PANTALLAZOS (CRÍTICAS DE BRAGATO Y PIERRE)

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jueves, 1 de septiembre de 2016

"CAFÉ SOCIETY", "LA LUZ INCIDENTE", "70 Y PICO", ESTRENOS DE CINE DEL JUEVES 1RO SETIEMBRE 2016



JUEVES 1RO DE SETIEMBRE DEL 2016.-
Doce estrenos muy variados llegan a las salas de cine del país. Entre ellos, “El limonero real”, del excelente realizador nacional Gustavo Fontán, basado en un libro homónimo de Juan José Saer, autor también del guión; “”Evaristo”, de Alberto Freinquel, sobre el corredor bahiense HJéctor Evaristo Plano; “Estación Darío y Maxi”, documental de Ricardo Von Muhlenbed, sobre el asesinato de Darío Santillán y Maxi Kosteki; la animación muy mágica “Kubo y la búsqueda del samurái”, del debutante Travis Knight, con Charlize Theron y Raph Fiennes en las voces; y “Nerve: un juego sin reglas”, de Ariel Schilman y Henry Joost, sobre las consecuencias posibles de internet y su abuso, la “coptación” de las mentes y el laberinto de la subsistencia dentro del plano virtual.
CAFÉ SOCIETY
Guión y dirección WOODY ALLEN. Con JESSE EISENBERG, KRISTEN STEWART, STEVE CARELL, COREY STOLL, entre otros. Música: varios, jazz. Duración: 96 minutos.
BUENA. PEQUEÑA GRAN COMEDIA DEL GRAN WOODY ALLEN
Una película por año, y van 47 de este prolífico y superlativo Woody Allen, ya octogenario. No hay nada nuevo bajo el sol pero lleva el sello inconfundible del gran realizador y eso es más que suficiente para ver una buena película, una buena historia, una buena filmación.
“Café Society” era el lugar frecuentado por el mundo artístico d Hollywood para charlar, pero especialmente para criticar a sus pares. La historia se ubica en la década del 30, bulliciosa, burbujeante y dorada.
Woody Allen nos regala otra comedia romántica, un chispazo de amor y desamor dentro de un triángulo de los que arma el director, donde lo insólito y el romanticismo se dan la mano. Los tres protagonistas son un empresario del cine, “Phil” (Steve Carrell), su sobrino “Bobby” (Jesse Eisenberg), quien deja New York para ir a Los Ángeles y probar suerte y “Vonny”, la bella actriz, Kristen Stewart (saga “Crepúsculo”), una secretaria que enamora al tío y al sobrino. Woody Allen hilvana sus notables recursos con sarcasmo y muestra a tío y sobrino sufrientes por el malentendido amoroso. En cambio a “Vonny” la coloca con los pies en la tierra, interesada en ascender aunque se declare como una mujer sin muchas aspiraciones. Pero la magia del amor hace de las suyas en el corazón de los hombres, la pasión que integra y desintegra mientras Allen nos intenta explicar una vez más que todo es por la pasión, debilidad humana. Si la comedia transita por lugares conocidos, la presencia del hermano mayor del joven enamorado, “Bobby” (Corey Stoll), le confiere la pizca insólita: es un gangster consumado.
La voz en off sigue siendo la de Woody Allen, explicando con esa peculiar verborragia con tropezones, qué pasa en la comunidad judía del joven protagonista, apelando a una catarata de sentencias domésticas que incluyen a rutilantes figuras de esa década del siglo XX.
Es muy marcada y justa la dirección actoral: Steve Carell compone a un ampuloso empresario que contrasta con la extrema timidez de su sobrino, a cargo de Jesse Eisenberg, y una ingenua que se las trae en la piel de Kristen Stewart.
La fotografía y la música tienen un lugar especial: en el primer caso, virando al anaranjado, esa luminosidad especial que tiene el estado de California casi como reflejo del dorado de Hollywood, y la música, basada en los temas de jazz famosos del 30 que al realizador le gusta interpretar con su clarinete en un selecto bar nocturno del “up” Manhattan.
Ni una obra maestra ni una comedia sin gracia. Woody Allen nos regala una pequeña gran obra, con tintes nostálgicos y mucha magia, a través de una quasi parodia que deleita al espectador.
