JUEVES 18 DE AGOSTO DEL 2016.-
Doce estrenos se incorporan a la cartelera cinematográfica del país.
Entre ellas, “Un espía y medio”,
comedia de Rawson M. Thurber, basada en una pareja-despareja; “Analizando a Philip”, de Alex
Ross Perry; ·Nada es lo que parece 2” de Jon M. Chu; “El exorcismo de Anna Waters”, de Kelvin Tong y las nacionales “El cielo escondido”, décimo
film de Pablo César, y la ficción “Taekwondo”,
de Marco Berger y Martín Farina, con sexualidad explícita e implícita.
DOLORES
De Juan Dickinson. Con Emilia Attias, Guillermo Pfening, Mara
Bestelli, Roberto Birindelli, Felipe y Mateo Flossdorf, Manuel Vicente, entre
otros. Música de Leo Gandelman. Duración: 98 minutos.
MUY BUENA. EMILIA ATTIAS, NUEVO ROSTRO DEL CINE NACIONAL
Ubicada entre los años 1939 y 1953, el realizador Juan Dickinson
(reconocido internacionalmente por su carrera como documentalista) aborda un
tema poco conocido: el alistamiento de los residentes británicos en el país
para ir a combatir por su país en la Segunda Guerra mundial contra el nazismo.
Dickinson hace una muy buena recreación de época dándole verosimilitud al
guión: la gente que iba entonces a los cines para ver los noticieros semanales
y enterarse del desarrollo de la guerra, sumándole un vestuario propio de los
40 así también como el habla-vocabulario de entonces. Pocos saben, por una
cuestión generacional, que el cine ofrecía las noticias que hoy vemos en la
televisión a toda hora, renovándose la información cada 7 días.
Emilia Attias encarna a “Dolores” quien regresa al país para hacerse
cargo de su sobrino de 8 años, al fallecer su hermana. Este hecho y el
advenimiento de la segunda conflagración mundial en el Viejo Continente sirven
para ambientar una historia interesante que tiene transposiciones temporales:
se inicia en 1953 cuando el niño, ya un jovencito, regresa al hogar. Y de allí
Dickinson se corre a 1939, en el momento en que Alemania invade Polonia. Año en
el que Dolores regresa no solo por el niño sino por el amor inconcluso que supo
tener por su cuñado, personaje a cargo de Guillermo Pfening, generándose una serie
de situaciones atrapantes porque no será el único hombre que se enamore de
ella.
Como curiosidad, los gemelos Felipe y Mateo Flossdorf que componen
interactúan sin que el espectador pueda darse cuenta cuándo es uno o el otro en
el rol del sobrino huérfano de madre. Esta interacción se debe a los exigentes
horarios que tienen los niños para trabajar en un set. Luego de determinado
tiempo, deben ser reemplazados. Los gemelos pudieron hacerlo de manera
imperceptible.
Otros logros del film de Juan Dickinson están en la fotografía y el
diseño de arte, generando una ambientación bella y esencialmente emotiva. La
historia transcurre en una residencia de la zona de Luján con exteriores en
estilo inglés mientras que su decorado interior tiene estilo español.
Merece destacarse la actuación de Emilia Attias quien se pone al
hombro el protagonismo del film con convicción, de manera desafiante y valiente
al enfrentar las convenciones sociales que su pasión genera. Es sin duda uno de
los grandes papeles de esta joven actriz, que emerge como una de las nuevas
artistas nacionales en el cine para tener muy en cuenta.
Carlos Pierre
EL PULSO
De Tod Williams. Con John Cusack,
Samuel K. Jakcson, Isabelle Fuhrman, Stacy Keach, entre otros. Música del brasileño Marcelo Zavros. Fotografía de Michael Simmonds.
Duración: 98 minutos.
BUENA. CELULARES EN LA
PICOTA
Zombies vemos desde la
década del 70 a través de la notable creación de George Romero. Hasta ahora,
los virus y los cementerios eran el centro de generación de estos “muertos
vivos” sedientos de carne humana. Tod Williams y sus guionistas, entre quienes
está Stephen King (autor de “Misery”, “Cementerio de animales”, “El
resplandor), uno de los notables escritores norteamericanos dedicados al género
del terror, lograron una vuelta de tuerca: las ondas de los celulares. Una
llamada que puede ser fatal, enloquecer y transformar en zombie a cualquiera.
