopold les organizaba por las cortes europeas:
esta vida se cortó cuando el padre viajó solo con Wolfgang a Italia, por lo que
Nannerl no pudo ocupar el lugar que merecía. Se ajusta bastante a la biografía
de W.A.Mozart, aunque hay licencias pequeñas sobre la vida de la jovencita. Es
un film apasionante para los amantes de la música y en especial del genio de
los Mozart. Muy buena, con bellos pasajes musicales.
“Osvaldo Bayer: la
livertá”, del rionegrino Gustabo Gzain, que ya
fuese presentado hasta en Berlín, cuenta con el protagonismo y la voz en off
del mismo Bayer, escritor y pensador de 87 años a quien recordamos por muchas
obras pero especialmente por “La Patagonia rebelde”. Su pensamiento, su
relación con la vida misma, su respeto por la naturaleza y “el otro”, están narrados,
expuestos con especial esmero fotográfico. Es un muy buen documental que merece
ser visto por todos.
CHEF: LA RECETA DE LA
FELICIDAD
Escrita, dirigida y
producida por Jon Favreau. Con Sofía Vergara, Scarlett Johansson, Dustin
Hoffman, John Leguizamo, entre otros. Música de Nicola Piovani. Duración: 115
minutos.
BUENA. “ROAD MOVIE” DE
“FAST FOOD”
Energía es lo que surge
en forma inmediata de este film de Jon Favreau que va desde la mesa de cocina
de un afamado restaurante hasta el camión-quiosco que vemos en las esquinas de
New York. El protagonista es el mismo realizador y compone a un chef chispeante
y entusiasta que se niega a repetir el menú en un local a cargo de un obstinado
Dustin Hoffman, aferrado al éxito conseguido en muchos años por los mismos
platos.
El chef se siente
desairado, se da por despedido y emprende una suerte de “road movie de comida
rápida”. Separado de su esposa (la bella Sofía Vergara), con quien mantiene
buenos lazos por el hijo de ambos,
acompañado por su mejor amigo (John Leguizamo) y muy lejos de la relacionista
del restaurante (Scarlett Johansson), nuestro chef inicia una patriada por
Miami, Austin y New Orleans, ofreciendo comida chatarra que está preparada con
esmero, lo que marca la diferencia.
El guión es muy ágil y tiene
a su favor los paisajes de las amplias y extensas carreteras norteamericanas,
diferentes y generosos, y costumbres de cada ciudad y pueblo. Es contagiosa la
vitalidad de este chef por su férrea voluntad. Es realmente un canto al placer
de la comida, desde la ofrecida en lujosos restaurantes hasta la que se come de
pie en un carrito neoyorquino. Un film muy agradable y simpático, sin más
pretensiones. Para pasarla bien.
Elsa Bragato
ÉXODO: DIOSES Y REYES
De Riddley Scott. Con
Christian Bale, Joel Edgerton, Sigourney Weaver, John Turturro, Ben Kingsley,
María Valverde, entre otros. Música de Alberto Iglesias. Duración: 150 minutos.
REGULAR. FLACO RETORNO
A LA ÉPICA
Los films épicos
siempre tienen su público. Y nos remontan a los inicios del Cinemascope con “El
manto sagrado” y una seguidilla de películas históricas que conmovieron a los
espectadores de hace 60 años. En este caso, Riddley Scott, quien dedica el film
a su hermano Tony, nos redescubre la figura de Moisés, su crianza en la corte
egipcia de hace 1300 años A.C., y la relación con su padrastro (John Turturro)
y su hermanastro (Joel Edgerton), quienes deberán defenderse mutuamente como si
fuesen hermanos de sangre. La primera gran batalla es contra los Hititas y
comienza la acción, las luchas cuerpo a cuerpo, hasta medir la verdadera
hermandad entre el futuro Ramsés II (el faraón de los monumentos egipcios, que
vivió hasta los 90 años, y que se enfrentó a Moisés). Moisés se exilia por
defender a los hebreos, esclavos de los egipcios, se casa, y solo regresa para
advertir a su medio hermano sobre las calamidades que se acercan por no dar
libertad a los oprimidos. Y es quien lleva a su pueblo al Exodo, que tardará
muchas décadas, hacia la Tierra Prometida.
Riddley Scott se basa
en el relato bíblico contenido en el Antiguo Testamento, que forma el
Pentateuco y constituye la Tora de los judíos. No va más allá ni siquiera en su
narración por lo que se vuelve muy esquemática, desaprovecha a los actores que
tiene (Sigourney Weaver ni se reconoce, Ben Kinsgley es casi “un suspiro” en
pantalla), y le quita “pathos” a los personajes. Christian Bale compone a
Moisés como si fuese Batman, con un dejo de melancolía casi constante. Su
casamiento en un poblado en medio del desierto ocurre entre una secuencia y
otra, no media ni una aproximación al romance, tan solo unas miradas de los dos
protagonistas. Esto significa que muchas de las escenas planteadas son
abruptas, hay que estar atentos a las elipsis del guión, y luego a las elipsis cinematográficas,
constantes en el film. Así pasamos de un protagonista en su madurez a uno
anciano, desconociendo qué pasó con su mujer y con su hijo, al menos en la
ficción presentada.
Lo mejor de este film
épico son los efectos especiales que reproducen las plagas con las que la ira
de Dios castigó a Egipto: desde las aguas repletas de sangre y la muerte de los
peces, hasta la invasión de ranas, de piojos, de langostas, de granizo, la
muerte del ganado, la llegada de las tinieblas y la más tremenda que fue la
muerte de los niños egipcios. La división de las aguas nos remitió a los
tsunami que la vida real y el cine mismo nos han mostrado. Fue el menos logrado
de los efectos especiales.
Muy minimalista a pesar
de panorámicas (parecen maquetas), esquemática en su narración, Riddley Scott
está muy lejos de “Gladiador” y más cerca de la soporífera “1492, la conquista
del Paraíso”. Su destacable característica de “arrollar” al espectador con todo
tipo de sensaciones se observa en los efectos especiales de las plagas, no así
en la dirección general de los actores, deslucidos y sin pasión, ni siquiera en
el tratamiento de la historia bíblica. A pesar de todo, es uno de los pocos
films épicos que nos llega y, con sus más y sus menos, tiene su público.
Elsa Bragato