JUEVES 20 DE AGOSTO DEL 2015.-
Ocho films ingresan a la cartelera porteña
que tiene otro de sus grandes éxitos con “El clan”, con casi 800 mil
espectadores en cinco días de arranque. Entre las novedades está “El
principito”, basado en el libro homónimo de Saint-Exupéry, nueva versión de
Mark Osborne (Kung Fu Panda), quien reunió a grandes actores para las voces
como Rachel McAdams, Jeff Bridges, James Franco, Marion Cotillard, entre otros,
con música de Hans Zimmer. Osborne logró los derechos de la familia del gran
escritor luego de que la misma rechazara durante décadas el regreso al cine de
este clásico debido a la mala performance que tuvo la versión de 1974. La
curiosidad es que está protagonizada por una niña. Se le suma “Con derecho a
roce”, de Justin Reardon, con Chris Evans, digno ejemplo de su título, una
comedia romántica de tema trajinado y floja, y “Ney” (Nosotros, ellos y yo) de
Nicolás Avruj que se ofrece en el Bama y en el Gaumont solamente. Es un
documental basado en un viaje personal a Israel hace 15 años, donde se busca el
porqué de la división entre Palestinos e Israelíes. Es una coproducción de
Argentina con Palestina e Israel.
REVANCHA (SOUTHPAW)
De Anthony Fuqua. Con Jake Gyllenhaal, Rachel
McAdams, Forest Whitaker, Curtis 50 Cent Jackson, Naomi Harris, entre otros. Música de James Horner. Duración: 123 minutos.
MUY
BUENA. DEMOLEDOR GYLLENHAAL
Para ver
esta película hay que abstenerse de paralelismos con la saga de “Rocky” y de
otros films basados en la vida de los boxeadores. “Revancha” llega con su
propia dosis de ring, entrenamientos, fama y fracaso, que conforman el destino
común de este deporte, por momentos sangriento, dentro del mítico Madison
Square Garden y la ciudad de Las Vegas.
Jack
Gyllenhall asume el rol de un notable peleador en la cima de su carrera, con
fama y un bienestar económico superlativo, que padece un inesperado golpe en su
entorno familiar. La calidad interpretativa de Jack Gyllenhall maravilla: ha
tenido versatilidad incluso física subiendo muchos kilos en su masa muscular
hasta llegar a la categoría de “medio pesado”. Se entrenó durante meses en el
gimnasio del campeón Mayweather, debiendo aprender difíciles coreografías
dentro del ring que responden a un match de boxeo.
En
verdad, se unieron dos conocedores del gran impacto visual: el propio
protagonista (“Secreto en la montaña” y “Soldado anónimo”) y el director Antoine
Fuqua quien, entre otros títulos, realizara la perturbadora “Día de
entrenamiento” hace 14 años. Fuqua
conoce el efectismo del drama, llevando su cámara por los lugares sombríos de
Nueva York sin dejar de lado la Manhattan deslumbrante, con tomas de fuerte
shock del rostro destrozado de un púgil en medio de una pelea, acicateado para
seguir peleando más y más fuerte.
Al lado
del soberbio Jack Gyllenhall están Rachel Mc Adams componiendo a su esposa y
compañera de reformatorio ( lugar común en la vida de los bravos luchadores),
Forest Whitaker como el entrenador que impulsa la revancha contra un boxeador
colombiano petulante, provocador, así como Curtis 50 Cent Jackson, fenómeno del
“rap”, y la notable pequeña Oona Laurence como su hija.
Los
extremos tocados con fuerza dentro de un
guión conocido le dan un carácter diferente al film, tratado con singular
honestidad tanto por el realizador como por el protagonista, un Gyllenhaal que
sorprende por la intensidad con que encara este rol. De allí que, aún con los
clishés de un género visto, esta película es diferente desde lo formal y en
esencia. La manera de encarar el drama de un púgil es, en este caso, el
objetivo de Fuquá, consiguiendo una narración de demoledora construcción.
Carlos
Pierre
LOS OJOS
DE AMÉRICA
Documental
De Daiana Rosenfeld y Aníbal “Corcho” Garisto. Con María Eugenia Belavi, Pedro
Risi, Jorge Prado en las voces. Música de Martín Rodríguez. Duración: 62
minutos.
MUY BUENA.