“Clay Riddell” (John Cusack) llega a un aeropuerto, se comunica con su familia
y, repentinamente, ve cómo la gente cae enloquecida de dolor, desde los
controladores de vuelo hasta los pasajeros. Un paneo interesante de Williams en
todos los sectores del aeropuerto perturba a través de tomas breves, buen
montaje, ágil e inquietante.
De aquí en más, la
ocasional amistad con un sobreviviente, Tom McCourt (Samuel L. Jackson) le
permite ir sorteando la locura desatada en la ciudad, el avance de los zombies
y los francotiradores que intentan ponerse a salvo.
La historia tiene
algunos desmadres dentro del subgénero “distopías apocalípticas”, hay un
enloquecimiento general de toda una población que tiene una explicación técnica
creíble pero que desarticula, en buena medida, el aspecto familiar de los
personajes. La reunión entre Cusack y Jackson surge un tanto forzada si bien
luego cobra sentido en sí misma, así como la relación entre “Riddell” y su hijo
(Ethan Casto). El desenlace y el final resultan abruptos por una postproducción
que intentó aligerar la trama.
La crítica está muy
clara: la dependencia a las tecnologías puede traer consecuencias nefastas, y
tiene directa relación con la deshumanización individual: hablar mirando el
celular es uno de los males sociales actuales. Pero, si uno atiende una
llamada, la cuestión para Tod Williams (realizador de la estupenda “The door in
the floor”) y Stephen King puede desatar la peor de las catástrofes sociales.
Para fans del género.
Elsa Bragato
HEIDI
De Alain Gsponer. Con Anuk Steffen,
Bruno Ganz, Isabelle Ottmann, entre otros. Música, Niki Reiser. Duración: l06
minutos.
BUENA. HISTORIA QUE
SIEMPRE ATRAE
La novela original de
la autora suiza Johanna Spyri, escrita
en 1880, ha recorrido una exitosa travesía, siendo el libro infantil más leído
de la literatura helvética con varias adaptaciones al cine, series televisivas,
obras de teatro, musicales y hasta parque temático (Heidiland).
La literatura infantil tiene
hoy en el cine una serie de artilugios notables, como el”mix” entre actores
reales y otros creados por computación. El realizador cinematográfico Alain
Gsponer, de origen suizo, buscó la personificación real para Heidi eligiendo a
la niña de l0 años Anuk Steffen, tras un casting de 500 postulantes, dueña de
un talento y un magnetismo especiales.
No resultó fácil la
filmación a 2000 metros de altura porque, en la Suiza actual, allí están
ubicados los cables de alta tensión. Y a esa altura estaba ubicado el primer
hogar de Heidi, según Spyri.
En esta historia
tradicional, que merece ser leída y vista por los niños de hoy, hay que
resaltar las actuaciones del gran Bruno Ganz como el abuelo tosco y gruñón “Alpohi”que
no aceptó en un principio a su nieta Heidi ( Anuk Steffen) el pastor “Pedro”;
la niña acaudalada y paralítica “Klara”, la tía “Dete” y una institutriz
déspota. Las idas y venidas de Heidi desde la comunidad alpina donde vive con
su abuelo a la ciudad de Frankcfurt donde está su tía, que trabaja para una
familia rica, van determinado situaciones tensas y de tristeza para la pequeña
huérfana.
La calidad visual del
film es favorecida por el proverbial paisaje alpino con tomas abiertas y
grandilocuentes, aunque no le van en zaga los planos íntimos y cercanos
generándose un clima de simpatía y calidez en muchas secuencias y un mensaje
directo con los sentimientos de Heidi: la luminosidad de las montañas solo se
ve cerca de su abuelo. Un aporte sólido es la música incidental del conocido
Niki Reiser, sin caer en rancios temas folklóricos.
Es una buena propuesta
del cine suizo- alemán al llevar al cine una historia que conmovió a varias
generaciones de chicos del siglo pasado y que hoy día, por una tecnología
voraz, aunque necesaria, aleja de la lectura de hermosas historias. Heidi se
compra el corazón del espectador con su espontaneidad.
