JUEVES 28 DE JUNIO DEL 2012.
Hay cuatro estrenos, incluyendo un film nacional.
LAS VOCES
De Pablo Torre. Con Jean Pierre Noher, Ana Celentano, María Socas, Wanda Brenner, Alejandro Awada, entre otros. Música de Luis María Serra. Duración: 92 minutos.
MUY BUENA. DRAMA SOBRE LA LOCURA, EL CINE Y EL AMOR
Estamos frente a un film intenso, melancólico, profundo, de gran solidez. La locura, el cine, el retrato de época, son los temas que sostienen la película de Pablo Torre, el hermano de Javier e hijo de Leopoldo Torre Nilsson. Pablo es además novelista y generador de climas poco frecuentes en el nuevo cine nacional. Estamos frente también a excelentes actuaciones de Jean Pierre Noher, Ana Celentano, y todo el elenco, guiados por una muy buena dirección actoral. Los “menos” del film no son tantos como para que no le demos una calificación que acerque al público al cine.
“Juan”, encarnado por Jean Pierre Noher, es un paranoico y solitario artista de variedades que trabajaba como “número vivo” en los cines de los 50, un ventrílocuo apesadumbrado como su propia existencia, gris y alejada de la realidad. El director nos muestra la Buenos Aires de aquella década del 50 en la que tanto el cine como la radio cubrían las necesidades de fantasías de la gente. En el caso del film, muchas de estas fantasías fueron los fantasmas de “Juan”: la disputa con el propietario del cuarto que alquilaba, la confusa muerte de éste que le reclamaba los alquileres atrasados, el acoso posterior de la policía y su amor incondicional hacia una muñeca de porcelana. Hay aquí un hallazgo de Noher y es la ventriloquía, para destacar.
Pablo Torre es autor del guión, impregnado del mundo fantástico del cine que tanto conoce, y que apoya en el film con afiches que desafían al tiempo y al olvido: Zully Moreno y Arturo de Córdova en “Dios se lo pague”(1947), por ejemplo. Surge también el fuerte acento novelístico del film en los personajes y en el clima profundo y desgarrador logrado. Y no es en vano: Torre es avezado novelista de obras literarias relacionadas con el cine: “El amante de las películas mudas”, “La ensoñación del biógrafo” y “Adiós fiel Lulú”. Esta impronta literaria actúa de un modo amplificador y beneficioso en la película cuya crítica abordamos.
El film alterna entre la década del 50 (muy bien lograda) y la actual, plantea la extraña relación de Juan con Ema (Ana Celentano) y el fruto de la misma que es Clara (María Socas). Ema era la encargada del guardarropas del cine donde Juan hacía los números vivos. Una niña muy extraña que ronda por el superpullman de esa sala comienza a suplantar el amor y determina la fijación de Juan por su destrozada muñeca de porcelana. La niña está encarnada por Wanda Brenner, hija de María Socas y el hijo del querido Ben Molar. Uno de los quids del film es la inquietud que Ema le deja a su hija: descubrir quién fue su padre.
El entramado de la narración está muy bien planteado por Pablo Torre, donde aparecen la locura, la enajenación, el aislamiento, el amor, la desolación, y el cine como un eje por momentos visibles y, en otros, sutil, subyacente. Un film nacional diferente, creativo, bien narrado y con excelente elenco.
Carlos Pierre
A ROMA CON AMOR
De Woody Allen. Con Alec Baldwin, Roberto Benigni, Penélope Cruz, Judy Davis, Jesse Eisenberg, Greta Gerwig, Ellen Pagen, Woody Allen, entre otros. Música de Domenico Modugno. Duración:
MUY BUENA. FRESCO ROMANO EN UN AMENO “JUEGO DE LOS OPUESTOS” ENTRE AMORES Y DESENCUENTROS EN LA BELLA CIUDAD ETERNA
Woody Allen nos retrata Roma como realizador y como amante del séptimo arte. El film tiene un plano secuencia fantástico al comenzar que nos introduce en las calles romanas hasta detenerse en un muy itálico policía con la tarea de sincronizar el tránsito. A partir de allí, Allen nos retrata cuatro historias a manera de pantallazos e incluye ciertas secuencias breves que, en realidad, son tributos a films italianos históricos.
Con la habilidad que le conocemos, apelando también a su manera especial de actuar, Allen nos mete en la vida de un arquitecto norteamericano, John (Alec Baldwin) y su reencuentro con una ciudad muy especial como es Roma, su encuentro con un joven colega y el enamoramiento que éste sufre por una joven coqueta, Mónica (Ellen Page). Mientras esto ocurre en Roma, Jerry (Woody Allen) está viajando a la Ciudad Eterna con su esposa Phyllis (Judy Davis), con la idea de encontrarse con la hija de ambos y conocer al prometido. Aparecen así, en medio de esas confusiones –que no son tales- narrativas de Allen, dos personajes muy peninsulares como Giancarlo (el notable tenor italiano Fabio Armiliato), que canta cuando se baña y entusiasma al “regisseur” jubilado que encarna Allen, y Leopoldo Pisanello (Roberto Benigni), una suerte de mediático que despierta un día rodeado de paparazzi, el estilo opuesto de la propia vida de Benigni reconocido como un gran actor de teatro clásico en su país. Leopoldo debe aprender a convivir con su fama, mientras que Giancarlo merece estar en un escenario y Jerry es el descubridor que está esperando. También hay homenajes al cine italiano con la aparición (entre otras) de Ornella Muti, la bellísima morocha de tantas comedias de Adriano Celentano, mientras una pareja de provincianos se ve metida en secuencias hilarantes por desconocimiento de la vida de la ciudad (“Milly”, “Antonio”, “Anna” –Penélope Cruz-).