Carlos Pierre

PRIMAVERA
Guión y dirección de Santiago Giralt, Catarina Spinetta, Nahuel Mutti, Angelo Mutti Spinetta, Mike Amigorena, Chino darín, Luisa kuliok, Moria Casán, entre otros. Música de Emisor. Duración: 76 minutos.
BUENA. COMEDIA BIZARRA CON GRAN ELENCO
Centrada en la mirada de un niño del siglo XXI, “Leopoldo”, 11 años, interpretado por el hijo de la protagonista Catarina Spinetta y Nahuel Mutti,  nos lleva a una historia de familia siendo él el eje del film. Su madre es una productora de teatro y su padre, un director teatral, ambos de medio pelo.
El título “Primavera” alude a la estación del año donde todo florece como los enredos en la película, que se transforma en una historia muy bizarra, teatral y dislocada. Transcurre en una casa quinta, con secuencias en el Jardín Japonés, donde la teatral familia se ve invadida por una caterva de personajes estrambóticos, a cargo de Mike Amigorena y Moria Casán, entre otros, y la actriz invitada Luisa Kuliok, quien le saca lustre al rol de una figura muy pagada de sí misma con una actuación para destacar.
La postproducción está en la picota: secuencias cortadas abruptamente como reflejo técnico de la locura histriónica del film con ausencia de un guión sólido o bien un hilo conductor más claro, dado que la idea inicial se pierde en la espesura del ámbito propuesto: los personajes deliran moviéndose al compás del exotismo. No hay pausa dentro de este verdadero loquero, que nos recuerda los vodeviles teatrales.
A pesar de las buenas actuaciones, hay carencia de cohesión entre los personajes que van boyando sin un vector redentor. La primavera está en la eclosión de lo bizarro y de lo exótico. El elenco atrapa y es el que, en definitiva, llevará espectadores a la sala.
Carlos Pierre
LA LUZ INCIDENTE
Guión y dirección de Ariel Rotter. Con Erica Rivas, Susana Pampin, Marcelo Subiotto, Greta y Lupe Cura, entre otros.  Música de Mariano Loiàcono. Ambientación de Aili Chen. Fotografía de Bill Nieto. Vestuario de Mónica Toschi. Duración: 95 minutos.
MUY BUENA. ERIVA RIVAS, DESLUMBRANTE
Ariel Rotter, ganador del Gran Premio del Jurado del Festival de Berlín con “El otro” que protagonizó Julio Chávez, sigue el mismo camino con “La luz incidente”, prolijo y sesudamente realizado, filmado en blanco y negro, con todos los matices y contrastes que emergen de este tratamiento visual.
La historia se ubica en la década del 60, Siglo XX, jugando un rol destacadísimo la ambientación, la fotografía y el vestuario. Destacada técnica al servicio de una  historia que cautiva: “Luisa” (Erica Rivas), acaba de enviudar y queda a cargo de dos hijas pequeñas ( las hermanas en la vida real, Greta y Lupe Cura). Su madre la ayuda a sobrellevar la viudez (Susana Pampín). Repentinamente conoce a un hombre que la atrapa, “Ernesto” (Marcelo Subiotto). Es un encuentro esporádico, elíptico a la vez, en el que huelgan las palabras, tono dominante en la película.
“Ernesto” es la incidencia, el influyente, que da título a la película. El tiene conexión con temas que atañen a “Luisa”, es una invasión prematura, avasallante, en la vida de la viuda, aún en carne viva por la muerte de su marido. “Ernesto” trata de someter a “Luisa” afectivamente, visitas inesperadas, regalos, salidas, propuesta de matrimonio, viaje de bodas a Grecia. El quiere poseer a Luisa y lo consigue.
Es en esta historia donde Erica Rivas emerge como lo que es, una actriz superlativa, dentro de un elenco que la secunda con acierto. Pocos diálogos, un clima pausado y silencioso dentro de una década bulliciosa como la del 60, magníficamente retratada con el jazz imperante y las fiestas selectas.
Ariel Rotter deslumbra con un guión delicado y abrumador a la vez, trabajando elementos dramáticos y visuales que conmueven, sin recurrir a la prepotencia de la técnica sino a su exacta combinación. Estamos frente a una gran película nacional, sin fisuras, que atrapa de comienzo a fin.
Carlos Pierre
GRANADA Y EL FIN DEL MUNDO
De Augusto González Polo. Con producción de Luciana Condito, entre otros. Nora Recalde, Marcela Arza, Paula Carruega, Lucas Merayo, Mucio Manchini, José Formento, entre otros.  Música de Federico Wiske.
