PANTALLAZOS (CRÍTICAS DE BRAGATO Y PIERRE)

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jueves, 4 de febrero de 2016

"CAROL", "CREED", "ANOMALISA", ENTRE LOS ESTRENOS DEL JUEVES 4 FEBRERO



JUEVES 4 DE FEBRERO DEL 2016.-
Diez estrenos de cine se anuncian para este jueves, aprovechando el largo fin de semana como atracción para el público: hay para elegir. Desde el terror convencional de “El niño”, de William Brent Bell, pasando por la animación de aventuras “Un gallo con muchos huevos”, producción mexicana de Gabriel Riva Palacio para los más chicos, hasta los documentales “Arribeños”, de Marcos Rodríguez, sobre el Barrio Chino porteño y “El hombre nuevo”, de Aldo Garay, sobre Stephanie, el travesti de Nicaragua que fue adoptado por una familia uruguaya y pudo volver a su país. Y las “oscarisadas” de las que ya damos cuenta.
CAROL
De Todd Haynes. Con Cate Blanchett, Rooney Mara, Kyle Chandler, Jake Lacy, Sarah Paulson, Sadie Heim, entre otros. Música de Carter Burwell. Duración: 118 minutos.
EXCELENTE. EL AMOR MÁS ALLÁ DE TODO
“Carol”, basada en la novela “The Price of salt” (El precio de la sal) de Patricia Highsmith, nos narra el inmediato flechazo entre dos mujeres, a quienes separan 20 años. Hay una atracción incontrolable. Tom Haynes toma en sus manos este guión, ícono como es del mundo gay, y construye un relato cinematográfico de intenso clima, de encuadres perfectos, de soberbia elegancia. Una de sus musas encara a Carol: la magnética Cate Blanchett y la querible Rooney Mara, con una frescura en su rostro y gestos que hipnotiza encarna a “un ángel caído del cielo”. Recordemos su “I’m not there”, de Todd Haynes, sobre Bob Dylan, donde Blanchett lució trajes masculinos, en un definido y clásico blanco y negro.
La sutileza narrativa de Todd Haynes, la depuración fotográfica, la ausencia de golpes bajos sin ostentación de la vida íntima de las dos mujeres (escenas medidas, insinuantes, breves), construyen un film de excelencia donde se narra la atracción fatal entre “Carol”, casada y con una hija, mujer de clase alta, distinguida, y la empleada del sector Juguetería de un shopping de Manhattan, “Therese Belivet” (Rooney Mara), días previos a la navidad de 1952.
 “Carol” no se lleva bien con su esposo, quiere separarse, hay algo en su personalidad que define como “no puedo desprenderme de mi naturaleza” que no le permite ser la madre que querría. Para el marido de “Carol”, “Harge Aird” (Kyle Chandler) no es novedad que su mujer sea bisexual y quiere que la pequeña hija viva con él. Un detective privado lo ayuda para corroborar que su mujer tiene otra pareja femenina.
La nochebuena le permite a “Carol” buscar a “Therese” e iniciar una breve road movie para estar a solars con su joven novia. La amiga de “Carol” vislumbra que hay otra mujer y acepta la decisión incontrolable de “Carol” por amar a “Therese”.
En estas idas y venidas matrimoniales de “Carol”, su pequeña hija y su enfurecido marido, el personaje de éste queda muy deslucido y tal vez sea la única crítica que se le puede hacer al film. Falta una mayor definición de ese rol. Y pone sobre el tapete un serio cuestionamiento ético: la mujer y su relación con la maternidad.
La música incidental de Carter Burwell, la inserción de las famosas melodías populares de los 50, recrean una década especial, post-guerra, donde nada podía dejarse ver. La rigidez de aquella sociedad fue violentada muchas veces por estos amores repentinos, cargados de una sublimidad que solo un realizador de notable sensibilidad como Todd Haynes pudo retratar.
