JUEVES 17 DE MARZO DEL 2011.
Hay seis estrenos en fílmico. No comentaremos el film nacional “Familia para Armar”.
UN DESPERTAR GLORIOSO
De Robert Michell. Con Harrison Ford, Diane Keaton, Jeff Goldblum y Rachel McAdams. Duración: 107 minutos.
BUENA. TV BASURA VS TV TRADICIONAL EN CLAVE DE COMEDIA
La televisión basura no es cuestión argentina, es un tema global. Lo circunspecto, lo formal, está siendo dejado de lado por cientos de miles de telespectadores agobiados por la realidad cotidiana. Entonces, ver pavadas atómicas por televisión resulta una distracción que no siempre los críticos aceptamos como buenas, pero son distracción al fin. Esto no significa que el telespectador no desee informarse con documentales, films medulares, no. Sencillamente, luego de un día agotador, la elección es la distracción en un altísimo porcentaje.
Éste es el planteo básico, la idea del film: la seriedad circunspecta vs la televisión basura. El argumento se ubica en una telemisora que va perdiendo la batalla del rating a la mañana con su Despertar Glorioso, o Morning Glory, frente a su principal competidor. Una joven productora ejecutiva se hace cargo del programa que conducen Diane Keaton y un astro de la TV al que despide. Tiene otro conductor valioso, que es el personaje de Harrison Ford, caído en desgracia por su pésimo carácter.
El ambiente creado es exacto: una telemisora ganadora con lujo hasta en los marcos de las puertas y la perdedora en el rating, con puertas desvencijadas y oficinas de producción abarrotadas de papeles, archivos, desorden por doquier.
El elenco es de lujo. Diane Keaton está muy bien en el papel de la co.conductora que debe soportar el malhumor del nuevo conductor, a cargo, como dijimos, de un Harrison Ford que, al comienzo, no nos gustó. Seriote y con algunos toques de cirugía en la cara. Cuando su personaje se aliviana de pesadas cargas emotivas, su rostro cambia de expresión y reconocemos el viejo y querido Ford de siempre. Demasiado parco durante toda la narración.
La joven productora, que es el eje del film, encarnado por una muy eficiente Rachel McAdams, es enérgica, vital, compulsiva en su trabajo y contagia de energía a la platea. En el papel del descreído CEO está Jeff Goldblum, el ex “La mosca” y de tantos otros films, como siempre acertado, justo.
El producto apunta a mostrarnos qué pasa en la “network” de TV y, por otro lado, qué pasa con la vida de quienes están en una alocada producción perdedora.
Hay secuencias realmente muy reideras relacionadas con la búsqueda del rating y la caída lenta e inexorable hacia la televisión absurda, burda, sometiendo a sus conductores a insólitas y desopilantes coberturas.
Está lejos de la antológica “Network” que protagonizaran Peter Finch y William Holden (1976) pero está cerca de la televisión actual.
A pesar de todo, nos atrapó.
Elsa Bragato
LOS OJOS DE JULIA
De Guillem Morales. Con Belén Rueda, Lluís Homar, Julia Gutiérrez Caba, entre otros. Música de Fernando Velázquez. Duración: 112 minutos.
REGULAR. TELENOVELÓN CINEMATOGRÁFICO DE TERROR
El cine español encontró una veta que es el género del terror. Está muy lejos del terror de Hollywood pero es justo reconocer que está produciendo con calidad fílmica, cinematográfica, con narraciones audiovisuales compactas. Éste es el caso de Los ojos de Julia si bien, y en definitiva, no nos convenció la propuesta. No está mal, sino todo lo contrario, pero nos pareció más un melodrama al estilo de un telenovelón mexicano que un film en sí mismo de género.
Julia padece la enfermedad de su hermana melliza (había que buscarle un “alter ego” para cumplir con el guión) y es una ceguera paulatina. La hermana murió ahorcada pero Julia no acepta el suicidio sino que investiga, a pesar de que deberá someterse a la misma operación para evitar la ceguera y correr los mismos riesgos que su hermana, incluyendo la muerte provocada o no.
Los personajes están bien perfilados. Belén Rueda carga con todo el peso de la narración, es ella y ninguna gemela quien debe asumir diferentes actitudes ante situaciones dramáticas, trágicas, terroríficas. Y este personaje contrasta, hábilmente, con el de su pareja, un hombre demasiado calmo frente a todo lo que enfrenta su esposa. ¿Sospechoso o no?
Hay intriga. Hay clishés y muchos, se mantiene la atención del espectador con una narración compacta y con efectos especiales burdos. Al asesino solo lo ve Julia aunque no lo vea, y no es un juego de palabras. Los ojos de Julia ven algo que los demás no pueden, y no son fantasmas.
