PANTALLAZOS (CRÍTICAS DE BRAGATO Y PIERRE)

AQUÍ ESTÁN NUESTRAS CRÍTICAS E INFORMACIÓN GENERAL SOBRE CINE

jueves, 12 de mayo de 2016

"ANGRY BIRDS", "45 AÑOS", "TIEMPO MUERTO", ESTRENOS DE CINE JUEVES 12 DE MAYO 2016



JUEVES 12 DE MAYO DEL 2016.-
Varios estrenos llegan a las salas del país. Entre ellos, la comedia francesa “Lolo, el hijo de mi novia”, de la exquisita Julie Delpy, actriz y directora también en este caso, comedia divertida con excelentes diálogos, como suele ocurrir con las producciones galas, así como “Dios no está muerto 2”, de Harold Cronk, secuela del film del mismo nombre y con el mismo realizador. Es una película propagandística de la Fe Cristiana, de ésas que se realizan por encargo. Y si bien plantea un tema más que interesante, no suele ser para el paladar argentino. También se estrena la nacional “Hijos nuestros”, de Juan Fernández Gebauer y Nicolás Suárez con Carlos Portaluppi, Ana Katz, Valentin Greco, Daniel Hendler y Germán De Silva, un film amable que une la pasión futbolera con el encuentro de un hombre y una mujer y su hijo preadolescente. Buena narración y muy buenas actuaciones.
ANGRY BIRDS
De Clay Kayts y Fergal Reilly. Basda en los videojuegos “Angry Birds” de Rovio Entertainment. Guión de Jon Vitti, música de Heitor Pereira. Duración: 95 minutos.
BUENA. UN TANTO INCOHERENTE…
Como en los videojuegos, “Red” es el protagonista seguido por dos compinches. Enfrentan el desembarco de los cerdos verdes mientras deben hacer recuperación psicológica por sus malos caracteres. Es decir, se ajusta a la propuesta del juego tan conocido para los chicos.
La historia en sí es discontinua y hasta incoherente. “Red” participa de las reuniones psicológicas hasta de la búsqueda del gran Aguila, que posee toda la sabiduría, para poder salvar al pueblo de aves que no vuelan de estos chanchitos que no son nada buenos: quieren comerse los huevos de los futuros alados hijitos. La historia se ameniza con un buen baile folk de los cerdos hasta una sensual danza del Aguila, luego de que descargue su vejiga en una extensísima secuencia sin ton ni son. En todo caso, escatológica.
En medio de estas danzas, las aves pasan de una situación a otra sin mucha conexión. No se ve la aldea al comienzo, salvo alguna que otra casa en los árboles, y la pequeña casita de “Red” a orillas de la playa. Estos datos hacen a la elaboración del guión Y la ausencia del pueblo, a la discontinuidad de la narración en pantalla. ¿Cuándo se fundó esa hermosa aldea?
Destacamos el comienzo al mejor estilo Robert Wise con una estupenda banda sonora de Heitor Pereira a través de un vuelo zenital hasta llegar al alocado “Red” que deberá demostrar si es tan malhumorado o no. También las canciones de los cerdos son excelentes como la sensual danza del Aguila cuyos conocimientos no sirven para nada. La narración en sí tiene efectos inusuales para destacar: desde el aceleramiento de los hechos hasta la búsqueda de ángulos diferentes, propios de ficciones no animadas.
 En algunos momentos, el lenguaje deja de ser para chicos porque se deslizan frases poco felices. Y si bien entretiene, en “Angry birds” la falta de coherencia en el guión genera interrogantes en el espectador que no tienen respuesta.
Elsa Bragato
TIEMPO MUERTO
Guión y dirección de Víctor Postiglione. Con Guillermo Pfenning, María Nela Sinisterra, Luis Luque, María Eugenia Arboleda, Claudio Cataño, Consuelo Luzardo, Tao Sierra, entre otros. Duración: 103 minutos. Coproducción de Argentina y Colombia.
