JUEVES 22 DE ENERO DEL 2015.-
Hay seis estrenos de cine. Además de los que comentamos, llegan a la
pantalla “Mortdecai” con Johnny Depp, basada en una famosa trilogía
literaria; para los chicos, “Los pingüinos de Madagascar”, surgidos de
la estupenda “Madagascar”, y la nacional “Libre de sospecha”, policial
de Emilio Blanco que protagoniza Miguel Habud.
LA DAMA DE NEGRO 2 (EL ÁNGEL DE LA MUERTE)
De Tom Harper. Con Phoebe Fox, Helen McCrory, Jeremy Irvine, Leilah de
Meza, entre otros. Música de Marco Beltrami, Brandon Roberts y Marcus Tramp.
Duración: 98 minutos.
REGULAR. MÁS QUE TERROR, RISAS…
No valió el salto del siglo XIX de “La dama de negro” a la Segunda
Guerra Mundial del siglo XX para lograr un acendrado terror en esa forzada
secuela. Encontramos la casa en ruinas, siempre cargada de una mala energía que
no logra efectos salvo sustos por audios excesivos y clishés de lo que sería
“un terror original”, y la locación es la isla separada de tierra firme por
ondulantes marismas, terrenos bajos y pantanosos que se inundan por las aguas
del mar.
Ocho niños son llevados a la casa para huir de los bombardeos nazis.
Sus ocasionales tutores son una rígida directora de escuela (Helen McCrory),
una joven maestro (Phoebe Fox) y un desplazado aviador de la RAF (Jeremy
Irvine, que debutara en la fantástica “Caballo de guerra” de Steven Spielberg).
Uno de los niños es huérfano y, como en la versión anterior, cae atrapado en
las pantanosas marismas.
En realidad, es la película en sí la que está atrapada y empantanada, y
el destino de los personajes no fluye, no hay evolución sino gags y “sustitos”.
Se percibe claramente un clima forzado con situaciones imprevistas pero que,
lejos de causar miedo, mueven a risa. Debiera ser una gran preocupación para
los productores el haber lanzado este film como secuela de un éxito, una “dama
de negro” devaluada, con actuaciones que no convencen, y con esfuerzos
denonados por salvarla de las propias marismas. Olvidable.
Carlos Pierre
AMERICAN SNIPER – FRANCOTIRADOR
De Clnt Eastwood. Con Bradley Cooper, Sienna Miller, Luke Grimes, Kyle
Gallner, entre otros. Duración: 132 minutos.
EXCELENTE. EASTWOOD A TODO NADA EN GRAN FILM BÉLICO
El cine bélico ha regresado en estos días con muy buenas producciones:
la que comentaremos y el film protagonizado por Brad Pitt, “Corazones de hierro
– Fury”. Esta última, más romántica aunque cruel, y la de Eastwood, una de esas
narraciones del gran director que conmueven porque son mucho más que secuencias
intensas en contenido y en imágenes.
Clint Eastwood tomó el libro de Chris Kyle, asesinado en el 2013 por un
ex combatiente. En su corta vida, logró ser el francotirador que más bajas
produjo en Irak, cargando sobre su alma la muerte de un niño que llevaba una
granada para arrojarla a un batallón de marines. Eastwood repasa con habilidad
de cámara y de criterio la vida personal de este “SEAL” (marine francotirador
para tierra, aire y mar), su casamiento, el nacimiento de sus hijos, y su noble
principio de combatir para salvar a su país del terrorismo. Y no nos ahorra
tremendas escenas porque de eso se trata la guerra. Pero va más allá. En la
brillante interpretación de Bradley Cooper (uno de los productores del film
junto con Malpaso, la productora de C. Eastwood) se percibe, nos llega al
corazón, la lucha interior de Chris entre matar para salvar a su gente y el
sinsentido de la guerra que sobrevuela en cada tiro certero que da.
La figura del héroe entonces, y solo por la reflexión de Clint
Eastwood, es puesta en tela de juicio: Chris Kyle logra renombre entre sus
camaradas, mientras se enfrenta a situaciones complejas en su matrimonio. La
tragedia no es solo la los iraquíes,
Chris Kyle debe matar al francotirador iraquí más famoso, tan popular
como él. La notable tecnología militar estadounidense se pone en marcha: al
mejor estilo “google”, se sobrevuela la zona con una espectacular
toma-secuencia, hasta determinar el lugar del “asalto”. La pantalla se recorta
y queda enmarcada en la pared de los mandamás del Pentágono. Desde allí, C.Kyle
recibe las órdenes y se le indica por donde se acercan los enemigos. Es el
comienzo de una de las secuencias más impresionantes vistas hasta ahora donde,
en medio de un polvillo rojo intenso, se mueven como sombras los soldados, son
heridos, otros son muertos, caen y manos salvadoras los rescatan. Increíble
ejercicio de filmación, que incluye efectos especiales.