UNA HISTORIA DE AMOR QUE DUELE
El mundo
entero tuvo noticias del romance entre la argentina América Scarfó y el
anarquista italiano Severino Di Giovanni, fusilado por las tropas de Uriburu el
31 de enero de 1931, así como el hermano de América, Paulino Scarfó.
Di
Giovanni vino a la Argentina en 1923 con su mujer Teresa y sus hijos. Le
alquiló a la familia Scarfó un lugar para vivir, y, separado de su mujer aunque
pendiente de la manutención de ella y los cuatro hijos, se enamoró de la hija
del dueño, la pequeña América de solo 14 años. La diferencia entre ambos fue de
unos 15 años. El amor pudo más y tras un casamiento de América y Silvio
Astolfi, de común acuerdo para que la pequeña saliera del hogar paterno,
Severino Di Giovanni pudo encontrarse con su joven compañera en la famosa quinta
de Burzaco. Desde allí fue llevado a la cárcel por la policía de Uriburu,
considerado un malhechor, un bandido, lejos del idealismo anárquico que sostenía.
Su fusilamiento fue presenciado como una fiesta para algunos, siendo la crónica
de Roberto Arlt, uno de los presentes, la más tocante y verídica.
Este
documental tiene aspectos muy diferentes al común denominador: es una suerte de
collage narrativo donde se unen sabiamente las viejas fotos de los 20 y 30 del
siglo XX, films de época, ficción, dos entrevistas a Osvaldo Bayer y Marina
Legaz Bursuk (amiga de América Scarfó), a través de una fotografía que nos
traslada a esos tiempos pasando por el color, el blanco y negro y el sepia. Es
un delicado trabajo de diseño artístico donde las voces en off de los actores
dan vida a las cartas de América y de Severino. Los ojos de la actriz como la
mirada profunda y quieta de América, los paisajes lánguidos y los close up en
ramas, hojas, atardeceres elocuentes, conforman una belleza narrativa distinta
a la tradicional concepción del documental.
Con los
años, América se convirtió en el sostén económico de la esposa e hijos de
Severino, y conformó otro hogar con Domingo teniendo tres hijos. Quedó viuda a
los 42 años y trabajó como periodista en el diario Crítica, sin firmar sus
notas. Siempre recordó las cartas de amor de su Severino que el historiador
Osvaldo Bayer ubicó en un archivo policial. Fue el gobierno de Menem, a través
del ministro de interior Carlos Corach, quien le devolvió la caja con las
cartas de Severino Di Giovanni. América falleció a los 93 años en el 2006.-
“Los ojos
de América” es uno de esos documentales que nos enriquecen y, seguramente, una
historia de amor que el mundo del siglo XXI es incapaz, por razones
sociopolíticas, de tener. Un retrato de época que vale la pena.
Elsa
Bragato
ENTOURAGE
De Doug
Ellin. Con Kevin Connolly, Adrian Grenier, Jerry Ferrara, Kevin Dillon, Jeremy
Piven, entre otros. Duración: 104 minutos.
REGULAR. GRANDULONES
EN HOLLYWOOD
La serie
“Entourage” - “entorno” -, pasa al cine por el capricho de uno de sus
productores, el actor Mark Wahlberg, quien se reservó un pequeño rol. Los
amigos, que tuvieron ocho temporadas televisivas, llegan a Hollywood para
acompañar el éxito de uno de ellos, que forma parte del elenco de un film
futurístico sobre “Dr. Jekyll y Mr Hyde”. Pero, para llegar a los grandes
estudios de Hollywood, estos jóvenes, ya pasados en edad para ser considerados
como tales, se enloquecen con las bellas mujeres, el sexo en cualquier lugar y
momento, y un lenguaje soez que arranca risas o incomoda, depende de la edad
del espectador.
Desmadre,
una hiperquinética narración que es un mero empalme de secuencias, conforman
una película que no dan ganas de analizar en profundidad porque carece de ella.
Festejamos los cameos a Liam Neeson, Pharrell Williams, Jessica Alba, así como
a estrellas del fútbol americano. Ruidosa, estentórea, machista, misógina,
“Entourage” va a gustarle a los fans de la serie, y, al resto, le dejará la
rara sensación de preguntarse si la inversión del dinero de la entrada tuvo
algún sentido.
Elsa
Bragato
LA PRINCESA DE FRANCIA
De Matías Piñeiro. Con Julian Larquier
Tellarini, Romina Paula, María Villar, entre otros. Música de Juliàn L.