BUENA. PACTOS POSTMORTEM
La idea que plantea Víctor Postiglione es diferente e interesante: cómo reencontrarse con un ser querido que ha fallecido en un plano virtual. La narración lograda en “Tiempo muerto” en sí es buena y coherente. Las actuaciones de Guillermo Pfenning y Luis Luque son verosímibles, creíbles, en una historia que pudo caer en el absurdo. Y la elección de María Nela Sinisterra, colombiana escultural, fue justa.
Guillermo Pfenning es “Franco”, un argentino afincado en alguna ciudad colombiana, que está en pareja con la bella morena “Julia”, quien llora la muerte de su padre ocurrida en Buenos Aires. “Luis Ayala”, periodista argentino radicado desde décadas en el país hermano, está encarnado por Luis Luque, componiendo un personaje amigable pero esencialmente siniestro. “Franco” pierde a “Julia” en un accidente. Su vida se transforma en un calvario, descubre que su mujer había alquilado un “tiempo muerto” y quiere hacer lo mismo para reencontrarse con ella. Busca a la persona indicada, paga miles de dólares, y llega ese momento que solo se logra a través de un recuerdo feliz con la persona fallecida. Algo pasa, algo descubre. Y, como suele decirse, andar con cosas del diablo siempre trae consecuencias.
El tema es, como dijimos, diferente e interesante: pocas veces el cine nacional encara el thriller paranormal. El film, de clásica narración, atrapa aún con escenas poco logradas como la aparición del “fantasma “Julia””. Se pueden pasar por el alto porque la ambientación general y las actuaciones son convincentes. Mientras Guillermo Pfenning carga con el peso protagónico, su contracara es Luis Luque en un rol muy inquietante que el avezado actor sabe manejar con precisión (recordemos “El garante” -1997-). El guión deja abierto varios subtemas: desde la existencia de paranormales, psíquicos y brujos con nula preparación intelectual que cobran bien caro sus supuestos dones hasta la posibilidad del campo virtual donde nuestros seres queridos podrían estar esperándonos, pasando por el temor a enfrentar una situación psiquíca límite que pueda torcer el camino que vamos transitando en esta tierra.
Elsa Bragato
CAÍDA DEL CIELO
De Néstor Sánchez Sotelo. Con Muriel Santa Ana, Peto Menahem, Héctor E. Díaz, Sebastián Wainraich, Karina K, entre otros. Diseño de sonido y música: Pablo Sala. Duración: 80 minutos.
BUENA. DOS A QUERERSE
Néstor Sánchez Sotelo es un reconocido director de films con muy buena aceptación tales como “Los nadies”. En ésta, su tercera realización, apunta a la comedia romántica con dos avezados actores muy reconocidos: Muriel Santa Ana y Peto Menahem. El “quid” es similar al de “Un cuento chino”: alguien “cae” del cielo. En este caso, es “Julia” (Santa Ana) que aparece en el patio de su vecino “Alejandro” (Menahem), azorado ante tamaña sorpresa, sonidista y baterista que trabaja para un director teatral maltratador. El caso es que “Julia” es enyesada y será su vecino quien la ayude en los primeros tiempos por lo que, a raíz de esta forzada convivencia, terminarán enamorándose.
La disparatada coincidencia es convocante, coincidencia o accidente involuntario (caerse de un primer piso), enfrentando a dos personalidades de mediana edad muy diferentes: un soltero estructurado y una despistada adorable. La química de los personajes es perfecta, siendo la base del buen resultado de esta comedia simpática y pasatista.
Juega un rol importante el diseño de sonido de Pablo Sala, compositor también de la música incidental que cuenta con solos de batería a cargo del excelente “Pipi” Piazzolla.
 Es una historia chiquita, un amor doméstico entre cuarentones, que saltan al amor verdadero. Bien actuada, bien contada.
Carlos Pierre
45 AÑOS
De Andrew Haigh. Con Charlotte Rampling, Tom Courtenay, Geraldine Kames, entre otros. Supervisión musical de Connie Farr. Duración: 93 minutos.