Carlos Pierre
BUS  657: EL ESCAPE DEL SIGLO (HEIST)
De Scott Mann. Con Robert De Niro, Jeffrey Dean Morgan, Dave Bautista, Gina Carano, entre otros. Música de James Edward Barker, Tim Despie. Duración: 93 minutos.
BUENA. LO MISMO PERO CON DE NIRO
“Heist” es un vocablo que significa “atraco a mano armada” y es un género policial que sintetiza tiros, persecuciones, con estrepitosos efectos especiales. Esta película es eso, nada más. Con el agregado de un gran elenco encabezado por el multifacético Robert De Niro, cuyo trabajo es de “taquito” y  eficiente.
De Niro encarna a “Pope”, el “PAPA”, de un casino, que se niega a ayudar a uno de sus “crupiers”, “Vaughn” (Jeffrey Dean Morgan), cuando le pide dinero para atender la enfermedad de su hija. Esto desata una gran furia en el hombre quien se asocia con “Cox” (Dave Bautista) para planificar un superatraco a las arcas del casino. Nada sale bien y los dos ladrones se escapan en un autobús, el 657, tomando de rehenes a los pasajeros.
Hay suspenso, muchos automóviles destrozados, espectaculares corridas por las autopistas, que asegura entretenimiento. Pero los diálogos son muy poco ingeniosos, absolutamente triviales, las escenas determinantes están resueltas con un facilismo inverosímil, que van minando la idea inicial de una superpelícula policial. Ni siquiera es “el gran escape” que pretensiosamente se indica en el título en castellano. Es un atraco, nada más, con Robert De Niro haciendo de las suyas frente a las cámaras que tan bien conoce.
Carlos Pierre
CREED: CORAZÓN DE CAMPEÓN
De Ryan Coogler. Con Sylvester Stallone, Michael B. Jordan, Tessa Thompson, Tony Bellew, Graham Mc Tavish. Música de Ludwig Göransson. Duración: 133 minutos.
MUY BUENA. INTENSO REGRESO DE “ROCKY BALBOA”
Por séptima vez vemos a “Rocky Balboa” en pantalla encarnado por su creador, Sylvester Stallone, en una película con mucha nostalgia y muy actual también. Ese querible personaje, que tanto dinero le generó a la industria de Hollywood, se transforma en el entrenador de “Adonis Johnson” (Michael B. Jordan), hijo de un famoso boxeador que cayera bajo los puños de Rocky.
Filmada en Filadelfia y en Londres, la película nos muestra a Rocky a cargo de su restorán al que llega este joven impetuoso que tiene buena “trompada” y que solo aspira a que Balboa lo entrene.
El film nos lleva a los cuadriláteros de entrenamiento, con los diálogos entre Rocky y su joven pupilo muy cálidos, lográndose un clima nostalgioso y afectivo a la vez. En el reparto se incluyen boxeadores profesionales, sparrings del joven “Adonis” y en plena batalla del ring; se viven escenas de tremendo realismo, sangrientas también, como sucede en cualquier cuadrilátero del mundo. “Algo” va a determinar el alejamiento de “Rocky Balboa” con el tiempo, el único golpe bajo de la película, perdonable porque el resto es muy atractivo.
Sylvester Stallone realiza una de sus mejores actuaciones, sin afectaciones, sintiendo profundamente el personaje que él mismo creó, al que dota de un gran sentimiento: el pasado que vuelve y el presente que lo ayuda a recuperar afectos. Stallone acusa su edad real (70 años) ayudando al joven hasta donde puede, mostrando el cansancio real por el entrenamiento y poniéndose límites.
Es una película muy disfrutable. Para quienes nunca vieron a ‘Rocky Balboa’ en acción, es un buen acercamiento al ícono del box en el cine. Y para quienes lo conocimos, nos deja una sonrisa de satisfacción porque es una buena película con muy buenas actuaciones, intensa, a puro puño.