Es un film de terror que no llega a las alturas de los clásicos orientales o de Hollywood. Pero tiene a su favor la solidez de la narración propuesta y la credibilidad de las actuaciones aunque la mano del productor Guillermo del Toro aquí no sea la misma que empleó en su celebrada y excelente El laberinto del Fauno. La calificamos como “regular” por cómo está planteado el tema y porque la realización, aunque efectiva, es burda como producto cinematográfico en sí. a pesar de tener elementos que hemos ponderado. El espectador va a ver un telenovelón con suspenso. Y no está mal.
Elsa Bragato
SOLO TRES DÍAS
De Paul Haggis. Con Russell Crose, Elizabeth Banks, Ty Simpkins, Liam Neeson, entre otros. Música de Danny Elfman. Duración: 122 minutos.
MUY BUENA. POLICIAL INTENSO CON MUCHA HISTORIA Y POCA BALACERA
Que un policial nos atrape de principio a fin es mucho decir porque no son pocos los que se ven semanalmente. En “Solo tres días”, Russell Crowe encarna a John, un padre de familia, que decide salvar a su mujer de una acusación de asesinato mientras se apega a su hijo Luke, encarnado por un pequeñín actor llamado Ty Simpkins. Es notable el guión de Haggis, a quien le debemos “Crash”, entre otros films taquilleros y ganadores de premios (por Crash recibió el Oscar), dado que es allí donde puso la energía: hay desarrollo de personajes, evolución de éstos, sin olvidarse del entorno narrativo, en este caso, la policía que va detrás del matrimonio y su hijo, y el plan de salvataje que el protagonista encara para su mujer, encarcelada por una aparente injusticia. Si es aparente o no deberá resolverlo el amigo lector que la vea.
Los climas que logra Paul Haggis son fantásticos porque la tensión y la adrenalina se apoderan del espectador desde el primer minuto del film. Es allí, en las primeras secuencias, donde está la clave del desarrollo narrativo. Pero no su desenlace que no se vislumbra.
Resulta además interesante la participación especial de Liam Neeson como un ex convicto que le proporciona un plan perfecto a John, convencido de la inocencia de su mujer. Breve, casi un “paneo”, pero una presencia sin duda estelar.
Pocos tiros, poquísimos, los necesarios, y un guión sólido para generar una narración policial intensa. He aquí el “quid” de este film: historia y no balaceras.
Por otra parte, la banda sonora de Danny Elfman subyuga, es justa, no es estridente, apuntala las secuencias indicadas por HAggis, refuerza los cambios del personaje de Russell Crowe quien encara un film muy interesante.Nos parece un muy buen policial, con dos subtextos a tener en cuenta: la injusticia de la Justicia en todas partes del mundo y la salvación por la via políticamente incorrecta como es, para la mayoría de los norteamericanos, Venezuela. Nada más. Hay que verla.
Elsa Bragato
SANCTUM 3D
De Alister Grierson con producción de James Cameron. Con Dan Wyllie, Rhys Wakefield, entre otros. Música de David Hirschfelder. Duración: 95 minutos.
BUENA. DISFRUTE VISUAL EN UN FILM MENOR DE CAMERON
Producida por el inquieto innovador australiado James Cameron (Titanic, Avatar), vemos en Sanctum la continuación de su avasallante estética. En este caso, se unió a su amigo Andrew Wight, quien vivió una situación semejante a la planteada en el film en 1988. Entonces, un grupo de espeleólogos y submarinistas de Australia, realizando tareas de investigación en una cueva submarina, se vieron atrapados en tales profundidades a raíz de una extraña tormenta que derrumbó la entrada de la cueva. Fueron rescatados e idearon esta hitoria que ahora se ubica en Papúa, Nueva Guinea.
A fin de otorgarle más carnadura al guión, se ficcionó una conflictiva relación entre un padre y un hijo, sumándose otros sucesos accidentales como la diferencia de criterios de los expedicionarios.
La ambientación es fenomenal. Para darnos idea de la monumental cueva donde se desarrolla el film, Cameron y sus productores recurrieron a un gran tanque de agua de 40 metros de largo por 30 metros de anche y siete de profundidad, con capacidad de más de siete millones de litros de agua.
El avance técnico que se ha alcanzado en el cine, en buena medida por la inventiva de James Cameron luego de Avatar, sumerge literalmente al espectador en las profundidades del mar no solo físicas sino emocionales, porque hay un impacto visual muy fuerte.
La ficción del film es compacta y todo tiene relación con todo: el título, Sanctum, significa Santuario y se cita al escritor inglés Samuel Coleridge, que escribiera un altisonante poema llamado KublaKhan, donde nos describe la majestuosidad de una cueva subterránea a la que jamás llegó el hombre.