MUY BUENA. CRISIS EN LA VEJEZ
El análisis del amor a través de los años es un tema apasionante que Andrew Haigh toma por segunda vez, en este caso en la última etapa de la vida (la anterior fue “Weekend”, el amor juvenil). “Kate Mercer” (Rampling) y su marido “Geoff Mercer” (Tom Courtenay) están a pocos días de cumplir 45 años de casados. Viven en una tranquila aldea británica (está filmada en Norfolk) y son muy queridos en el barrio. Una carta para “Geoff” trastoca la convivencia: el cuerpo de su novia de juventud apareció intacto, luego de décadas, entre las nieves de los Alpes, donde falleció por un accidente.
Para “Kate” el mundo se desmorona. Ya no hay tiempo para rehacer la vida, solo preguntarse si durante todos estos años “Geoff” la engañó soñando con el amor perdido y no la quiso con sinceridad o si el pasado jamás afectó el amor que sintieron ambos. Al final de la vida, queden muchos o pocos años por delante, la presunción de una infidelidad espiritual puede ser fatal para quien la sufra. Estos temas, aún sin un desarrollo profundo sino latente, encara Andrew Haigh valiéndose de la notable actuación de Charlotte Rampling, dueña de una elegante gestualidad y de una actuación basada en un profundo conocimiento de los rasgos de su personaje. Hay aquí sumisión por dolor, una inquietud espiritual profunda, un quiebre en sus sueños ya añosos, que la actriz transmite con gestos mínimos y miradas de cautivante tristeza. Tom Courtenay también logra un “Geoff” estupendo, natural, enigmático. El asombro de un pasado doloroso se cuela repentinamente en su vida quebrándole la calma y que tiene, a sabiendas de que su esposa Kate está sorprendida y angustiada. ¿A quién quiso más ese señor con quien se casó? El planteo del amor en la vejez es temerario pero Andrew Haigh sale airoso porque maneja con gran habilidad la sutileza, no hiere, solo ilumina una crisis de pareja, deja que sus actores gocen y sufran sin aguijonear los sentimientos tan al límite que están viviendo.
Es un film para adultos por el tema, que queda abierto como el corazón de “Kate Mercer” y el asombro sin fin de “Geoff”.
Elsa Bragato
OCHO APELLIDOS CATALANES
De Emilio Martínez Lázaro. Con Clara Lago, Dani Rovira, Carmen Machi, Karra Elejalde, entre otros. Música de Roque Baños. Duración: 99 minutos.
REGULAR. FALTÓ INSPIRACIÓN
Si se busca distensión y reir, éste no es el film. Secuela de “Ocho apellidos vascos” bajo la misma dirección de Emilio Martínez Lázaro, parece que los buenos gags quedaron fuera de este guión. Se cumple el adagio “segundas partes nunca fueron buenas” porque, tras hora y media larga, no hay de qué reírse con ganas. Si se siente la exigencia de poder entender, tan siquiera, hay que reconocer que más de la mitad de los diálogos entre vascos, sevillanos y catalanes, son incomprensibles. Un gran problema que tienen los artistas españoles, incluso varios que trabajan en nuestro país, a los que debería agregárseles subtítulos.
En el caso de esta película, el guión habla de la pareja que conforman Clara Lago y Dani Rovira y del viaje desde la región vasca hasta las regiones del sur español, donde se inician otra serie de entuertos. Descolla el simpático y eficaz Karra Elejaluz. A la trama amorosa, se le añade el rol de Rosa María Sardá quien también se roba buena parte del film con su posición política: está convencida de que Cataluña logró la independencia del estado español. Fiestas, bailes, música, el infaltable jamón y la manzanilla, forman parte de esta historia que no conforma.
El guión facilista, las actuaciones flojas (con las excepciones hechas), desganadas en muchos casos, tienen como contrapartida una fotografía, por momentos, brillante con paisajes de Cataluña e interiores muy bien iluminados, generándose buenos climas aunque sin el resultado esperado.
En bien del humor, hay que esperar que no haya más secuelas de apellidos de ningún origen.
Carlos Pierre