Carlos Pierre
NO ME MATES – LA
HISTORIA DE CORINA FERNÁNDEZ
De Gabriel Arbós. Con
Ana Celentano y Alejo García Pintos. Duración: 80 minutos. Música de Pablo
Córdoba. Fotografía de Hugo Colace.
MUY BUENA. PRIMER
FEMICIDIO DEL PAÍS
La historia de Corina
Fernández recorrió hace pocos años atrás todos los noticieros: su marido, del
que se había separado, la esperó en la puerta del colegio donde acababa de
dejar a las dos hijas del matrimonio, y descargó todo el cargador de su
revólver sobre el cuerpo de Corina. Aún hoy le quedaron dos balas en los
pulmones y, si bien sobrevivió milagrosamente, la justicia condenó a Javier
Weber a 21 años de prisión, donde falleció el 30 de abril del 2014.
Gabriel Arbós registró
un docuficción: abre Corina Fernández narrando su historia paso a paso, una
mujer de clase media alta con carreras universitarias, padres diplomáticos y un
rápido enamoramiento de un joven al que conoció en un bar, Javier Weber,
teniendo ella solo 23 años. Estuvieron juntos casi 17 años y desde el noviazgo
hubo indicios de violencia, celos injustificados, reacciones contra jefes de
trabajo o profesores de la universidad, entre otros como arrojarle agua con un
vaso y llegar a atarla a una silla.
Finalmente llegó el día
de la gran paliza cuando Corina se negó a darle la contraseña del email de su
oficina. Y la amenaza de muerte.
En todo este relato
profundamente doloroso, Corina Fernández hace otra denuncia a la que no se le
presta la debida atención: la lentitud de la justicia argentina, la inoperancia
en los casos de familia, sin que esto les haya importado mucho a quienes
recibían sus diarias denuncias, 80 en total.
La ficción de los
hechos están a cargo de la excelente Ana Celentano y del verosímil Alejo García
Pintos, cuya transformación en hombre violento demuestra una compenetración
profunda con el personaje.
Corina Fernández hizo denuncias,
pidió cautelares, para salvar a sus dos pequeñas hijas y recuperarse de los
balazos recibidos; se quiebra al decir que hace este documental ficcionado para
alertar a todas las mujeres que padecen violencia familiar, psíquica y física. Hoy
lidera organizaciones sin fines de lucro para alertar con marchas y ayuda
directa a las mujeres violentadas.
La banda sonora es el
hermoso soundtrack “Corazón delator” del recordado Gustavo Ceratti, en una muy
buena interpretación de violoncello solista. Para ver.
Elsa Bragato
DETRÁS DE LOS ANTEOJOS
BLANCOS
De Valerio Ruiz. Música
de Lucio Gregoretti. Documental de 112 minutos de duración.
MUY BUENA. TESTIMONIO
DE UN ÍCONO DEL CINE ITALIANO
La visionaria y
vanguardista directora de cine italiano Lina Wertmüller nos permite recorrer, a
sus 88 años, su residencia, su arte, sus películas, sus grandes amigos, el
recuerdo de su marido Enrico Job opacado por la tremenda personalidad suya y
fotografías y films de hace 50 años, en un camino magnífico y artístico de
Valerio Ruiz, autor también del guión.
De algo se está seguro
en este mundo: el arte está en Italia. De Norte a Sur y de Este a Oeste, la
península itálica posee pequeños grandes monumentos en cada camino y cada
pueblo, en cada ciudad o en sus breves campiñas cuidadas. Y la casa de Lina
Wertmüller, descendiente de una familia suiza aristocrática pero nacida en
Roma, es un fiel reflejo de su país.
Un gran mérito de
Valerio Ruiz es haberse trasladado con la fantástica narradora frente a cámaras
a los lugares más preciados para Lina donde filmó sus grandes filmes. De la
misma manera que es la propia Lina quien habla de su manía por los anteojos
blancos y los 5000 que compró una vez, la breve aparición de su hija María Job,
los estudios escenográficos de su marido Enrico Job (falleció, vestuarista también,
que trabajó junto a su mujer así como lanzo a la fama internacional a notables
actores como Giancarlo Gianinni, Mariangela Melato, Harvey Keitel, y la famosa
cantante Rita Pavone que, en los 50 y 60, fue una asidua visita de nuestro
país. Se destaca la presencia de Massimo Wertmüller, sobrino de la directora.