Es un film para disfrutarlo visualmente, como sucedió con Avatar. La anécdota que se narra es prácticamente secundaria aunque ayude a generar tensión y emoción en el espectador. Es una aventura “Cameron” y está todo dicho.
Carlos Pierre
LÍBANO
de Samuel Maoz. Con Yoav Donat, Itay Tiran, entre otros. Música de Nicolás Becker. Duración: 93 minutos.
MUY BUENA. EL HORROR DE LA GUERRA EN PRIMERA PERSONA
La película Líbano ganó el premio mayor del último festival de Venecia. Es que su director y guionista, Samuel Maoz, vivió como conscripto el horror de la guerra del Líbano, en 1982, y logró realizar un film donde sintetizó y concentró todo el terror y el horror que vivió. Aquí están sus experiencias, de allí nuestro título de "guerra en primera persona".
En el caso del film son cuatro conscriptos israelíes dentro de un tanque. Conforman una patrulla de reconocimiento que, luego, se transformará en una patrulla en medio de una pesadilla sangrienta. Sin embargo, el director apela a la ética y no solo muestra el terror de los soldados frente a la muerte sino la muerte de los civiles que es tanto más cruenta porque no están peleando sino que están en el medio de dos bandos.
Chicos, animales, ancianos, depedazados, clamando por paz, acribillados sin razón. La guerra es eso, una sinrazón.
La singularidad del film reside en el encierro, durante 24 horas, en un tanque de estos soldados a quienes les cuesta pelear, matar, luego de apuntar en la mirilla al enemigo que no les parece tal sino todo lo contrario. Ven en esos enemigos lo que veríamos nosotros: personas iguales a uno, con tanto miedo y terror como uno.
Todos están envueltos en la misma tragedia. Por eso el soldado se niega a disparar o bien el motorista no acciona su vehículo. La retracción no solo es exterior, es también interior. Todos quieren volver a sus hogares, estar con sus familias y no vivir ese injusto infierno.
Dentro del tanque, a medida de que pasan las horas, el espíritu va sufriendo por la menesterosidad del hombre mismo, sus propias miserias corporales que debe afrontar. Aquí está el mayor logro del film. No son héroes ni los enemigos son tales.
La leyenda pintada dentro del tanque señala "el hombre es acero; el tanque es solo hierro". Sin embargo, esta historia muestra que los hombres no están hechos de acero, por suerte. Desde este punto de vista, es una película lograda y, a pesar de las fuertes escenas, impacta en el corazón.
Carlos Pierre
LÍBANO
de Samuel Maoz. Con Yoav Donat, Itay Tiran, entre otros. Música de Nicolás Becker. Duración: 93 minutos.
MUY BUENA. EL HORROR DE LA GUERRA EN PRIMERA PERSONA
La película Líbano ganó el premio mayor del último festival de Venecia. Es que su director y guionista, Samuel Maoz, vivió como conscripto el horror de la guerra del Líbano, en 1982, y logró realizar un film donde sintetizó y concentró todo el terror y el horror que vivió. Aquí están sus experiencias, de allí nuestro título de "guerra en primera persona".
En el caso del film son cuatro conscriptos israelíes dentro de un tanque. Conforman una patrulla de reconocimiento que, luego, se transformará en una patrulla en medio de una pesadilla sangrienta. Sin embargo, el director apela a la ética y no solo muestra el terror de los soldados frente a la muerte sino la muerte de los civiles que es tanto más cruenta porque no están peleando sino que están en el medio de dos bandos.
Chicos, animales, ancianos, depedazados, clamando por paz, acribillados sin razón. La guerra es eso, una sinrazón.
La singularidad del film reside en el encierro, durante 24 horas, en un tanque de estos soldados a quienes les cuesta pelear, matar, luego de apuntar en la mirilla al enemigo que no les parece tal sino todo lo contrario. Ven en esos enemigos lo que veríamos nosotros: personas iguales a uno, con tanto miedo y terror como uno.
Todos están envueltos en la misma tragedia. Por eso el soldado se niega a disparar o bien el motorista no acciona su vehículo. La retracción no solo es exterior, es también interior. Todos quieren volver a sus hogares, estar con sus familias y no vivir ese injusto infierno.
Dentro del tanque, a medida de que pasan las horas, el espíritu va sufriendo por la menesterosidad del hombre mismo, sus propias miserias corporales que debe afrontar. Aquí está el mayor logro del film. No son héroes ni los enemigos son tales.
La leyenda pintada dentro del tanque señala "el hombre es acero; el tanque es solo hierro". Sin embargo, esta historia muestra que los hombres no están hechos de acero, por suerte. Desde este punto de vista, es una película lograda y, a pesar de las fuertes escenas, impacta en el corazón.
Carlos Pierre