BUENA. BUENAS INTENCIONES
Si bien “Granada y el fin del mundo” no logra convencer totalmente, estamos frente a un trabajo con notable fotografía, una excelente pirotécnica visual que tiene en el comienzo y el final la cohesión. En el medio, la situación de la protagonista que abandona al marido, un escritor, y la de éste, se pierde; es un camino en medio de la noche, de los boliches, del sexo casual, de una nada de la que ya hablaba el existencialismo y que sigue vigente por la propia condición del ser humano y su finitud.
Esa “nada” está en la ciudad, muchos edificios, mucha gente, y vidas que se amontonan sin más sentido que el de ir a trabajar con desgano,  el “porro” salvador, el transcurrir sin más motivo que el de subsistir. En este sentido, la propuesta cumple con el nihilismo sobreentendido. Hay detrás, en la producción, una mujer con mucho talento como Luciana Condito, hija de uno de los grandes distribuidores de cine nacional, Pascual Condito. Esto asegura un equipo técnico y un elenco con buenas performances.
La cuestión está en el guión que no sale de lo rutinario ni ofrece alguna motivación inspiradora que relaciones el título en castellano con lo que el espectador ve. En cambio, el título en inglés es razonable: “el mundo está lleno de aburrimientos fatales” en el sentido de la finitud del cosmos. El intento independiente es algo más de lo previsto, tiene un target juvenil que se sentirá retratado, pero falta la consolidación de técnica y guión en un complejo sólido y superador.     
Elsa Bragato           
LOS PIBES
Guión y dirección de Jorge Leandro Colás. Duración: 78 minutos.
MUY BUENO. EL SUEÑO DEL PIBE
No hay chico en edad escolar que, en general, deseche la oportunidad de jugar al fútbol en el equipo escolar, o en el potrero del barrio. Cuando se puede, los padres van con sus pequeños al club todos los sábados, religiosamente. Es una de las caras del fútbol de los que se inician. Hay otra que muestra con mucha habilidad Jorge Leandro Colás en “Los pibes”, los que se anotan para las inferiores de los clubes y los otros, los que son descubiertos por agotadores viajes al interior del país para verlos jugar en algún amistoso de un barrio o en la canchita de tierra vecinal. Conocen al dedillo quién es capaz de jugar de defensor o de delantero. Se encuentran con soñadores a lo grande: “soy como Messi, soy como Riquelme”. Este grupo de “cazadores” se instala, en el film, en el Club Boca Jr. Surgen nombres de famosos deportistas como Hugo Perotti, Norberto Madurga o Ernesto Mastrangelo, entre otros: forman un grupo de conocedores, de sabedores, de descubridores de talentos.
Con sutilidad, pero sin dejar de exponerlo, el director Jorge Leandro Colás también desliza las contras de este mundo: la traición entre los clubes, el niño que es “captado” por otro equipo rival de Boca Jr, las artimañas, las promesas del “oro y el moro”.
El documental tiene acción, es ágil, aún para quienes poco conocen del fútbol o lo miran muy al pasar. No es necesario ser experto en defensores y delanteros para comprender la tarea de estos “cazadores” de talentos, las pruebas de capacidad de los chicos elegidos, los sueños que están en los pies y en la “redonda”, como decía un conocido relator. Entre los recuerdos de estos avezados hombres está el de Luciano Castro, que no era muy bueno, y el del hoy relator Sebastián Vignolo, cuyas torpezas –según los entrevistados- genera simpáticos recuerdos.
El director logra una empatía con el espectador al atraparlo con la historia en sí y no con un personaje en especial. Nadie es protagonista y todos lo son. Un buen documental para todas las edades sobre el deporte que nos unifica: el fútbol.
Elsa Bragato
70 Y PICO
Documental de Mariano Corbacho sobre su abuelo, ex decado de la facultad de Arquitectura en tiempos de la dictadura militar.
BUENO. LA VALENTÍA DE UN NIETO
Mariano Corbacho es nieto de quien fuera decano de la facultad de Arquitectura de la UBA en tiempos de la dictadura militar y hasta profesor de la ESMA. Logró encender la cámara en vida de Héctor Mario Corbacho, quien falleció el año pasado, y hacerle preguntas cada vez más incisivas sobre su accionar en ese nefasto período en el que él no había todavía nacido. El sobrenombre del arquitecto era Pico y da pie a varias interpretaciones del título: son efectivamente los 70 y pico cuando ocurrieron las desapariciones de más de 100 estudiantes de esa facultad y su abuelo tenía de sobrenombre “Pico”. Todo se une para llevarnos a una búsqueda intensa de Mariano y las relaciones de su familia o tan solo de su abuelo Pico con los militares del proceso.