Tellarini, Juliàn Tello, Juan Chacón y Robert Schumann. Duración: 70 minutos.
BUENA. MUJERES DE SHAKESPEARE A LA CRIOLLA
Matías Piñeiro es considerado uno de los
jóvenes realizadores nacionales con fuerte impronta cultural que traslada a sus
trabajos cinematográficos. En sus películas se recorren los personajes
femeninos de las comedias de “El Bardo”, bajo el nombre de “Las
shakespereanas”, tratando de traducir aquel ya lejano universo isabelino al
sentimiento rioplatense, a través de diferentes formatos y duración.
En el caso de “La princesa de Francia” echa
mano a una de las primeras obras de Shakespeare, titulada “Trabajos de amor
perdidos”, donde impera un especial mundo femenino que Piñeiro trasladó desde
el siglo XVI al Buenos Aires de hoy. La impronta del realizador se ve en la
primera secuencia: diez minutos donde la primera sinfonía de Robert Schumann
titulada “Primavera” ilustra musicalmente el juego de los adolescentes en un
patio del colegio. Este comienzo, con maestría en el plano secuencia, resulta
excesivo para el espectador común, no para aquel adentrado en el mundo culto y
popular del director.
La historia nos muestra a Víctor quien
regresa de México para rearmar su elenco y realizar una serie latinoamericana
de radioteatros sobre la obra de Shakespeare que da título al film. Sus
antiguos amores aparecen, su novia, su amante, dos amigas esperanzadas,
luchando todas por reconquistar a ese viajero corazón.
El espectador siente que es trabajoso
seguir el hilo de la acción propuesta, que los actores se desenvuelven casi por
sí mismos y, en algún momento, resultan hieráticos. Y he aquí, en esta mezcla
de culto y popular, que aplaudimos, donde la fuerza de Piñeiro trastabilla
porque la narración es más una entelequia que una realidad. Hay mucho para
desgranar, para disfrutar, pero es un goce más intelectual que cinematográfico
en sí. Hay sofisticación conceptual, un riesgo que se corre sin que esto
desmerezca la calidad de Piñeiro como director y realizador de su rico mundo
interior.
Carlos Pierre
EL PAYASO DEL MAL (Clown)
Guión y dirección de Jon Watts. Con Andy
Powers, Laura Allen, Peter Stormare, Christian Distefano, “maestro del terror”
Eli Roth, también productor. Música de Matt Veligdan. Duración: 99 minutos.
BUENA. TRUCULENTA CACERÍA DE NIÑOS
Si bien Jon Watts escribió y dirigió este
film de terror, con algunas singularidades dentro de un género que no puede
escapar a sus clishés, detrás y y en un rol está Eli Roth, productor del film,
considerado un maestro del terror, autor de la tremenda “Hostel” del 2005. La
osadía de Watts y Roth es tremenda porque, en este caso, se mete con los niños
y uno no sabe bien, al finalizar el film, si lo que vio lo aterrorizó por el
terror mismo o bien termina escandalizado por lo que vio.
Un agente de bienes raíces, padre
encantador y buen marido, se ve atrapado en un traje de payaso cuando lo
descubre y se lo pone. La prenda es sobrenatural, proviene de Islandia. Por
eso, cuando se queda dormido con el traje, no puede desprenderse del mismo, ni
de su roja nariz ni de su peluca. Ese traje es él mismo.
A partir de allí, la narración va in
crescendo, teñida de un humor negro desenfadado y, por momentos, difícil de
admitir porque los destinatarios de la muerte son los niños. En la segunda
parte, se desata un torbellino de sangre y cuesta mucho aceptar con risas o con
miedo lo que se ve. Eli Roth aparece como “Frowny the clown” y se explaya a sus
anchas en el rol del payaso demoníaco.
En líneas generales y habiendo aceptado las
premisas del guión, el film entretiene, aunque el mundo infantil esté
involucrado. No faltan escenas en centros de juegos ni en un pelotero; la
cuestión está en aceptar lo que sucede. Detrás del rostro de un payaso, de su
risa y del carisma que tiene, siempre ocurre un hecho inesperado, llevado en
este caso al paroxismo. Abundante sangre en la ópera prima de Jon Watts por
momentos inverosímil y muy truculenta. Para fans del género.
Carlos Pierre