PANTALLAZOS (CRÍTICAS DE BRAGATO Y PIERRE)

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jueves, 11 de octubre de 2012

LOOPER, CAMBIO DE PLANES, LUCES ROJAS, CINE DEL JUEVES 11 DE OCTUBRE

JUEVES 11 DE OCTUBRE DEL 2012.

Hay 5 estrenos. No comentamos la pochoclera Dredd 3D y la nacional El día que cambió la historia, que se ofrece en Artecinema. Además se reestrena “Casablanca” remasterizada.

LOOPER

De Rian Johnson. Con Bruce Willis, Joseph Gordon-Levitt, Emily Blunt, entre otros. Música de Nathan Johnson. Duración: 118 minutos.

MUY BUENA. EL CRIMEN ORGANIZADO SUBSISTE COMO LOS BICHOS

Según este thriller futurista, el crimen organizado está intacto aunque hayan pasado varias décadas. Ambientado en Kansas, las armas solo son más sofisticadas que hoy, y los fenómenos de telekinesis son más comunes, así como la máquina del tiempo que permite viejar de ese presente, horrendo y despiadado, al pasado. En el 2072, los asesinatos están prohibidos, las victimas son enviadas al pasado a través de esa máquina del tiempo para que puedan ser eliminadas por los “loopers”, un grupo de asesinos a sueldo (loop significa algo circular, un circuito privado, elementos por el estilo, y el título, entonces, alude al círculo vicioso creado por el crimen organizado, que no termina ni con el paso del tiempo). El problema, el quid argumental, surge cuando Old Joe (Bruce Willis), un “looper”, recibe del futuro el encargo de… eliminarse a sí mismo. Y deberá enfrentarse a Joe joven (a cargo de Joseph Gordon-Levitt), tema central de esta narración audiovisual donde surgirán rencores del personaje, hechos del pasado que lo atormetan, y que debe dilucidar con su joven “yo”. Apuntamos que ni siquiera el maquillaje y la tecnología actual pudieron lograr un parecido entre ambos actores.

El film transita por lugares bastante poco aptos para los espíritus sensibles: los asesinatos deben realizarse en un descampado, lindero a las plantaciones de maíz, tan características del suelo norteamericano. Las víctimas llevan en su espalda una placa de plata a modo de recompensa por el trabajo. Y, volviendo a ese futuro, que es el presente planteado por “Looper”, la civilización no es gratificante. El realizador Rian Johnson supo impregnar ese ámbito con desolación y una crueldad al extremo gélida y deshumanizada.

A primera vista, no es un film de fácil interpretación. El espectador debe estar atento durante las dos horas de duración para armar el puzzle que hábilmente se le presenta. En estos casos, siempre hay subtemas y el que surge en forma inmediata es el de la crueldad humana, la falta de piedad, y la subsistencia del mal. Como para pensar. Por otra parte, Bruce Willis aporta su enorme magnetismo y se constituye una vez más en la espina dorsal del film. Y, finalmente, hay que añadir que, como en casi todos los films de Hollywood, existe la brecha salvadora y reconfortante.

Carlos Pierre

CAMBIO DE PLANES (MAKTUB)

De Paco Arango. Con Diego Peretti, Aitana Sánchez-Gijón, Andoni Hernández, Laura Esquivel, Goya Toledo, entre otros. Música de Nathan Wang. Duración: 115 millones.

BUENA. UN FILM FAMILIAR Y CONMOVEDOR A MANERA DE CUENTO NAVIDEÑO

Las dos horas de duración de Cambio de Planes, un film de tono familiar, con moraleja y, en el fondo, movilizador, atentan en cierto modo con la trama que no es complicada y sí previsible. Sin embargo, esta previsibilidad no le resta emoción genuina y, en definitiva, nos enfrenta a los ángeles y demonios cotidianos. Y la Navidad, período en el que se ubica el guión, es la época ideal para que seamos capaces de creer en algo más. Así parece ser.

Diego Peretti, siempre eficiente y verosímil, (“Manolo”) es un argentino afincado en Madrid, casado, padre de dos niños, con un matrimonio que se cae, una esposa aburrida, y un trabajo que lo agobia. Por diferentes circunstancias insólitas, conoce a Antonio, un chico de 15 años que enfrenta su cáncer medular de manera adulta y desea regresar a sus Islas Canarias para morir en paz. Las idas y venidas del matrimonio de “Manolo”-Peretti y la repentina y espontánea inclusión en sus vidas de Antonio (Andoni Hernández) provocan un cóctel explosivo que hará eclosión, como no podía ser de otra manera, en la Nochebuena. Por allí aparece Laura Esquivel, ex Patito Feo, otra argentina muy joven triunfadora en el mundo, que le hace un pequeño y sugestivo regalo a “Antonio”.