Hay entonces cuatro hilos conductores que convergen en Roma, familias que pasan por diferentes estados emocionales y que entrecruzan sus destinos (siempre hay un personaje que es pariente de alguien del otro grupo familiar), y homenajes bien logrados a personajes muy especiales de la cultura italiana, desde el humorista a la prostituta, el canto lírico y la belleza, basándose en el juego de los opuestos, la fama y el anonimato, el talento genuino y el comercial, el amor y el amor “de ocasión”.
Film muy agradable, simpático, con excelente elenco y un Woody Allen que divierte con su embarullada forma de hablar y parlamentos en los que el tinte psicológico siempre está presente. Para disfrutar de Roma y sus personajes más entrañables. Si le gusta el estilo Allen, ésta es su película, de vuelta ya a los conflictos familiares en tono de sátira.
Elsa Bragato
LA ERA DEL HIELO 4
De Steve Martino y Michael Thurmeier. Con voces de John Leguizamo, Jennifer López, Ray Romano, Jeremy Renner, Nick Frost, entre otros. Música de John Powell. Duración: 87 minutos.
BUENA. LA ARDILLA SCRAT Y SU BELLOTA EN NUEVAS AVENTURAS CON LOS MAMUTS Y EL FIERO TIGRE
Resulta agradable esta cuarta película animada de los estudios Blue Sky con la ardilla Scrat y su bellota. Esta vez, al querer guardar (la clava en algún lugar de la Tierra) su bellota gigante, Scrat cae en el centro de la Tierra y provoca la división de la masa terráquea. Los animales sienten que el suelo se parte quedando separados la familia de mamuts y sus amigos. Hay varios personajes nuevos, entre los que destacamos a la abuela de Sid.
Los mamuts tienen problemas con la hija adolescente, Peaches, rebelde que quedará en una parte de la Tierra fragmentada por culpa de Scrat mientras su padre, Sid y Diego se encuentran aislados en un iceberg en alta mar enfrentando a piratas comandados por un fiero orangután, Tripa, que cuenta con una mano derecha encantadora: Shira, una tigresa de bello pelaje gris y filosos colmillos.
Las aventuras que se suscitan están centradas en el reencuentro de los animales protagonistas y la defensa, cada uno en la parte de la tierra en la que quedó, de la sobrevivencia propia y familiar.
Solo acotamos que la aparición de Scrat, que en la película anterior fue más destacada, es escasa, tan es así que resulta un personaje anecdótico y sin fuerza dentro del relato cuando es el generador de todos los males y bienes de la saga. Debieron darle a este simpático “ojos gigantes” más participación. Por lo demás, la música de John Powell es, por momentos, majestuosa, y las situaciones generadas, los conflictos, en la trama son divertidos. Pero pesa la ausencia de la ardilla.
Elsa Bragato
CÓMPLICES
De Frederic Mermoud. Con Cyril Descours, Nina Meurisse, Joana Preiss, Gilbert Melki, Hervei Cagari,Emanuelle Devos, entre otros. Duración: 93 minutos.
BUENA. COMPLEJO RELATO SOBRE LA PROSTITUCIÓN MASCULINA Y SUS CONSECUENCIAS EN UN THRILLER FUERTE
No está Jean Reno ni tampoco aparecen los efectos especiales de Hollywood. No obstante, el francosuizo Frederic Mermoud encara un thriller policial francés de gran envergadura. Es decir, hay énfasis en el desarrollo narrativo a partir justamente del desarrollo de los personajes con diálogos y en secuencias que van dando solidez a cada uno de ellos.
“Cómplices” alude a la realidad afectiva y, por lo tanto, la complicidad de una joven pareja de enamorados, la que componen Vincent y Rebecca, así como, paralelamente, la amistad y complicidad laboral y, en cierta medida, afectiva, que mantienen los policías (Gilbert Melki y Emanuelle Devos) a cargo del caso del homicidio de un joven, cuyo cuerpo es encontrado en el Ródano.
En la pareja de jóvenes se da la complicidad afectiva (desencadenante del drama que vivirán) en altísimo grado: Cyril Descours es “Vincent” y obtiene dinero como prostituto masculino. Se enamora de “Rebecca” (Nina Meurisse), ambos jóvenes de clase media, y la lleva a vivir situaciones de gran riesgo físico al comprometerla en sus aventuras sexuales. La juventud hace que no puedan ver el peligro al que se exponen, peligro que termina con la vida de Vincent y que es el comienzo del relato.
La narración propuesta por Frederic Mermoud es excelente al iniciar la historia en ese cuerpo que está flotando en el Ródano y luego ir desarrollando con flashbacks la vida del occiso y de la novia. Además, va proponiendo de manera inteligente diferentes posibles autores del hecho, mientras muestra escenas fuertes de prostitución masculina sin llegar a ningún tipo de extremo. La sugerencia es el arma de Mermoud para su narración.
Por otro lado, la complicidad laboral de los policías, “Hervé” y “Karine”, evita los riesgos a los que tuvieron en su relación “Vincent” y “Rebecca”, es decir, se involucran en el caso buscando a los eventuales asesinos pero evitan involucrarse en la relación afectiva, casi como consecuencia natural del trabajo que tienen. Pero este no involucrarse permite desnudar sus soledade. No obstante, será “Hervé” quien nos proporcione elementos muy sugestivos dentro del guión que, a la manera de Agatha Christie, van dando vueltas de tuercas a una narración sin previsibilidad hasta promediando el film. Mermoud supo generar climas intensos en muchos momentos sin caer en el mal gusto aunque mostrándonos las escenas de sexo con una frontalidad y sugerencia poco comunes. Nos mantuvo atentos de pe a pa.
Elsa Bragato