SANDRINI
Dirección y guion de Sandra Sandrini. Montaje y animación de Roberta Vadino Sandrini, Música de Carla Pantanal Sandrini. Voz de Luis Sandrini: Oscar Martínez. Duración: 128 minutos. Documental.
XXXXX – AMOR DE FAMILIA EN EMOTIVA BIOPIC DEL GRAN SANDRINI
Una De las dos hijas del gran Luis Sandrini (Lee Strasberg lo tenía como uno de los actores más geniales que había conocido), Sandra (actriz galardonada, guionista, directora), rinde tributo a su famoso padre a través de un documental que le exigió una investigación profunda. Con el apoyo técnico de sus dos hijas, Roberta Vadino Sandrini en la animación y el montaje y Carla Pantanal Sandrini en la música, logró un largometraje completísimo que abarca aspectos de los inicios del gran actor hasta su final, en 1980, a los 75 años.
Con animaciones puntuales y muy bien ejecutadas, se suplieron algunos momentos de la vida familiar, mientras que hay secuencias, dos en especial, en las que solo hablan las imágenes de Luis Sandrini en diferentes películas, valioso material de archivo.
Asimismo, desde hace varios años Sandra Sandrini inició la recopilación de testimonios a grandes actrices y actores que conocieron a sus padres (su mamá fue la exquisita Malvina Pastorino). Aparecen notables figuras que ya no están como Duilio Marzio, Jorge Luz, Nelly Panizza, entre tantos otros, así como el desfile emotivo de los sobrinos del actor, desconocidos para el gran público. De la misma manera que poco o nada se sabía que el histrionismo de don Luis surgió de su propio padre, actor de circo, al que llevó a sus hijos (Luis y Eduardo) desde pequeños. La ductilidad gestual del actor tiene sus bases en la escuela circense, hecho común en aquellos años que en él tuvo una manifestación muy personal.
La realizadora, con absoluta honestidad espiritual e intelectual, no omitió la parte sentimental de su papá, por lo que aparecen los dos amores anteriores al casamiento con su mamá, Malvina Pastorino: Chela Cordero y Tita Merello. Apuesto hombre, de sangre italiana, Luis Sandrini demostró que, “aunque no daba para galán”, en la vida supo ganarse un lugar en el corazón de esas mujeres uniendo, a su personal atractivo, cualidades notables como generosidad, altruismo, amor por la naturaleza, respeto por el público.
Nada queda en el tintero de Sandra Sandrini a la hora de rendirle un merecido homenaje a su padre, que no solo creó personaje icónicos sino que fue pionero del cine nacional (en 1933 debutó en los dos filmes que iniciaron la etapa del cine sonoro en el país. Tango y Los tres berretines). Por eso, destacamos que, por sobre la investigación de las décadas anteriores a su nacimiento (“Papá se casó grande”), tuvo la mano profesional de mantener el hilo narrativo conductor sin altibajos. Cada secuencia nos remite a figuras queridas, momentos en la vida de don Luis Sandrini, fragmentos de películas, que conmueven, que tocan el corazón.
Agregamos que, si bien lo esencialmente cinematográfico está cumplido con creces (fotografía, montaje, música incidental, contenido) logró que el clima de emotividad no decaída jamás: Sandra Sandrini fusiona su profesionalismo como directora con la sensibilidad de ser hija de uno de los ídolos populares indiscutibles de la escena nacional. Supo superar esta innegable conmoción interior logrando un documental imperdible que honra a su padre poniendo sobre el tapete lo que él era: un grande de grandes sentimientos.
Elsa Bragato