Resulta también innovador el trabajo del sonido en postproducción. A
diferencia de otros filmes suyos, Clint Eastwood utiliza percusión para
acentuar el drama o la tragedia que se avecinan. Y sobre el final, el
angustiante “Toque de silencio” que se ejecuta con trompeta (surgió en 1862
durante la Guerra de Secesión de los Estados Unidos) se funde en una variación
con pocos instrumentos. Tremendo cierre que nos deja un interrogante, como el
solitario toque de queda, y variaciones que debieran tener respuestas: ¿de qué
vale tanta perfección para matar? ¿De qué vale la crueldad del fundamentalismo
de cualquier índole como la venganza en un niño al que se le perfora la cabeza?
¿No es hora de que todos digamos “basta” a este poderío insano de balas,
metralletas, granadas, e inútil perfeccionismo para matar? Clint Eastwood, a
los 84 años, nos deja un film memorable y un legado de reflexiones a su país y
al mundo.
Elsa Bragato
WHIPLASH
De Damien Chazelle. Con J.K. Simmons, Miles Teller, Melissa Benoist,
entre otros. Música de Justin Hurwitz. Duración: 106 minutos.
MUY BUENA. LA OTRA CARA DE LA MÚSICA
En principio, debemos decir que si a usted no le interesa la batería,
la música en general y menos el jazz, no vea este film. Pero si a usted lo
emociona el “detrás de escena”, la generación de un artista, sea cual fuere su
especialidad, no deje de ver “Whiplash” que literalmente significa “latigazo”. Y
es el que dan los bateristas cada vez que ponen sus palillos sobre los
diferentes “drums” o elementos de la batería. Agregamos que el tema que da
título al film pertenece a Hank Levy.
Poco se sabe sobre la formación de un músico. Y podría resultar
exagerado el notable director de orquesta que encarna J.K. Simmons (posible
ganador del Oscar al mejor actor de reparto) músico en su juventud. Sin
embargo, esta película retrata, aún en la exageración que indicamos, la dura
tarea de un músico profesional, el batallar horas con su instrumento y
someterse a un régimen de perfeccionamiento cotidiano a solas y dentro de una
orquesta o “banda”.
“Andrew Neyman”, a cargo del joven actor Miles Teller, quiere ser un
gran baterista. Y se topa con un exigente director musical, el maestro Terence
Fletchner. La ofensa, los golpes, la sangre en las manos y los dedos por tocar
sin parar, no son imaginaciones del film sino la dura realidad de cualquier
profesional de la música. La escuela europea “goza” de estas cualidades que
incluyen hasta la frustración de alguien con la capacidad para ser músico. Es
el pan cotidiano. Y en nuestro país hay renombrados casos de directores de
orquesta que apelaron a la frustración, al golpe y al insulto para que sus
cantantes y músicos fuesen los mejores aún a costa de problemas de salud.
El realizador Damien Chazelle
(se conoció solo un film anterior suyo en uno de los festivales de cine de Mar
del Plata, un corto donde retrató su propia brutal experiencia como estudiante
de música) ha recibido numerosos premios en el último Sundance Festival por
este film así como está nominado a cinco premios Oscar 2015. Más que
merecidos reconocimientos porque ha sabido captar el significado de ser músico
profesional. El premio musical para el espectador son algunas canciones que
la banda del film ejecuta como “Caravana” y la melodía que da título al film, “Whiplash”,con
un exigente “latigazo” doble de la batería. Imperdible.
Elsa Bragato
CON PECADO CONCEBIDOS
De Vinko Bresan. Con Kesimir Mikic, Niksa Butjer, Marija Skaricic,
entre otros. Música de Mate Matisic. Duración: 94 minutos.
MUY BUENA. UNA JOYITA DE SÁTIRA SOCIAL
Vinko Bresan es un aclamado director croata, nacido en Zagreb, de 51
años, que llega a nuestras salas con una de las mejores comedias europeas de
los últimos tiempos. “Con pecado concebidas” es el título en castellano de su
“Los hijos del cura”, en otra traducción de “Svenekikova djeca”. En una isla
del Adriático, un joven sacerdote que llega para ayudar al párroco del lugar
observa que hay más fallecimientos que nacimientos y, en combinación con el
quiosquero de lugar y el farmacéutico, deciden “pinchar” los condones para que
no cumplan su función. La isla se convertirá en un polo de atracción para los
turistas que desean ser padres, provocando un desenlace insólito la llegada del
obispo. La tragedia que se avecina tiene un desarrollo coherente que no
abandona esa suerte de picaresca que Bresan ha utilizado desde el comienzo.
Quedan envueltos y enredados desde los dogmas más recalcitrantes hasta la
convivencia de pocas almas en una pequeña isla.
Una pequeña joya de análisis sociopolítico donde las secuencias
novedosas son un solo un aporte a una narración aparentemente clásica. Vinki
Bresan muestra su poder de síntesis en una inteligente comedia… para pensar.
Elsa Bragato