JUEVES 12
DE SETIEMBRE DEL 2013.-
Este jueves hay cinco estrenos de variada calidad y
género. “Cacería macabra”, de Adam Wingard, es para los fans de este género
gore, une humor y sangre y cumple con su objetivo de entretener desde una
determinada premisa que son los asesinatos. Raúl Perrone, notable director
independiente nacional, estrena su película número 30, P3ND3JOS, de 157 minutos,
en blanco y negro, un film inscripto en el cine-arte con chispazos de
creatividad y búsqueda constante. Nos encantó un film anterior suyo, “La
mecha”. Apoyamos su cine, su búsqueda, su creatividad.
PERCY
JACKSON Y EL MAR DE LOS MONSTRUOS
De Thor
Freudenthal Con Logan Lerman, Alexandra Daddario, Stanely Tucci, Leven Rambin,
Brandon T. Jackson, Douglas Smith, entre otros. Música de Mark Goldblatt.
Duración: 110 minutos.
REGULAR.
MUCHO ESTRUENDO SIN TON NI SON
A tres años de “Percy Jackson y el ladrón del rayo”,
llega este Percy, hijo de Poseidón, con su mar de los monstruos, basado en la
saga de Rick Riordan titulada “Percy
Jackson y los dioses del Olimpo”. La protagoniza Logan Lerman como Percy, un
semidios (unión de un dios del Olimpo con un humano), acompañado por otros
chicos de su misma condición. Están resguardados en el Campamento Mestizo que
tiene una suerte de paredón invisible, a punto de sucumbir por seres
mitológicos malignos.
Es difícil comprender el título porque ese “mar de
los monstruos” anunciado es tan solo una secuencia que pasa como una más dentro
de la serie de aventuras alocadas que vive Percy. Hay una suerte de rejunte de temas como la aparición de su hermano que es
un cíclope bueno (Douglas Smith), la lucha por mantener a salvo el campamento,
la aparición de Cronos que destruirá el mundo, un monstruo ya visto en el cine.
Y ese mar anunciado que aparece una vez cuando, en un bote, Percy y sus amigos
son tragados por el monstruo de los mares del que salen muy rápidamente, tanto
que el título del film queda en la nada, totalmente
desdibujado y sin sentido. Tienen que atravesar el Triángulo de las
Bermudas que es el gran estómago del monstruo marino.
Entre tantas actividades que debe cumplir Percy
junto a sus amigos, incluyendo a su mediohermano, está alcanzar el vellocino de
oro que logrará que esa pared que los protege quede a salvo. Los semidioses que
están en el campamento, como el centauro que en el film anterior protagonizó
Pierce Brosnan en un papel ridículo por los efectos especiales, cuentan con la
actuación de Stanley Tucci, un notable actor y realizador de Hollywood, cuya
aparición no se explica por al endeble calidad del personaje y de la historia
en sí.
La famosa espada de Percy Jackson aquí tiene un
papel menor cuando es realmente “su” arma. El Olimpo queda al margen también y
la mitología se ve embarrada por la nueva historia de Rick Riordan, es tan solo
una excusa para justificar la vida del semidios Percy Jackson.
Los efectos especiales como la aparición del toro
que los viene a destruir son burdos, realizado como a las apuradas. Su
aparición es como la del histórico Caballo de Troya, pero se queda en un
muñequito de computación cuyo fin conocemos de entrada.
Previsible, con gran carencia de la narración
continua, sin la aparición de Poseidón como debiera ser, con un mar de
monstruos que no es tal sino tan solo una secuencia, suma a tantos temas a
resolver la muerte de una hermana de las niñas semidiosas en el pasado, con una
resolución que es un agregado más. No se justifica, agrega un tema que aleja a
Percy Jackson de su historia de semidios. ¿Cuàl sería, en definitiva, la
propuesta? La búsqueda del vellocino de oro para salvar el campamento.
Demasiados obstáculos, poco mar de los monstruos, y un desaguisado, en definitiva,
que puede entretener sin sorpresas y sí con confusión. ¿Hacia dónde va Percy
Jackson? ¿Hacia el mar de los monstruos o a buscar el vellocino de oro, a matar
a Cronos o al toro enfurecido, pura lata-fuego? Va a todo. Es mucho, no?
Elsa
Bragato
EL HOMBRE
DE LOS PUÑOS DE HIERRO
Dirección,
guión y actuación de RZA. Producción de Quentin Tarantino. Con Russell Crowe,
Lucy Liu, Rick Yune, entre otros. Música de Howard Drossio, RZA. Duración: 96
minutos.
BUENA.
ARTES MARCIALES UNIDO AL HIP-HOP (RAP)
Quentin Tarantino presenta este film de acción y
artes marciales que realizó RZA (Robert Fitzgerald Diggs), una de las figuras
más importantes de las dos últimas décadas del hip-hop o rap (movimiento
musical y cultural surgido en la década del 70). Se trata de una ambiciosa
coproducción de los Estados Unidos y Hong Kong, que nos narra la historia épica
de un guerrero, personaje a cargo de RZA, ubicado en el siglo XIX en China, que
es obligado a crear sofisticadas y letales armas de destrucción contra una
variada pléyade de villanos.
Hay notables acrobacias aéreas, que nos recuerdan a
“El tigre y el dragón”, una oriental deslumbrante en las artes marciales como
Lucy Liu, así como es interesante la aparición del personaje “Jack Knife” a
cargo de Russell Crowe, uno de los actores más versátiles de Hollywood. Mucha
acción, entretenimiento ya conocido pero efectivo. El rap-hip hop es un motivo
de especial interés para los seguidores de este género que alcanza las artes
marciales según el criterio de RZA, a cargo de lo que en Hollywood se considera
una de sus más brillantes ideas. Los efectos especiales deslumbran y es un
digno entretenimiento.
Carlos
Pierre
SOLO PARA
DOS
De
Roberto Santiago. Con Nicolás Cabré, Martina Gusmán, Santi Millán, Marianela
Sinisterra, Antonio Garrido, entre otros. Duración: 96 minutos.
MALA.
TODA UNA DECEPCIÓN
Esta coproducción de Argentina, España y Venezuela
ingresa al género de la comedia. Está filmada en la Isla Margarita (Venezuela)
y el título responde al nombre del “resort” que regentean Valentina (Gusmán) y
Gonzalo (Millán), destinado a las parejas que buscan un cálido marco en las
playas caribeñas. Se presume que el entorno los ayuda a unirse más.
Es realmente un frustrado intento cinematográfico
dado que el realizador Roberto Santiago no logra sacar a flote la notoria
endeblez argumental y el fenomenal lío de acentos caribeños, españoles y
rioplatenses. Todo conspira aún más para hacer de esta comedia lo contrario, o
sea algo que no divierte por tanto lugar común.
Como dato decimos que, entre tantas uniones prontas
a afianzarse, aparece un hombre solo (Nicolás Cabré) que acaba de pelearse con
su flamante esposa (¿alguna relación con su propia vida?), quien optó por
quedarse en la Argentina. La dueña del resort, encarnada por Martina Gusmán, se
venga de la infidelidad de su marido teniendo un romance con Cabré, quien no
logra jamás despojarse de los mohines lejanamente chaplinescos en los que basa
sus actuaciones. Caruchas pero poca actuación.
Entre avances y retrocesos amorosos de las parejas,
el hilo argumental busca infructuosamente su norte para entretener. Sin
embargo, la comedia naufraga en el azul del mar caribeño. Una diversión pálida
a pesar de tanto sol reinante. Un desperdicio.
Carlos
Pierre