PANTALLAZOS (CRÍTICAS DE BRAGATO Y PIERRE)

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jueves, 10 de febrero de 2011

EL DISCURSO DEL REY, TEMPLE DE ACERO, EL RITO, ESTRENOS JUEVES 10 FEBRERO 2011


JUEVES 10 DE FEBRERO DEL 2011.
Hay cinco estrenos en fílmico. No comentaremos los dibujos animados “Las aventuras de Sally en busca del pasaje secreto” ni el documental de Julián D’Angiolillo titulado “Hacerme feriante”.
EL DISCURSO DEL REY
De Tom Hooper. Con Colin Firth, Geoffrey Rush, Helena Bonham Cartes, Guy Pearse, entre otros.  Música de Alexandre Desplat. Duración: 118 minutos.
12 NOMINACIONES A LOS PREMIOS OSCAR 2011
MUY BUENA. PARSIMONIOSA Y TEATRAL, CON UN EXCELENTE COLIN FIRTH
Esta realización de Tom Hooper, tan británico como el primer actor Colin Firth, ofrece, además de la consolidación de Hoope como director,, un tema interesante desarrollado dentro de los cánones de una acendrada tradición inglesa. Hooper había abordado hace un tiempo otro tema histórico, con gran repercusión, en la multipremiada “Elizabeth I”, que protagonizaran Hellen Mirren y Jeremy Irons.
En este caso, el film desarrolla la superación de la tartamudez del rey Jorge VI, quien no tenía ganas de llegar al trono. De allí el título. Agregamos que muestra un costado humano de un hombre que debe asumir la corona de su país.
En la superación de esta dificultad es ayudado por un terapeuta poco ortodoxo, un frustrado actor canadiense, a cargo del siempre notable Geoffrey Rush. Este monarca llega a serlo en un momento crucial de la historia mundial, la Segunda Guerra Mundial.
Hay tres elementos argumentales que van atrapando al espectador: el acontecimiento bélico en sí, la tartamudez del rey y el contrapunto que entabla con su singular terapeuta.
Y se establece un duelo actoral excelente entre Colin Firth, como el problematizado rey, y el actor australiano Geoffrey Rush, relación que centraliza los tres elementos argumentales que señalamos. Hay una aparición fugaz de Timothy Spall como W. Churchill y es convincente Helena Bonham Carter como la Reina Isabel.
Podemos establecer también dos momentos en el film: uno, el primero, con cierto tono teatral, y el segundo, con una mayor amplitud visual y escénica, mayor narración cinematográfica en sí, cuando el futuro monarca es coronado como Jorge VI. Tom Hooper incluye también breves pasajes documentales que muestran a Hitler y su aparato bélico, secuencias que suman interés al nudo de la trama.
La música de Alexandre Desplat vuelve a asombrar, adecuándose a los íntimos sucesos que padece el monarca, a la superación de su discapacidad. Curiosamente, se incluyó fragmentos de música alemana como la Séptima Sinfonía de Beethoven, el Réquiem de Brahms, Las Bodas de Fígaro de Mozart y otros fragmentos de Bach, para acentuar los momentos dramáticos o más ceremoniales de la historia.
Estamos ante un film sólido en todos sus aspectos, parsimonioso y teatral por momentos, que no se olvida de Shakespeare cuando el terapeuta juega con su hijo y representan escenas del genial bardo, por ejemplo. British style por donde se lo mire, resulta un producto atractivo por la problemática presentada y la interrelación con el monarca y su problema de habla. Para ver.
Carlos Pierre
TEMPLE DE ACERO
De Joel y Ethan Coen, basada en la novela de Charles Portis (1968). Con Jeff Bridges, Matt Damon, Josh Brolin, Hailee Steinfeld, entre otros. Música de Carter Burwell. Duración: 110 minutos.
10 NOMINACIONES A LOS PREMIOS OSCAR
MUY BUENA. RECUPERACIÓN DEL WESTERN CON UNA EMOTIVA HISTORIA
En 1969 John Wayne, un “cowboy” hecho y derecho, ganó su único Oscar por el film Temple de Acero, diferente a los papeles que había realizado hasta ese momento en el rubro. Muchos críticos norteamericanos consideraron entonces y hoy que Wayne ganó por él mismo y su trayectoria más que por su composición del rudo Rooster Cogburn, ahora encarnado por un notable Jeff Bridges.
Los hermanos Coen, que apelan a versículos bíblicos en la presentación de esta “remake”, le han otorgado a la historia una emotividad que va atrapando de a poco al espectador hasta no soltarlo hasta el final.
Es extraña la sensación: primero, uno se enfrenta al mundo de los cowboys y a una niña de 14 años, en la excelente interpretación de Hailee Steinfeld. Y se piensa que se está frente a un western más, sin tener en cuenta la versión original. Luego, la emotividad del personaje de Bridges y el convencimiento de la joven protagonista de encontrar al asesino de su padre van ganando el corazón. No sin razón y sin manejo cinematográficio: el clima que generan los Coen es subyugante. Y la pequeña historia se transforma en algo grande, que vale la pena seguir.
Hay una composición especial de Jeff Bridges, afeado y grotesco, de su personaje, al que dota de cinismo pero de una inconmensurable ternura y humanidad. Matt Damond acompaña con eficiencia siempre mientras que Steinfeld es una auténtica revelación (como la joven actriz de Lazos de Sangre).
Las balaceras, las escenas fuertes, son el “toque Coen” de que, si quieren, transforman el mítico western en algo más que sangriento. Pero se detienen a tiempo y le permiten jugar a los sentimientos. La secuencia de Bridges con la joven en sus brazos galopando con el corcel negro es apoteótica y arranca el corazón.
Es un film atrapante, emotivo, que supera con creces cualquier idea sobre un clásico de los western. Se vive en el mundo de los cowboys pero se nos regala sentimientos a granel.
Elsa Bragato

