PANTALLAZOS (CRÍTICAS DE BRAGATO Y PIERRE)

AQUÍ ESTÁN NUESTRAS CRÍTICAS E INFORMACIÓN GENERAL SOBRE CINE

jueves, 8 de enero de 2015

"SIN CONTROL", "FOXCATCHER", "DE TAL PADRE TAL HIJO" Y "UNA NOCHE EN EL MUSEO 3", ESTRENOS JUEVES 8 ENERO



JUEVES 8 DE ENERO DEL 2015.-
Hay seis estrenos, todos muy interesantes. Entre ellos, el nuevo film del realizador nacional Juan Taratuto titulado “Papeles en el viento” con un superelenco integrado por Pablo Rago, Diego Peretti, Diego Torres y Pablo Echarri, así como el documental nacional “Sordo”, de Marcos Martínez.
SIN CONTROL (JOHN WICK)
De David Leitch y Chad Stahlski. Con Keanu Reeves, Willem Dafoe, Alfie Allen, Michael Nywvis, entre otros. Música de Joel J. Richard, Tyler Bates. Duración: 101 minutos.
BUENA. ACCIÓN Y SUSPENSO AL POR MAYOR
Keanu Reeves, en sus flamantes 50 años, regresa a la pantalla alejado de su personaje de “Matrix” y logra convencernos de que es un asesino retirado. Conforma, junto a Denzel Washington y Liam Neeson, la trilogía de los cincuentones que se mantienen en forma para realizar films de intensa acción física, aunque sea coreografiada y tengan dobles de acción para algunas secuencias.
Para entrar en tema, nunca te metas con alguien que acaba de perder a su esposa, le roban su Mustang 601 y le matan a su perro, regalo de la mujer para que la recuerde. Es el caso de John Wick, el personaje que compone Reeves, un asesino a sueldo que se retiró pero que, ante la sangrienta acción de un joven mafioso (Ian McShane), decide volver a las armas e iniciar una sangrienta venganza.
El guión está ambientado en New York, buscando los personajes delictivos que deambulan en la gran ciudad. La mafia rusa es una de las presencias más actuales y el joven mafioso es el hijo del máximo gangster ruso (Michael Nyqvis), ex jefe de Wick, quien sabe muy bien que el ex asesino no perdona y su hijo corre peligro de vida.
Con una fuerte presencia de la ciudad de los rascacielos, de una fotogénica y singular New Jersey, con tomas zenitales iluminadas, con secuencias del bajo fondo, miserable y sofisticado a la vez, los directores Leitch y Stahlski muestran las dos caras de una misma moneda. Hay una densa telaraña de submundo que va envolviendo la historia y, junto a los violentos, están los que hacen un culto de la amistad como el personaje que encara Willem Dafoe junto a la bella y malísima a la vez Adrianne Palicki.
Hay que destacar la intensidad creciente de la venganza que se desata, muy sangrienta y brutal, con ausencia de policías, aunque el escándalo provocado sea extremo, respetándose los clishés del género, especialmente cuando de mafias se trata. Kenue Reeves sale muy bien parado de esta performance, como el dúctil Willem Dafoe (que en el 2014 anduvo por Buenos Aires), la narración audiovisual está cuidada en todos sus detalles, coreografías de luchas realmente impactantes y balaceras que no dejan ganas de enfrentarse con John Wick aunque ya se habla de que lo volveremos a ver porque da para una saga. Un sólido policial con todos sus ingredientes.
Carlos Pierre
FOXCATCHER
De Bennet Miller. Con Steve Carell, Channing Tatum, Mark Ruffalo, Sienna Miller y Vanessa Redgrave, entre otros. Música de Rob Simonsen, West Dylan Thordson y Mychal Danna. Duración: 130 minutos.
MUY BUENA, INTENSA BIOPIC SOBRE UN MILLONARIO ASESINO
Bennet Miller es el consagrado realizador de “Capote” con el recordado Philip Seymour Hoffman como protagonista. Tiene un estilo narrativo muy especial, detallista, un tanto desangelado pero potente porque atrapa al espectador más allá de la historia en sí. En “Foxcatcher” nos regala otra película donde la narración no tiene fisuras, logrando una dirección de actores puntillosa, que acompaña con un trabajo estupendo en postproducción del sonido y una fotografía que le da aire, respiro, a la historia de los famosos luchadores Schultz, los hermanos Mark y Dave, contratados por el psicópata millonario John E. Du Pont. Mark está en la piel de Channing Tatum quien logra superar su etapa de carilindo para entregarnos una muy buena actuación, mientras que Steve Carell asombra como el magnate Du Pont al adoptar una gestualidad en la que solo reconocemos al personaje, la mirada fría y penetrante, el mentón levantado, el andar marchando.
Los datos son absolutamente reales y fueron tomados del libro de Mark Schultz quien, luego de ver el film, expresó su “odio” al director. Ciertamente, trasladar un texto literario a la narración cinematográfica no es sencillo y permite licencias que, como en este caso, produjeron el rechazo del real Schultz. Recordemos que los hermanos Schultz ganaron medallas de oro en los Juegos Olímpicos y que Mark Schultz fue dos veces campeón mundial.