El film muestra otro costado que resulta útil destacar y es el realmente interesante: los niños suelen ser nuestros retratos y también tienen opinión propia y decisiones que nos hacen recapacitar o volver sobre nuestros pasos. El perdón debe ser una actitud para sobrevivir a lo cotidiano y sus trampas, así como la solidaridad y la piedad son sentimientos que no debemos olvidar. El realizador Arango nos muestra no solo la cena de Nochebuena y la familia constituida alrededor de la mesa sí o sí sino todos los sentimientos de los que somos capaces de tener, de modificar y de aplicar. Es cierto que es una película extensa, es cierto que tiene varios golpes bajos, es cierto que une el cáncer de un niño con la problemática conyugal de los adultos, es cierto que hay hijos que sufren. Pero tampoco está mal cumplir lo que el título original del film indica: Maktub, lo que está escrito y ex inexorable. El objetivo del film está cumplido: emocionarnos y enfrentarnos a los sentimientos sencillos y humanos. El formato tal vez es un tanto televisivo, de “caja chica”, pero el noble propósito y la segunda lectura que nos regala Arango son suficientes para ponerle una buena calificación.

Elsa Bragato

LUCES ROJAS

De Rodrigo Cortés. Con Cillian Murphy, Sigourney Weaver, Robert De Niro, Leonardo Sbaraglia, Elizabeth Olsen, entre otros. Música de Víctor Reyes. Duración: 113 minutos.

BUENA. LOS “MANOCHANTAS” Y LO IMPREVISIBLE

Conocimos a Rodrigo Cortés masivamente por “Enterrado”, donde necesitó poca producción, un solo actor y mucha imaginación. En éste, su tercer film, todo cambió: 4000 extras, un elenco de primeras figuras y un buen presupuesto. Explicar lo sobrenatural es el quid argumental que cae irremediablemente en lo previsible. Pero mucho antes nos va entreteniendo con un clima muy logrado que oscila entre la cámara en mano, nerviosa y ágil, y los planos cortos, los primerísimos planos y los diálogos extensos entre dos protagonistas por ejemplo. Si pensamos que la narración se cae, es solo unos minutos. Cortés retoma el nerviosismo en forma rápida. Al rubio Cillian Murphy lo conocemos y mucho y, por supuesto, a Sigourney Weaver y al impagable Robert De Niro que nos regala el papel de un “manochanta” presuntamente ciego y el serio cuestionamiento de una científica que encarna Weaver, junto con su ayudante (Murphy). Entre los manosantas está Leonardo Sbaraglia, componiendo a un “italiano” (si ve el film, entenderá las comillas!) que reúne a mucha gente en sus charlas y sus fraudes. La reaparición de Simon Silver, personaje de De Niro, luego de 30 años, obliga a la científica a rehacer sus investigaciones con mayor ahínco, ayudada por su segundo. Su muerte no aporta nada al argumento y sí un cuestionamiento posterior porque uno supone quién fue, pero nada más. Y en esta suposición caen varios de los personajes.

Con agilidad, Cortés, nos mete en un mundo donde doblar cucharitas, remitiéndose a los famosos mentalistas rusos de la década del 60, hacer explotar lámparas o reventar paredes, es normal. Asombra que el público presente en estas demostraciones no haya salido huyendo de las salas… aunque sea ficción, no? La maldad de Simon Silver y sus secuaces, aún prestándose a todo tipo de controles filmados, también es para tener en cuenta más que en el film en la vida real, por si uno se topa con uno de estos individuos. Y la resolución de Cortés a tanta paranormalidad no es la mejor, es la previsible. Con respecto al título, la única que explica el sentido del mismo es Sigourney Weaver en una secuencia a la que hay que estar atenta.

No obstante, el film tiene mucho clima y agilidad y entretiene de principio a fin. No pasan desapercibidas las actuaciones que se transforman en trascendentales para salir de lo convencional. Y el tratamiento fotográfico también es muy interesante, marcando el estilo de Cortés para atreverse a un tema muy conocido pero esta vez con grandes estrellas que dejan su huella en la narración. Si el tema no nos interesa, la parafernalia de los hechos paranormales merecen un regular. Pero si entendemos que la película cumple con su objetivo, vale un “bueno”. Claro está, a Robert De Niro lo queremos en papeles de otra envergadura. Para fanáticos.

Elsa Bragato