Es ésta la parte más interesante del documental: el ex decano le responde a su nieto, se nota que esconde verdades, y afirma no haber visto jamás una tortura, aunque reconoce, en abierta contradicción, que no se pudo usar más el subsuelo de la ESMA donde solían cobrar porque fue destinado a cárceles, porque a las mujeres que parían se les sacaban los niños y se los daban a familias que querían adoptar. Cuando Mariano Corbacho fue con preguntas más precisas, el abuelo no quiso responderle y a los pocos meses falleció.
Para fundamentar los dichos de su abuelo, Mariano fue en busca de documentos de la época y de ex estudiantes de entonces, llegando a plasmar la generación del ERP en esa facultad y conocer la posición de don Pico: “Fui el único que se opuso al ERP y a Montoneros”. Las acusaciones y amenazas de Montoneros y del ERP fueron famosas en los 70 contra su abuelo, quien les asignó una relación directa con la guillotinación de panfletos de estos grupos guerrilleros que se imprimían en la misma facultad. En realidad, y por lo que se presume, don Pico tuvo una relación directa con la ESMA, ubicada a tan solo 1 km de la sede la facultad, sin que pueda determinarse en forma fehaciente a quién señaló y quién murió por su culpa.
El documental pierde un poco el hilo conductor, o sea la relación entre Mariano y su abuelo, al inclinarse abiertamente a opiniones sobre la gestación de los movimientos guerrilleros en esa casa de estudios y fuera de ella también. Estos pormenores dejan fuera de foco el pilar del documental: Héctor M. Corbacho. ¿Represor encubierto, delator? Todo es posible pero él ya no está. Mariano Corbacho tuvo una gran valentía al no conformarse con la incompleta historia familiar, al preguntar e ir más allá de lo que todos parecieron ignorar. En este sentido, “70 y Pico” tiene un gran valor, así como los testimonios que pudo lograr de su abuelo. Vale la pena.
Elsa Bragato
SATANIC: EL JUEGO DEL DEMONIO
De Jeff Hunt. Con Sarah Hyland, Justin Chon, Clara Mamet, Steven Krueger. Duración: 85 minutos.
REGULAR. LES FALTÓ PRESUPUESTO…
Que dos parejas se internen en un bosque y encuentren una casa abandonada dondo todo el mal del mundo les caerá es un lugar común en los films de género. Jeff Hunt quiso innovar y, en lugar de un bosque, eligió dos parejas que deciden ir hasta Los Angeles para hacer un recorrido “diabólico” visitando la casa de Sharon Tate, asesinada por el clan Manson cuando esperaba un hijo de su marido, el director Roman Polanski. Ingresan a una casa de artículos diabólicos, intentan descubrir rituales y creen que le salvaron la vida a una joven que es mucho más de lo que aparenta.
Así, “Chloe”, la protagonista, que acompaña a su católico novio “David”, se ve inmersa en laberintos y salvatajes que nunca imaginó. La maldad y el satanismo se le presenta de manera muy clara especialmente a ella cuando es la que menos interés tiene en todo. Solo hay una clave: una ventana que los jóvenes ven desde el auto al ingresar a Los Angeles donde una mujer pide socorro a gritos.
Todo lo demás no tiene sentido. El comienzo de por sí es aburridísimo, charlas en el automóvil, en las playas californianas, hasta que el director se decide meter a los cuatro jóvenes en una situación un tanto más intensa. Pero no es lo que se espera. Los personajes no están desarrollados, son lineales y no aspiran más que a recitar los parlamentos que tienen. Y a gritar con mucha fuerza. Eso sí exaspera, más que asustar. Los teléfonos celulares cobran importancia como único medio para comunicarse con el 911 o bien para filmar escenas dramáticas. Los efectos especiales son tan básicos que parece más cine de aficionados que un producto hollywoodense. Lo único rescatable son las escenas diurnas y nocturnas, supuestamente desde un dron, que se toman de la vasta ciudad de Los Angeles donde todo es posible. Hasta rodar esta anodina película.
Elsa Bragato