Du Pont fue un excéntrico magnate, con serios problemas mentales, dominado por su madre (una envejecida Vanessa Redgrave, siempre eficaz aún en apariciones breves), que quiso convertir la finca, de enormes dimensiones, en el centro de entrenamiento de los Estados Unidos para los luchadores especializados en “lucha libre”. El primero en ser contratado es Mark, quien organiza ese centro y se transforma en el amigo del magnate en una relación profesional y fraternal, si bien el director Miller le da un toque, en una sola secuencia, de algo más personal, pero no lo define sino que lo deja librado al criterio del espectador (hecho rechazado por el auténtico Schultz). La mente enfermiza de D Pont lo llevó a odiarlo y hasta abofetearlo frente al grupo de luchadores, quebrándose toda relación. Sin embargo, contrató a su hermano mayor, Dave, para reemplazarlo como entrenador, intentando resquebrajar la relación de los hermanos. Du Pont está loco por lo que toma una decisión insólita, inesperada, pero no contamos nada más porque sería develar el “quid” de esta historia.
El tema en sí puede alejar a muchos espectadores: la lucha libre, los ganchos entre los cuerpos, y otro tipo de posturas para enfrentar al contrincante son secuencias muy extensas a las que les falta pasión. Secas, a puro golpe, nos internan en los secretos de la lucha libre sin parlamentos. Y hay una parsimonia especial en Bennet Miller para mostrar en detalle las luchas, las presentaciones entre luchadores y el magnate, darle amplitud a la mirada extraviada y soberbia de Du Pont, lejos de algún rasgo de emoción. El personaje de Mark Ruffalo, Dave Schultz, es el que tiene más posibilidades de mostrar sus sentimientos, hay calidez en su entorno, y es un hermano mayor afectuoso que supo preparar a su hermano en la lucha, además de brindarle contención psicológica. Sin embargo, Ruffalo no se queda en la comodidad de un personaje amable sino que pone su cuerpo al servicio del mismo, estilizado, con músculos, y con diferencias notables en su aspecto. Nos regala una notable actuación. Como detalle apuntamos la música incidental, especialmente un piano que, con pocos acordes, crea climas opresivos en las secuencias en las que Miller elimina el audio y se ve el accionar de los actores.
Fría pero cercana a la perfección de la narración audiovisual, con algunos altibajos en la expresividad de Channing Tatum más allá de elogiar su gran trabajo (incluye un aumento excesivo de peso y una escena de furia bien lograda), “Foxcatcher” se acerca a los Oscars como firme candidata a alguna estatuilla. Cabe consignar que el film parece, por momentos, un panfleto republicano por los discursos de Du Pont frente a cámaras para difundir su centro de entrenamiento. Su afición por las armas de guerra, la práctica de tiro, y la reiterada mención a defender al país, lo transforman en un representante del actual “tea-party”. Una narración impecable y actuaciones para aplaudir.
Elsa Bragato
DE TAL PADRE TAL HIJO
Guión y dirección de Hirokazu Kore-Eda. Con Masahuru Fukuyama, Machiko Ono, Yoko Maki, entre otros. Música de Takeshi Matsubara, Junichi Matsumoto, Variaciones Goldberg de Bach. Duración: 121 minutos.
MUY BUENA. LA PATERNIDAD MÁS ALLÁ DE LOS HIJOS PROPIOS
Hirokazu Kore-Eda vuelve a sus temas preferidos, la vida intrafamiliar, y enfoca en la paternidad acuciada por leyes y condicionamientos no comunes pero hoy en día habituales como el cambio de los hijos de dos parejas en la maternidad donde vieron la luz. Con la minuciosidad propia del documental, género en el que Kore-Eda es también un avezado realizador, dos familias enfrentan la noticia de que sus hijos fueron cambiados por una nurse. La historia se va hilando con el sustento de un encuadre donde el paisaje de estas almas conmovidas está respaldado por una fotografía de líneas convergentes, en una ciudad muy moderna donde las pagodas no son parte de la cotidianeidad.
Uno de los matrimonios representa la clase media refinada del Japón, con modales delicados al extremo, mientras que la segunda pareja es más simple. Ni el dinero de uno ni la vida sencilla del otro pueden superar el drama que enfrentan ambos por igual: el niño que cada matrimonio ha criado le pertenece al otro, tras largos seis años. He aquí una paradoja existencial que la criminalidad ha provocado. Cómo resolver que los hijos se puedan adaptar a los verdaderos padres cuando fueron criados por otros padres? En la Argentina, el caso más crucial y doloroso está en los nietos recuperados por las Abuelas de Plaza de Mayo.