Elsa Bragato
ORGULLO, PREJUICIO Y ZOMBIES
De Burr Steers. Con Sam Riley, Bella Heathcote, Jack Huston, Douglas Booth, Matt Smith, Charles Dance, entre otros. Música de Fernando Velázquez. Duración: 108 minutos.
REGULAR.  NOBLEZA DESCASTADA
Seth Grahame-Smith es un exitoso escritor norteamericano, productor de televisión, que escribió un “spin off” del clásico de Jane Austen, “Orgullo y prejuicio”, llevada al cine en el 2005. Burr Steers toma el libro de GRahame-Smith y genera la película que analizamos. Tiene pocos films como antecedentes, si bien es un muy conocido productor de televisión y guionista de TV y cine. Recordamos la película del 2003 “Hoy to lose a guy in 10 days”, insípidamente romántica.
En el caso de “Orgullo…”, toma los personajes de Austen, a su vez “relanzados” por el escritor Grahame-Smith, las cinco chicas casaderas, que viven en la comarca de Meryton, cercana a Londres, ciudad invadida por los zombies. Las chicas han sido bien instruidas en artes marciales por su padre, así que van por la vida con cuchillos en las ligas y dispuestas a todo. Habrá flechazos amorosos, rechazos, idas y venidas, y secuencias que intentan provocar risa pero nos sacan apenas sonrisas. Y, en el medio, las masacres de los zombies.
Es decir, el packaging es perfecto: vistoso, bien de época, con situaciones que se extienden sin remate y con la matanza de los zombies que aprenden a camuflarse. Tienen una particularidad: absorben, chupan, los cerebros. Y solo quien ve marcas en los cuerpos puede darse cuenta de que ese pariente o amigo es un monstruo dispuesto a matar.
Se mezclan el thriller, el film de época, las batallas, un poco de todo que resulta atractivo. Sam Riley, que encarna a “Darcy” (uno de los roles más importantes), hace gala de una gran falta de espontaneidad que, si bien su personaje no lo requiere, la actuación, sí. Duritos todos, escasa flexibilidad actoral, la película se reduce a los efectos especiales y a la reconstrucción de época. Entretiene pero, como producto cinematográfico, es pobretón.
Elsa Bragato
UNA FAMILIA ESPACIAL
De Enrique Gato. Animación y aventura. Origen: España. Música de Diego Navarro. Duración: 94 minutos.
BUENA. LA LUNA, CONFLICTO GENERACIONAL
El alunizaje en 1969 de los astronautas norteamericanos sigue produciendo conjeturas: ¿fue real? ¿O se filmó en estudios? Enrique Gato, realizador español, llega al cine con su segunda película animada en la que hay una evolución técnica aplaudida por sus compatriotas. En nuestro caso, la historia de tres amiguitos, que incluye a una simpática mascota (lagartija) Igor, y a un gordito pelirrojo, buenos surfeadores, nos resultó simpática pero con varios altibajos narrativos.
Desde las playas de algún lugar, con los chicos surfeando (solo tendrá unión con el desenlace de la película), saltamos a la visita al centro de veteranos de astronautas donde “Mike Goldwing”, el niño protagonista, no puede ver a su abuelo por un severo enfrentamiento familiar surgido por el viaje a la Luna de 1969. Un buen día llega el pedido de la NASA para reclutar a todos los veteranos en la materia y el papá de “Mike” también irá porque ha sido astronauta como su padre. Hay que evitar que el malvado “Carlson” llegue a nuestro satélite natural y se apropie de la bandera que los astronautas norteamericanos plantaron aquel 20 de julio de 1969.
A “Mike” lo ayudan sus amigos “Marty” y “Amy”, además de la mascota Igor. Y, con increíbles elementos de los 60, podrán superar fallas técnicas increíbles estando ya en la Luna. De a poco se van mostrando los por qué de tantos desencuentros familiares, si la historia de padre e hijo se repite, si pueden llegar a la Luna, si el nieto es el hacedor del reencuentro.