Recuerdos especiales de
la gran creadora cinematográfica hay para Marcello Mastroianni y su mujer
Flora, quienes le presentaron a Federico Fellini. Éste contrató a Lina como
asistente de dirección para “8 y ½”. Una serie de interesantes aportes hacen
diferentes actores, críticos de cine e incluso Sofía Loren, Martín Scorsese, y
un breve film con Nino Rota.
Porque, además de
cineasta, Lina Wertmüller amó la música y escribió más de 35 letras para otras
tantas melodías del gran Nino Rota. En esta recorrida por Italia y las dos
residencias de Lina, su casa actual y la que perteneciera a la familia de su
marido (verdaderos palacios con techos con frescos de famosos artistas
plásticos), Valerio Ruiz se permite insertar fragmentos de “I basilischi” que
fuera el primer film de Lina en 1964, así como “Pasqualino Sette bellezze” y
“Mimí Metalurgico”, fueron películas que la consagraron en Hollywood siendo la
primera mujer en tener cuatro nominaciones al Oscar (la famosa academia se
caracteriza por su misoginia). Esto le abrió el camino de las producciones
internacionales.
Al comienzo y al final,
Lina Wertmüller canta, con voz grave y afinada canciones de su autoría. “Notte
di cartapesta” produce melancolía, algo que apenas trasluce la gran directora,
siempre sonriente, sin dejar sus anteojos blancos ni su señorío. Sobrevive con
tenacidad y arte. Este documental es uno de los mejores que hemos visto en los
últimos tiempos. No se lo pierda.
Elsa Bragato
PEGAR LA VUELTA
Documental de Nacho
Garassino. Música original de María Luz Carballo. Con la participación de Pablo
“Sarcófago” Cano, Miguel Villanova, Lito Epumer, Machi Rufino, Ciro Fogliatta y
otros. Duración: 70 minutos.
BUENO. LOS CARBALLO,
UNA DINASTÍA MUSICAL
Famosa y excelente
cantante es Celeste Carballo. Pero, para el público, es una novedad que toda su
familia esté formada por músicos y que, entre ellos, haya surgido María Luz
Carballo, amante del blues, novia del recordado Pappo, valiente mujer que se fue
hace 15 años a Chicago con la tarjeta de un gran guitarrista y mucha ilusión.
Buena intérprete tanto
en voz como en guitarra, se encontró sola y seducida por una ciudad pujante
pero sin lugar para los que llegan desprevenidos. Tuvo dos bellas hijas, Lucila
y Luna. No tuvo suerte con el primer marido, luchó todo lo que pudo para
sobrevivir tocando blues o trabajando de lo que fuere. Hasta resignó un amor
duradero para criar a las nenas. Con la menor, Luna, puede viajar a la
Argentina porque lleva su apellido. Fue el fruto de una “noche loca”. El
regreso al país luego de 15 años la devolvió a sus raíces, que trató de no
perder. Tocar con sus primos, las reuniones en familia donde se la ve a Celeste
Carballo pero sin protagonismo alguno, y sus regresos a Chicago donde el blues
es el nervio de la ciudad: María Blues, así la llaman, y la reconocen como la
argentina de los bares de “jam”. Aunque se va acercando al tango por el
recuerdo de su padre y empieza a encontrar el camino de la argentinidad sin
perder su alma blusera. De Pappo tiene hermosos recuerdos, él de 41 y ella de
14, amor prohibido que se prolongó varios años.
María Luz Carballo
lleva el blues en la sangre. Y entre Chicago y Buenos Aires desarrolla su vida,
tal como Nacho Garassino lo muestra con su cámara, emparentando su condición de
inmigrante en Barcelona con la de su protagonista. Es un buen documental que
toma de sorpresa porque María Luz es una Carballo, de pura cepa. Y esto solo se
sabe con el correr de la narración. Ahí está el pequeño traspié en el guión.
Por lo demás, la fotografía y las sesiones de jazz, a veces un poco extensas,
recrean el clima de vida de la protagonista, terminando en la esquina de su
barrio donde su historia empezó: Baigorria y Miguel Conte.
Elsa Bragato