Las Variaciones Goldberg de Bach para piano acentúan el drama de esta historia inteligente y difícil sin excederse. Resulta muy interesante, atrapante, para el espectador el retrato de familia de cada matrimonio que realiza Kore-Eda, con emotividad y elegancia, pero con contundencia. El acierto del guión reside en no mostrar quiebres o dobleces en la conducta de los matrimonios, recursos fáciles para arribar a un final que nos coomplazca. Los lazos de sangre y el rigor de la ley se unen en una historia audaz, valiente, que, como dijimos, hemos conocido vastamente desde otro lugar, aunque todos sabemos que estos casos existen. Una gran película, bellamente emotiva y dramática.
Carlos Pierre
UNA NOCHE EN EL MUSEO 3, EL SECRETO DE LA TUMBA
De Shawn Levy. Con Ben Stiller, Owen Wilson, Robin Williams, Patrick Gallagher, Steve Coogan, Dan Stevens, Mickey Rooney, Dick Van Dyke, Ben Kingsley, Hugh Jackman, entre otros. Música de Alan Silvestri. Duración:  105 minutos.
MUY BUENA. INGENIOSA VUELTA DE TUERCA
Nos divierte y toca el corazón “Una noche en el museo 3” por la realización en sí y la presencia de dos grandes actores que ya no están: Mickey Rooney y Robin Williams, a quienes les está dedicado el film, además de la actuación de un ícono de la televisión de los 60, Dick Van Dyke, hoy de espléndidos 89 años. La vuelta de tuerca en el guión ha sido por demás efectiva a partir de la tabla de Ahkmenrah, encontrada en las excavaciones realizadas en Egipto en 1938. Es la que, de noche y por la luz de la luna, se ha venido activando permitiendo que esqueletos de “saurios” y hombres primitivos, así como el mono Dexter disecado y el mismísimo B. Roosevelt (Robin Williams), entre otros personajes, cobren vida y disfruten en las madrugadas de una fraternal convivencia bajo la mirada del guardia nocturno que compone Ben Stiller, “Larry Daley”.
La tabla egipcia está perdiendo poder por una extraña corrosión y “Larry” y sus amigos deciden viajar al British Museum de Londres donde están los padres del Faraón Ahkmenrah, conocedores del secreto de reactivación de la misma. El joven faraón decide quedarse con sus padres y con la tabla, por lo que los seres del museo de Nueva York ya no podrán tener vida. He aquí el dilema que encuentra una vía de solución en la guardia femenina de Londres, la simpática “Tilly” (Rebel Williams).
Destacamos varias secuencias de humor y con muchos gags así como otras de enorme emotividad: cuando “Roosevelt”, o sea Robin Williams, se entera de que no tendrá vida por las noches en New York, le dice a “Larry” que “los deje ir”. Prepare el pañuelo… La partida del mono Dexter también sensibilizará a chicos y grandes. Pero a estas secuencias se le suman otras muy simpáticas como el asombro de “Lancelot” (Dan Stevens) por la representación de “Camelot” en un teatro londinense por Hugh Jackman, quien se presenta como él mismo. O cuando, por una tea que está blandiendo, Lancelot empieza a perder su nariz, que se derrite en la punta colgando ridículamente, o bien los famosos leones de piedra de Trafalgar Square, centro neurálgico de Londres, que cobran vida. También las secuencias iniciales de las excavaciones en Egipto en 1938 tienen una recreación impactante, así como la gran noche de reapertura del museo neoyorquino con las autoridades presentes y un cambio alocado en las actitudes de los habitantes del museo, las aventuras en Pompeya y la reactivación del volcán. Y resulta más que simpática la relación entre la joven rubia que es la guardia nocturna del museo británico y el hombre primitivo elaborado a imagen y semejanza de “Larry”. Quizás la más perfecta de las secuencias sea el baile nocturno, que dura segundos en pantalla, de los fragmentos de estatuas que, en el sector grecoromano, se lucen en el museo de Londres.
Podríamos hablar de evolución de los personajes o de transformación de otros. Pero sería inverosímil porque se parte de personajes de cera de un museo, y son lo que son. Pedirles más sería entrar en otro género y desvirtuar la esencia del entretenimiento que esta vez está logrado con creces siendo muy superior a la segunda entrega. En cuanto a los gags, están renovados por los fantásticos efectos especiales. El guión ha logrado un entorno diferente para los mismos personajes que resulta muy atrapante para el espectador.
Pensamos que esta tercera película de “Una noche en el museo” es realmente un regalo de humor, emotividad, y efectos especiales deslumbrantes que rodean a un elenco de grandes figuras.  Fue la última participación actoral del gran Robin Williams y también de Mickey Rooney, en una brevísima aparición que emocionará a los adultos. No se la pierda. Es un entretenimiento hecho con madera noble.
NdeR: los tesoros egipcios fueron repartidos en varios museos del primer mundo. Por lo tanto, los féretros de las familias de los faraones quedaron separados entre Londres, París y New York especialmente (en los Museos del Vaticano hay también momias y féretros egipcios pero en menor cantidad). Este hecho explica que el hijo del gran faraón esté “viviendo” en el museo neoyorquino y sus padres, en el británico.
Elsa Bragato