Lo cierto es que asistimos a altibajos, momentos tristes por el alejamiento del abuelo, pura ebullición otros con Carlson y sus seguidores, trajes de astronautas para chicos en los módulos lunares que solo se explican porque es ficción, es animación, y todo puede ser. El“surf” inicial, que desaparece a poco de iniciarse el film, carece de verosimilitud en la luna porque hay escasa gravedad y sin un motorcito… En fin, hay “licencias” de guión, aceptables en una ficción absoluta. A los chicos les pueden generar desconciertos.
Es claro el concepto de “la familia debe estar unida”, dicho y desarrollado en todas sus expresiones, desde la relación abuelo-padre-hijo hasta la amistad entre los niños, la buena relación de papá y mamá, y el rechazo y la lucha contra los malos. Agradable, con las salvedades hechas.
Elsa Bragato
ANOMALISA
De Charlie Kaufman y Duke Johnson. Basada en la obra de teatro radial de Charlie Kaufman de igual título. Voces de David Thewlis, Jennifer Jason Leigh y Tom Noonan. Música de Carter Burwell. Duración: 90 minutos.
BUENA. EXISTENCIALISMO SIGLO XXI
Charlie Kaufman es uno de los afamados guionistas de televisión y cine de los Estados Unidos. A su pluma se deben guiones como el de “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” o “El ladrón de orquídeas”, por las cuales fue premiado . Con “Anomalisa” ingresa al mundo del stop motion o también animación “manual” dado que no se utiliza computación ni tampoco dibujos. La propuesta de Kaufman, junto con Johnson, es un drama existencial sobre la mediocridad que nos rodea y la ausencia de “pathos” para vivir, el acomodarse a la rutina que se impone, a una sociedad de estándares y no de elecciones.
Es imposible sentir empatía inmediata con “Michael Stone”, este escritor de libros de autoayuda que viaja a Cincinnati para dar una conferencia, sumido en sus propios pensamientos, sin que nada del entorno le interese, ni siquiera su propia familia (mujer e hijo). En un hotel de la ciudad, encuentra una voz diferente, la de Lisa, una mujer simple y tímida con quien tiene una relación sexual del momento pero que despierta en Michael las ganas de recomenzar su vida desde cero. Hubo una “luz” que sacudió su alma, su espíritu, apagado por las convenciones.
Hay una serie de elementos que utiliza Charlie Kaufman para dar señales bien claras de la monotonía social en la que se vive: desde las máscaras de los personajes que, en verdad, son sus propios rostros aunque a veces se las caigan, hasta las voces que se utilizan: son una única voz masculina, la del actor Tom Noonan, mientras que David Thewlis compone a “Michael” y Jennifer Jason Leigh es “Lisa”, la única voz femenina, diferente, que logra atraer la atención del hombre medio, aburrido y sin pasión que encarna el protagonista.
“Lisa” es tímida e inculta, pero tiene algo que atrapa a “Michael”. Se considera “anómala” y “Michael” la llamará entonces “Anomalisa”. Esa “anormalidad” es la “normalidad” de lo diferente, esa luz que se busca para salir de lo cotidiano y que solo está en el interior de cada uno de nosotros.
Ver sexo entre dos muñecos, retacones con cabezas demasiado grandes, resulta, en algún punto, ridículo. Sin embargo, tiene el significado de lo común, de lo rutinario, que puede ser espléndido si así lo deseamos. En esta búsqueda de la repulsión por la rutina y la explosión espiritual ante el mínimo resquicio de ilusión, transita esta narración animada, un drama existencial que hay que recomendar. El hechizo de “Anomalisa” está en sus diálogos y en la perturbación espiritual que produce, no así en su forma, un tanto torpe.
Elsa Bragato