EL RITO
De Michael HAfstrom. Con Anthony Hopkins, María Cucinotta, Colin O’Donoghue, Ciaran Hinds, Rutger Hauer, Alice Braga, entre otros. Música de Alex Heffes. Duración: 113 minutos.

BUENA. NUEVA MIRADA SOBRE LOS EXORCISMOS
Dentro del género thriller sobrenatural, enrolamos a El Rito, basado en la novela El Rito y cómo hacer un moderno exorcismo, del italiano Matt Baglio, publicado en el 2009. El director Hafstrom adaptó este cuento que transcurre entre Roma y los Estados Unidos, donde un joven seminarista, a cargo del debutante Colin O’ Donoghue, enfrenta sus dudas para aceptar los votos definitivos como sacerdote. Es enviado a Roma, donde la cámara de Hafstrom se explaya en los interiores poco conocidos de El Vaticano, y debe encontrar a un sacerdote especial, jesuita, encarnado por el siempre vehemente Anthony Hopkins, experto en exorcismo.
El film tiene una primera parte atrapante, que se centra en el joven seminarista y su llegada a Roma, así como su primer encuentro traumático con el jesuita exorcista. Hay que destacar que Hopkins pudo echar mano de su Hannibal Lecter consagratorio pero no recurrió a aquellos tics que, sumados a una actuación descomunal, le valieran el Oscar. La segunda parte se diluye un poco: nos referimos a la etapa en que el seminarista regresa a su país, regresa a Roma y debe enfrentar al Demonio en el cuerpo y alma del jesuita.
Aparece una intrigante periodista pero, en verdad, ningún otro personaje fuera d e los dos centrales aportan elementos sustanciales. Es muy loable la perfomance del joven Donoghue junto al gran Hopkins. Cucinotta está demasiado delgada y es un muy secundario personaje. Y es justo decir también que Colin O’Donoghue, en su primer protagónico en cine, está estático y sin emoción en un papel donde debió transmitir desde incredulidad hasta terror. Raro, cuanto menos.
Decimos que se diluye la fuerza de la historia porque pierde fuerza al resultar reiterativos los exorcismos de los que no se ve mucho “entramado” (no aclaramos por obvias razones). Se pierde fuerza en la indecisión del joven seminarista, se pierde fuerza en el exorcismo al jesuita de Hopkins, aunque es una muy buena secuencia actoral. Hay caídas del argumento, no por elipsis sino por debilitamiento del desarrollo narrativo. No obstante, si desea verla, no saldrá defraudado: verá exorcismos no impactantes pero de práctica habitual, algo poco frecuente de conocer. Y en esta cotidianeidad de los exorcismos reside el principal atractivo del film.
Elsa Bragato